viernes, 26 de abril de 2024

TENEMOS UNA MISIÓN: Ideal de tarea

Hay que distinguir entre un ideal de personalidad y un ideal de tarea:

Ideal de personalidad

 A Dios le agradaría que mi corazón fuese más rico, que mi entendimiento fuese más claro. Allí está en primer plano mi personalidad. ¡Autosantificación!

Ideal de tarea

Allí está en primer plano mi tarea, la que Dios me ha dado. Dios me ha plasmado de este modo para una tarea que debo realizar y cumplir. Por IP (ideal personal) hemos de comprender ambas cosas. Esto es de gran importancia por la:

Interacción entre ambas

Reflexionen un poco sobre la interacción entre personalidad y tarea. Yo me educo para una tarea. Pero también soy educado a través de una tarea. En la mayoría de los casos, los adultos nos formamos más a través de tareas que de un trabajo directo sobre nuestra naturaleza. (…)

Por eso hemos de procurar tener grandes ideas, grandes tareas, grandes metas. Eso ayuda no solamente al ideal personal, sino que regula también de forma orgánica a la persona entera. Es un maestro en la educación aquel que sepa cuál de los dos ideales es el que hay que poner en primer plano. Unas veces hay que hacerlo con la tarea; después, nuevamente más con la personalidad del educando.

J. Kentenich, 1935-1936, en Der erlöste Mensch. Priesterexerzitien, 89


Ideal personal como ideal de tarea

¿Qué contenido tiene que tener mi ideal personal? (…)

Un cobijamiento personal

Tengo que estar cobijado personalmente en la persona de Dios. Fácilmente perdemos esto de vista. (…)


Cobijamiento en el plano de las ideas

De alguna manera, tiene que resonar un cobijamiento en el plano de las ideas. Tengo que estar cobijado en las cosas de Dios también en cuanto a los contenidos, sentirme en casa en el mundo vivo de las verdades y los valores de Dios.

Estando yo mismo en casa en el corazón de Dios puedo procurar que otras personas encuentren un hogar personal semejante. Estando yo mismo en casa en el mundo de los valores de Dios puedo procurar que otras personas tengan en el plano de las ideas un cobijamiento, un amor y un hogar semejantes. Allí mi ideal personal actúa e impulsa como tarea, ha pasado de ideal de personalidad a ideal de tarea. Así, mi ideal personal tiene que contener de alguna manera el amor a Dios, pero no es imprescindible que Dios esté en la formulación. Habido santos que tuvieron una vivencia tan profunda de las almas de l purgatorio o del ángel custodio que encontraron allí el trampolín para saltar hacia el mundo sobrenatural. En las palabras que ellos escogieron resonaba todo el mundo sobrenatural. Así, Dios no tiene por qué estar presente como expresión verbal en el ideal personal, pero sí resonar y escucharse vivencialmente.

J. Kentenich, 1936-1937, en

Der heroische Mensch. Priesterexerzitien, 53

 



viernes, 12 de abril de 2024

ESCUCHAR LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Tengo que advertirles de que hoy en día muchísimas personas están psíquicamente y, por eso, también físicamente enfermas. ¿Saben por qué? Porque tienen muchas impresiones no digeridas y porque no pueden con su sentimiento de culpa. (…) Si de alguna manera no hemos seguido nuestra conciencia, entonces salta en nosotros una voz que nos reprocha, Es la voz de la conciencia. (….)

La mayoría de las personas reprimen esa voz. Y ¿cuál es la consecuencia? Si me permiten utilizar una imagen: es casi como si sobre el fondo de mi alma se depositara una capa peculiar. (….) Una capa aislante. Es algo que se pega a mi alma y que no puedo superar. Si no la arranco, Dios no puede llegar hasta mi alma. Y todo lo demás que hago durante el día se pega como capa aislante, pero no entra en el alma. Es decir: reprimo mi sentimiento de culpa y mi consciencia de culpa. Y la consecuencia es que Dios no llega hasta la sustancia de mi alma. (….)

 Comprenderán, pues, qué importante es el cultivo cuidadoso del sentimiento de culpa en nosotros. Hasta el fin de nuestra vida tenemos que luchar. No deben pensar que, estando en nuestro cuerpo mortal, podamos evitar toda falta y todo pecado: eso no es posible. Hasta el fin de la vida tenemos que luchar con la naturaleza. Y, mal que nos pese, hasta el fin de nuestra vida tenemos que contar con que, totalmente de improviso, nos vemos sorprendidos por algún ataque – sea desde fuera o desde dentro -, aun cuando nos hayamos hecho mayores y todas las pasiones comiencen ya a callar un poco.

¿Qué ha dicho el apóstol Pablo? “A los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rom 8,28), incluso ese pecado. ¿Qué tengo que hacer, pues, para que me sirva para el bien?

 

No extrañarme

De todas las tentaciones y dificultades. […] Si me extraño, ¿qué significa? Eso demuestra que no conozco mi naturaleza. A lo sumo me extraño de que eso no sea aún peor. […]

No desconcertarme

[sino considerar evidente que los seres humanos somos capaces de todo.]

No desanimarme

[eso obstaculiza un nuevo comienzo].

No rendirme

[no afincarme en las debilidades].


A los que aman a Dios todo les sirve para el bien: también las pasiones excitadas. ¿Dónde reside aquí el bien? En estar desprendido de mí mismo y totalmente entregado a Dios. Entonces estaré por encima de todas las copas de los árboles. (….) Entonces seguiré siendo interiormente un hombre libre. Se me podrá arrebatar el honor, se me podrá privar de mi patrimonio – (que mi verdadero patrimonio es) ¡mi Dios y mi todo! – Entonces tendré una posición firme.

Ese es el mejor de los medios para preservarse de trastornos nerviosos y, cuando ya hay trastornos nerviosos, para superarlos con el tiempo.

 

J. Kentenich, 4 de junio de 1956, en Am Montagabend, t. 2, 276 ss.

  

viernes, 5 de abril de 2024

RENOVARSE PERIÓDICAMENTE

RENOVACIÓN ESPIRITUAL Y CONFESIÓN

Una «renovación espiritual» sirve para arrojar una mirada retrospectiva al mes pasado y hacer una prospectiva del mes siguiente, y constituye una reorientación de la vida y aspiraciones personales.

¿Cómo podemos procurar, como  schoenstattianos, que nuestra familia se convierta realmente en la fuente de la educación para nosotros y para nuestros hijos?

Desde luego, ahora tendrán que decir de nuevo: también necesitamos nosotros renovarnos. En otras agrupaciones de la Familia (de Schoenstatt) – en la que hay una aspiración especial – tenemos la costumbre de realizar mensualmente una suerte de renovación espiritual. ¿Qué significa eso? Que, por lo menos, una vez al mes nos reunimos en la familia y hacemos un examen de conciencia: ¿seguimos manteniendo todavía (….) lo que ahora hemos aprendido?

 

J. Kentenich, 4 de mayo de 1964, en

Am Montagabend, t. 30, 79

Repostaje mensual: la renovación espiritual

 

En la Familia de Schoenstatt existe muchas veces la costumbre de realizar cada mes una suerte de renovación espiritual, que hacemos solos: ustedes no necesitan contar con extensas pláticas. Es un día en el que se hace una retrospectiva: ¿qué he alcanzado, qué ha logrado la educación y qué tenemos que hacer en el próximo mes?

Si ustedes toman ahora en serio el living shrine (santuario vivo), yo podría imaginarme que se sentirán realmente impulsado a averiguar juntos, cada mes: ¿cómo están las cosas con esos objetivos de la educación? Es evidente que, entonces, notaremos pronto: yo no puedo educar a mis hijos a esos ideales si no aspiro yo mismo a ellos. (….) Ahora, si el papá y la mamá quieren hacer juntos una suerte de renovación espiritual, dependerá de que se digan, una y otra vez: ¿nos hemos convertido más y más, por ejemplo, en un reino de amor? Es decir, ¿es el amor el lazo que nos une a todos – el esposo y la esposa, los padres y los hijos -?

En segundo lugar, según sea: si podemos decir que hemos crecido, entonces tenemos que estar agradecidos; si tenemos que decir que todavía falta, entonces cabe preguntarse: ¿qué tenemos que hacer? La respuesta es: renovar la alianza de amor.

J. Kentenich, 13 de enero de 1964, en

Am Montagabend, t. 29, 209. 215

Si han reflexionado sobre todos […] los pensamientos, encontrarán que, en lo esencial, son tres los sentimientos que quieren mover y tocar el alma.

1.  En primer lugar, será probablemente el sentimiento de gratitud.

2.  En segundo lugar, puede ser el sentimiento de arrepentimiento. ¿Comprenden por qué arrepentimiento? Si reconocemos que habríamos podido hacer más, crecer más, crecer más profundamente.

3.  Y después, en tercer lugar, el propósito: el año [mes] próximo queremos esforzarnos aún más por realizar el plan de la Providencia divina en todas direcciones.

 

J. Kentenich, 30 de diciembre de 1963, en Am Montagabend, t. 29, 200

 

viernes, 29 de marzo de 2024

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, Señor Jesús, … que has muerto por nosotros en la cruz.


Ahora estás suspendido
entre cielo y tierra
para que surja una nueva creación de amor.
Tú, el Dios Omnipotente,
estás allí tan inefablemente pobre,
porque tu amor es tan hondo y es tan cálido.

Para conducirnos rápido y seguros hacia ti,
moribundo nos quieres regalar tu Madre:
"¡Ahí tienes a tu Madre!"
"¡Ahí tienes a tu hijo!"
Así resuenan tus palabras desde la cruz,
tu trono de Rey.

Los hombres que se aferran a sus bienes,
a sus posiciones que fácilmente desplazan
la verdadera imagen de Dios,
ellos te clavan
al madero del desamparo y la ignominia,
el que con fuerza sacude y despierta las conciencias.

Aquellos que prescinden de María,
Quien, según el plan del Padre,
siempre debe estar junto a ti,
no comprenden
la plenitud de tu Obra,
no captan la totalidad de su fuerza y de su luz.

Mirar con amor tu cruz me sirva cada vez
para no confiar más
en el dinero y en los bienes materiales,
y poder así con facilidad, entregarme totalmente
a ti y a María Madre,
con el corazón y el, pensamiento.

Por ti, Señor Jesús, con María, tu Madre y Esposa,
la que vence la Serpiente pisando su cabeza,
concédenos ser, en el Espíritu Santo,
instrumentos del Padre,
para construir aquí en la tierra
su Reino de Amor. Amén.

Del Via Crucis del ‘Hacia el Padre’, pág. 102/103 

viernes, 22 de marzo de 2024

RENOVARSE PERIÓDICAMENTE

RENOVACIÓN ESPIRITUAL Y CONFESIÓN

Una «renovación espiritual» sirve para arrojar una mirada retrospectiva al mes pasado y hacer una prospectiva del mes siguiente, y constituye una reorientación de la vida y aspiraciones personales.

¿Cómo podemos procurar, como  schoenstattianos, que nuestra familia se convierta realmente en la fuente de la educación para nosotros y para nuestros hijos?

Desde luego, ahora tendrán que decir de nuevo: también necesitamos renovarnos. En otras agrupaciones de la Familia (de Schoenstatt)  - en las que hay una aspiración especial – tenemos la costumbre de realizar mensualmente una suerte de renovación espiritual. ¿Qué significa eso? Que, por lo menos, una vez al mes nos reunimos en la familia y hacemos un examen de conciencia: ¿seguimos manteniendo todavía (….) lo que ahora hemos aprendido?

J. Kentenich, 4 de mayo de 1964, en

Am Montagabend, t. 30, 79

Repostaje mensual: la renovación espiritual

En la Familia [de Schoenstatt] existe muchas veces la costumbre de realizar cada mes una suerte de renovación espiritual, que hacemos solos: ustedes no necesitan contar con extensas pláticas. Es un día en el que se hace una retrospectiva: ¿qué ha alcanzado, qué ha logrado la educación y qué tenemos que hacer en el próximo mes?

Si ustedes toman ahora en serio el living shrine (santuario vivo), yo podría imaginarme que se sentirán realmente impulsados a averiguar juntos, cada mes: ¿cómo están las cosas con esos objetivos de la educación? Es evidente que, entonces, notaremos pronto: yo no puedo educar a mis hijos a esos ideales si no aspiro yo mismo a ellos. (….) Ahora, si el papá y la mamá quieren hacer juntos una suerte de renovación espiritual, dependerá de que se digan, una y otra vez: ¿nos hemos convertido más y más, por ejemplo, en un reino de amor? Es decir, ¿es el amor el lazo que nos une a todos – el esposo y la esposa, los padres y los hijos - ?

En segundo lugar, según sea: si podemos decir que hemos crecido, entonces tenemos que estar agradecidos; si tenemos que decir que todavía falta, entonces cabe preguntarse: ¿qué tenemos que hacer? La respuesta es: renovar la alianza de amor.

J. Kentenich, 13 de enero de 1964, en

Am Montagabend, t. 29, 209. 215

Si han reflexionado sobre todos […] los pensamientos, encontrarán que, en lo esencial, son tres los sentimientos que quieren mover y tocar el alma.

1.  En primer lugar, será probablemente el sentimiento de gratitud.

2.  En segundo lugar, puede ser el sentimiento de arrepentimiento. ¿Comprenden por qué arrepentimiento? Si reconocemos que habríamos podido hacer más, crecer más, crecer más profundamente.

3.  Y después, en tercer lugar, el propósito: el año [mes] próximo queremos esforzarnos aún más por realizar el plan de la Providencia divina en todas direcciones.

 

J. Kentenich, 30 de diciembre de 1963,

 en Am Montagabend, t. 29, 200

  

viernes, 15 de marzo de 2024

PASO A PASO: EL PROPÓSITO PARTICULAR O EXAMEN PARTICULAR

«E.P.»: examen particular o propósito particular (= meta parcial).

Entre las prácticas del horario espiritual destaca el propósito particular, «my daily challenge», mi reto cotidiano. El propósito particular es el núcleo del horario espiritual. Contribuye al «ennoblecimiento» de mi carácter, fortalece mis lados fuertes y regula mis debilidades. Así pues, se trata de encontrar un propósito

  que se ajuste a mi situación de vida;

  que me haga avanzar;

  que sea gestionable y realizable;

  que esté formulado de forma positiva;

  que esté asociado a una motivación y me dé alegría (= un paso concreto hacia mi ideal personal).

¿Qué resonancia se produce en mi interior? Hay una práctica sencilla que se ha demostrado válida para activar mi propia motivación: buscar mi canto preferido y mi verso preferido de la letra. Busco lo que me toca y me hace vibrar interiormente, lo que me da alegría. Con ello habré apelado consciente o inconscientemente a mi ideal personal, a mi motivación fundamental, a mi meta fundamental. Asocio mi propósito particular con esa formulación motivadora. De esa manera, mi reto cotidiano se asocia con aquello que más profundamente me motiva y, en el caso ideal, experimento así un fortalecimiento para superar el reto.

 

¿De dónde provienen las   numerosas decepciones que me provoco a mí mismo y que provoco a los demás?       […] Eso proviene de que hemos visto demasiado poco el núcleo en nuestra lucha moral. Si bien tenemos muchos puntos (que hacemos objeto de nuestros propósitos), estos no estaban orientados, ordenados y ajustados hacia el punto central de nuestra personalidad, hacia el ideal personal.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 92

Muy fácilmente puede ser que el objeto de mi examen o propósito particular sea mi propio ideal personal. En  efecto, el ideal personal es la actitud fundamental de mi ser, determinada para mí por Dios. Yo puedo profundizar constantemente esa actitud. Pero por eso también tenemos que flexibilizar un poco los conceptos de las distintas cosas, no debemos concebir el examen particular de forma tan unilateral.

El propósito particular a lo largo del día

Por la mañana

Lo que hacemos bien temprano en la mañana repercute fuertemente en toda nuestra jornada. Por eso – ya lo hemos oído -, por la mañana, junto con el IP hay que renovar también el EP. ¿Cómo tiene que ser mi EP?  Tiene que ser un propósito claro y determinado. ¿Cómo reza mi EP? So durante el día me lo preguntaran, de pronto, ¿podría dar una respuesta precisa?

 

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 93 s.

Tiene que tener la fuerza de una decisión: tiene que estar respaldado por una voluntad decidida. Mi EP tiene que realizarse, a toda costa.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 94

Al mediodía
En formulación positiva

En el caso de un objeto positivo: hay objetos del EP que – como ya hemos experimentado todos – resultan extremadamente difíciles de controlar numéricamente. Son los objetivos positivos. Para un alma que haya crecido sanamente es casi imposible – justamente porque es sana y una vida sana realiza los actos sin más – retener reflexivamente los actos puntuales a lo largo del día. Por eso, un EP positivo no es tan fácil de controlar mediante un propósito y de forma numérica. Estará asegurado al máximo si al mediodía revivo en mi el mundo (de valores) correspondiente. Esto podrá ejercer una influencia, irradiar hasta la noche. De una forma más exacta no se lo puede controlar.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 95

En formulación negativa

En este caso busco combatir determinadas faltas contra determinadas virtudes. Un alma que ha crecido sana reacciona fácilmente a este tipo de faltas, por lo cual se las puede retener y controlar fácilmente.

J. Kentenich, 1936, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 95

A este respecto piensa Ignacio que, a la larga, tales faltas contra determinadas virtudes no pueden superarse sin un control escrito. Es sabiduría ignaciana. Por eso, si busco razones que expliquen por qué avanzo tan poco tendría que examinar esta afirmación de Ignacio.

Sin embargo, ustedes me explicarán: ¿para qué sirve todo el control escrito? Tienen razón. No sirve para nada si no brota del amor. El EP tiene que ser expresión del amor. Y si este es el caso, tal vez me sienta impulsado también a ofrecer, por amor, el pequeño sacrificio del control escrito.

Se trata siempre de nuevo de una apelación a la magnanimidad. No debo decir “tengo que hacerlo”; solo debo decir “me está permitido hacerlo”. O bien: “tengo que hacerlo”, pero entonces se trata más de un deber de honor, de una obligación dictada por el ideal, una obligación para alcanzar el ideal, no para cumplir un deber.

Por lo menos hemos de ser honestos: hay muchas cosas en nuestra alma que no están ordenadas o que no lo están tanto. ¿A qué se deberá? A todo esto, no debo olvidar la petición, la acción de gracias, el amor. También deberíamos concebir estas pequeñas cosas – como el control escrito – como una pequeña escuela del amor. Entonces tendremos trazada una línea unitaria.

 

J. Kentenich, 1936, en Die religiösen Übungen, t. 1, 95 s.

A la noche

No estará de más que nos impongamos también alguna penitencia por las faltas. Podrá consistir en hacer lo contrario de lo que hemos hecho en nuestra desidia. En cualquier caso, con esto no se juega: se utilizan todos los recursos a fin de sacar a la naturaleza de su inercia.

J. Kentenich, 1936, en Die religiösen Übungen, t. 1, 96

  

viernes, 8 de marzo de 2024

VIVIR A PARTIR DE MI PROPIO CENTRO: CAMINOS HACIA EL IDEAL PERSONAL

El camino racional hacia sí mismo

Este camino es el estudio de mi disposición, el estudio reflexivo del temperamento, el estudio del carácter, el estudio de la tipología, a fin de reconocer, a partir de allí, en qué dirección se ve llevada e impulsada mi naturaleza. Desde luego, después escucho también lo que Dios ha depositado en mi naturaleza como impulso de índole sobrenatural.       […]

El camino irracional hacia sí mismo

Presuponemos lo que Dios quiere de mí, cómo me ha pensado en mi persona y en mi tarea. En su núcleo, en su germen, él ha depositado eso en mi naturaleza, en mi disposición. De ahí la pregunta: ¿dónde puedo averiguar de forma totalmente primaria, sin mucha reflexión, lo que ha sido depositado en mí? (….) Puedo averiguarlo estudiando lo que de manera irreflexiva está despierto y vivo en mí.

Mi jaculatoria predilecta

Pregúntense por su jaculatoria preferida. Tiene que ser una jaculatoria predilecta. Si brota desde el interior, entonces va acompañada de la propia personalidad. Pregunta: ¿Tengo yo pequeñas oraciones predilectas? No tienen por qué ser rezadas de forma vocal.

 

Mi ocupación predilecta

Pregúntense por su ocupación predilecta. ¿Por qué? En ello se expresa también algo irracional de la personalidad.

Mi frase predilecta

Pregúntense por su lema predilecto. ¿Hay algún lema (frase de la Escritura, verso de un canto, adagio) que se les ocurra de pronto? ¿Hay una frase que prenda fuego en ustedes? Podrán oírla miles de personas sin que les produzca impresión alguna. Solamente prende fuego en aquel cuya actitud fundamental reproduce.

J. Kentenich, 1950, en Grundriss einer neuzeitlichen Pädagogik, 168 s.

Aquí se trata de aquello que ha crecido en mí por sí solo de forma totalmente irracional. ¿Comprenden por qué lo digo? Porque es un elemento de nuestra naturaleza primitiva, también sostenida por la gracia, un elemento de mí mismo.

Algo me electriza. (….) Pregúntense una vez más: ¿en qué medida resuena aquí de forma irracional, o sea, sin que yo lo sepa de forma reflexiva, el núcleo de mi personalidad? Evidentemente, resuena porque mi naturaleza reacciona con total espontaneidad a ello; de alguna manera tiene que haber tocado un nervio. (….)

Notará ustedes que en todas partes aparece la palabra “predilecta”. No se trata, pues de algo conseguido con dolor y esfuerzo, sino de algo que ha crecido, que se ha suscitado. (…)

Solo tienen que desactivar la reflexión. Allí tienen, en realidad, aspectos con lo que pueden llegar rápidamente a comprobar o también a redescubrir lo más originariamente personal de ustedes mismos.

 

J. Kentenich, 18 de octubre de 1951, en Oktoberwoche 1951, 255 ss.


Estos son algunos pensamientos provenientes del «taller pedagógico» sobre pedagogía de ideales como pedagogía de convicciones y de mentalidad.

 

        J. Kentenich, 1950, en Grundriss einer neuzeitlichen Pädagogik, 169 ss

viernes, 1 de marzo de 2024

¿PARA QUÉ EXISTO, PARA QUÉ EXISTIMOS? - El ideal personal y el ideal matrimonial


El ideal personal

El ideal personal es una verdad (….) cuya vivencia se tiene de forma personal y experiencial (…) Es una expresión de mi vivencia valórica personal, de mi vivencia central, un brote que ha germinado y que ha comenzado lentamente a crecer y a madurar de dentro hacia fuera. (….) El ideal personal suscita con enorme facilidad personalidades marcadas.

J. Kentenich, 1936, manuscrito

Llegar a los sentimientos y al corazón

Esto es lo más importante: que no se capte no solamente en el plano del conocimiento […] Por eso no hemos denominado ideal personal como una idea fundamental, sino como una vivencia fundamental. […] Se puede aprender a construir todo el edificio sobre los afectos, sobre los deseos o sobre todos los impulsos que están ahora despiertos en el alma (….) En el fondo, aquí se trata siempre de lo irracional, de lo afectivo, ámbito que, naturalmente no raras veces también está impulsado por una gran ideología.

Por tanto, aquí se trata más bien de aflojar realmente un poquito de vida irracional del alma, a fin de actualizar realmente aquello que ha salido o está saliendo a la luz. (…) Es decir: hay muchas cosas adheridas solo exteriormente. ¿Y eso tiene vida? No, eso no tiene vida, está adherido, se lo mantiene en movimiento desde fuera. Por supuesto, lo expreso de forma exagerada, pero hay mucha verdad en ello. Por eso yo personalmente procuro siempre apartar lo adherido para captar primeramente los impulsos primordiales de la naturaleza humana. Si no los captamos, nos cansamos de hablar en ideologías sobrenaturales; pero yo no entro para nada en ello. (….)

J. Kentenich, 18 de julio de 1966, en

Ein Durchblick in Texten, t. 5, 464

Mi pequeña verdad

 ¿Qué entendemos por la «pequeña verdad»? Solemos denominarlo «ideal personal»; también se habla de «el pequeño secreto», «la pequeña verdad». Es una vivencia personal, interior.        

Vivencia clave y oraciones predilectas

 ¿Qué es lo que constituye el núcleo de nuestra personalidad? Todo aquello que absorbemos tiene que enlazarse a una vivencia central. Dejemos ahora de lado toda erudición y preguntémonos qué indica la expresión: mi vivencia central personal. Pregúntense si tienen determinadas jaculatorias predilectas. Con ello llegará de la forma más rápida al objetivo. Son pequeñas oraciones que brotan de nosotros por sí solas. A veces casi se estaría inclinado a preguntar: ¿es que acaso tenemos jaculatorias personales? ¿Podemos acaso orar de manera personal? ¿O nuestra oración es un repetir cosas que otros han dicho? Desde luego, en tal caso no tenemos un núcleo de la personalidad.

Cuando me conmueve una gran alegría o un gran dolor, ¿hay algo que brote de mi corazón? Ahora tienen que preguntarse ustedes mismas si tienen este tipo de jaculatorias predilectas. Pueden comprenderlas como una vivencia central personal. Esta es la pequeña verdad, una verdad que, muchas veces, está asociada a mucho amor (…) La mayoría de nosotras encontrará que la vivencia central está relacionada de alguna manera con la fe en la Providencia, con la confianza en que Dios ha tomado en sus manos las riendas de nuestra vida.

Ahora bien, ¿cómo se llega a esa pequeña vivencia central, a la pequeña verdad? Puedo preguntarme también por mis devociones predilectas. Como notarán, lo importante es siempre la palabra “predilecta”. Aquello que hago con gusto fluye a partir del patrimonio de un alma. De aquello que ocurre por propósito no se pueden sacar conclusiones del núcleo de la propia alma.

Relación entre ideal personal e ideal de familia

Tienen que ser conscientes del modo en que ese imperativo tiene que ver interiormente con el ideal de la familia. Una familia auténtica, como se debe, solo surge si está formada por verdaderas personalidades o si, por lo menos, todos los miembros de la familia luchan por un núcleo de su personalidad. Donde todo está masificado, o sea, donde el individuo está despersonalizado, tenemos un colectivo, pero no una familia. No es ni siquiera una sociedad, y mucho menos una comunidad. En el colectivo tenemos la masa, pero la masa es incompatible con el carácter de familia. Por eso, mucho depende de que nosotras mismas seamos personalidades con el carácter de familia. Por eso, mucho depende que nosotras mismas seamos personalidades y si educamos a nuestro esposo y a nuestros hijos para que sean personalidades. Sentimos en general cuán importante es hoy en día que hagamos interiormente resistentes a a aquellos que nos han sido confiados. Desde todas partes se busca arrebatarnos el núcleo de la personalidad. Cuando las corrientes modernas nos inunden se hará todo lo posible por desmoralizarnos y rendirnos. (….)

J. Kentenich, 4 al 8 de septiembre de 1950, en

Uns gesagt. T. 3, 64 ss

 

 

viernes, 23 de febrero de 2024

TE BUSCARÉ DÍA A DÍA (2)

Son pequeñas cosas las que forman el alma

Supongamos que es de mañana y, por lo tanto, suena la campanilla. En realidad, la mañana debería comenzar con la noche. Destaco ahora un par de puntos que son importantes también para nosotros como varones. Por ejemplo, levantarse según el horario. Si consideran detenidamente la oración de la noche de ‘Hacia el Padre’, verán que ahí dice “a la hora señalada”. Detrás de ello se esconde una psicología y pedagogía muy profunda. (….) ¿Por qué razón? Antes solía decir en tono jocoso: de otro modo, tenemos ya la primera manzana podrida, la primera pera podrida que le arrojamos a la cara a Dios nuestro Señor. (El P. Kentenich recurre aquí a un juego de palabras evocador: faul en alemán, significa “perezoso” y, también “podrido”, “en mal estado”. El acto de pereza matinal significa arrojarle a Dios un primer “fruto perezoso” o una primera “fruta podrida”).

En efecto, es muchísimo lo que depende de cómo es el primer acto de nuestra jornada: pero es también muchísimo lo que depende de cuál es el primer movimiento de los sentimientos a primera hora de la mañana. Desde luego, estas cosas que estoy diciendo son puramente psicológicas. Por eso, no es algo obligatorio. Son todas indicaciones de lo que, por ejemplo, podría hacerse.

Y como es normal que, a la mañana, el primer sentimiento o, si ustedes quieren, el primer pensamiento que surge esté determinado por aquello que haya hecho antes de quedarme dormido, de dormirme, mucho depende de que la noche, es decir, los últimos actos de mi jornada sean tales que durante el sueño el subconsciente pueda seguir tejiéndolos y, luego a la mañana bien temprano, afloren nuevamente.

En la santa misa - esté relacionado con el ofertorio, con la consagración o con la comunión - se plantea una y otra vez la pregunta: ¿qué le ofrezco al Salvador? Quiero llegar a ser semejante a él.

Él es ofrecido en sacrificio. ¿En qué sentido, de qué manera quiero ser semejante a él como aquel que es ofrecido en sacrificio? O bien, cuando se trata de la lectura espiritual.

Sobre estas cosas tenemos que decir de nuevo algunas palabras porque en general, como hombres modernos tendemos muy fácilmente a tomarlas a la ligera.

 

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 602 ss.

 
Prestar atención a la salud

Tenemos que establecer nuestro horario espiritual de forma lúcida. […] No tienen que ser solamente prácticas religiosas. Un ejemplo: trabajo día y noche, pero ¡la salud….! Entonces, el cuidado de la salud tiene que formar parte de mi horario espiritual. Hay que asegurar aquello que exige de mí todavía un ‘agere a proposito’     [actuar en virtud de un propósito].

 

J. Kentenich, 1935, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 56

Dormir lo suficiente

Desde una perspectiva psicológica, todos ustedes saben, probablemente por experiencia, que, por lo común, hay en nuestra vida puntos acerca de los cuales, en virtud de una larga experiencia, hay que decir: si este punto está asegurado, está asegurado todo mi horario espiritual. (….) ¿Qué puntos pueden ser aquellos de los cuales yo me diga que, si estos están asegurados, normalmente mi horario espiritual estará asegurado en líneas generales? ¿Qué puntos podrían ser? ¡Oh, pueden ser muy distintos puntos! Incluso algunos, que inicialmente parecerán erróneos. Yo podría decirme: mi horario espiritual estará asegurado si he dormido lo suficiente.

Ustedes podrán decir: “sí, sí, ya quisiera yo, pero no puedo”. Yo solo quiero mostrar la teoría. Si he dormido lo suficiente, entonces estoy seguro de que mi vida religiosa permanecerá en orden. ¿Qué indica esto? Esto presupone que en mi interior vive una corriente religiosa que solo se ve interrumpida, reprimida, si la naturaleza está demasiado sobrecargada.

¿Qué tendría que hacer yo entonces? Presuponiendo esa situación, tendría que procurar dormir más. Incorporar ese punto en mi horario espiritual me ayudará después más - hablo una vez más en hipérboles - que si me flagelara veinte veces al día. ¿Comprenden lo que quiero decir? Tenemos que ser sabios en la regulación de nuestra vida religiosa.

Otra pregunta para permanecer en esta línea - son cosas que, en apariencia, no tienen absolutamente nada que ver con la vida religiosa -. Yo podría decirme, en virtud de la experiencia, que si, en la medida en que no me apremien absolutamente las obligaciones, me tomo realmente cada semana un día o medio día para descansar, para hacer alguna vez lo que me gustaría, de modo de aflojar, alejar de mi vida lo mecánico, la presión, el apremio, es muy posible que me diga: sí, este es el mejor medio para mí.

Así pues, en una situación semejante no me propondré, no juraré - en la mayoría de estos casos se trata de perjurio – que, a partir de ahora, pase lo que pase, mantendré estas prácticas de mi horario espiritual. Sí, sí …. pero no funcionará. Tenemos que tomar la vida tal como es para nosotros.   […]

Si pueden y quieren seguir desarrollando la idea, de lo que aquí se trata es de tomar en consideración el cuerpo, también la salud. Por supuesto, estas cosas solo funcionarán si, de todos modos, es fuerte en mí la corriente religiosa.

J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 598 ss.

 

viernes, 16 de febrero de 2024

TE BUSCARÉ DÍA TRAS DÍA: El horario espiritual

La oración es la respiración del alma

La oración se la respiración del alma religiosa. Los hombres de hoy lo hemos olvidado. Por eso todos tenemos que orar más y asegurar una medida sana de prácticas de oración. De otro modo, caemos víctimas del espíritu de la época y no encontramos nunca un camino hacia la verdadera santidad de la vida diaria.


J. Kentenich, 1964, en

Die religiösen Übungen, t. 1, 84


Que no haya tiempos relativamente prolongados sin una práctica de oración asegurada


Ahora bien, se plantea la pregunta: ¿qué prácticas debemos colocar en nuestro horario espiritual, en lo esencial? (….) Creo que aquí tienen que hacer que rija un principio. (….) Según mi opinión, el principio debería rezar así: debemos ordenar la jornada de manera tal que no existan tiempos prolongados sin una práctica, una práctica religiosa asegurada. (….) ¿Cuál es el motivo por el cual no debería haber un tiempo relativamente prolongado sin una práctica asegurada? El motivo es este: primero, para mantener la actitud. En efecto, la actitud se establece a través de la repetición de actos. El acto debe emanar de la actitud, pero debe ser también un medio para profundizar la actitud interior.

Y si damos tanta importancia a estar, vivir y actuar siempre unidos y conectados con Dios, para nosotros tiene que ser una obviedad el que interrumpamos una y otra vez el día de alguna forma para establecer de nuevo de manera actual el contacto con Dios. Y eso se da, en definitiva, a través de las prácticas religiosas.

Está pensado para que la labor diaria se vea impregnada, interrumpida, interiorizada, sobrenaturalizada y animada siempre de nuevo por determinadas elevaciones del alma hacia Dios. Este tiene que ser el principio.


J. Kentenich, 1963, en Ein Durchblick in Texten, t. 5, 591 ss.

Llegar a ser santo

Para arraigar entre los laicos la aspiración a la santidad en el mundo actual en el sentido de la idea del “hombre nuevo en la comunidad nueva”, Schoenstatt retomó las ideas de San Francisco de Sales y amoldó su doctrina de la santidad de la vida diaria a las circunstancias y necesidades actuales, o sea, enseñó una ascética expresamente laical. (….)

El que quiera ser aceptado en la Federación Apostólica o unirse al Movimiento como miembro de la Liga asume con ello obligaciones en las tres direcciones mencionadas: en la dirección de la aspiración personal a la santidad, del espíritu de apostolado y del espíritu de comunidad. Constantes cursos de formación, un moderado cultivo de la vida comunitaria, así como la asunción de prácticas personales como el control escrito del horario espiritual y la cuenta mensual (….) cuidan de que exista seriedad, solidez, fiabilidad y fidelidad. (….)

   

J. Kentenich, 1951, en

Die religiösen Übungen, t. 1., 65

 

viernes, 9 de febrero de 2024

ELABORAR LAS IMPRESIONES CON DIOS EN LA ORACIÓN

 ¿Qué es, pues, lo que debo comentar con Dios de manera especial? […] (En primer lugar,) las impresiones no digeridas que proliferan en la vida subconsciente de mi alma y que constantemente embarullan todo; y, en segundo lugar, mi sentimiento de culpa. Aquí tengo que advertir primeramente de nuevo acerca de que, realmente, son innumerables las personas que hoy en día están también físicamente enfermas. ¿Saben por qué? Por esas impresiones no digeridas. …. Ahora tienen que reflexionar cuántas impresiones absorbemos, cuántas absorben incluso nuestros hijos, y que nunca digieren.

Ahora, si quieren seleccionar impresiones especialmente claras, profundas, incisivas en su propia vida, tienen que pensar, tal vez en una grave desgracia: por ejemplo, que se me haya privado de mi honor. ¿Comprenden qué impresión profunda deja eso en los sentimientos?

Muchísimas personas reprimen eso, lo empujan hacia abajo, pero no lo elaboran. Y cuando esas impresiones no se elaboran, operan casi como serpientes que se arrastran durante un tiempo por el subconsciente y que, de pronto, saltan hacia arriba. ¿Qué efectos tendrán? Hay en mí una fuerza oculta que me hace estar siempre intranquilo.

O bien, una vez he tenido en mi vida una desgracia tremenda, por ejemplo, la comisión de un pecado muy grave y horrible. Lo he confesado; en realidad, ya está absuelto, pero, aun así, no está interiormente elaborado. (….) Pensemos cuántas impresiones se esconden todavía en mí que todavía no he aceptado interiormente, no he elaborado interiormente. ¿Qué objetivo debo perseguir con esa elaboración? No debo descansar hasta que el ritmo de mi vida personal se sincronice con el ritmo de la vida de Dios.

¿Qué significa esto, en la práctica? Tengo que extraer lo que se esconde en ese acontecimiento, lo que Dios quiere decirme. (….) Por ejemplo, he tenido mala suerte en los negocios, perdiendo de pronto dinero de a miles. ¿Lo ven? Entonces no se trata de que yo salga y me emborrache para ahogar toda esa historia. La pregunta es: Dios querido, ¿qué quieres tú con ello y qué debe decir ahora mi corazón en vista de lo sucedido?

 Voy a contarles un ejemplo de la vida corriente, cotidiana, para que comprendan la expresión según la cual la cabeza y el corazón deben estar en sincronía con el ritmo de vida de Dios. Supongan, por ejemplo, que alguno de ustedes sabe tocar muy bien el piano. Pero en el negocio ha tenido mala suerte y está nervioso. ¿Qué he de hacer ahora? A fin de cuentas, para eso está la esposa, ¿no? Pero la esposa es astuta, conoce a su marido y sabe: si logro llevar ahora a mi marido hasta el piano, comenzará a tocar furiosamente el piano, de un lado al otro (del teclado), y, pasados diez minutos, se habrá tranquilizado.

En otro caso, (la esposa) dice así: si logro inducir a mi marido a que salga al bosque que hay cerca, una vez que haya estado un cuarto de hora en el bosque regresará a casa y será el hombre más espléndido del mundo. Así no tendré que soportar su nerviosismo. ¿Comprenden que eso puede ser así? Pero ¿dónde reside la psicología de este método? Tomen, por ejemplo, el bosque. El hombre que sale al bosque pateará y correrá todo lo que pueda – todo eso está todavía rabiando en su interior, ¿no? – Pero no pasará mucho tiempo hasta que se absorba en sí la tranquilidad del bosque. ¿Qué absorberá? El ritmo del bosque. Pues bien, ¿qué debo absorber yo? El ritmo de la vida de Dios. Tengo que saber cómo juzgaría Dios el acontecimiento en cuestión y qué exigiría él de mí. Y entonces, no cejo hasta que todo el ritmo de mi vida se haya sincronizado con el ritmo de la vida de Dios. Entonces me convertiré en un hombre sano y santo, y no sabré cómo se ha dado. Este es el secreto de los santos: no es que hayan ido a tocar el piano ni salido al bosque cuando estaban excitados, sino que comentaron todas sus dificultades con Dios.  

 

J. Kentenich, 28 de Mayo de 1956, en Am Montagabend, T. 2, 251 ss.

 

viernes, 2 de febrero de 2024

MÉTODO DE MEDITACIÓN: POSGUSTAR Y PREGUSTAR

Meditación

El tipo de meditación, tal   como es popular entre nosotros, no es de orden secundario: posgustar y examinar las misericordias divinas y las miserias humanas, o examinar previamente y pregustar con vistas hacia el futuro es hoy en día esencial, más esencial que antes.

J. Kentenich, 22 de noviembre de 1965, en

Rom-Vorträge 17.-23.11.1965, 166

Tenemos que reunir un saber experiencial. ¿Qué significa eso? ¡Adentrarse en la propia historia de vida! Saber experiencial. ¿Acaso no he experimentado innumerables veces la conducción misericordiosa de Dios en mi vida? Ahora solo necesito recordarlo que muchas veces decimos sobre el tipo de meditación preferido. ¿Cómo hemos de meditar? Queremos nadar en el mar de las misericordias de Dios y de las propias miserias a partir de la propia vida. ¿Dónde me ha mostrado Dios que tiene mi vida en sus manos? Posgustar, examinar. ¿Posgustar qué cosa? Las mise5ricordias divinas y las miserias personales. (…..) Este tipo de meditación podemos y deberíamos aplicarlo todos aunque no tengamos mucho tiempo. Son cosas que, probablemente, ya hemos considerado en común. Podemos hacerlo estando de viaje, cuando vamos en el tren o dondequiera que estemos. Estas son las cosas: hacer una retrospectiva y, después, mirar dentro de nuestra vida.       

J. Kentenich, 19 de agosto de 1967, en Es geht dich an, t. 2, 198 s.

 

Llevarse a la boca un caramelo: meditar, posgustar

Pienso que debería pedirles una vez más que intenten realmente introducir pausas en su labor cotidiana, retirarse alguna vez a fin de interiorizarse en sí mismos. Pero no estoy pensando en tomar un libro y repetir lo que el autor del libro les dice, ni tampoco en rezar el rosario, sino en llevarse un caramelo a la boca. ¿Quién es el caramelo? Dios. Ahora, de alguna manera “chupo”, disuelvo y trago a Dios. Esto es lo que yo llamo tiempos de reflexión: es ocio, reflexión sobre sí mismo. Y, después: caminar hacia Dios en la vida cotidiana.

Si lo hacen, con el tiempo les resultará fácil lograrlo también en las cosas cotidianas. Antes se lo llamaba “meditación”. Nosotros lo llamamos tiempos de reflexión, tiempos de posgustación. Peero ¿qué es lo que degusto? ¡Degusto a Dios, a Dios, siempre a Dios! Se trata siempre de Dios. Es que no lo conocemos. Decimos todo tipo de cosas sobre él, pero todo es aprendido, solamente aprendido. (…..)

Ahora él me envía, por ejemplo, pobreza, enfermedad. ¿Qué he de hacer ahora de nuevo? Siempre lo mismo: se trata de un regalo de amor de Dios, de requerimientos de amor de Dios. ¿Y cuál es mi respuesta? Posgustar a Dios, él me desprende de todo lo terreno y me impulsa más a adentrarme en Dios. (….)

Se trata de poner todas las cosas, todos los valores en relación con Dios y de utilizarlos como escalera hacia Dios.

 

Reservar un tiempo de reflexión cada día

No les digo que ustedes deberían realizar meditaciones de horas de duración. No: tenemos que encontrar a Dios en la vida cotidiana, en nuestra vida cotidiana. Pienso que, entonces, ustedes deberían reflexionar cómo pueden logarlo de la mejor manera.

También aquí me permito decirles, una vez más: si no acostumbran a establecer para cada día un tiempo de reflexión – pero en la forma que les he dicho -, no creo que lo logren. ¿Por qué? Porque entonces no es más que una bonita idea. Se dice de inmediato: sí, lo haré. Pero si el amor no se cultiva de alguna manera …..Tengo que cultivar el amor, entonces produce efectos. No se da por sí solo que yo pueda lograrlo, sobre todo en un tiempo como el nuestro, que ya no conoce más este tipo de prácticas.

J. Kentenich, 19 de mayo de 1958, en Am Montagabend, t. 9, 97 

viernes, 26 de enero de 2024

SEGUIR EL RASTRO DE DIOS: LA VIDA DE ORACIÓN

Cuando vayan ahora a casa caminando, o cuando tengan un par de minutos de tiempo, o cuando vayan en el coche o en el tranvía, o cuando hagan no sé qué otra cosa estando tranquilos, consigo mismos,        […] reflexionen: ¿qué sucedió a lo largo del día de ayer? ¿Qué vivencias he tenido ayer? Por ejemplo,      en mi negocio: he tenido que vérmelas con mis trabajadores, ¡y qué difícil me han hecho la vida! ¿Qué hago ahora? Me pregunto: ¿es eso casual? (….) Para mí, la pregunta ahora es: Dios querido, ¿qué estás queriendo decirme? Por lo pronto tengo que decir que él está detrás (de lo sucedido). (….) Por ejemplo, la dureza con la que mis trabajadores me han tratado hoy. Ya es un gran avance que yo me diga: Dios está detrás (de eso). Y aunque solo lo haya permitido. Ahora viene la gran pregunta: Pues bien, Dios querido, ¿qué quieres propiamente con ello?

Verán: de otro modo, tal vez vaya en mi coche y piense: he hecho negocios. ¿No podrás ganar mañana un poco más? (En cambio,) ahora voy en el coche y mantengo trato con Dios. Pero de manera totalmente sencilla. Dios querido, ¿qué quieres decirme propiamente con ello? Y ahora tienen que pensar qué es lo que él les quiere decir: ¡Oh, Dios puede decir muchas cosas con pocas palabras! Tal vez quiera decirme: “Un momento: a veces eres terriblemente duro en tu vida. Ten cuidado, tienes que superar esa dureza en ti. ¡Y cuántas personas han sufrido ya bajo tu dureza!”

¿Lo ven? Entonces habré puesto la escalera para el entendimiento (….) Ahora hay que poner la escalera también para el corazón. ¿Qué significa eso? Lee regalo a Dios mi corazón y digo: Dios querido, tienes que ayudarme a que mi corazón también permanezca puro, que no me dé a los demás de forma dura, cruel y desmotivada. Entonces habré permanecido totalmente en el suelo, el terreno de la vida cotidiana, pero, al mismo tiempo, habré ascendido muy alto, hasta Dios.

J. Kentenich, 7 de mayo de 1956, en Am Montagabend, t. 2, 161 ss.

   

viernes, 19 de enero de 2024

IR CON DIOS A LA LABOR DIARIA

Con Dios a través del día

Tengo que ir con Dios a través de la labor diaria. Y ello a través de mi propia labor, no de la del religioso o de la religiosa. Ellos tienen una labor diaria totalmente distinta que yo. De modo que tengo que ir con Dios, digamos, a las ollas.

Pero tengo que ir con él. O sea, no veo solamente las ollas, sino que, junto a ellas, veo también a Dios. O bien, tengo que ir ahora con Dios al trabajo. En eso tenemos muchas veces la preocupación de no lograrlo. ¿Por qué no lo lograríamos? Porque temo que, entonces, mi atención estará escindida. Si ahora he de encontrar a Dios en las ollas olvidaré cómo tengo que salar bien en este caso. (….)

Ahora solo tienen que ver la dificultad. Después tenemos que encontrar un método que nos ayude a no realizar peor nuestro trabajo y a no enfermar interiormente por encontrar el trabajo por un lado y a Dios por el otro. Es decir: tenemos que encontrar un método por el cual la atención no se escinda, por el cual hasta realicemos un trabajo aún mejor. ¡Ojalá comprendan qué significa ir con Dios a través del día, a través de mi día! Ahora tienen que considerar las distintas partes de su labor diaria.

 

No perder la naturalidad

 

Tenemos que cuidar de que, por (nuestra aspiración a) la santidad no perdamos la naturalidad, no nos volvamos inútiles para la vida. (….) Enseguida le daré tres respuestas a la pregunta de qué sistema se puede aplicar para aprender con el tiempo algo semejante.

Tengo que:

primero, contemplar muy a menudo a Dios en la fe;

segundo, hablar con Dios muy a menudo y de forma totalmente natural;

y, tercero, ofrecerle a Dios por amor y espíritu de fe muchos sacrificios.

 

Encontrar a Dios en el sagrario

Digo que tenemos que contemplar muy a menudo a Dios en la fe. Pero ¿dónde encontramos a Dios? Pienso que tendríamos que decir lo siguiente: lo encontramos en sí mismo y en sus efectos. ¿Dónde y cómo lo encontramos en sí mismo? Por ejemplo, en la iglesia. La fe me dice que allí delante, donde está la hostia, está Dios – pero está realmente -. Es decir, si él está realmente allí, entonces tengo que tenerlo frente a mí como un tú con el que me relaciono, como un tú viviente. Es totalmente distinto decir “así lo creo” que decir “lo creo vivamente”. Un amigo de Goethe solía decir: “si yo creyera lo que los católicos creen, cuando estuviese en la iglesia no dejaría de estar todo el día de rodillas”. ¿Lo ven? Tiene que ser la fe viva de que el Salvador está realmente allí delante. (….)

Rezar con espontaneidad y naturalidad

 ¿Me permiten preguntarles si comprenden lo que quiero decir? El pensamiento central es aprender a hablar de forma espontánea y natural con Dios que está presente, aprender a orar de forma personal. En alemán solemos decir, literalmente: “tengo que hablar con Dios como me ha crecido el pico” (o sea, de forma natural, espontánea). Por esa razón puedo hablar en dialecto con él. Por esa razón no tengo que decir: ¡Ahora tengo dos minutos, venga mi devocionario, página doce! Y consultar el devocionario, ¿no? Tampoco apresurarse para rezar de prisa un par de rosarios.

Me pregunto si me malentenderán. No quiero decir nada en contra del rosario, sino señalar de forma muy acentuada lo que significa hablar personalmente con Dios. Entonces ya saben lo que significa: contemplar a Dios tal como está en el sagrario y hablar con él. (….)

Encontrar a Dios en el corazón de los hombres

Me permitirán ahora que lo repita: contemplar a menudo a Dios. ¿Dónde lo encuentro? Acabo de decirles:

a) primero, en el sagrario;

b) segundo, en el corazón de los hombres.

Él está en mi corazón. Está en el corazón de mis hijos. No tengo que ver solamente lo exterior del hijo. Tengo que mirar a través de lo exterior y descubrir a Dios allá abajo, en el fondo del alma. Dios está siempre en el alma de la persona en gracia.

San Agustín sintió una vez de forma muy profunda que Dios está en el corazón del ser humano, pero que se lo olvida por completo. Entonces exclamó: “¡Oh Dios, tú estabas en mí, y yo fuera!” ¿Dónde he estado todo el día? ¿Dónde he estado? Por todas partes, en todas las ollas, ¿verdad? Haciendo cálculos: por ejemplo, aposté que este o aquel ganaría en el deporte, ¿no? Como ven he estado en todas partes, pero siempre fuera de mí, nunca dentro de mí. Tengo que mirar en mi interior y adorar allí a Dios (….)

 

 J. Kentenich, 14 de mayo de 1956, en Lunes por la tarde, tomo 2, 175 y ss