viernes, 1 de marzo de 2024

¿PARA QUÉ EXISTO, PARA QUÉ EXISTIMOS? - El ideal personal y el ideal matrimonial


El ideal personal

El ideal personal es una verdad (….) cuya vivencia se tiene de forma personal y experiencial (…) Es una expresión de mi vivencia valórica personal, de mi vivencia central, un brote que ha germinado y que ha comenzado lentamente a crecer y a madurar de dentro hacia fuera. (….) El ideal personal suscita con enorme facilidad personalidades marcadas.

J. Kentenich, 1936, manuscrito

Llegar a los sentimientos y al corazón

Esto es lo más importante: que no se capte no solamente en el plano del conocimiento […] Por eso no hemos denominado ideal personal como una idea fundamental, sino como una vivencia fundamental. […] Se puede aprender a construir todo el edificio sobre los afectos, sobre los deseos o sobre todos los impulsos que están ahora despiertos en el alma (….) En el fondo, aquí se trata siempre de lo irracional, de lo afectivo, ámbito que, naturalmente no raras veces también está impulsado por una gran ideología.

Por tanto, aquí se trata más bien de aflojar realmente un poquito de vida irracional del alma, a fin de actualizar realmente aquello que ha salido o está saliendo a la luz. (…) Es decir: hay muchas cosas adheridas solo exteriormente. ¿Y eso tiene vida? No, eso no tiene vida, está adherido, se lo mantiene en movimiento desde fuera. Por supuesto, lo expreso de forma exagerada, pero hay mucha verdad en ello. Por eso yo personalmente procuro siempre apartar lo adherido para captar primeramente los impulsos primordiales de la naturaleza humana. Si no los captamos, nos cansamos de hablar en ideologías sobrenaturales; pero yo no entro para nada en ello. (….)

J. Kentenich, 18 de julio de 1966, en

Ein Durchblick in Texten, t. 5, 464

Mi pequeña verdad

 ¿Qué entendemos por la «pequeña verdad»? Solemos denominarlo «ideal personal»; también se habla de «el pequeño secreto», «la pequeña verdad». Es una vivencia personal, interior.        

Vivencia clave y oraciones predilectas

 ¿Qué es lo que constituye el núcleo de nuestra personalidad? Todo aquello que absorbemos tiene que enlazarse a una vivencia central. Dejemos ahora de lado toda erudición y preguntémonos qué indica la expresión: mi vivencia central personal. Pregúntense si tienen determinadas jaculatorias predilectas. Con ello llegará de la forma más rápida al objetivo. Son pequeñas oraciones que brotan de nosotros por sí solas. A veces casi se estaría inclinado a preguntar: ¿es que acaso tenemos jaculatorias personales? ¿Podemos acaso orar de manera personal? ¿O nuestra oración es un repetir cosas que otros han dicho? Desde luego, en tal caso no tenemos un núcleo de la personalidad.

Cuando me conmueve una gran alegría o un gran dolor, ¿hay algo que brote de mi corazón? Ahora tienen que preguntarse ustedes mismas si tienen este tipo de jaculatorias predilectas. Pueden comprenderlas como una vivencia central personal. Esta es la pequeña verdad, una verdad que, muchas veces, está asociada a mucho amor (…) La mayoría de nosotras encontrará que la vivencia central está relacionada de alguna manera con la fe en la Providencia, con la confianza en que Dios ha tomado en sus manos las riendas de nuestra vida.

Ahora bien, ¿cómo se llega a esa pequeña vivencia central, a la pequeña verdad? Puedo preguntarme también por mis devociones predilectas. Como notarán, lo importante es siempre la palabra “predilecta”. Aquello que hago con gusto fluye a partir del patrimonio de un alma. De aquello que ocurre por propósito no se pueden sacar conclusiones del núcleo de la propia alma.

Relación entre ideal personal e ideal de familia

Tienen que ser conscientes del modo en que ese imperativo tiene que ver interiormente con el ideal de la familia. Una familia auténtica, como se debe, solo surge si está formada por verdaderas personalidades o si, por lo menos, todos los miembros de la familia luchan por un núcleo de su personalidad. Donde todo está masificado, o sea, donde el individuo está despersonalizado, tenemos un colectivo, pero no una familia. No es ni siquiera una sociedad, y mucho menos una comunidad. En el colectivo tenemos la masa, pero la masa es incompatible con el carácter de familia. Por eso, mucho depende de que nosotras mismas seamos personalidades con el carácter de familia. Por eso, mucho depende que nosotras mismas seamos personalidades y si educamos a nuestro esposo y a nuestros hijos para que sean personalidades. Sentimos en general cuán importante es hoy en día que hagamos interiormente resistentes a a aquellos que nos han sido confiados. Desde todas partes se busca arrebatarnos el núcleo de la personalidad. Cuando las corrientes modernas nos inunden se hará todo lo posible por desmoralizarnos y rendirnos. (….)

J. Kentenich, 4 al 8 de septiembre de 1950, en

Uns gesagt. T. 3, 64 ss

 

 

1 comentario:

  1. Estos textos los voy a dar a los profesores de catequesis para que trabajen el Ideal Personal con los alumnos de último año. Gracias Paco!

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