miércoles, 28 de diciembre de 2011

El ideal católico del matrimonio (5)


(Ver Nota previa del miércoles 21 de diciembre de 2011)

LA FAMILIA DE NAZARET - LA FAMILIA SCHOENSTATTIANA


Conferencia del Padre Kentenich a la juventud femenina de Schoenstatt en la tarde del día 11 de agosto de 1936 en Schoenstatt


Capítulo 2º

DISPOSICIÓN

El ideal de familia en Schoenstatt – La Sagrada Familia de Nazaret
I.                    La Sagrada Familia – la imagen ideal de una comunidad de familia schoenstattiana
1.       en su constitución
2.       en sus componentes:
   a.       personalidades autónomas
   b.      personalidades discretas – con su misterio personal
3.      en su vida en común: comunidad de vida, de tareas y (sobre todo) de sacrificios


TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

La Sagrada Familia debe ser, en primer lugar, el ideal de una familia schoenstattiana. La vemos, en segundo lugar, como la imagen más radiante de la unión que reina en la vida divina intratrinitaria. Y en tercer lugar la concebimos como la imagen radiante de la vida de una comunidad eclesial.

Lo dicho parece un poco teórico. Lo que se quiere afirmar es bien sencillo. El primer pensamiento es fácilmente comprensible: La Sagrada Familia es la imagen ideal de una familia schoenstattiana y de la comunidad natural que constituye esa familia. Veamos algunas connotaciones de esta afirmación.

1. La Sagrada Familia es un ideal y es una familia santa ya en su constitución o fundación. ¿Cómo fue constituida la Sagrada Familia? María y José eran puros cuando contrajeron matrimonio y se conservaron castos durante el mismo. La familia schoenstattiana ideal debe conservar siempre la castidad matrimonial. 
¿No podría ser un verdadero orgullo schoenstattiano acercarse al altar con el velo blanco y la corona de flores en la cabeza, símbolos y expresiones de una juventud que se conserva pura e intacta? ¿No podría ser un verdadero orgullo schoenstattiano poder llevar al altar un amor virginal, fundamento posterior para el amor conyugal? También los que estamos llamados a una vida virginal reconocemos la importancia de este hecho, que la familia schoenstattiana sea fundada sobre la base de un amor puro e intacto. Si ustedes pudieran comprender cómo experimentamos los sacerdotes esta realidad, les sería más fácil captar también el peso de estas palabras.

También en la vida debe reinar una atmósfera de pureza, de castidad, como en la Sagrada Familia. Conocemos no solamente la pureza virginal, sino también la pureza conyugal. En el matrimonio la pureza tiene, en cuanto a las formas, sus propias leyes. “Serva lilium” – saludo a los lirios: es la inscripción de un antiguo escudo. Vuelvo a mirar a la Sagrada Familia. Su constitución fue ideal porque fue fundada en intacta pureza. “Serva lilium”. También nosotros queremos conservar puras nuestras azucenas, cada una según su vocación; la que está llamada a la virginidad, de forma virginal; quien debe formar un matrimonio, ahora en forma virginal y luego, en la castidad matrimonial.

2. La Sagrada Familia es también santa y es un ideal debido a los miembros, es decir, a las personalidades que la constituyen. ¿Quiénes pertenecen a la Sagrada Familia? El Redentor, la querida Madre de Dios y un hombre sencillo y fiel, San José. Las tres fueron personalidades santas. ¿Qué entendemos por una personalidad santa como portadores de la Sagrada familia? Destaco sobre todo dos aspectos:
a. ellos eran personalidades autónomas y
b. personalidades discretas, con su misterio personal.

a. Ustedes ya escucharon en el pasado que no puede existir una auténtica comunidad que no esté formada por personalidades originales, fuertes y autónomas. Veámoslo en la Sagrada familia: ellos son naturales, vigorosos y autónomos. Son tan originales, que cada una representa una individualidad única. No hay nadie que se asemeje así en esta originalidad. El Redentor es singular, único. No hay alguien como Él: es el Dios hecho hombre. María es también alguien peculiar debido a su Inmaculada Concepción. Y San José también es una personalidad original y única, autónomo. Las tres personas de la Sagrada Familia son ideales por su santidad y por su personalidad autónoma y única.

Si ustedes contraen más tarde matrimonio, jamás deben olvidarse que aún cuando se tenga una tendencia muy grande a la entrega de amor, es preciso saber preservarse con esmero – ya desde el tiempo de la juventud. No solamente entregarme sino conservar y preservar mi individualidad. ¡Ser fuerte, autónoma, una personalidad! Cuántas veces escuchamos ya en Schoenstatt que debemos ser personalidades recias. Que debemos cultivar el núcleo de nuestra personalidad, aquello que expresamos con el ideal personal, y en virtud del cual orientamos nuestra educación. No piensen que se pueden dedicar ahora a jugar, y que más tarde podrán cumplir la tarea como madre, como madre tranquila y reservada. Ya desde ahora debemos aprender a dominar la vida. Cuán grande es saber que delante de mí tengo el ideal de familia, y que según él me voy educando, ya desde hoy, para lograr después ser una piedra preciosa que ayudará a construir el edificio de una familia schoenstattiana santa.

b. Mencioné una segunda cualidad de las personalidades que hicieron grande a la Sagrada Familia: los tres supieron conservar su misterio personal. Cada uno de ellos tenía su secreto. Cada joven debe abrigar un misterio. Si no conservo en lo más hondo de mi alma, de mi corazón, un misterio, he perdido algo de lo más precioso de mi ser femenino. Me he vaciado y no tengo más profundidad. María tuvo su gran secreto que ni siquiera reveló a San José. José quiso repudiarla, separarse de ella. Pero ella no renunció a su secreto. En su profundidad inconmensurable conservó todas las palabras en su corazón; cuidó del misterio que llevaba en su seno, convencida de que Dios quería que así lo hiciera. Confió que Dios se lo revelaría a San José. Y Dios así lo hizo. También Cristo tuvo su misterio, que supo conservar. No jugó con ello. Recuerden la escena cuando se separó de su padre y de su madre, de sus familiares. Entonces afirma con gran autoconciencia sobrenatural: “¿No sabíais que debo estar en las cosas de mi Padre?” (Luc 2,49)

¡Cómo brilla este ideal! Para poder ser más adelante un apoyo en mi familia, quiero educarme desde ahora al silencio y a la autonomía. También las que son llamadas a la vida virginal no deben pensar que el ideal del matrimonio no es algo grande o que no incluye grandes exigencias. Por cierto que si conciben el matrimonio y la familia como un juego o una búsqueda permanente de placer, entonces no podrán hablar de un matrimonio schoenstattiano o de una familia ideal. Tal imagen no sería capaz de ser fuente de vida para la Iglesia joven. Un matrimonio ideal es hoy día algo tan grande, y se va haciendo tan raro, que realmente debemos rezar para que Dios llame a muchas personas que vivan el matrimonio ideal dentro de Schoenstatt. Esto no significa que rebajemos el valor de la virginidad. Ambos ideales son grandes y Dios los puso a ambos en el seno de la Iglesia. Cada uno debe recorrer autónomamente su camino de vida. Pero hoy quiero destacar el ideal del matrimonio, para que no piensen que en la Familia de Schoenstatt solo se proclama el ideal de la virginidad. Toda vocación, también la vocación al matrimonio y a la maternidad tienen cabida dentro de nuestras filas.

3. La Sagrada Familia es un ideal debido a su constitución, a la santidad de sus miembros y, en tercer lugar, por la vida común que llevaron. Cuando regresen a sus casas, piensen alguna vez: ¿cómo era la convivencia en la Sagrada Familia? ¿No fueron madre, padre e hijo? ¿No formaron acaso una íntima comunidad de vida, de tareas y de sacrificios? ¡Profunda comunidad de sacrificio! Quiero acentuar en esta tarde este pensamiento. No preciso mostrarlo en la persona de San José, si bien quizá les gustaría escuchar más del padre adoptivo de Jesús. Debido a que hablo a futuras madres, queremos considerar más el reflejo de la imagen de nuestra querida Virgen María.

¡Qué íntima fue la comunidad de sacrificios de María con su Hijo! Pronunció su “fiat” y con ello su “sí” a todos los sacrificios que tenía que ofrecer a causa de su hijo. “Tu alma será traspasada por una espada de dolor”, y esto por su Hijo, que será causa de división para muchos en Israel. Su vida está vinculada a la vida de su Hijo. Al pié de la cruz está íntimamente vinculada con El en una verdadera comunidad de sacrificio. También vivió vinculada a San José.

No queremos malinterpretar el ideal de la familia schoenstattiana. Piensen en sus familias, piensen en la Familia de Schoenstatt, como la han experimentado en sus ramas y comunidades. Sabemos que no hay vida familiar ni comunitaria sin sacrificios. La mesa familiar es una mesa de sacrificios, esto ya lo conocemos. Si se concibe la mesa familiar como una mesa de placeres, entonces no podrán forjar nunca una familia schoenstattiana. Sobre todo hoy día, quien desee fundar una familia, debe aportar una inmensa cuota en disposición y capacidad de sacrificio. Esto es el calor del hogar que lleva al amor generoso y que sabe soportarse mutuamente. Este amor capaz de aguantar, de soportar, será a la larga lo más difícil. No lo olviden: si más adelante quieren vivificar la familia schoenstattiana, deben educarse para poder soportar las debilidades del esposo y de los hijos.

Vemos a la Virgen como la fuente de vida de la Iglesia joven. Lo quiere ser desde aquí. Nosotros bebemos de esta fuente (el Santuario de Schoenstatt); ella nos intercede las gracias para que quienes fueron llamadas a ser madres de familia, puedan aprender a encarnar realmente los ideales planteados.


(Continuará la semana próxima)

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El ideal católico del matrimonio (4)


LA FAMILIA DE NAZARET - LA FAMILIA SCHOENSTATTIANA

(Nota previa: El texto que se reproduce en esta y en las próximas dos semanas recoge la traducción de una conferencia que pronunció el Padre Kentenich ante un grupo numeroso de la Juventud Femenina en la tarde del día 11 de agosto de 1936 en Schoenstatt. La meta principal del Padre Fundador era mostrar caminos para la educación de las jóvenes en la responsabilidad y el amor. Para ello presenta a la Familia de Nazaret como fuente de inspiración para aquellos que quieren fundar una familia schoenstattiana ideal. Tiene gran valor también para todas las familias del Movimiento, en especial para aquellas que tienen la misión de encarnar en sus vidas este ideal y de mostrarlo a los demás de forma atractiva y convincente. El texto en alemán se puede leer en la colección de textos sobre el ideal católico del matrimonio que el Padre Heinrich M. Hug publicó en 1989: “Das Katholische Eheideal, eine Textsammlung”. La traducción está tomada del manuscrito publicado por el Instituto de Familias de Schoenstatt para su uso interno.)
    

Conferencia del Padre Kentenich a la juventud femenina de Schoenstatt en la tarde del día 11 de agosto de 1936 en Schoenstatt


Capítulo 1º

DISPOSICIÓN

Introducción

Nuestro ideal de generación:
“Todo, hasta lo último, por Schoenstatt, fuente de vida para la Iglesia joven” 
- aspiración por encarnar la “persona heroica” 
- así, “fuente de vida” para la Iglesia joven

Vinculación entre el ideal de generación y el ideal de familia schoenstattiana: 
- Voces del tiempo 
-Voces del propio corazón 
-Voces de la historia de nuestra Familia de Schoenstatt

Responsabilidad de todos para que existan familias schoenstattianas ideales 
de aquellos que están llamados a la vida virginal 
de los que están llamados al matrimonio: ya en la juventud trabajar por esta meta.

Enunciado de las tres reflexiones sobre la Familia de Nazaret



TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

La Historia Sagrada nos narra sobre los tres Reyes Magos que fueron conducidos en el Oriente por una estrella. También nosotros encontramos una estrella: Quizá pueda ser nuestro ideal personal o el ideal de nuestra generación: “Todo, hasta lo último, por Schoenstatt, fuente de vida para la Iglesia joven”.

Es probable que nos suceda lo mismo que les sucedió a los Magos. Mientras ellos veían la estrella, estaban seguros del camino. Cuando se escondió su luz, no supieron cómo seguir adelante.

¿No tuvimos experiencias semejantes con nuestro ideal de generación? Lo que se halla en consonancia con nuestro ideal: “Todo, hasta lo último, por Schoenstatt, fuente de vida para la Iglesia joven”, nos hizo interiormente libres, alegres, grandes y fuertes. Lo que no se conectó con el ideal, lo que no pudimos relacionarlo con él, seguramente no nos motivó ni nos entusiasmó.

Si bien no lo sé expresamente, supongo sin embargo, que también el objetivo de estos días lo han incorporado al ideal: ser una personalidad heroica, para llegar a ser una fuente de vida para la Iglesia joven. Es fácil comprender la correlación que hay en esto. Si me esfuerzo por acceder al ideal de una personalidad heroica, tendré que hacer sacrificios, abundantes y bien grandes sacrificios. Los haré con mucha alegría y de este modo me transformaré en una personalidad heroica, y los ofreceré como capital de gracias. De esa forma aportaré a que la Iglesia joven se alimente y fortifique. También pudo afirmar que si este ideal conforma todo mi ser, ayudaré – por el ejemplo – a que se despierten en muchas jóvenes, aquellas de mi edad con las que convivo, muchas cosas buenas.

Seguramente ustedes encontraron aún otras y más destacadas relaciones entre el tema de la jornada y el ideal de nuestra generación. No me extrañaría que un ideal así, tan polifacético, haya encontrado una variada e importante acogida en ustedes. No pocas de ustedes habrán intentado relacionar el ideal de generación con el ideal de familia que surge poco a poco en el horizonte de sus vidas. Ya habrán conversado, soñado y meditado, a menudo y en común, cómo debería ser una familia schoenstattiana. “Todo, hasta lo último, por Schoenstatt”. Debemos mantener en alto este ideal, de lo contrario perderemos el vínculo interior que nos sostiene. ¿Cómo se compagina el ideal de una familia schoenstattiana, según nuestro modo de pensar y de sentir, con el ideal de la generación?

Primero quisiera constatar que es comprensible que a muchas de ustedes el ideal de familia, aún más, el ideal de familia schoenstattiana, esté ante sus ojos como meta ardientemente deseada. Bastaría para eso estudiar el lenguaje de la historia de Schoenstatt e interpretarlo adecuadamente. Es un lenguaje con tres connotaciones el que nos habla en forma diáfana del ideal de una familia schoenstattiana.

La voz del tiempo. Si nos reconocemos como hijos de Schoenstatt, si hemos consagrado todas nuestras fuerzas juveniles a Schoenstatt y hemos entretanto crecido, habremos hecho bastantes y profundas observaciones que nos permite poder asegurar con bastante claridad: si Europa quiere hoy permanecer cristiana, o volver a ser cristiana, entonces debemos concentrar todas nuestras fuerzas para formar familias según el ideal católico, para crear por todas partes “islas de familias ideales”.

Recordemos cómo las instituciones se han ido degradando con el tiempo. Sin embargo afirmamos que hay una institución que permanece porque fue fundada directamente por el mismo Dios basada en el derecho natural y en el derecho positivo divino. Es la familia. La familia no puede ni debe ser suprimida. La familia es la célula básica de la sociedad humana. Eso no lo sabemos sólo con el entendimiento, sino porque lo hemos experimentado siempre en la vida. Si deseamos que la vida pública vuelva a ser cristiana, debemos aplicar todos los medios a nuestro alcance para que nuestras familias vuelvan a ser cristianas y santas. Y si hoy en día se hace tanto hincapié en la familia y el matrimonio, y se subraya que la misión de la mujer es dar hijos a la patria (nota del traductor: esta charla fue dada en pleno apogeo del nacionalsocialismo en Alemania), nosotros lo entendemos así: se trata no de la familia en general sino de la familia ideal, de la familia schoenstattiana. Por eso comprendemos a aquellos que, percibiendo las voces de los tiempos, comienzan a ocuparse del ideal de la familia.

A esto se agrega una segunda voz, que es muy fuerte y comprensible: la voz del propio corazón. El Buen Dios hizo nuestro corazón para amar. En general estamos en la tierra para formar una familia, para fundarla y darle espíritu. Por lo tanto es lo más normal que en una cierta etapa de la vida nuestro corazón se incline fuertemente hacia el ideal de una familia, hacia el ideal de una familia schoenstattiana.

¿No relacionamos, al mismo tiempo, con estas voces del tiempo y del corazón, la voz de la historia del Movimiento? ¡La historia de ayer y la historia de hoy! Quizá no sepan ustedes que ya desde el comienzo todo el Movimiento de Schoenstatt tenía ante sus ojos al ideal de una familia schoenstattiana. Fue en el año 1916, cuando hice imprimir en unas tarjetas tres versos breves. Uno de ellos es muy conocido.  Fueron tres motivaciones o tres oraciones cortas que querían expresar profundamente el sentido de nuestras aspiraciones por el ideal der ser familia. “Madre Tres Veces Admirable, enséñanos a combatir …………” (Ver Libro de oraciones HACIA EL PADRE, pág. 211). Se trata de un ideal, de una idea directriz, que hasta hoy nos animó siempre de nuevo en la Familia de Schoenstatt, y que nos condujo hacia arriba. También a nosotros nos anima este pensamiento. Estamos aquí para eso, para luchar valientemente por un amor profundo, íntimo y orgánico a María.

Había otra oración corta para la juventud universitaria:

     “En el corazón, llamas ardientes,
     se consumen los hijos de las musas
     verdaderamente por lo grande y fuerte
     que los hace héroes:
     Por eso, sé para ellos Madre, Señora y Hogar,
     y envíales jefes que los conduzcan
     hacia la Palabra Divina.”

La tercera oración es, mi querida juventud schoenstattiana, la que realmente toca el nervio de aquellos que anhelan formar una familia ideal y schoenstattiana. La conocen, pero probablemente nunca la interpretaron en este sentido: “Madre, con tu Hijo Divino, desciende a los caminos de nuestra patria ……….” (Ver HACIA EL PADRE, pág. 211). Mediten alguna vez cómo en esta oración se halla el ideal de la familia schoenstattiana. ¿Saben ustedes por qué compuse estas oraciones y las sembré en el alma de nuestros jóvenes, de aquellos que deseaban ser sacerdotes? Lo hice para mostrar el ideal de familia.

“Madre, con tu Divino Hijo …….”. Aquí está ante nosotros la Madre de Dios, como madre de familia. Que descienda como madre de familia a los caminos de la patria, y ayude a que tengamos sanas familias. No solamente madre e hijo, sino madre e hijo unidos en el amor. Unidos, así deben recorrer los caminos de la patria. La patria debe encontrar – reencontrar – a Cristo en los brazos de su Madre. Pero en las palabras: “Madre e hijo unidos en el amor”, resuena también la idea de la madre de familia y del amor al hijo en la familia natural.

“Madre e Hijo unidos en el amor”. Quizá les extrañe que haya compuesto esta oración corta para jóvenes que querían ser sacerdotes. Como en tantas otras ocasiones, desde los comienzos vimos y expresamos claramente la meta que más tarde se fue perfilando. Por eso piensen que las voces de la historia de Schoenstatt hablan bien claramente del gran ideal de la familia schoenstattiana. Son las voces de la historia pasada y del presente.

Ustedes saben cuántas familias schoenstattianas han sellado su matrimonio en nuestro pequeño Santuario (se refiere el Santuario original) en los últimos años. Son aquellos jóvenes y aquellas jóvenes que vienen de la juventud schoenstattiana, y desean sellar aquí en nuestro pequeño Santuario  su alianza matrimonial para toda la vida, y poder fundar auténticas familias schoenstattianas.  Ya se habrán dado cuenta también que hay siempre más y más familias que en su casa tienen como símbolo exterior un cuadro de la imagen de Schoenstatt, parecido a un rincón religioso, un rincón schoenstattiano en su hogar, en donde cantan y rezan oraciones schoenstattianas. El dicho conocido: “A la sombra del Santuario se codecidirán los destinos de la Iglesia en los próximos siglos”, tendrá su pleno vigor recién, si nos resulta formar tales “islas de familias”, tales familias schoenstattianas.

“Schoenstatt es mi mundo, mi mundo debe hacerse Schoenstatt”. Así como es Schoenstatt, así debe ser mi familia. En Schoenstatt está el Santuario, hay cantos y oraciones, y sobre todo está el espíritu schoenstattiano.

¿No es inoportuno hablar así en público de la familia schoenstattiana? ¿No habrá entre ustedes muchas que piensen haber recibido de Dios el llamado a vivir virginalmente? Sin duda que hay muchas con esta vocación. Pero, ¿no debemos justamente aportar todas para que se realice el gran ideal de la familia schoenstattiana? ¿No creen que como juventud de Schoenstatt aportaremos con esto esencialmente, a que el Movimiento sea fuente de vida de la Iglesia joven? Es posible que lo logremos si cada uno, a su modo, aporta en algo para el nacimiento y crecimiento, para la conformación de un ideal de vida familiar y schoenstattiana.

Este desafío vale también para las que eligen como vocación la vida virginal. Sí, hoy en día debemos apreciar mucho este gran don de la virginidad, pues por todas partes hay muchos ataques contra la vida virginal. Si Dios me llamó a vivir en el estado virginal, debo vivir una vida de sacrificios, y así colaborar para el crecimiento de familias schoenstattianas santas. Puedo ofrecer mi capital de gracias a Dios y a la Virgen María para que ellos formen y hagan crecer muchas familias schoenstattianas ideales. Todas las que se sienten impulsadas interiormente a la virginidad no deben perder nunca de vista esta misión.

Pero hay entre ustedes otras que tienen la vocación de sellar la alianza matrimonial, dándole su mano al varón ideal y ayudar directamente a formar una familia schoenstattiana ideal. No sé, por tanto, a quien debo dirigirme en este momento, si a las primeras o a las segundas. Opto por las últimas, pero deseo estimular a todas a que aporten en la formación y creación de la vida de familia schoenstattiana ideal.

Lo que nunca estuvo en nuestros sueños juveniles, lo que no nos entusiasmó en la juventud, tampoco lo realizaremos en la rutina de la vida diaria. Quizá el ideal de la familia schoenstattiana no iluminó hasta ahora suficientemente nuestra vida.  ¿Cómo mostrarles esta familia ideal? Tal vez relacionándolo con la frase “Madre, con tu Divino Hijo …..” Quizá ustedes puedan desde ahora rezarla más a menudo: “Desciende a los caminos de nuestra patria”. ¿A qué se refieren estas pequeñas oraciones? A la Familia de Nazaret. Debemos detenernos un poco aquí: en Nazaret y en la Sagrada Familia.

A continuación les desarrollaré tres pensamientos. La Sagrada Familia - Ustedes saben que nuestro Santuario no es solamente un Tabor, sino también nuestro Nazaret. Allí encontramos todo lo que nos mueve. Nuestro Nazaret, o sea el reflejo de la Familia de Nazaret. ¿De qué se trata? ¿Cómo es y qué significado tiene? 

La Sagrada Familia debe ser, en primer lugar, el ideal de una familia schoenstattiana. La vemos, en segundo lugar, como la imagen más radiante de la unión que reina en la vida divina intratrinitaria. Y en tercer lugar, la concebimos como la imagen radiante de la vida de una comunidad eclesial.



(Continuará la semana que viene)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El ideal católico del matrimonio (3)


PEDAGOGÍA MARIANA DEL MATRIMONIO

(Ver nota previa del miércoles 30 de noviembre de 2011)


Capítulo 4º

DISPOSICIÓN

-  ¿Cómo llegar a la valoración necesaria del ideal del matrimonio? Necesidad de una educación religiosa y moral integral.
- Valoración no sólo en el orden natural, sino en el orden sobrenatural: necesidad de captar, comprender, vivir y realizar el matrimonio como sacramento. Vivir una destacada intimidad con Cristo, como miembros de su Cuerpo.
- ¿Cómo propagar esta valoración?:
1. Trabajar en la explicación del ideal del matrimonio (Confesionario, parroquias, grupos, movimiento, etc.)
2. Procurar una educación mariana integral:
- la educación mariana crea la atmósfera adecuada
- la educación mariana fortalece la receptividad del alma
- la educación mariana ilustra el ideal y ayuda a ponerlo en práctica
¡Porque educación mariana supone y trae consigo una vinculación a María!
- Para vivir el ideal católico del matrimonio se necesita la gracia divina. ¡Quien dice María, dice gracia!


TEXTO DEL FUNDADOR

¿Cómo podemos adquirir la visión y alta valoración del matrimonio según el orden natural y la voluntad de Dios? La valoración o estimación abarca más que el mero conocimiento. Significa vibrar con entusiasmo por este ideal. El único camino que conduce a ese fin es la educación consecuente de la persona como personalidad religiosa-moral de alto valor. Sólo aquel que tenga un gran amor a Dios, se inclinará en forma humilde, entusiasta y respetuosa ante las leyes del matrimonio. Si no amo profundamente a Dios, no podré abrazar la voluntad divina expresada ya sea en los mandamientos o en el orden de la creación.

No nos engañemos: si queremos superar la crisis del matrimonio en forma efectiva, solamente lo podremos lograr a través de la educación de personalidades éticas de alto valor. En este contexto debemos tener en cuenta que la pedagogía del matrimonio deberá contemplarse siempre en el marco y en el organismo de una educación integral. Todo lo que realicemos en el plano educativo en cualquier fase de la vida, debe estar orientado a la pedagogía matrimonial. Con ello estamos considerando a la pedagogía del matrimonio como la flor escogida y perfecta de una pedagogía integral católica perfecta. Dentro de esta pedagogía matrimonial será de una importancia decisiva que consigamos una alta valoración del ideal del matrimonio. Sin esa alta valoración será imposible motivar a las personas a realizarlo, y de esta forma hacer que el orden del ser se convierta en orden de vida.

Si esta exigencia es aplicable en la consideración del matrimonio en el plano del orden natural, cuanto más lo será si vemos al matrimonio en el orden sobrenatural. Por ello, si realmente queremos conducir a los esposos y a la familia hacia las alturas de ese nivel, debemos luchar por un elevado espíritu de fe. Quien capte, comprenda, viva y realice el matrimonio como sacramento desde el punto de vista de la fe, deberá haber llegado a una destacada intimidad con Cristo; debe poseer una profunda comprensión de su realidad membral, del Cuerpo místico de Cristo. Hacia esas alturas deben acceder los matrimonios y familias, si deseamos que se produzca una verdadera renovación. Quien no tenga una profunda comprensión de la realidad sobrenatural, del mundo de la gracia, especialmente de la realidad de nuestro carácter membral, no captará en lo más mínimo el último y más profundo sentido del matrimonio cristiano. Esto vale para los esposos, especialmente para aquellos que están activos en la pedagogía matrimonial, y finalmente y también para los sacerdotes.

El matrimonio natural ha sido incorporado en todo su ser, en su estructura ontológica, al nuevo orden real sobrenatural, dado que fue elevado por Cristo a la categoría de sacramento. Es así como ha sido situado de forma peculiar en el mundo y orden de ser sobrenatural. No hay que interpretarlo como si al matrimonio se le hubiese agregado algo a su realidad del orden natural; no, se ha producido algo mucho más excelso: todo el matrimonio en su orden natural ha sido elevado en su totalidad al orden de la gracia.

¿Cómo podemos despertar y propagar la alta valoración del ideal matrimonial en nuestra sociedad?

1. El primer imperativo dice: trabaja para que haya una profunda y clara explicación del ideal católico del matrimonio. En este contexto debemos esforzarnos para formar un nuevo movimiento matrimonial católico. A propósito, los sacerdotes deberán reflexionar lo que pueden hacer al respecto en el confesionario, en sus homilías, en las reuniones de grupo o ante toda la asamblea parroquial. Será bueno también el consejo personal. En todos los casos es necesario por supuesto tener tacto, respeto y un conocimiento seguro. Sea como fuere, debemos levantar el nivel de nuestro pueblo, deben surgir de nuevo dirigentes que estén dispuestos a entregarse por el ideal católico del matrimonio y que esparzan la buena semilla de una enseñanza correcta.

2. El segundo imperativo: procura que exista una profunda educación mariana integral. El hombre mariano posee una receptividad natural para los grandes ideales del matrimonio. Educando al pueblo en forma mariana, bastará con proclamar en determinadas oportunidades las grandes verdades sobre el ideal católico del matrimonio, y las mismas se convertirán en un complejo de valores, debido a la disposición que se da a través de la educación mariana. 
En concreto podemos decir que:
- la educación mariana crea la atmósfera natural y sobrenatural necesaria para la asimilación del ideal católico del matrimonio;
- la educación mariana crea y fortalece la receptividad del alma o la receptividad subjetiva para la tarea del ideal católico del matrimonio;
 - la educación mariana constituye una enseñanza ilustrativa extraordinaria sobre el ideal católico del matrimonio, y ayuda a ponerlo en práctica de forma original.    

¿Por qué todo esto? El núcleo de la educación mariana lo constituye la vinculación mariana. La vinculación filial a la Madre de Dios no sólo satisface la necesidad humana de cobijamiento, sino que produce un doble efecto: nos lleva ideológicamente e instintivamente a una actitud mariana, o sea, a una actitud esencialmente cristiana, y proporciona aquello que es imprescindible para vivir y aspirar al ideal católico del matrimonio: la gracia divina. Pues quien dice María, dice gracia.

(Se puede ampliar información con la lectura del curso completo  “Pedagogía Mariana del Matrimonio” del Padre José Kentenich,  Editorial Schoenstatt, Santiago de Chile)
      

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El ideal católico del matrimonio (2)



PEDAGOGÍA MARIANA DEL MATRIMONIO

(Ver nota previa del miércoles, 30 de noviembre de 2011)

Capítulo 3º

DISPOSICIÓN

El instinto sexual: su sentido y finalidad
-          Sentido natural: fuerza inmanente y tendencia al otro sexo; unión amorosa y transmisión de la vida
-          En la estructura del ser humano se da una bisexualidad corporal y espiritual. “…… hombre y mujer los creó (Gén, 1,27)”
-          El instinto sexual  es importante:
·         para el individuo: necesidad y capacidad de complementación entre el hombre y la mujer. // A la luz del orden divino y natural, en el amor matrimonial pleno se da la vivencia de unidad, y con ello el ser humano perfecto.
·         para la comunidad: supervivencia del género humano
-          Sólo en el ser humano el acto que se deriva del instinto sexual es un acto ético: si se ejecuta el acto, se debe asumir todo lo que trae consigo dicho acto
-          A pesar de las debilidades, no desviarse del orden de ser y del orden natural.


TEXTO DEL FUNDADOR

¿Cuál es el sentido  y la finalidad del instinto sexual en el orden natural? También podría preguntar: ¿Cómo es el ideal del matrimonio desde el punto de vista puramente natural? Mientras que en la segunda pregunta se refleja más el fin en su pleno y claro desarrollo, en la primera se trata de reconocer su finalidad y el ideal con toda nitidez. Al investigar el instinto sexual, debemos tener presente que no se trata de un ámbito vital cualquiera del hombre, sino que se trata por el contrario de un ámbito vital muy destacado. El instinto sexual es el instinto más poderoso y elemental de la naturaleza humana, mucho más fuerte que el instinto de conservación y el instinto de actividad. Por este motivo se desprende que este instinto tiene también un marcado sentido natural, que además tiene que ser  de alguna forma reconocible y que puede conocerse realmente con claridad. En las siguientes reflexiones queremos esforzarnos por acceder a esa claridad. En primer lugar plantearemos cuatro verdades y sacaremos después algunas consecuencias al respecto.

1.       En primer lugar repetimos la cuestión ya planteada: ¿Cuál es el sentido natural del instinto sexual? La respuesta es: El sentido natural del instinto sexual está en la fuerza inmanente y en la tendencia hacia el otro sexo. En otras palabras: el objeto contenido de forma germinal en el instinto sexual,  y consecuentemente el sentido del instinto,  es directamente la unión amorosa con el otro cónyuge y la consecuente transmisión de la célula germinal, e indirectamente la descendencia. Si esta aseveración está clara en todas sus relaciones, llegaremos fácilmente a la interpretación correcta.

2.        En segundo lugar nos preguntamos por el motivo de este sentido natural. La respuesta la encontramos en el rasgo de la bisexualidad que posee la estructura del ser humano, o mejor dicho: en la bisexualidad corporal y espiritual que se encuentra en la estructura del ser humano. Si nos observamos a nosotros mismos o a los demás, encontraremos en la persona humana no sólo una diferencia corporal de los dos sexos, sino también una diferencia espiritual de los mismos. Si abrimos la Sagrada Escritura encontraremos la maravillosa frase: Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, hombre y mujer los creó (Gén 1,27). Esta es otra forma de expresión de la bisexualidad.

3.       En tercer lugar queremos mostrar el significado del instinto sexual, que es inmensamente grande tanto para el individuo como para las comunidades humanas y para toda la sociedad humana. ¿Qué significa el instinto sexual para el individuo? Dios ha creado al ser humano como hombre y mujer. Ambos son seres humanos y no obstante son, en su expresión humana, distintos y opuestos espiritual y corporalmente; por eso dependientes el uno del otro tanto en la necesidad de complementación como en la capacidad de complementación.  Dios no quiso encarnar la idea del ser humano en un solo tipo, sino que creó dos modos para representarlo.  La idea completa del ser humano está encarnada por lo tanto en el hombre y en la mujer. En su totalidad representan una unidad. Por lo tanto, el varón no es de por sí la plena realización de la idea del ser humano, ni tampoco la mujer. Ambos fueron pensados y creados por Dios para que constituyeran una biunidad. Nosotros tenemos una indicación a la biunidad querida por Dios en las siguientes palabras de la Sagrada Escritura: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gen 2,18)

Por ello la comunidad matrimonial no puede ser concebida como un círculo con un solo punto central, sino como una especie de elipse que tiene dos focos. El hombre y la mujer deben encarnar una posición de autoridad: el hombre a través de su dominio en el orden y en el mando y la mujer a través del dominio del corazón y del amor. La naturaleza de la persona humana ha sido conformada por Dios de tal forma que los dos sexos tengan el instinto de complementación corporal y espiritual. ¡Y qué importancia tan elemental tiene este instinto! En él una persona se entrega a otra de un modo singular como principio de complementación, en la conciencia y vivencia de que ella misma haya su complementación en el hecho de la entrega y complementación del otro. La unión de amor matrimonial constituye por eso una experiencia única y enriquecedora en el dar y recibir. A la luz del orden divino y natural, esta vivencia es tan profunda, debido a que se produce la vivencia de unidad. El ser humano perfecto se da en la unión de las cualidades activas y pasivas, del ser masculino y del ser femenino.
Ahora comprendemos que lo que dice la Sagrada Escritura en Gén 2,24 es evidente: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer”. Nos encontramos aquí con el sentido natural del instinto, que representa una fuerza de amor única en su profundidad y en su envergadura.

¿Y cuál es el significado del instinto sexual para la comunidad? La relación de los hombres, en general, se convierte en relación afectiva sólo por el instinto sexual entendido como necesidad y capacidad de complementación física y psíquica. Si las personas no se sintieran atraídas de esta forma, fácilmente estarían mutuamente en oposición debido a un egoísmo  extremo. El significado del instinto sexual para el género humano es obvio sin mayor explicación. Sin el sentido natural del instinto sexual, sin la tendencia a la transmisión de la célula germinal y la descendencia, no habría supervivencia del género humano. Este estaría condenado a la desaparición. Dios ha querido que la continuidad del género humano esté asegurada a través del instinto sexual.

4.      Veamos en cuarto lugar la modalidad original del acto humano en el instinto sexual. Lo más importante que se debe decir, es que sólo en el ser humano el acto que se deriva del instinto sexual es un acto ético. Esto quiere decir: cuando la persona realiza el acto sexual, puede y debe hacerse sólo con la conciencia plena de la responsabilidad que encierra, con todas las consecuencias inherentes y propias del mismo acto. ¿Cuál es el componente voluntario del acto sexual? Es el acto de unión amorosa, física y espiritual, y todo lo que directa o indirectamente lleva a ello. Sin embargo las consecuencias escapan al dominio de la voluntad.

Aquí tenemos el pensamiento central que debemos interiorizar: si yo realizo el acto sexual, debo y quiero dar un sí a todo lo que se deriva de la naturaleza del acto. Recordemos, por de pronto, cómo actúa la naturaleza en la unión amorosa. Sabemos que las células germinales masculinas acceden en virtud de un acto reflejo en los órganos femeninos. Allí buscan en virtud de un movimiento inmanente la fusión con el óvulo femenino. Si se produce esta fusión, Dios crea e infunde el alma a ese nuevo ser, gestándose así una nueva persona, una nueva imagen de Dios. Completado el acto, se da un fenómeno natural  que debe seguir su camino y cuyo desarrollo no debe ser interrumpido. Toda interrupción sería un acto contra la naturaleza. Lo que no le está permitido a la persona. Repito el pensamiento y lo hago en esta ocasión de otra forma: ¿Qué es el acto sexual y todo aquello que conduce al mismo? Es un acto parcial en una secuencia de actos, un elemento de una unidad orgánica objetivamente mayor. Quien ejecuta el acto parcial, si quiere actuar moralmente, debe asumir todo lo que trae consigo dicho acto: transmisión de las células germinales y la procreación. No es correcto querer y ejecutar solamente un acto parcial y desvincularlo de la totalidad a la que pertenece según la naturaleza y con ello según la voluntad de Dios. El acto sexual humano es solamente un acto moral, si se ejecuta en la conciencia de que se trata de un acto parcial que no debe ser separado del fenómeno natural al que pertenece. Si alguien dice sí solamente al acto separado de sus consecuencias, nos encontramos objetivamente ante un pecado.

Debemos estar aferrados a estos principios. Esto supone: nosotros debemos permanecer firmemente anclados en el fundamento del orden de ser y del orden natural, y no dejar apartarnos del mismo por ningún motivo. Naturalmente: en la práctica todos somos personas débiles. Sin embargo, por muchas infracciones que se den en la práctica contra el orden de ser, nunca nos motivarán a desplazarnos de esa vía. Cualquier alteración en el orden natural, desencadena la venganza de la naturaleza.


(Continuará con Capítulo 4º)

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El ideal católico del matrimonio (1)


A modo de prólogo


El Padre José Kentenich entregó su vida al servicio de la renovación moral y religiosa de la Iglesia y el mundo. Durante los sesenta años de su ministerio pastoral fueron incontables las ocasiones en las que de forma oral o escrita destacó el valor de la renovación del matrimonio y de la familia, lo que se reflejó también en el movimiento de familias católicas por él fundado. Son de destacar sus aportes no sólo en la pedagogía y espiritualidad familiares, sino especialmente sus orientaciones respecto al ideal matrimonial, a la moral matrimonial y a la pedagogía para el matrimonio. El autor de este BLOG quiere traer a esta “vetana” digital – semanalmente y durante los próximos meses - una colección de textos sobre estos temas para aquellas personas que, por su vocación o por su tarea pastoral, necesiten acceder de forma rápida a la escuela del Fundador para conformar su propia vida o para sustentar su trabajo pedagógico. En este contexto, es necesario tener en cuenta siempre los años en que fueron expuestas las ideas que se transcriben, la peculiaridad del idioma hablado y la dificultad de la traducción al español. Para mayor información se citarán siempre las fuentes originales.


PEDAGOGÍA MARIANA DEL MATRIMONIO

(Nota previa: En el año 1933 el Padre Kentenich da una serie de conferencias a sacerdotes y educadores sobre la pedagogía matrimonial mariana. Acababa de publicarse la Encíclica “Casti Connubii” de Pio XI sobre el matrimonio. Se trata del texto más importante del Fundador de Schoenstatt sobre este tema. En el año 1968, inmediatamente después de la publicación de “Humanae Vitae”, el Padre Monnerjahn publicó un extracto de la jornada pedagógica citada en "REGNUM",  revista alemana de los Padres de Schoenstatt  (Ver Regnum 3 [1968] Pág 166-174). El Padre Monnerjahn mejoró el estilo del texto inicial y lo presentó al Padre Kentenich para su corrección y aprobación. El Padre incluyó algunas rectificaciones y autorizó dicha publicación, cuya traducción publica hoy este Blog. Es un texto corregido y autorizado por el Fundador de Schoenstatt años después de pronunciar sus conferencias pedagógicas, lo que da una importancia especial al mismo. Son cuatro capítulos, que aparecerán sucesivamente en esta y en las próximas dos semanas. Textos tomados de: Pater Joseph Kentencih: "Das Katholische Eheideal", eine Textsammlung von Pater Heinrich M. Hug, herausgegeben als Manuskript, 1989 - Traducción: F. Nuño)


Capítulo 1º

DISPOSICIÓN

-  Ideal católico del matrimonio: procurar su comprensión y su máxima valoración
-  Dificultades en la vivencia del ideal:
- crisis habitacional, laboral y vital
            - falta de una fuerte vida religiosa
- Tareas:
            - conocer y poner en práctica las Encíclicas de los Papas
- seguridad y firmeza en los principios, comprensión bondadosa en los casos individuales
            - formación de un Movimiento de matrimonios católico


TEXTO DEL FUNDADOR

La elaboración y cristalización del ideal del matrimonio en su pureza clásica ha sido necesaria en todos los tiempos, y lo será también en los tiempos venideros. No solamente hoy, siempre ha habido inmoralidades, también inmoralidades en el matrimonio. Pero hoy la ruina de la vida moral en el matrimonio es alarmante porque en amplios círculos se ha perdido la idea del matrimonio puro. Cuando las ideas se desvirtúan, se produce la caída desenfrenada al abismo. Por eso es especialmente necesario en el tiempo actual anunciar y propagar el ideal católico del matrimonio en toda su grandeza y belleza.
La razón más profunda de las dificultades existentes en el matrimonio está en la resistencia y hostilidad que la vida actual presenta ante la realización del ideal católico del matrimonio. Recordemos las diversas dificultades con las que se enfrentan los actuales matrimonios: crisis laboral, crisis vital, crisis habitacional y crisis pedagógica. También en otras épocas ha habido estas crisis, pero en el fondo existía entonces una actitud religiosa en el pueblo que aseguraba el ideal del matrimonio. Hoy día ya no es así. Existen hoy día ambientes con matrimonios que no sufren la crisis habitacional, laboral y vital y, sin embargo, el ideal matrimonial se ha oscurecido. Estos no son capaces de dominar sus instintos por su indigencia religiosa, por la falta de una fuerte vida religiosa. Sólo se podrá dominar y vencer esta indigencia a través de una profunda y heroica vida religiosa.
Quien se mueve en la vida contemporánea, debe conocer los apremios que cargan sobre ella, para que pueda mostrar bondad y dulzura en la aplicación del ideal del matrimonio. También nosotros los sacerdotes debemos soportar y compartir estos apremios. Sin embargo sería equivocado decir: estos pobrecitos sufren tanto por ello …… y dejar correr las cosas. Nuestra actitud debe ser por el contrario la siguiente: si sé que los esposos afirman el ideal del matrimonio, y a pesar de ello son demasiado débiles para llevarlo a cabo en todos los casos, mi actitud será: duro con el error, pero bondadoso con el que comete el error. Hoy se exige obrar con seguridad frente al error, porque predomina demasiada inseguridad y relativismo conceptual. Por lo mismo tenemos que agradecer al Santo Padre el que nos haya regalado tanta claridad en este asunto.(*) Mediante la Encíclica sobre el Matrimonio se debería suscitar un movimiento para la propagación, realización y mantenimiento del ideal católico clásico del matrimonio en toda su pureza. En todas partes necesitamos portadores y heraldos de este ideal. El mundo solo podrá ser renovado, cuando el matrimonio se renueve en Cristo.

(* Se refiere originalmente al Papa Pío XI y a su Encíclica "Casti Connubii" del 30.12.1930)

Capítulo 2º

DISPOSICIÓN

-          Ideal del matrimonio: método para su conocimiento
-          Aplicación de la ley “Ordo essendi est ordo agendi” = el orden de ser es la norma para el orden de actuar
-          Validez de esta ley: causalidad universal de Dios
-          Las cosas son pensamientos y decisiones visibles de Dios, y como tales expresiones de su voluntad
-          Actuando conscientemente contra la naturaleza se comete pecado
-          Aplicación de la ley no solo en el orden natural, sino también en el orden sobrenatural: como bautizados somos miembros del Cuerpo místico de Cristo, de lo cual deducimos con San Pablo la moral matrimonial.


TEXTO DEL FUNDADOR

El método que nos lleva a extraer el ideal del matrimonio de la esencia del mismo tiene su fundamento en la conocida ley: Ordo essendi est ordo agendi = el orden del ser es la norma para el orden de actuar. El orden de ser objetivo, tanto en la naturaleza como en el orden sobrenatural, es y debe ser la norma para nuestra forma de vida. Esta ley atraviesa toda la dogmática, la moral y la pedagogía. Quien conozca esta ley y quien sepa aplicarla en el ámbito del matrimonio, podrá estar seguro que adquirirá plena claridad sobre las cuestiones esenciales referidas al matrimonio y que sabrá entusiasmarse por el ideal católico del matrimonio. Para esta ley existe una serie de formulaciones diferentes, teniendo todas el mismo significado. Así se dice: el indicativo del ser debe convertirse en imperativo del “deber ser”. O bien: el lenguaje silencioso y mudo del orden de ser debe hacerse voz fuerte de un deber que obliga. Y también, aplicado a la persona individualmente: lo que soy, debo llegar a ser. O aquello otro: el conocimiento del orden objetivo será para mí conciencia que obliga. Todo apunta finalmente a hacer que toda la vida, obra y acciones del hombre sean una cooperación con Dios. Dicho en forma razonada: frente al concurso universal y permanente de Dios en la actuación de la persona, debemos nosotros responder con una acogida y cooperación permanente y completa de y con la voluntad y la actividad de Dios.
 ¿Cuál es la razón más profunda para la validez de esta ley sobre el orden de ser como norma para nuestro actuar? La encontramos en el hecho de la causalidad universal de Dios. Todas las cosas tienen su origen en Dios su Creador, no solo en su existencia sino en su forma de ser, en su estructura interna y en el orden interno que las conforman. Las cosas son pensamientos y decisiones visibles de Dios. Pero como tales son simultáneamente expresiones de su voluntad, que para nosotros tienen un carácter vinculante, lo que es importante para nuestras reflexiones. Por eso debemos decir que Dios nos anuncia su voluntad no sólo por los mandamientos expresados de forma explícita, por ejemplo los diez mandamientos, sino también a través de sus obras, de su estructura y de su orden. Por eso rige: si trato a un objeto de acuerdo a la estructura del ser correspondiente, cumplo con la voluntad de Dios y actúo en la virtud. Si me comporto frente a las cosas de un modo contrario a la naturaleza inmanente y a la estructura del ser, mi actuación es contraria a la voluntad de Dios y cometo pecado.
La ley del orden del ser como orden del “deber ser” no es solamente válida para el orden natural, sino también para el mundo de la gracia. También el orden de la gracia es una obra real de Dios, y precisamente para la educación del matrimonio es de suma importancia que nosotros comprendamos el orden de la gracia en este sentido. La concepción profunda del matrimonio sólo se captará a través de la fe en el Cuerpo místico de Cristo. Cuando se nos haya hecho patente y hayamos comprendido esta verdad, estaremos en condiciones de comprender el fin último del matrimonio católico; entonces le daremos también su mayor seguridad. Junto a nuestra fe en la realidad del Cuerpo místico de Cristo deberíamos añadir nuestra relación real para con el Dios Trino que adquirimos por la fe y el bautismo. En virtud de lo cual no sólo somos huellas e imagen de Dios, sino que somos hijos del Padre Eterno y templos del Espíritu Santo.
Comparemos al respecto el método pastoral de los apóstoles; en especial lo tenemos en San Pablo: el apóstol de los gentiles deduce su moral matrimonial de la realidad membral, o sea del hecho de que nosotros como bautizados somos miembros del Cuerpo místico de Cristo (ver Eph 5,28-30).


(Continuará con capítulos 3 y 4)
    

miércoles, 23 de noviembre de 2011

CINCUENTA SEMANAS CON EL PADRE

A modo de epílogo

Al concluirse el “año del Padre” en el triduo de preparación de la Familia de Schoenstatt al centenario de su fundación, el 18 de octubre de 2014, concluye también la publicación de los ‘mini-textos’ del Padre con comentarios que el autor de este BLOG ha venido ofreciendo semanalmente durante todo este año. Se han registrado más de diez mil “visitas” (10.000) al BLOG procedentes de los diversos países de América (norte y sur), y de España y Portugal. Con ello se ha puesto de manifiesto una vez más la “actualidad” de la persona y del mensaje del Padre José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, lo que agradecemos sinceramente a nuestra Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt en su Santuario.

Esta realidad es un compromiso para sus hijos. Animado por las sugerencias de algunos lectores asiduos del BLOG el autor del mismo seguirá publicando regularmente “textos del Padre Fundador”, lo que ofrece a todos, especialmente a aquellas personas que por su vocación y tarea han asumido el compromiso de leer y estudiar regularmente las enseñanzas del Fundador. Los próximos textos vendrán ordenados por temas, comenzando la primera serie con algunos referidos al “Matrimonio y la familia”.

El autor agradece a todos los lectores de este BLOG la acogida prestada al mismo y les invita a seguir visitándolo en el futuro. ¡Nos cum prole pia, benedicat Virgo Maria!

A continuación se publican los índices cronológico y temático, así como la bibliografía del Blog.



ÍNDICE cronológico

Año 2010

  8 de diciembre      Una misión común
15 de diciembre      María, maestra de vida
22 de diciembre      Paternidad y virginidad
29 de diciembre      Pensar y vivir orgánicos

Año 2011

  5 de enero           Por tu pureza, por mi pureza
12 de enero           El programa pedagógico
19 de enero           Nuestra misión carismática
26 de enero           Carácter mariano de Schoenstatt

 2 de febrero          Reconquistar Schoenstatt
 9 de febrero          Principio de gobierno
16 de febrero         Fe práctica en la Divina Providencia
23 de febrero         Una alianza de amor original

  2 de marzo          El Santuario de Schoenstatt, cuna de santidad
  9 de marzo          Nuestra red de Santuarios
16 de marzo          Exaltación de la vida interior
23 de marzo          El alma de la Familia
30 de marzo          Superar el espíritu colectivista

  6 de abril             El misterio de Schoenstatt
13 de abril             La colaboración humana
20 de abril             Participación en la vida de Jesús
27 de abril             Ser otro Cristo

  4 de mayo           ¡Que surja el hombre nuevo! El hogar
11 de mayo           La vivencia del hogar
18 de mayo           El hogar celeste y la familia
25 de mayo           El hogar, un santuario mariano

  1 de junio            La misión del “31 de mayo”
  8 de junio            Capacidad de amar
15 de junio            Fuente del amor
22 de junio            El padre: conciencia de padre
29 de junio            La tarea de la madre

  6 de julio             El hijo en la familia
13 de julio             Nuestra espiritualidad
20 de julio             Una espiritualidad tridimensional
27 de julio             El amor, ley fundamental del mundo

  3 de agosto         El heroísmo del amor
10 de agosto         El instinto del amor
17 de agosto         La alianza de amor y la historia de salvación
24 de agosto         La Nueva Alianza
31 de agosto         La alianza de amor de Schoenstatt

  7 de septiembre   El Santuario de Schoenstatt, un lugar de gracias
14 de septiembre   Los santuario filiales
21 de septiembre   María, signo de luz
28 de septiembre   María, ¡espejo de justicia!

  5 de octubre        María, signo apocalíptico
12 de octubre        María, corazón de la Iglesia
19 de octubre        Construyamos el Santuario
26 de octubre        El santuario del corazón

  2 de noviembre    El Santuario de la “Madre Tres Veces Admirable”
  9 de noviembre    Los Institutos: guardianes del Santuario
16 de noviembre    Con María, hacia los más nuevos tiempos



INDICE por temas


ALIANZA DE AMOR

23 de febrero             Una alianza de amor original
17 de agosto             La alianza de amor y la historia de salvación
24 de agosto             La Nueva Alianza
31 de agosto             La alianza de amor de Schoenstatt


AMAR

  8 de junio               Capacidad de amar
15 de junio               Fuente del amor
27 de julio                El amor, ley fundamental del mundo
  3 de agosto            El heroísmo del amor
10 de agosto            El instinto del amor


ESPIRITUALIDAD

16 de febrero           Fe práctica en la Divina Providencia
20 de abril               Participación en la vida de Jesús
27 de abril               Ser otro Cristo
13 de julio               Nuestra espiritualidad
20 de julio               Una espiritualidad tridimensional


MARIA

21 de septiembre     María, signo de luz
28 de septiembre     María, ¡espejo de justicia!
  5 de octubre          María, signo apocalíptico
12 de octubre          María, corazón de la Iglesia
16 de noviembre      Con María, hacia los más nuevos tiempos


PADRE KENTENICH (Textos autobiográficos)

  8 de diciembre 2010    Una misión común
15 de diciembre 2010    María, maestra de vida
22 de diciembre 2010    Paternidad y virginidad
29 de diciembre 2010    Pensar y vivir orgánicos
  5 de enero 2011          Por tu pureza, por mi pureza


PEDAGOGÍA

12 de enero                   El programa pedagógico
  9 de febrero                 Principio de gobierno
16 de marzo                  Exaltación de la vida interior
30 de marzo                  Superar el espíritu colectivista
  4 de mayo                   ¡Que surja el hombre nuevo! El hogar
11 de mayo                   La vivencia del hogar
18 de mayo                   El hogar celeste y la familia
22 de junio                    El padre: conciencia de padre
29 de junio                    La tarea de la madre
  6 de julio                     El hijo en la familia


SANTUARIO DE SCHOENSTATT

  2 de marzo                 El Santuario de Schoenstatt, cuna de santidad
  9 de marzo                 Nuestra red de Santuarios
25 de mayo                  El hogar, un santuario mariano
  7 de septiembre          El Santuario de Schoenstatt, un lugar de gracias
14 de septiembre          Los santuarios filiales
19 de octubre               Construyamos el Santuario
26 de octubre               El santuario del corazón
  2 de noviembre           El Santuario de la “Madre Tres Veces Admirable”
  9 de noviembre           Los Institutos: guardianes del Santuario


SCHOENSTATT

12 de enero                 El programa pedagógico
19 de enero                 Nuestra misión carismática
26 de enero                 Carácter mariano de Schoenstatt
  2 de febrero               Reconquistar Schoenstatt
23 de marzo                El alma de la Familia
  6 de abril                   El misterio de Schoenstatt
13 de abril                   La colaboración humana
  1 de junio                  La misión del “31 de mayo”
16 de noviembre          Con María, hacia los más nuevos tiempos



BIBLIOGRAFÍA

- Kentenich reader, Tomo 1: Encuentro con el Padre Fundador, Editorial Nueva Patris
- Kentenich reader, Tomo 2: Estudiar al Fundador, Editorial Nueva Patris
- “En libertad ser plenamente hombres”, Editorial Patris
- "Dios presente" – Recopilación de textos sobre la Divina Providencia, Editorial Nueva Patris
- “Documentos de Schoenstatt”, Publicación interna de la Familia, Santiago de Chile
- “Guíanos según tus sabios planes”, Editorial Schoenstatt
- “Cristo es mi vida”, P. José Kentenich, Editorial Patris 1997
- “Que surja el Hombre Nuevo”, P. José Kentenich, Editorial Schoenstatt, Santiago de Chile, 1983
- “Mi Filosofía de la Educación”, Padre José Kentenich, Editorial Schoenstatt, Chile
- “Soy el Fuego de Dios – Textos sobre el Espíritu Santo”, Editorial Patris, Chile
- Pedagogía para educadores católicos, Colección Grandes Jornadas Nr. 3 – Hermanas de María,      Florencio Varela, Argentina
- Familia sirviendo a la vida, Editado por el Instituto de Familias de Schoenstatt, 1994
- “El hombre heroico – con la guía de San Ignacio y su método”, Editorial Patris, Chile
- “Jornada de Octubre 1950”, (manuscrito), Hermanas de María, Nuevo Schoenstatt, Argentina
- “Mit Maria ins neue Jahrtausend” (Con María hacia el nuevo siglo), Schoenstatt Verlag
- “Autorität und Freiheit in schöpferischer Spannung” (Autoridad y libertad en tensión creadora), 1993


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Con María, hacia los más nuevos tiempos

Texto del Padre Fundador

Ya muy temprano nosotros, los schoenstattianos, nos fijamos como Familia el ideal de esforzarnos para que (como dice la Segunda Acta de Fundación) “seamos dignos de cooperar en el advenimiento de un tiempo en el cual la Iglesia cante con razón: Omnes haereses – etiam anthropologicas – tu sola interemisti in universo mundo. Tú has vencido las herejías antropológicas de la modernidad y generado un nuevo orden de la sociedad cristiana.” A través de nuestra alianza de amor con la MTA, desde 1914, año tras año, progresivamente, nos comprometimos con la consigna: Con la Santísima Virgen, queríamos entregarnos para marchar hacia los tiempos nuevos, alegres en la esperanza y seguros de la victoria. A lo largo de todos estos años que han pasado, nuestra mirada estuvo fija en la nueva ribera de los tiempos para el mundo y la Iglesia. Sabemos que a causa de esta orientación nuestra no fuimos comprendidos durante mucho tiempo por círculos de Iglesia que se basaron siempre, demasiado unilateralmente, en la vieja ribera de los tiempos. Nuestra alianza de amor comprometió a ambos aliados. Nosotros queríamos entregarnos por completo a la Santísima Virgen, dejarnos educar por ella. Y ella, la gran Educadora del pueblo y de las naciones, se obligó a atraernos hacia sí desde su Santuario, a fin de educarnos como instrumentos útiles en sus manos, para la cristificación mariana del mundo venidero, para gloria de Dios Padre.

Sabemos cómo ambos aliados cumplieron su tarea. Todos nosotros en mayor o menor medida, lo hemos experimentado. Desde su Santuario, ella no sólo se ha revelado como gran Misionera que continuamente realiza milagros de transformación interior espiritual, de fecundidad apostólica y de arraigo, sino que también en el ámbito de las diversas ramas de la Familia, se mostró como brillante Reformadora de la sociedad humana en pequeña escala, y como capitana por la lucha por Cristo y contra todas las fuerzas diabólicas. …………….. A lo largo de más de cincuenta años hemos experimentado, como fruto de la mutua alianza de amor, la significación, envergadura y fecundidad de la consigna dada. Por eso no nos resulta difícil repetirla con gran calidez y tomarla como norte en los próximos cincuenta años, a despecho de todas las corrientes revolucionarias en el mundo y en la Iglesia, y comprometer vida y alma por ella. A comienzos de la segunda mitad del siglo, queremos repetir a nuestra manera, con el mismo fervor, lo que Max Brunner declara solemnemente a comienzos de los primeros cincuenta años: “Ave, Imperatrix, morituri te salutan!”. Así como por entonces los primeros miembros de la Familia juraron la bandera como expresión de su consagración o de su alianza de amor con las palabras: “Esta es la bandera que elegí, no la abandonaré, se lo he jurado a Dios”, así también queremos hacerlo nosotros espiritualmente. Y como ellos, esperamos escuchar la respuesta de nuestra Aliada: Este es el instrumento que elegí. No lo abandonaré, se lo he jurado a Dios. Este juramento vale para la Familia en su conjunto y para cada uno de sus miembros.

Con esta actitud caminamos hacia el oscuro futuro. Lo hacemos con la consigna: Con María, alegres en la esperanza y seguros de la victoria, hacia los más nuevos tiempos. En la medida en que ardamos por ese lema, no descansaremos hasta que todas las personas que amamos y queremos, dentro y fuera de la patria, se unan en esa misma consigna. Entonces todos podrán repetir también junto con nosotros: Creo firmemente que jamás perecerá quien permanezca fiel a su alianza.

(Texto extraído del mensaje escrito por el Padre Kentenich a la Familia de Schoenstatt en el mes de septiembre de 1968, recogido en el Tomo XVII de ‘Propheta locutus est. Conferencias y alocuciones del P. Kentenich en sus tres últimos años de vida’, Berg Sion, 2000, 163-186, y publicado en Kentenich reader Tomo 1: Encuentro con el Padre Fundador, Págs. 296-298)


Comentario

Es el núcleo del mensaje de despedida del Padre Fundador de Schoenstatt para todos sus hijos. Lo escribió el 7 de septiembre de 1968, una semana antes de su regreso al Padre. En este mensaje el Padre Kentenich vuelve a resumir con un lenguaje sencillo su misión y su labor a lo largo de toda su vida. En el centro del mismo vemos a la figura de la Santísima Virgen en su indisoluble unión con Cristo, querida por Dios. Es la biunidad o unidad bipersonal de Jesús y María, como relación peculiarísima, la que nos ofrece la clave para conformar una nueva sociedad cristiana. El camino que conduce a un mundo configurado en Cristo pasa por María, por la conformación cada vez más mariana del mundo. En la comunidad nueva hacia la que nos encaminamos en la Redención, Cristo será la cabeza y María el corazón. Desde esta perspectiva el Padre Kentenich vivió y murió sin perder el ánimo, al contrario, pleno de una confianza y seguridad, soportadas e iluminadas a todas luces por una fe auténtica en el mundo sobrenatural. Eso fue lo que nos dejó a sus hijos. Eso es lo que sus hijos le agradecen en el mundo entero.


(Nota: con esta entrada finaliza este BLOG en su forma actual. En la semana que viene se publicarán los Índices y la Bibliografía utilizada. Han sido “CINCUENTA SEMANAS CON EL PADRE”, cuyo material queda a disposición de la Familia de Schoenstatt en este camino de preparación al primer centenario de la Alianza de Amor. Posteriormente seguirán publicándose textos del Padre Fundador sobre temas destacados en la pedagogía de Schoenstatt, comenzando con el tema del "Matrimonio y la familia")

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los Institutos: guardianes del Santuario

Texto del Padre Fundador

En este punto radica la gran misión de los Institutos: ser custodios o guardianes por excelencia. Repasen la historia ….. Siempre destaco a nuestras Hermanas de María, porque en esta área ellas en todas partes han pasado más fuertemente al primer plano. En el transcurso de los años, en cada uno de los cursos [de las Hermanas] surgieron muchos custodios, custodios del santuario en las formas más diversas. Fruto del soplo de Dios. Dios ha velado para que en medio de la confusión de los años pasados no faltaran jamás los custodios. Hemos congregado a los más variados grupos en torno del santuario, a modo de ejército o flota. El círculo más cercano ha sido constituido por los Institutos; otros círculos son las Federaciones, las Ligas, la rama de peregrinos. No olvidemos que así se gestó todo en la Familia. Permanezcamos fieles a lo gestado. “Conquisten lo que han heredado de sus padres a fin de poseerlo cabalmente”.
Según la ley de los casos preclaros, la labor específica de los Institutos es volcar a la realidad lo más central, y llevarlo como misión al mundo. Reparen en lo que hacen nuestros Institutos para formarse, para arraigar a sus miembros más profundamente en el árbol de Schoenstatt. Porque esa actividad redunda en magníficos frutos para toda la Familia. El seguro de la Familia reside en los Institutos. Si me preguntan en cuáles reside con mayor fuerza, la respuesta sólo puede ser: normalmente en aquellos que son los más sólidos en razón de tener vita communis. Lo cual no significa subestimar a los demás. Y esos Institutos son la nueva pars motrix* junto con el Instituto de nuestras Hermanas. Con esto no estamos diciendo que sólo en ellos se encuentren las personas más nobles. Estamos hablando solo desde el punto de vista de los principios, de la estrategia. Porque Dios elige sus personas de elite de cualquier Rama. Pero en principio recordemos que las exigencias más altas deben ser planteadas a las comunidades que tengan las bases correspondientes. Visto en general, también ellas deberían ser la fuente de bendición más grande.

(Texto extraído de las Conferencias de Roma, incluido en el capítulo 37 – “Construyamos el Santuario” – de Kentenich reader Tomo 2: Estudiar al Fundador, Págs. 157/158)

Comentario

Nuestro Padre Fundador está hablando en esta ocasión a los dirigentes de la Familia de Schoenstatt, reunidos con él en Roma al regreso del exilio, en el año 1965. En esas fechas se estaba concretando la fundación del Instituto de los Padres de Schoenstatt, al que el Padre se refiere cuando lo denomina la “nueva pars motrix”. Destacando la labor específica de los seis Institutos de Schoenstatt, ser casos preclaros dentro de las ramas de la Familia y llevar ese estilo de vida como misión al mundo, el Padre Kentenich recuerda la función que tienen además estas comunidades de ser los custodios de los santuarios de Schoenstatt, y que se ejemplariza, como en tantas otras cosas, en el Instituto de nuestras Hermanas de María. Ellas fueron las que asumieron la tarea de cuidar y guardar los primeros santuarios filiales en los diversos países del mundo, lo que siguen haciendo con una entrega ejemplar. La más joven comunidad de los Padres hizo lo propio, cuando fue necesario, al consolidarse su fundación en los años posteriores al último Concilio. Para completar la información, valga recordar que entre los primeros “santuarios del hogar” bendecidos por el Padre Kentenich en Milwaukee se encuentran los de las primeras familias “fundadoras” del Instituto de Familias en América, y que ellas vivieron y asumieron como verdaderos custodios de los santuarios, en su caso como “santuarios vivos” de Schoenstatt.