PEDAGOGÍA MARIANA DEL MATRIMONIO
(Ver nota previa del miércoles 30 de noviembre de 2011)
Capítulo 4º
DISPOSICIÓN
- ¿Cómo llegar a la
valoración necesaria del ideal del matrimonio? Necesidad de una educación
religiosa y moral integral.
- Valoración no sólo en el orden natural, sino en el orden
sobrenatural: necesidad de captar, comprender, vivir y realizar el matrimonio
como sacramento. Vivir una destacada intimidad con Cristo, como miembros de su
Cuerpo.
- ¿Cómo propagar esta valoración?:
1. Trabajar en la explicación
del ideal del matrimonio (Confesionario, parroquias, grupos, movimiento, etc.)
2. Procurar una educación
mariana integral:
- la educación mariana crea la
atmósfera adecuada
- la educación mariana fortalece
la receptividad del alma
- la educación mariana ilustra
el ideal y ayuda a ponerlo en práctica
¡Porque educación mariana supone y trae consigo una vinculación a María!
- Para vivir el ideal católico del matrimonio se necesita la
gracia divina. ¡Quien dice María, dice gracia!
TEXTO DEL FUNDADOR
¿Cómo podemos
adquirir la visión y alta valoración del matrimonio según el orden natural y la
voluntad de Dios? La valoración o estimación abarca más que el mero
conocimiento. Significa vibrar con entusiasmo por este ideal. El único camino
que conduce a ese fin es la educación consecuente de la persona como
personalidad religiosa-moral de alto valor. Sólo aquel que tenga un gran amor a
Dios, se inclinará en forma humilde, entusiasta y respetuosa ante las leyes del
matrimonio. Si no amo profundamente a Dios, no podré abrazar la voluntad divina
expresada ya sea en los mandamientos o en el orden de la creación.
No nos engañemos: si
queremos superar la crisis del matrimonio en forma efectiva, solamente lo
podremos lograr a través de la educación de personalidades éticas de alto
valor. En este contexto debemos tener en cuenta que la pedagogía del matrimonio
deberá contemplarse siempre en el marco y en el organismo de una educación
integral. Todo lo que realicemos en el plano educativo en cualquier fase de la
vida, debe estar orientado a la pedagogía matrimonial. Con ello estamos
considerando a la pedagogía del matrimonio como la flor escogida y perfecta de
una pedagogía integral católica perfecta. Dentro de esta pedagogía matrimonial
será de una importancia decisiva que consigamos una alta valoración del ideal
del matrimonio. Sin esa alta valoración será imposible motivar a las personas a
realizarlo, y de esta forma hacer que el orden del ser se convierta en orden de
vida.
Si esta exigencia es
aplicable en la consideración del matrimonio en el plano del orden natural,
cuanto más lo será si vemos al matrimonio en el orden sobrenatural. Por ello,
si realmente queremos conducir a los esposos y a la familia hacia las alturas
de ese nivel, debemos luchar por un elevado espíritu de fe. Quien capte,
comprenda, viva y realice el matrimonio como sacramento desde el punto de vista
de la fe, deberá haber llegado a una destacada intimidad con Cristo; debe
poseer una profunda comprensión de su realidad membral, del Cuerpo místico de
Cristo. Hacia esas alturas deben acceder los matrimonios y familias, si
deseamos que se produzca una verdadera renovación. Quien no tenga una profunda
comprensión de la realidad sobrenatural, del mundo de la gracia, especialmente
de la realidad de nuestro carácter membral, no captará en lo más mínimo el
último y más profundo sentido del matrimonio cristiano. Esto vale para los
esposos, especialmente para aquellos que están activos en la pedagogía
matrimonial, y finalmente y también para los sacerdotes.
El matrimonio natural
ha sido incorporado en todo su ser, en su estructura ontológica, al nuevo orden
real sobrenatural, dado que fue elevado por Cristo a la categoría de
sacramento. Es así como ha sido situado de forma peculiar en el mundo y orden
de ser sobrenatural. No hay que interpretarlo como si al matrimonio se le
hubiese agregado algo a su realidad del orden natural; no, se ha producido algo
mucho más excelso: todo el matrimonio en su orden natural ha sido elevado en su
totalidad al orden de la gracia.
¿Cómo podemos
despertar y propagar la alta valoración del ideal matrimonial en nuestra
sociedad?
1. El primer
imperativo dice: trabaja para que haya una profunda y clara explicación del
ideal católico del matrimonio. En este contexto debemos esforzarnos para formar
un nuevo movimiento matrimonial católico. A propósito, los sacerdotes deberán
reflexionar lo que pueden hacer al respecto en el confesionario, en sus
homilías, en las reuniones de grupo o ante toda la asamblea parroquial. Será
bueno también el consejo personal. En todos los casos es necesario por supuesto
tener tacto, respeto y un conocimiento seguro. Sea como fuere, debemos levantar
el nivel de nuestro pueblo, deben surgir de nuevo dirigentes que estén
dispuestos a entregarse por el ideal católico del matrimonio y que esparzan la
buena semilla de una enseñanza correcta.
2. El segundo imperativo: procura que exista
una profunda educación mariana integral. El hombre mariano posee una
receptividad natural para los grandes ideales del matrimonio. Educando al
pueblo en forma mariana, bastará con proclamar en determinadas oportunidades las
grandes verdades sobre el ideal católico del matrimonio, y las mismas se
convertirán en un complejo de valores, debido a la disposición que se da a
través de la educación mariana.
En concreto podemos decir que:
- la educación
mariana crea la atmósfera natural y sobrenatural necesaria para la asimilación
del ideal católico del matrimonio;
- la educación
mariana crea y fortalece la receptividad del alma o la receptividad subjetiva
para la tarea del ideal católico del matrimonio;
- la educación mariana constituye una
enseñanza ilustrativa extraordinaria sobre el ideal católico del matrimonio, y
ayuda a ponerlo en práctica de forma original.
¿Por qué todo esto?
El núcleo de la educación mariana lo constituye la vinculación mariana. La
vinculación filial a la Madre de Dios no sólo satisface la necesidad humana de
cobijamiento, sino que produce un doble efecto: nos lleva ideológicamente e
instintivamente a una actitud mariana, o sea, a una actitud esencialmente
cristiana, y proporciona aquello que es imprescindible para vivir y aspirar al
ideal católico del matrimonio: la gracia divina. Pues quien dice María, dice
gracia.
(Se puede ampliar información con la lectura del curso completo “Pedagogía Mariana del Matrimonio” del Padre
José Kentenich, Editorial Schoenstatt,
Santiago de Chile)
estimado sr.francisco
ResponderEliminarsoy sacerdote schoenstattiano y me gustaria enviarle un correo con algunas preguntas personales y no encuentro direccion alguna para hacerlo, como puedo contactarme con usted?... gracias
A mi amigo el sacerdote schoenstattiano de Argentina: mis hermanos de comunidad, familia Concia de la Plata o familia Lavini de Rosario le pueden facilitar mis coordenadas (correo, etc.). Espero que a través de sus conocidos en la Familia de Schoenstatt pueda contactar con ellos o con otros miembros del Instituto de Familias de Schoenstatt, al que pertenezco. Un saludo. Francisco Nuño.
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