viernes, 26 de abril de 2019

Santos en un mundo de confusión, personalidades recias y firmes


En las charlas de los lunes que el padre Kentenich daba a los matrimonios en Milwaukee, y que venimos comentando, observamos algunas constantes interesantes: el fundador de Schoenstatt mantenía una línea relativamente fija en el contenido principal de los temas que trataba, pero introducía comentarios y observaciones al hilo de preguntas de los presentes o de acontecimientos vividos recientemente en la comunidad de la parroquia. En la forma, “no trataba los temas de manera sistemática sino más bien coloquial”, como él mismo apunta en la charla de este lunes 12 de marzo.

Un ejemplo: un día antes, el domingo día 11 de Marzo, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito de varias novicias norteamericanas de las Hermanas de María de Schoenstatt, en Madison, Wisconsin. Allí estuvieron presentes algunos de los matrimonios de Milwaukee, y a ellos les dirá en la velada del lunes que tienen también que aspirar, al igual que lo hacen las Hermanas de María, a ser santos, pero en la modalidad matrimonial, en el día a día de la profesión y la familia.  

Es interesante por otra parte constatar la “importancia” que el Padre fundador da al comunismo en muchas de sus charlas. Pensemos que nos encontramos en los años previos a la construcción del muro de Berlín (1961) y a la crisis de los misiles en Cuba (1962), sin duda en un ambiente de temor e inseguridad en la población alemana y americana. Aunque conviene saber que el padre Kentenich lo cita especialmente por lo que el comunismo significaba y significa en su más íntima esencia: la privación de la libertad personal y la implantación de la masificación. En esta tarde de marzo lo repite así:

La primera cruz en nuestra época es la cruz de la masificación. Muchas veces no podremos hacer otra cosa que seguir el paso de los demás; pero hemos de sentirlo como una cruz. Advirtamos que hay cosas que no son correctas, reconozcámoslas como malas. Es trágico que la mayoría de la gente tome las cosas tal como les llegan, sin hacer discernimiento alguno, sin procurar vencer el mal. ¿Hemos de seguir la masa? ¡No! Es necesario verla como una cruz.”

O en este otro momento de la charla, cuando llama la atención en la forma de actuar del demonio que busca el punto débil de la persona, no sólo del individuo en particular sino también el punto débil de toda una época, y trae el ejemplo de la televisión:

“Piensen ahora en la radio y la televisión: se prefiere todo lo que halague a los sentidos. Se ha colocado en primer plano la naturaleza inferior, las pasiones. Vivimos en una era de irracionalismo. Antes se acentuaba la razón; hoy ocurre lo contrario. Si observan la televisión con espíritu crítico, estarán de acuerdo con lo que les digo. Fórmense su propia opinión. La propaganda se dirige hoy a los sentidos. No se ofrece nada para el intelecto. El demonio conoce nuestro punto débil. ¿Cuál? Nuestra fantasía, nuestra naturaleza inferior.”

Del contenido de los apuntes de esta charla deducimos también que pocos días antes habían tenido en la comunidad la visita de alguna persona que les habló de las apariciones de Fátima y Lourdes, y de otras apariciones y visiones que supuestamente tenían otras personas. El padre Kentenich aprovecha esta circunstancia para recordarles a los matrimonios, que aunque algunas de estas apariciones tienen el visto bueno de la Iglesia, hay también personas que andan detrás de visiones y experiencias extraordinarias, exponiéndose sin duda a las argucias del demonio, que anhela distraer a la gente del camino recto hacia Dios. Por eso les dice:

“Es importante lo que nosotros creemos en este punto: que la divina Providencia nos permite ver y descubrir su voluntad a través de las situaciones y circunstancias que vivimos. No necesitamos visiones. Sabemos que Dios cuida de nosotros. No cae ni un solo cabello de nuestra cabeza sin que él lo vea. Y si estamos enfermos, entonces valemos para Dios mucho más que el cabello de nuestra cabeza. Sabemos, por las Sagradas Escrituras, que Dios sostiene las riendas en sus manos.”

Vivir anclados en esta fe práctica, aportando nuestra colaboración en todo momento, sabiendo tomar decisiones propias basadas en una recta conciencia y en la seguridad que nos da la vinculación a Dios y que cultivamos decididamente en la oración diaria. Son algunos consejos que leemos en estos apuntes, y que siguen siendo de actualidad para nosotros.

Un último apunte, aquello de “tener principios claros”. Es lo propio de las personalidades firmes y recias. Se refiere también a la educación de los hijos en la familia y a la actitud de los padres en este campo:

“¿Comprendieron el principio? Lo importante es que en situaciones difíciles tomemos la decisión correcta. Tienen que ser personas de carácter firme y de opinión propia. ….. Les recuerdo que de mi boca no sale nada, que no digo nada que no esté sustentado en un principio claro y sólido.

Aprendamos a ser santos en un mundo de confusión. Pregúntense siempre: ¿Cuál es el principio? Sigan su conciencia, tal como corresponde a la voluntad de Dios. Si les creemos a todos, acabaremos presa de una mezcolanza. Aprovechen sus principios sólidos, su entendimiento. De Juan el Bautista se dijo: "¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¿Un hombre sacudido por el viento?"

En la escuela de la santísima Virgen, y en virtud de la alianza de amor, aprendamos a afirmarnos con ambos pies en la tierra. No con un pie, sino con los dos. Y extender ambas manos hacia las estrellas.”

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Para leer o escuchar la charla completa haz 'clic' en el siguiente "Enlace":


viernes, 19 de abril de 2019

Con la cruz a cuestas, construir un "reino ideal"

Uno de mis lectores, buen amigo del otro lado del océano, desea conocer las propuestas que el Padre Kentenich hace para superar los problemas planteados durante la reunión de la semana pasada con los matrimonios de Milwaukee. Se refiere a las cruces que el tiempo actual carga sobre nosotros, la cruz de la inseguridad, la cruz de la masificación y la cruz de la despersonalización.

Para empezar, puede ser que, a primera vista, no entendamos bien el consejo que nos da, o nos cueste aceptarlo. Comienza por invitarnos a llevar la cruz, a que conscientemente abracemos las cruces que la Divina Providencia permite en nuestras vidas. Decía así:

“En ese campo de esclavitud ¿qué no debemos hacer? ¿Hemos de dejar que las cosas sigan su curso a su antojo? No; descubramos en ellas una cruz y llevemos esa cruz. Vale decir, tratemos de abrazarlas, de considerarlas una cruz y aceptarlas como una cruz.
Les doy un ejemplo práctico: luchar contra la esclavitud de la moda. Vale decir, procuremos no tener siempre lo más nuevo de lo nuevo. No me compraré lo más moderno sólo porque un amigo ya lo tenga. Nadaré contra la corriente. No acepten todo lo que hoy se ofrece. Ciertamente hay que adaptarse, pero no decir enseguida "sí" a todo. Tengan cuidado de no ser víctimas de todas las ofertas. Sean críticos. Así lucharemos contra el modernismo.”

También nos recuerda que cuando alguien cae enfermo, suele ir al médico para conocer el diagnóstico sobre su enfermedad. Tengo a veces la sensación de que vivimos con tal rapidez, con tantas exigencias y tantas prisas, que no tenemos tiempo para recapacitar sobre la vida que llevamos. Vivimos, pero “no sabemos ni quienes somos ni dónde estamos” alerta el Padre Kentenich sobre nuestro estilo de vida. A este respecto, en la tarde del 5 de marzo de 1956 el padre llamaba la atención a los matrimonios de que actualmente vivimos en una “pobreza moderna”. Una nueva forma de pobreza, según la cual vivimos sin libertad personal, esclavos del mundo que nos rodea, pobres de amor personal, de amor cálido entre las personas, sin la vivencia del padre, sin la relación íntima con Dios. La definía así:

“¿Qué es "pobreza moderna"? La pobreza que padecemos todos. No es pobreza de dinero, sino de libertad personal. Falta de libertad significa que no podemos hacer lo que queremos. Por ejemplo, tenemos que seguir la moda, etc. Eso no sólo es falta de libertad en general, sino también falta de libertad personal. Esforcémonos por subsanar esa falencia.”

Una vez conocida la enfermedad debemos aplicar el remedio para mejorar. Personalmente, considero que el mensaje central de la charla que hoy comentamos está en la propuesta siguiente:

“En una época de esclavización, construyamos un reino ideal de libertad. ¿A qué nos referimos con "un reino ideal"? A nuestra familia; en ella tenemos que superar esa esclavitud. ….. ¿Cómo lograrlo? Léanlo en el "Hacia el Padre" (Libro de oraciones de Schoenstatt). Mientras estuve en Dachau (en 1943), cuando parecía que Hitler y los nazis conquistarían el mundo, escribí el "Cántico del terruño" ( Enlace para visualizar texto completo.) Cada estrofa comienza con las palabras: "¿Conoces aquella tierra…?" Un reino de amor, de pureza, de libertad, de alegría, de verdad y de justicia, de ánimo para la batalla y de certeza de la victoria. Transformemos también a nuestra familia en un reino de amor, pureza, libertad, alegría y todo lo demás.”

Deduzco que la tarea está en nuestras manos, en mis manos; esforzarme personalmente y en el día a día para que en nuestra familia reinen esos valores, valores que el mundo de hoy no valora convenientemente. Son ocho: reino de amor, de pureza, de libertad, de alegría, de verdad, de justicia, de ánimo para la batalla y de certeza en la victoria. Es tarea para toda una vida, pero conviene no dejarlo para mañana. Mi tarea será elegir entre los ocho valores – son seis estrofas - un valor concreto y comenzar hoy.

El mismo Padre Kentenich termina su plática esa tarde avisando de que “la corriente de vida tiene que surgir desde adentro. No puede ser dictada desde afuera porque, en ese caso, no duraría mucho.”

Para construir ese reino ideal en nuestra familia deberemos esforzarnos por ser personas firmes, fieles a nuestra conciencia, una conciencia formada y conformada en la verdad, aceptando con amor las espinas que Dios nos envía y nadando contra la corriente. Todo esto será posible si tenemos una fe heroica y una profunda confianza en Dios y nos abandonamos en manos de la Santísima Virgen, nuestra madre y reina del cielo. Ella desea que seamos sus instrumentos para la renovación del mundo.


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viernes, 12 de abril de 2019

El profeta y las cruces de nuestro tiempo


En esta tarde de febrero de 1956 el Padre Kentenich está reunido, como de costumbre los lunes por la tarde, con el grupo de matrimonios en Milwaukee. Los apuntes de la charla de esta velada me llaman la atención por la forma y por el contenido: aquí hablaba un profeta. 

Pasados más de sesenta años de aquella tarde podemos constatar que la voz de este hombre, de nuestro Padre, es la voz de un verdadero profeta. Habla de lo que está pasando en aquel entonces, pero dice mucho más, avisa de lo que va a pasar en el futuro. Hoy podemos constatar nosotros, que el Padre fundador dijo a mediados del siglo pasado lo que nosotros, aquí y ahora, estamos viviendo y sufriendo. Rescato alguna frase de los apuntes que el lector interesado puede leer en el ‘Enlace’ que doy abajo:

“Podríamos comparar nuestra época con una represa en la cual las aguas se han embalsado por mucho tiempo. Pero ahora se han abierto sus compuertas y el agua arrasa con gran fuerza todo lo que encuentra en su camino. La cultura moderna se ha desarrollado de manera similar. ….. Todos los norteamericanos piensan hoy que deben tener un auto, un televisor y toda novedad que aparezca. Y obsérvese que, en los últimos veinte años, los descubrimientos e inventos han superado a los de los últimos doscientos años, incluso a todas las novedades que podemos identificar desde la Edad Media hasta el siglo XX. ….. Trataré de esbozar en pocos trazos un panorama de nuestra época. Lo que vendrá es una cultura de homogenización y uniformidad. En todo el mundo se está imponiendo una uniformidad en la economía y la técnica. La sociedad humana consume en todas partes lo mismo. …. Vivimos ya bajo una dictadura. Piensen lo que esto significa. Se nos dicta lo que debemos hacer, lo que necesitamos, lo que debemos vestir y comer. Comprendemos que eso sea así en Rusia, porque es un Estado totalitario. ¿Pero en los Estados Unidos? No nos damos cuenta de que en parte ya somos esclavos. Cargamos una pesada cruz. Se llama "esclavitud moderna". ….”

José Kentenich, ¡un profeta! Hoy vivimos plenamente lo que él profetizó, vivimos bajo una dictadura múltiple: la de las organizaciones, la de la cultura y la del consumo. En esta sociedad de masas nos hemos convertido en una pieza de una máquina. Creemos que somos libres, pero en la práctica vivimos como esclavos. “Les repito que no tenemos más libertad; nos hemos convertido en esclavos de la cultura moderna. Nuestra vida es también pobre en cuanto al amor. Falta amor cálido entre los hombres y falta amor a las cosas. También ello se debe a la tendencia a la uniformidad. Es otra faceta de la esclavización moderna: hemos perdido nuestra vinculación personal a las personas y a las cosas.”

El Padre Kentenich les decía a los matrimonios aquella tarde, hace sesenta y tres años, que a pesar de nuestra riqueza, somos pobres, más pobres que nuestros abuelos, porque somos víctimas del espíritu negativo del tiempo, de la cultura del impersonalismo.

Es una cruz que hoy también llevamos sobre nuestros hombros. No sé lo que mis lectores pensarán; el fundador de Schoenstatt aconsejaba a sus oyentes reflexionar sobre el tema y escribir las conclusiones personales a las que cada uno llegara. Es el primer paso para poder dominar la situación, ser conscientes de lo que en verdad pesa sobre nosotros, lo que nos impide avanzar en el camino de nuestra santidad, conscientes de la cruz a la que estamos atados. El Padre lo decía así:

“Algún día deberíamos hablar sobre nuestra falta de libertad. Si no percibimos y comprendemos la vida moderna, tal cual ella es, no podremos aplicar nuestra religión a la vida práctica. ¿Qué hacer para ser santos en esta época?
¿Me permiten volver a la imagen que utilizamos anteriormente? Se ha abierto la compuerta de la represa. La corriente nos arrastra. ¿Cómo ser santos en tal situación? ¿Y qué hacer por nuestros hijos, para que no sean víctimas de esa corriente? ¿Cómo ayudarlos a formarse una opinión personal y nadar contra la corriente? No podemos proceder simplemente como lo hacían nuestros padres. Estamos expuestos a una tormenta, a un huracán que arrastra todo consigo. ¿Qué hacer para que no se lleve también a nuestros hijos? Come individuos y como familia estamos clavados a la cruz de nuestra época sin ser conscientes de ello.
En resumen, nuestras espinas son: en primer lugar, la cruz personal a la cual estamos clavados, ya como hombre o mujer; en segundo lugar, la cruz de la familia con la cual cargan padres e hijos; y en tercer lugar, la cruz de la época.”

En la charla que comentaremos la próxima semana el Padre Kentenich nos sugiere la respuesta que deberemos dar ante el desafío de la cruz que suponen los tiempos actuales.

Sabiendo también que en el camino del calvario no vamos solos, deseo a todos una feliz Pascua de resurrección. Que Jesús resucitado nos traiga las luces suficientes para que veamos y seamos conscientes de la cruz que pesa sobre nuestros hombros y sobre los hombros de los nuestros. Y con ello llegar con Él a la gloria de la resurrección. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
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Para leer o escuchar la charla completa haz clic en el siguiente “Enlace”:

Charla del 27 de febrero de 1956 - La cruz que nuestra época carga sobre nosotros (Lunes por la tarde, Tomo 1, Editorial Schoenstatt)

viernes, 5 de abril de 2019

La hermana Emilie y el vaso de agua


Al comienzo de nuestra nueva andadura en el Blog “Al habla con el Padre” nos queremos situar hoy, espiritualmente, en los salones de la parroquia de la Santa Cruz de Milwaukee, en Estados Unidos, donde los Palotinos tenían el encargo de atender pastoralmente a los emigrantes de habla alemana llegados a esa ciudad hacía décadas. Allí se reunía el Padre Kentenich con un grupo de matrimonios los lunes por la tarde. En general, podemos resumir el tenor de las charlas del Padre en estas reuniones en pocas palabras: invitación a ser santos como laicos en medio del mundo, a ser una familia sagrada a ejemplo de la de Nazaret, y a alcanzar este ideal en la fuerza de la Alianza de Amor con la Santísima Virgen.

Es el año 1956, lunes 13 de febrero, dos días antes del inicio de la cuaresma de ese año. Alguno de estos matrimonios pidió al Padre que les hablara de la cuaresma. De los apuntes de esta charla, que hoy comentamos, y que el lector interesado puede leer o escuchar (en Tablet o computadora, con la opción "Lector inmersivo") en el ‘Enlace’ que doy abajo, quiero destacar brevemente algunos pensamientos. 

Uniendo la cuaresma y la alianza de amor, el Padre inicia su intervención así: Fue bueno que hayan vuelto a escuchar la plática del 2 de febrero. Algunos de ustedes querían ahora una plática sobre la cuaresma. No resulta difícil unirla con la plática del 2 de febrero, día cuando sellamos la alianza de amor. En aquella oportunidad dijimos que el intercambio de rosas simboliza un intercambio de corazones, sacrificios y bienes. Escuchamos ya muy a menudo que la santísima Virgen no ahorró sacrificios para ser nuestra madre. De manera similar, también a nosotros debe costarnos algo ser sus hijos. Ser santos de la vida diaria cuesta mucho.”

Siguiendo la charla, explica a los matrimonios el sentido de la cuaresma. Se trata estrictamente de observar las prescripciones cuaresmales, pero en un sentido más amplio se trata de esforzarnos por dominar nuestra naturaleza inferior, hacer que el ángel gobierne en nosotros para llegar a ser seres divinizados, combatiendo nuestros defectos.

En este camino será importante reconocer nuestro punto débil, aplicando los medios naturales para corregirlo, utilizando además los medios sobrenaturales que la Iglesia nos propone. Orar, rezar, saberse hijos del Padre, vivir de misa en misa, implorando la asistencia de Dios y comenzando siempre de nuevo. Hacer sacrificios y padecer asociados a Cristo, como hijos en el Hijo.

A propósito de lo dicho, el Padre Kentenich recuerda a los matrimonios un ejemplo vivido en la Familia de Schoenstatt, el de la hermana Emilie: “La hermana Emilie hizo grandes sacrificios, más de lo que se esperaba de ella. Recordarán lo que les relaté una vez: en un momento solemne ofrecemos a Dios todo lo que tenemos. Es como si pusiéramos todo en una maleta y se la ofreciésemos. Pero Dios nos dice: "No la quiero ahora. Tómala de nuevo contigo. Más tarde tomaré de la maleta lo que quiera y cuándo quiera". Y Dios fue tomando paulatinamente todo lo que contenía la maleta de la hermana Emilie. ¿Por qué la vida de la hermana Emilie fue de tanto éxito? Pudo realizar grandes cosas porque todo lo hacía en unión con Jesús en la santa misa. En el ofertorio, cuando el sacerdote ofrecía la hostia al Padre, se decía: "También yo estoy sobre la patena". Todo lo que soy y tengo, incluso mi ofrenda, mis defectos, todo lo regalo al Padre del cielo en unión con Cristo.

Llevamos nuestra cruz unidos a Cristo. No hay santo de la vida diaria sin sufrimiento y sin un esfuerzo por superar nuestros defectos, como lo hacía la hermana Emilie. Hay que conocer los puntos débiles, sobre todo nosotros los matrimonios, en nuestra vida de familia, en nuestras relaciones con los hijos y con el cónyuge.

Para terminar, citaré un consejo del Padre Kentenich al respecto, y que leemos en los apuntes de esta charla:
Por ejemplo: el esposo regresa a casa luego de su labor. Enseguida pregunta con tono crítico: "¿Qué me preparaste hoy de comer? … No me gusta esta comida". Vénzanse ustedes mismos y ahórrense ese comentario: eso es un sacrificio. ……
Se cuenta que había un matrimonio cuyos cónyuges se amaban, pero eran muy susceptibles. Por el menor motivo se irritaban y se hacían reproches. Ya saben cómo suelen reñir los esposos. Quizás algunos de ustedes tengan experiencias de ello.
Les doy otro ejemplo. Se trata también de un matrimonio en el cual cada uno de los cónyuges se considera el ángel, y el otro, el demonio. Entonces alguien le dio a la esposa el siguiente consejo: "Cuando vuelve tu esposo a casa y tú quieres reprenderlo por algo que ha hecho o no ha hecho, llénate la boca de agua y mantén el agua en la boca todo el tiempo que puedas. Cuando la expulses, habrá pasado el enojo. No dirás lo que antes tenías en la punta de lengua".


Para leer o escuchar la charla completa haz clic en el siguiente “Enlace”:

Cuaresma y alianza de amor - 13 de febrero de 1956 - Tomado de: Lunes por la tarde .... Reuniones con familias, Tomo 1 - Editorial Schoenstatt

lunes, 1 de abril de 2019

De nuevo, “Al habla con el Padre”


Hace ya algunos años dejé de publicar en este Blog textos escogidos del Padre Kentenich, nuestro padre y fundador. Fueron, entonces, otros puntos de atención los que me animaron a escribir en otros Blog’s publicados en este medio (“Con el Padre Boll”, “Ternura, una escuela de amor”). Algunos hermanos de comunidad y otros amigos me han animado a ‘reabrir’ el primer Blog, a seguir escribiendo en las páginas de “Al habla con el Padre”, y contribuir así al conocimiento y estudio del mundo espiritual y pedagógico del Padre Kentenich.

Acabamos de celebrar en la familia de Schoenstatt los cincuenta años de la partida del Padre Fundador al cielo. El Papa Francisco con ocasión del centenario del Movimiento de Schoensatt, hace ya cinco años, nos pidió a los hijos del profeta Kentenich “mantener vivo el carisma fundacional y la capacidad de saber transmitirlo”. Para ello debemos conocer al profeta y su legado, pues es evidente que lo que no se conoce, no se puede transmitir.

En toda la familia de Schoenstatt se ha hecho un gran esfuerzo editorial con la publicación de numerosos libros, que tanto la Editorial Schoenstatt como la Editorial Patris han publicado, textos traducidos y vendidos en las diversas librerías del Movimiento. También se han multiplicado las publicaciones más especializadas en el estudio del fundador (valga citar los tres tomos del “Kentenich reader” y las diversas recopilaciones de textos del Padre H. King). Me uno desde este Blog al agradecimiento de toda la familia por estos regalos que hemos recibido. Ahora nos toca a nosotros leerlos, estudiarlos y apropiarnos de lo que se nos regaló para poder darlo a otros.

Para nosotros, familias del Movimiento, que tanto amaba nuestro fundador, la “Editorial Schoenstatt” está haciendo una gran labor, tanto en el mundo de habla alemana como en el de habla española, con la edición continuada de los diferentes tomos de la serie “Lunes por la tarde … Reuniones con familias”. En alemán son ya más de quince los tomos publicados, y en español, según las noticias que tengo, disponemos de siete tomos de esta serie. Material suficiente para nuestras lecturas y nuestros espacios dedicados al ‘estudio del Padre’.

Es mi intención colaborar desde aquí en esta tarea, publicando semanalmente un comentario a alguna de las diferentes charlas que el Padre Kentenich diera a los matrimonios reunidos con él en la parroquia de Milwaukee/USA en los años del exilio. Comenzaré con las pláticas del tomo 1, años 1955/1956. Al final de cada comentario apuntaré la dirección de un enlace externo para que el que así lo desee, pueda leer el texto completo de la charla comentada.


Para los que estén interesados en acercarse más intensamente al mundo de nuestro Padre Fundador les invito a leer las siguientes publicaciones:

   El vínculo con el fundador  ¿Por qué? ¿Para qué?

    de Virginia Parodi

    Una reflexión desde la teología de los fundadores y desde la praxis del Movimiento Internacional   de Schoenstatt

   Introducción a los escritos del padre José Kentenich   
    del P. Jonathan Niehaus