viernes, 19 de abril de 2019

Con la cruz a cuestas, construir un "reino ideal"

Uno de mis lectores, buen amigo del otro lado del océano, desea conocer las propuestas que el Padre Kentenich hace para superar los problemas planteados durante la reunión de la semana pasada con los matrimonios de Milwaukee. Se refiere a las cruces que el tiempo actual carga sobre nosotros, la cruz de la inseguridad, la cruz de la masificación y la cruz de la despersonalización.

Para empezar, puede ser que, a primera vista, no entendamos bien el consejo que nos da, o nos cueste aceptarlo. Comienza por invitarnos a llevar la cruz, a que conscientemente abracemos las cruces que la Divina Providencia permite en nuestras vidas. Decía así:

“En ese campo de esclavitud ¿qué no debemos hacer? ¿Hemos de dejar que las cosas sigan su curso a su antojo? No; descubramos en ellas una cruz y llevemos esa cruz. Vale decir, tratemos de abrazarlas, de considerarlas una cruz y aceptarlas como una cruz.
Les doy un ejemplo práctico: luchar contra la esclavitud de la moda. Vale decir, procuremos no tener siempre lo más nuevo de lo nuevo. No me compraré lo más moderno sólo porque un amigo ya lo tenga. Nadaré contra la corriente. No acepten todo lo que hoy se ofrece. Ciertamente hay que adaptarse, pero no decir enseguida "sí" a todo. Tengan cuidado de no ser víctimas de todas las ofertas. Sean críticos. Así lucharemos contra el modernismo.”

También nos recuerda que cuando alguien cae enfermo, suele ir al médico para conocer el diagnóstico sobre su enfermedad. Tengo a veces la sensación de que vivimos con tal rapidez, con tantas exigencias y tantas prisas, que no tenemos tiempo para recapacitar sobre la vida que llevamos. Vivimos, pero “no sabemos ni quienes somos ni dónde estamos” alerta el Padre Kentenich sobre nuestro estilo de vida. A este respecto, en la tarde del 5 de marzo de 1956 el padre llamaba la atención a los matrimonios de que actualmente vivimos en una “pobreza moderna”. Una nueva forma de pobreza, según la cual vivimos sin libertad personal, esclavos del mundo que nos rodea, pobres de amor personal, de amor cálido entre las personas, sin la vivencia del padre, sin la relación íntima con Dios. La definía así:

“¿Qué es "pobreza moderna"? La pobreza que padecemos todos. No es pobreza de dinero, sino de libertad personal. Falta de libertad significa que no podemos hacer lo que queremos. Por ejemplo, tenemos que seguir la moda, etc. Eso no sólo es falta de libertad en general, sino también falta de libertad personal. Esforcémonos por subsanar esa falencia.”

Una vez conocida la enfermedad debemos aplicar el remedio para mejorar. Personalmente, considero que el mensaje central de la charla que hoy comentamos está en la propuesta siguiente:

“En una época de esclavización, construyamos un reino ideal de libertad. ¿A qué nos referimos con "un reino ideal"? A nuestra familia; en ella tenemos que superar esa esclavitud. ….. ¿Cómo lograrlo? Léanlo en el "Hacia el Padre" (Libro de oraciones de Schoenstatt). Mientras estuve en Dachau (en 1943), cuando parecía que Hitler y los nazis conquistarían el mundo, escribí el "Cántico del terruño" ( Enlace para visualizar texto completo.) Cada estrofa comienza con las palabras: "¿Conoces aquella tierra…?" Un reino de amor, de pureza, de libertad, de alegría, de verdad y de justicia, de ánimo para la batalla y de certeza de la victoria. Transformemos también a nuestra familia en un reino de amor, pureza, libertad, alegría y todo lo demás.”

Deduzco que la tarea está en nuestras manos, en mis manos; esforzarme personalmente y en el día a día para que en nuestra familia reinen esos valores, valores que el mundo de hoy no valora convenientemente. Son ocho: reino de amor, de pureza, de libertad, de alegría, de verdad, de justicia, de ánimo para la batalla y de certeza en la victoria. Es tarea para toda una vida, pero conviene no dejarlo para mañana. Mi tarea será elegir entre los ocho valores – son seis estrofas - un valor concreto y comenzar hoy.

El mismo Padre Kentenich termina su plática esa tarde avisando de que “la corriente de vida tiene que surgir desde adentro. No puede ser dictada desde afuera porque, en ese caso, no duraría mucho.”

Para construir ese reino ideal en nuestra familia deberemos esforzarnos por ser personas firmes, fieles a nuestra conciencia, una conciencia formada y conformada en la verdad, aceptando con amor las espinas que Dios nos envía y nadando contra la corriente. Todo esto será posible si tenemos una fe heroica y una profunda confianza en Dios y nos abandonamos en manos de la Santísima Virgen, nuestra madre y reina del cielo. Ella desea que seamos sus instrumentos para la renovación del mundo.


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