viernes, 25 de junio de 2021

La madre, educadora también

Aunque el tema central del ‘Estudio’ que he venido comentando en las últimas semanas sea la figura del padre, encontramos también en el mismo alusiones a la madre. Por ejemplo, en el siguiente pasaje: 

“Como educador de sus hijos, el padre debe llevar a cabo una doble función: puede engendrarlos espiritualmente y mantener contacto permanente con ellos. En ambos sentidos es complementado esencialmente por la madre. Ambos forman una bi – unidad indestructible en el ámbito de la educación. Cada uno a su manera, ambos comprenden y realizan las palabras: No es bueno que el hombre esté solo. Hagámosle una ayudante semejante a él.

Una ayudante no es una esclava... Ambos, unidos, con sus fuerzas básicas congénitas y cuidadosamente desarrolladas en lo paternal y maternal, regalan al alma del hijo la primera vivencia fundamental esencialmente humana y cristiana: la experiencia de ser aceptado, la experiencia de la aceptación primigenia de índole personal y la experiencia de cobijamiento. Todas ellas constituyen experiencias que quieren ser consideradas como expresión y seguro y medio para la misma vivencia en un plano superior ante Dios. Por este motivo, ambos aliados no se cansarán de rezar implorando, conforme a su idiosincrasia, el espíritu del amor desinteresado, creador.

Puede suceder algo similar a lo que aconseja Monseñor Sailer en su “Devocionario completo para la lectura y oración”. Según este devocionario, primero los novios y después los esposos rezan:

 

Oh Espíritu del Amor, Espíritu de fortaleza,
hálito que destruyes, animas, creas.
Para honra de Jesucristo
transfórmanos en imágenes de Cristo
.

 

Pero el varón debe implorar para sí mismo:

 

¿Quién, quién purifica mi amor

de instintos pecaminosos, impuros?
¿Quién me reviste de santidad
para que yo pueda decir a mi esposa:
 Tú eres para mí, la Iglesia de Dios
 y yo soy para ti, la imagen de Cristo?

Mientras que la mujer reza para ella:

 

¿Quién, quién purifica mi amor
de instintos pecaminosos, impuros?

¿Quién me reviste de santidad
para que yo pueda decir a mi esposo:
 Tú eres para mí la imagen de Cristo,
 y yo para ti, la Iglesia de Dios?

 

Tomando como ejemplo a su madre, Sailer describe en concreto la tarea de la madre así:

 

“¡Gracias te sean dadas, querida mamá! Seré tu deudor eternamente. Tantas veces como ante mis ojos ... se presentan tu mirada, tu comportamiento, tus movimientos, tu amor, tu silencio, tu oración, tus trabajos, tus manos que bendicen, tu oración constante, silenciosa... desde la más temprana infancia, por así decirlo, volvió a nacer en mí la vida eterna, el sentimiento de la religión y más tarde, no pudo matar este sentimiento ningún concepto, ninguna duda, ninguna atracción, ningún ejemplo opuesto, ningún sufrimiento, ninguna felicidad, incluso ningún pecado. Aún vive en mí esa vida eterna que ahora, pronto, hará cerca de 40 años me regalaste en lo temporal.”

 

En la tarde del lunes 15 de junio de 1964 el Padre Kentenich se lo explica así a los matrimonios de la parroquia de Milwaukee:

 

“Ahí tienen ustedes el ejemplo clásico de cómo la madre se da a través de su vida y no de sus palabras. Repito:

 

“Tantas veces como ante mis ojos se presentan tu mirada, tu comportamiento ….”

 

Tal como tú me trataste de niño, tal como tú te diste, tu amor, tus silencios … Todo lo que ha hecho la madre ha tenido su influencia en el hijo, también los silencios; o sea, todo:

 

“tu amor, tus trabajos, tus manos que bendicen …”

 

Vean ustedes, antiguamente existía la costumbre de que los padres, especialmente la madre, bendecían a menudo a sus hijos, por ejemplo, al anochecer.

 

“Tu oración constante y silenciosa, … aún vive en mi esa vida eterna”

 

Y más aún:

 

“desde la más temprana infancia volvió a nacer en mí la vida eterna, el sentimiento de la religión”.

 

Miren, esto es así: la oración de la madre, la entrega de la madre, todo su ser estaba de tal manera inmerso en lo religioso, que el hijo tenía con ello una experiencia religiosa. Prácticamente quiere decir que la madre no ha dicho cosas para la mente, para la cabeza, ella vivía sencillamente de forma femenina la vida religiosa. Y ese ejemplo le impresionó de tal manera que en el futuro estuvo preparado y asegurado contra toda tentación.

Ustedes saben que cuando se está estudiando, especialmente si eres de un entorno humilde, se enfrenta uno a muchas tentaciones. Ese puede ser el caso hoy también. Él (el joven Sailer) pasó también por todo tipo de tentaciones. Pero esta experiencia religiosa tenida con su madre le hizo resistente a todo. No fue lo que aprendió para la cabeza en la universidad, eso no aguantó. Escuchen cómo lo explica:

“Y este sentimiento, o sea la experiencia de lo divino que yo he experimentado en mi madre, nunca jamás pudo ser eliminado por nada. Ninguna duda que se adueñara de mí; ningún atractivo, indiferentemente de quien procediera; ni el ejemplo de mis profesores, que fue todo lo contrario; ni ningún dolor que me sobreviniera; sí, ni ninguna buena suerte, incluso ni ningún pecado pudieron hacer tambalear esa experiencia.”

 


viernes, 18 de junio de 2021

El padre como educador del amor

Hoy paso a completar el mundo de ideas que venimos tratando en las últimas semanas con un texto correspondiente del ‘Estudio’ de 1964 sobre el principio paternal y la figura del padre. El Padre Kentenich nos plantea a los padres de familia una tarea importante y difícil, que sólo con la ayuda de la santísima Virgen en nuestros santuarios hogares podremos llevar a cabo: debemos volver a aprender a amar. Leemos:

 

“También al ‘Estudio’ le resulta difícil tener plenamente en cuenta a cada uno de los tipos. Por eso –sin considerar que es también lo que persigue– se ve obligado a limitarse a elaborar la actitud básica propia de la figura paternal que debería ser común a ambos tipos en sus rasgos esenciales; en cuanto ambos tipos tratan de escuchar las voces de Dios, en las voces del tiempo.

 

A cada uno de ellos en su idiosincrasia propia se le ha puesto como meta ver el ideal de la paternidad: alcanzar una indisoluble comunidad de vida y de amor con la esposa y los hijos partiendo de una profunda comunidad de vida y de amor con Dios.

 

De este modo el ‘Estudio’ retoma instintivamente su punto de partida: la importancia de (un vivir) uno en, con y para el otro entre el padre y los hijos como la solución más segura y eficaz a la creciente crisis de autoridad.

 

Dado el contexto general y en la meta general del ‘Estudio’ resulta conveniente detenerse un momento aquí.

 

También podríamos decir en lugar de la expresión escogida: El padre de mañana tiene que ser más y más conscientemente que ayer y antes de ayer, un educador educado en el amor, que jamás abandona su misión y su amor. Después que la vida laboral y profesional han separado tan completa y prolongadamente al padre del hogar y de la familia, ahora más que nunca interesa hacer de ambos una isla de paz y de amor celosamente custodiada y protegida, una floreciente Iglesia en pequeño y un lugar de educación bien construido, todo ello de primer rango. Cuanto más fracasen la escuela y las asociaciones u otras instituciones similares, tanto más perfecta debería volverse la célula de la sociedad. Según la voluntad de Dios, en virtud de su estructura de ser, debería haber sido siempre: el hogar y la universidad primera, más perfecta y permanente hogar de la auténtica educación cristiana. Y, en ellos, el padre del futuro, al lado de la madre, es la figura principal. Aquello que ambos hicieron y fueron funcionalmente en forma natural en tiempos del patriarcado, ahora debe presentarse mucho más aún en la conciencia reflexiva y ser visto y realizado como una tarea de vida claramente contemplada. Presupone en el padre futuro –lo mismo vale para la madre– un corazón que sea tan amplio como las arenas en las playas del mar. O usando otra imagen conocida: tan grande como el corazón de Pablo del cual se dice: ¡cor Pauli, cor mundi!

 

En la fiesta de Don Bosco –uno de los más grandes educadores paternales modernos– la Iglesia reza: “Dios le dio un corazón amplio como las arenas de las playas del mar.” Con ello se describe un ideal hacia el cual todo educador debería tender la mano. Nos encontraremos en camino de dominar la crisis de autoridad del tiempo actual en la medida en que Dios regale a nuestros padres un auténtico corazón paternal lleno de amor, lleno de paciencia, lleno de fuerza y de responsabilidad.

 

No es sencillo implorar y luchar por lograr un tal corazón paternal. Ante ello se pueden recordar las palabras: ¡Lo que no cuesta, no vale!

 

“¿Cuál es la causa de que en la actualidad haya tanta falta de alegría en el mundo?”, se preguntaba hace 15 años un exitoso General norteamericano ante un acantonamiento militar. Él mismo dio la respuesta: “Nosotros contamos con demasiados científicos y con pocos hombres de Dios. Hemos investigado el átomo y olvidado las bienaventuranzas y el corazón humano. Por eso, hoy sabemos más de matar que de la vida, más sobre el odio que del amor.”

 

Verdaderamente: ésta es una afirmación importante que testimonia un profundo conocimiento de las cosas y una vasta experiencia. En verdad: es así. Dios exige por los acontecimientos de la época, ante todo por la transformación que sufre la imagen de nuestras familias, que nuestros padres vuelvan a descubrir sus corazones y que graben en él las leyes básicas de las bienaventuranzas en forma indeleble. Su tarea principal consiste en volver a aprender a amar en forma auténticamente cristiana. Sus corazones deben volver a pertenecer indivisamente a Dios y a sus hijos; el corazón que, en una época materialista y hedonista, industrializada y secularizada, ha sido descuidado en forma lamentable; el corazón que se ha vuelto helado, frío, egoísta, insensible y salvaje o adicto en forma aterradora.

Con otras palabras: lo que interesa ante todo es la transformación del ser, la reforma y reconversión de la propia personalidad: sencillamente, una marcada paternidad. En la medida en que esta disposición y actitud se vuelvan realidad, se puede considerar como segura la reforma de la acción.”

viernes, 11 de junio de 2021

Comunidad de amor y de vida

Me permito en esta ocasión seguir con el texto de la charla del lunes 8 de junio de 1964 a los matrimonios de Milwaukee que traje al Blog la semana pasada. Sus palabras nos facilitan la comprensión del contenido del “Estudio” que venimos considerando en estas semanas y que seguiremos tratando en las próximas. Habla el Padre Kentenich:

“Una vez más la pregunta: ¿Si alguien debiera pintar un cuadro ahora, sí, de qué lado estaría? Si se ha de dibujar al padre como el patriarca, es fácil y sencillo. Si se trata del camarada .... Por supuesto que sigue siendo lo mismo de antes: el padre debe tener la última palabra; alguien tiene que tenerla. Bueno, eso no significa que los dos deban siempre de pelearse diciendo: ¡Igualdad de derechos para todos! No, alguien tiene que tener la última palabra.

Miren, en Schoenstatt antes lo expresamos siempre así: si tomo al padre de familia, entonces debe ser autoritario en principio, tener la última palabra, pero democrático en la aplicación. ¿Qué significa eso, democrático en la aplicación? Debe proteger los intereses de la mujer, debe tener en cuenta sus deseos.

Lo mismo ocurre entre el padre y la madre con los hijos. Eso está claro, acabo de decir que los jóvenes exigen autoridad, pero una autoridad que depende en sí misma de la máxima autoridad, de Dios. Verán, aquí también: juntos somos en principio autoritarios con los hijos y democráticos en nuestra aplicación.

Por supuesto, cuando los niños son pequeños, todavía no pueden juzgar por sí mismos. Está claro; la autoridad tiene que influir más decididamente.

Cuando los hijos crezcan, y yo sea entonces como ya lo he explicado en otra ocasión, que me abajo hasta los niños de tal manera que ya no represento en absoluto ninguna autoridad, que solo soy un muñeco para mis hijos, entonces, ¿qué significa eso? Ahí no hay autoridad, no hay ninguna educación. Entonces el niño, especialmente el adolescente, no se inclina ante una lex aeterna objetiva, ante una ley eterna, ni ante el Dios eterno detrás de la lex aeterna.

……………..

Verán, vale también lo mismo si se quiere representar hoy el ideal del padre moderno; esto es muy difícil. Entonces, lo mejor que podemos hacer es enfatizar lo que es propio para cada tipo de persona en la actualidad. Entonces, ¿qué debe tener cada padre, independientemente de si mi familia todavía está bajo un gobierno patriarcal o un gobierno basado en la comunidad, o es más como un regimiento en equipo? ¿Qué es lo central que cada uno debe tener a su manera? Ante todo y sobre todo, el padre y la madre deben estar y sentirse profundamente arraigados en una comunidad de amor y de vida.

Más exactamente, podrán recordar que una vez hablamos extensamente sobre la educación. Hubo dos términos que destacamos particularmente en aquel momento. Primero: Educar significa crear, gestar. ¿Qué tenemos que hacer ahora como padre y madre, ya sea que nos caracterice el patriarcado o el estilo comunitario de familia? Verán, lo que hemos enfatizado tantas veces: gestar de nuevo a nuestros hijos. Eso significa ser un educador de principio a fin, hasta la punta de los dedos. Tiene que ser una idea tan central que casi nos tenga obsesionados: tengo que educar a mis hijos. No es solo la madre quien tiene que hacer esto, y mucho menos la iglesia o la escuela. No, hoy todo depende de nosotros, de los padres. ¿Qué significa eso? Padre y madre, deben ser, por tanto, una comunidad educativa o, en vistas a la educación, una estrecha comunidad de amor y de vida.

Ahora detengámonos aquí. Busquemos en este momento otras expresiones para ello. Creo que tenemos clara la idea central. Entonces, durante el poco tiempo que estamos juntos, tenemos que ser los educadores de nuestros hijos de una forma bien pronunciada y eficaz. Miren, los educadores son amantes, porque es sólo a través del amor que ejercemos un poder procreador en la educación. Si nosotros, como comunidad de educadores, no somos una comunidad de amor, - padre, madre e hijos -, no se logrará mucho con la educación.

En la familia (familia de Schoenstatt) existe una vieja expresión que dice así: los educadores son amantes que nunca dejan de amar. Yo como padre, tengo que amar a mis hijos. Claro, lo hago preocupándome por el progreso, me preocupo del avance económico de mis hijos.

Pero eso es solo una parte de la expresión de mi amor. ¿Qué tengo que hacer cuando estoy solo o en casa por la noche? Ser el amante que dedica todo su amor a la educación de los hijos. Miren, por eso ya dije una vez aquello de que ser padre es la mayor aventura que puedas imaginar hoy. ¿Por qué? Apreciando sólo lo externo, lo difícil que es estar trabajando todo el día y luego comenzar el trabajo principal por la noche. Por tanto, ¿qué significa ahora engendrar al hijo? A través del gran poder del amor, educar a mis hijos para que sean católicos ideales, para que sean cristianos ideales.”

 

 

viernes, 4 de junio de 2021

La imagen del padre para los nuevos tiempos

Acabo de recibir el tomo 30 de la serie “Am Montag-abend … Mit Familien im Gespräch” en su versión alemana. Lleva el título „Heute Vater sein“ (Ser padre hoy). La persona amiga que me lo envía desde Alemania me avisó de que el Padre Kentenich comentaba en algunas de las charlas que recoge el libro (24.02.1964 – 28.12.1964) pasajes del “Estudio” que, precisamente, venimos tratando en este Blog.

En la secuencia de los textos escogidos para hoy el fundador se pregunta ¿cómo es la figura ideal del padre que anhelan la época nueva y la juventud? Reproduzco el inicio del texto del “Estudio” y, a continuación, traigo parte del contenido de la charla que el Padre da a los matrimonios reunidos con él en Milwaukee el 8 de junio de 1964, en donde detectamos la similitud de los contenidos a pesar del estilo coloquial de la charla. Leemos en el “Estudio”:

Si a un artista famoso se le encomendase la tarea de pintar esa imagen, lo pondríamos en un gran aprieto. Ante él se presentarían dos imágenes ideales. En primer lugar, la figura patriarcal del pasado que le resulta conocida por propia experiencia y conocimiento y fácil de representar en forma plástica pues reúne en sí tantos rasgos claros y destacados. Indica claramente que aún hoy esa imagen continúa existiendo, principalmente en familias rurales y ámbitos de artesanos. Igual que antes, aquí, en el ámbito de una comunidad productiva familiar, el hijo varón se va adentrando casi jugando en la vida laboral y profesional del padre y en forma desapercibida, pero firme e irresistible, va formando con su persona (la del padre) una comunidad de ideas, de actitud y de vida. Existe otra imagen paralela a ésta: la nueva, la del camarada y la del equipo. Ella está en camino de conquistar el mundo. Las circunstancias velan casi obligatoriamente para que experimente una marcha triunfal. La ha creado la industrialización moderna.

 

………….

 

A esto se añade que, a causa del desarrollo y éxito visible del movimiento feminista moderno, la esposa y la madre se presentan ante él como compañera y que ambos –teniendo en cuenta el rasgo democrático del trabajo– forman junto con sus hijos una especie de equipo para resolver el trabajo doméstico pendiente. Ellos se sienten apremiados a introducir en el trabajo de la casa una división de las tareas que deberá asumir cada uno de los miembros.”

 

En la charla del lunes correspondiente, el Padre dice lo siguiente: 

“¿Saben ustedes, porqué hoy la imagen del padre es todavía tan variada y diferente en la opinión pública, incluso en la literatura? Pienso, que si encuentran un pintor que creció en la vieja escuela, probablemente éste estaría muy inclinado por mostrar la imagen del padre patriarcal; pero patriarcal en el sentido correcto.

¿Qué significa eso de patriarcal? Allí donde el padre es de forma excesiva el centro de la familia, el titular por derecho de todo en la familia. Créanme, puedo repetir que todavía hay familias como esta.

Por eso es tan difícil hoy, porque nunca hemos tenido una forma uniforme: aquí está esta imagen, y ahí está la otra imagen. Vean, el pintor, que sabe un poco sobre la situación moderna, inmediatamente preguntará: Sí, ¿qué cuadro debo dibujar? ¿Debería ser ésa la imagen del padre patriarcal, o debería ser la imagen del padre camarada, del padre de un equipo?

¿Qué significa eso: del equipo o camarada? El patriarca dominaba todo en la familia. Él dominaba a la mujer, dominaba a los niños. No pocas veces se hizo tan fuerte que se convirtió en el déspota de su esposa y de sus hijos. Vean, ¿cuál es el ideal del padre y de la madre en la familia de hoy? Esto se está convirtiendo cada vez más en una especie de equipo de camaradas. ¿Qué significa eso de equipo? Ahora el padre tiene que bajar un poco de su trono. Y se debe erigir otro „tronito“ para la madre junto al padre. ¿Por qué? Por dos razones.

Primero, tal como está la situación hoy, el padre ya no puede tener el poder en casa como antes, porque no siempre tiene las riendas en sus manos. Y si los niños van a ser educados, ambos deben compartir de alguna manera los derechos y obligaciones. ¿Entienden la primera razón? Está en la naturaleza de la situación de la familia actual.

Luego está la segunda razón; radica en la naturaleza del movimiento de liberación de la mujer de hoy. ¿Qué significa esto? El movimiento feminista de hoy, no solo fuera sino también dentro de la iglesia, ha conquistado para las mujeres en su conjunto muchos más derechos de los que tenían en cualquier cultura anterior. Vean, hoy decimos esto clara y conscientemente: las mujeres tienen los mismos derechos en todas partes, no solo en la familia, es decir, como esposa; para explicarlo mejor: el mismo valor, pero diferente estructura.

…….

Miren, por eso repito: ¿Cómo puedo entender a la familia? Puede tratarse de una familia gobernada patriarcalmente y, en segundo lugar, una familia gobernada por camaradas.

Profundizando un poco más, se trataría entonces de una familia gobernada por un equipo. ¿Qué significa, que un equipo gobierna? Eso significa que padre, madre e hijos forman, en cierto sentido, un equipo. ¿Qué significa eso, un equipo? Significa que distribuimos el trabajo doméstico y el trabajo que tenemos que hacer afuera, entre padre, madre e hijos. Esto hace que toda la familia sea más democrática. ¿Entienden eso?”

Al final de la página del “Estudio” que comentamos hoy, el Padre escribe:

De este modo, en la actualidad ambas imágenes del padre se contraponen en forma inmediata. Ambas poseen derecho de existencia. Continuarán existiendo por largo tiempo aún. Ambas merecen una consideración respetuosa y un bondadoso reconocimiento.“

 

 Continuaremos, D.m., la semana que viene.