PEDAGOGÍA MARIANA DEL MATRIMONIO
(Ver nota previa del miércoles, 30 de noviembre de 2011)
Capítulo 3º
DISPOSICIÓN
El instinto sexual: su sentido y finalidad
-
Sentido natural: fuerza inmanente y tendencia al
otro sexo; unión amorosa y transmisión de la vida
-
En la estructura del ser humano se da una
bisexualidad corporal y espiritual. “…… hombre y mujer los creó (Gén, 1,27)”
-
El instinto sexual es importante:
·
para el individuo: necesidad y capacidad de
complementación entre el hombre y la mujer. // A la luz del orden divino y
natural, en el amor matrimonial pleno se da la vivencia de unidad, y con ello
el ser humano perfecto.
·
para la comunidad: supervivencia del género
humano
-
Sólo en el ser humano el acto que se deriva del
instinto sexual es un acto ético: si se ejecuta el acto, se debe asumir todo lo
que trae consigo dicho acto
-
A pesar de las debilidades, no desviarse del
orden de ser y del orden natural.
TEXTO DEL FUNDADOR
¿Cuál es el
sentido y la finalidad del instinto
sexual en el orden natural? También podría preguntar: ¿Cómo es el ideal del
matrimonio desde el punto de vista puramente natural? Mientras que en la
segunda pregunta se refleja más el fin en su pleno y claro desarrollo, en la
primera se trata de reconocer su finalidad y el ideal con toda nitidez. Al
investigar el instinto sexual, debemos tener presente que no se trata de un
ámbito vital cualquiera del hombre, sino que se trata por el contrario de un
ámbito vital muy destacado. El instinto sexual es el instinto más poderoso y
elemental de la naturaleza humana, mucho más fuerte que el instinto de
conservación y el instinto de actividad. Por este motivo se desprende que este
instinto tiene también un marcado sentido natural, que además tiene que
ser de alguna forma reconocible y que
puede conocerse realmente con claridad. En las siguientes reflexiones queremos
esforzarnos por acceder a esa claridad. En primer lugar plantearemos cuatro
verdades y sacaremos después algunas consecuencias al respecto.
1.
En primer
lugar repetimos la cuestión ya planteada: ¿Cuál es el sentido natural del
instinto sexual? La respuesta es: El sentido natural del instinto sexual está
en la fuerza inmanente y en la tendencia hacia el otro sexo. En otras palabras:
el objeto contenido de forma germinal en el instinto sexual, y consecuentemente el sentido del instinto, es directamente la unión amorosa con el otro
cónyuge y la consecuente transmisión de la célula germinal, e indirectamente la
descendencia. Si esta aseveración está clara en todas sus relaciones,
llegaremos fácilmente a la interpretación correcta.
2.
En segundo lugar nos preguntamos por el motivo
de este sentido natural. La respuesta la encontramos en el rasgo de la
bisexualidad que posee la estructura del ser humano, o mejor dicho: en la
bisexualidad corporal y espiritual que se encuentra en la estructura del ser
humano. Si nos observamos a nosotros mismos o a los demás, encontraremos en la
persona humana no sólo una diferencia corporal de los dos sexos, sino también
una diferencia espiritual de los mismos. Si abrimos la Sagrada Escritura
encontraremos la maravillosa frase: Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza, hombre y mujer los creó (Gén 1,27). Esta es otra forma de expresión
de la bisexualidad.
3.
En
tercer lugar queremos mostrar el significado del instinto sexual, que es
inmensamente grande tanto para el individuo como para las comunidades humanas y
para toda la sociedad humana. ¿Qué significa el instinto sexual para el
individuo? Dios ha creado al ser humano como hombre y mujer. Ambos son seres
humanos y no obstante son, en su expresión humana, distintos y opuestos
espiritual y corporalmente; por eso dependientes el uno del otro tanto en la
necesidad de complementación como en la capacidad de complementación. Dios no quiso encarnar la idea del ser humano
en un solo tipo, sino que creó dos modos para representarlo. La idea completa del ser humano está
encarnada por lo tanto en el hombre y en la mujer. En su totalidad representan
una unidad. Por lo tanto, el varón no es de por sí la plena realización de la
idea del ser humano, ni tampoco la mujer. Ambos fueron pensados y creados por
Dios para que constituyeran una biunidad. Nosotros tenemos una indicación a la
biunidad querida por Dios en las siguientes palabras de la Sagrada Escritura:
“No es bueno que el hombre esté solo” (Gen 2,18)
Por ello la comunidad
matrimonial no puede ser concebida como un círculo con un solo punto central,
sino como una especie de elipse que tiene dos focos. El hombre y la mujer deben
encarnar una posición de autoridad: el hombre a través de su dominio en el
orden y en el mando y la mujer a través del dominio del corazón y del amor. La
naturaleza de la persona humana ha sido conformada por Dios de tal forma que
los dos sexos tengan el instinto de complementación corporal y espiritual. ¡Y
qué importancia tan elemental tiene este instinto! En él una persona se entrega
a otra de un modo singular como principio de complementación, en la conciencia
y vivencia de que ella misma haya su complementación en el hecho de la entrega
y complementación del otro. La unión de amor matrimonial constituye por eso una
experiencia única y enriquecedora en el dar y recibir. A la luz del orden
divino y natural, esta vivencia es tan profunda, debido a que se produce la vivencia
de unidad. El ser humano perfecto se da en la unión de las cualidades activas y
pasivas, del ser masculino y del ser femenino.
Ahora comprendemos
que lo que dice la Sagrada Escritura en Gén 2,24 es evidente: “Por eso el
hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer”. Nos encontramos aquí
con el sentido natural del instinto, que representa una fuerza de amor única en
su profundidad y en su envergadura.
¿Y cuál es el
significado del instinto sexual para la comunidad? La relación de los hombres,
en general, se convierte en relación afectiva sólo por el instinto sexual
entendido como necesidad y capacidad de complementación física y psíquica. Si
las personas no se sintieran atraídas de esta forma, fácilmente estarían
mutuamente en oposición debido a un egoísmo
extremo. El significado del instinto sexual para el género humano es
obvio sin mayor explicación. Sin el sentido natural del instinto sexual, sin la
tendencia a la transmisión de la célula germinal y la descendencia, no habría
supervivencia del género humano. Este estaría condenado a la desaparición. Dios
ha querido que la continuidad del género humano esté asegurada a través del
instinto sexual.
4.
Veamos
en cuarto lugar la modalidad original del acto humano en el instinto sexual. Lo
más importante que se debe decir, es que sólo en el ser humano el acto que se
deriva del instinto sexual es un acto ético. Esto quiere decir: cuando la
persona realiza el acto sexual, puede y debe hacerse sólo con la conciencia
plena de la responsabilidad que encierra, con todas las consecuencias
inherentes y propias del mismo acto. ¿Cuál es el componente voluntario del acto
sexual? Es el acto de unión amorosa, física y espiritual, y todo lo que directa
o indirectamente lleva a ello. Sin embargo las consecuencias escapan al dominio
de la voluntad.
Aquí tenemos el
pensamiento central que debemos interiorizar: si yo realizo el acto sexual,
debo y quiero dar un sí a todo lo que se deriva de la naturaleza del acto.
Recordemos, por de pronto, cómo actúa la naturaleza en la unión amorosa.
Sabemos que las células germinales masculinas acceden en virtud de un acto
reflejo en los órganos femeninos. Allí buscan en virtud de un movimiento
inmanente la fusión con el óvulo femenino. Si se produce esta fusión, Dios crea
e infunde el alma a ese nuevo ser, gestándose así una nueva persona, una nueva
imagen de Dios. Completado el acto, se da un fenómeno natural que debe seguir su camino y cuyo desarrollo no
debe ser interrumpido. Toda interrupción sería un acto contra la naturaleza. Lo
que no le está permitido a la persona. Repito el pensamiento y lo hago en esta
ocasión de otra forma: ¿Qué es el acto sexual y todo aquello que conduce al
mismo? Es un acto parcial en una secuencia de actos, un elemento de una unidad
orgánica objetivamente mayor. Quien ejecuta el acto parcial, si quiere actuar
moralmente, debe asumir todo lo que trae consigo dicho acto: transmisión de las
células germinales y la procreación. No es correcto querer y ejecutar solamente
un acto parcial y desvincularlo de la totalidad a la que pertenece según la
naturaleza y con ello según la voluntad de Dios. El acto sexual humano es
solamente un acto moral, si se ejecuta en la conciencia de que se trata de un
acto parcial que no debe ser separado del fenómeno natural al que pertenece. Si
alguien dice sí solamente al acto separado de sus consecuencias, nos
encontramos objetivamente ante un pecado.
Debemos estar
aferrados a estos principios. Esto supone: nosotros debemos permanecer
firmemente anclados en el fundamento del orden de ser y del orden natural, y no
dejar apartarnos del mismo por ningún motivo. Naturalmente: en la práctica
todos somos personas débiles. Sin embargo, por muchas infracciones que se den
en la práctica contra el orden de ser, nunca nos motivarán a desplazarnos de
esa vía. Cualquier alteración en el orden natural, desencadena la venganza de
la naturaleza.
(Continuará con Capítulo 4º)
(Continuará con Capítulo 4º)
Paco como siempre muy bueno y muy actual!
ResponderEliminarel Padre habla para todos los tiempos!
gracias por este trabajo tan maravilloso
Rosa y Edu
muy bueno paco! y nos viene genial, como anillo a dedo! susana lobo
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