Texto del Padre Fundador
En este punto radica la gran misión de los Institutos: ser custodios o guardianes por excelencia. Repasen la historia ….. Siempre destaco a nuestras Hermanas de María, porque en esta área ellas en todas partes han pasado más fuertemente al primer plano. En el transcurso de los años, en cada uno de los cursos [de las Hermanas] surgieron muchos custodios, custodios del santuario en las formas más diversas. Fruto del soplo de Dios. Dios ha velado para que en medio de la confusión de los años pasados no faltaran jamás los custodios. Hemos congregado a los más variados grupos en torno del santuario, a modo de ejército o flota. El círculo más cercano ha sido constituido por los Institutos; otros círculos son las Federaciones, las Ligas, la rama de peregrinos. No olvidemos que así se gestó todo en la Familia. Permanezcamos fieles a lo gestado. “Conquisten lo que han heredado de sus padres a fin de poseerlo cabalmente”.
Según la ley de los casos preclaros, la labor específica de los Institutos es volcar a la realidad lo más central, y llevarlo como misión al mundo. Reparen en lo que hacen nuestros Institutos para formarse, para arraigar a sus miembros más profundamente en el árbol de Schoenstatt. Porque esa actividad redunda en magníficos frutos para toda la Familia. El seguro de la Familia reside en los Institutos. Si me preguntan en cuáles reside con mayor fuerza, la respuesta sólo puede ser: normalmente en aquellos que son los más sólidos en razón de tener vita communis. Lo cual no significa subestimar a los demás. Y esos Institutos son la nueva pars motrix* junto con el Instituto de nuestras Hermanas. Con esto no estamos diciendo que sólo en ellos se encuentren las personas más nobles. Estamos hablando solo desde el punto de vista de los principios, de la estrategia. Porque Dios elige sus personas de elite de cualquier Rama. Pero en principio recordemos que las exigencias más altas deben ser planteadas a las comunidades que tengan las bases correspondientes. Visto en general, también ellas deberían ser la fuente de bendición más grande.
(Texto extraído de las Conferencias de Roma, incluido en el capítulo 37 – “Construyamos el Santuario” – de Kentenich reader Tomo 2: Estudiar al Fundador, Págs. 157/158)
Comentario
Nuestro Padre Fundador está hablando en esta ocasión a los dirigentes de la Familia de Schoenstatt, reunidos con él en Roma al regreso del exilio, en el año 1965. En esas fechas se estaba concretando la fundación del Instituto de los Padres de Schoenstatt, al que el Padre se refiere cuando lo denomina la “nueva pars motrix”. Destacando la labor específica de los seis Institutos de Schoenstatt, ser casos preclaros dentro de las ramas de la Familia y llevar ese estilo de vida como misión al mundo, el Padre Kentenich recuerda la función que tienen además estas comunidades de ser los custodios de los santuarios de Schoenstatt, y que se ejemplariza, como en tantas otras cosas, en el Instituto de nuestras Hermanas de María. Ellas fueron las que asumieron la tarea de cuidar y guardar los primeros santuarios filiales en los diversos países del mundo, lo que siguen haciendo con una entrega ejemplar. La más joven comunidad de los Padres hizo lo propio, cuando fue necesario, al consolidarse su fundación en los años posteriores al último Concilio. Para completar la información, valga recordar que entre los primeros “santuarios del hogar” bendecidos por el Padre Kentenich en Milwaukee se encuentran los de las primeras familias “fundadoras” del Instituto de Familias en América, y que ellas vivieron y asumieron como verdaderos custodios de los santuarios, en su caso como “santuarios vivos” de Schoenstatt.
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