La oración es la respiración del alma
La
oración se la respiración del alma religiosa. Los hombres de hoy lo hemos
olvidado. Por eso todos tenemos que orar más y asegurar una medida sana de prácticas
de oración. De otro modo, caemos víctimas del espíritu de la época y no
encontramos nunca un camino hacia la verdadera santidad de la vida diaria.
J. Kentenich, 1964, en
Die religiösen Übungen, t. 1, 84
Que no haya tiempos
relativamente prolongados sin una práctica de oración asegurada
Ahora bien, se plantea la pregunta: ¿qué
prácticas debemos colocar en nuestro horario espiritual, en lo esencial? (….)
Creo que aquí tienen que hacer que rija un principio. (….) Según mi opinión, el
principio debería rezar así: debemos ordenar la jornada de manera tal que no
existan tiempos prolongados sin una práctica, una práctica religiosa asegurada.
(….) ¿Cuál es el motivo por el cual no debería haber un tiempo relativamente
prolongado sin una práctica asegurada? El motivo es este: primero, para mantener
la actitud. En efecto, la actitud se establece a través de la repetición de
actos. El acto debe emanar de la actitud, pero debe ser también un medio para
profundizar la actitud interior.
Y si damos tanta importancia a estar,
vivir y actuar siempre unidos y conectados con Dios, para nosotros tiene que
ser una obviedad el que interrumpamos una y otra vez el día de alguna forma
para establecer de nuevo de manera actual el contacto con Dios. Y eso se da, en
definitiva, a través de las prácticas religiosas.
Está pensado para que la labor diaria se
vea impregnada, interrumpida, interiorizada, sobrenaturalizada y animada
siempre de nuevo por determinadas elevaciones del alma hacia Dios. Este tiene
que ser el principio.
J. Kentenich, 1963, en
Ein Durchblick in Texten, t. 5, 591 ss.
Llegar a ser santo
Para
arraigar entre los laicos la aspiración a la santidad en el mundo actual en el
sentido de la idea del “hombre nuevo en la comunidad nueva”, Schoenstatt retomó
las ideas de San Francisco de Sales y amoldó su doctrina de la santidad de la
vida diaria a las circunstancias y necesidades actuales, o sea, enseñó una
ascética expresamente laical. (….)
El
que quiera ser aceptado en la Federación Apostólica o unirse al Movimiento como
miembro de la Liga asume con ello obligaciones en las tres direcciones
mencionadas: en la dirección de la aspiración personal a la santidad, del
espíritu de apostolado y del espíritu de comunidad. Constantes cursos de
formación, un moderado cultivo de la vida comunitaria, así como la asunción de
prácticas personales como el control escrito del horario espiritual y la cuenta
mensual (….) cuidan de que exista seriedad, solidez, fiabilidad y fidelidad.
(….)
J. Kentenich, 1951, en
Die religiösen Übungen,
t. 1., 65
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