viernes, 16 de diciembre de 2022

MARÍA, SIGNO DE LUZ

Mirando de cerca a la próxima Navidad, queremos contemplar la imagen de nuestra Madre del cielo. Como escribe el Padre Ketenich en la jornada pedagógica de Santiago, “la Madre de Dios como la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt ….. es la gran misionera, obrará milagros de transformación en cada uno de nosotros y también en toda la sociedad humana. ¡Ella es la muestra más clásica del hombre providencialista, del hombre abierto al más allá! Le llamamos Tres Veces Admirable: admirable por tener una visión clara; admirable por ser audaz y finalmente admirable por estar alegre por su seguridad en la victoria.”

Ella es la gran señal en estos tiempos apocalípticos, también para nosotros. Recordamos lo que nos dice el libro de la Apocalipsis: "Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza" (Ap 12,1).

En un libro de aforismos tomados de escritos de nuestro fundador encontramos, entre otros, los siguientes pensamientos al respecto:

1. Retrocedamos cientos de años, al cristianismo primitivo. Encontramos a san Juan, el discípulo amado del Señor, el gran obispo y confesor. Se halla desterrado, en la isla de Patmos. Su mirada aguda escudriña la inmensidad del mar. Repentinamente ve un cuadro maravilloso. Delante de él está una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Su alma es presa de silenciosa admiración. Nos ponemos al lado del apóstol para acoger en nosotros cada uno de los rasgos de la bendita entre las mujeres, de la Inmaculada Concepción, de la Virgen de las vírgenes.

2. La santísima Virgen está vestida del sol. ¿Quién es el sol? Es Cristo, el gran rey: la luz. Quien se expone mucho a la luz, se transforma en luz. En cuanto Cristo es la luz, María santísima es, legítimamente, la portadora de la luz, la reina de la luz.

3. Ella quisiera irradiar todo lo que el Dios infinito le dio. Es hija del sol, es portadora de Cristo, porque de modo femenino, en cuanto humanamente es posible, personificó a Cristo con todas sus magnificencias.

4. Nosotros también debemos ser portadores del sol. Llevamos el sol en nosotros. El sol es Cristo… Nuestro ideal es recorrer el tiempo actual como portadores del sol.

5. La Inmaculada pisa la luna. La luna es signo de la volubilidad, de la inconstancia. La Madre de Dios está por encima de esos defectos, porque está arraigada y fundamentada en Dios, en las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad.

6. "¡Con la luna bajo sus pies!" En María santísima no se dio la inconstancia, la inseguridad de nuestro ser, que nos provoca tanto sufrimiento… Ella es como una creatura de otro mundo. Es la imagen ideal de nuestro ser humano. Personifica lo que anhelamos fervientemente en momentos de silencio, tanto más cuanta más edad tenemos.

7. También en virtud de su vida de amor tan plena, María la Inmaculada, se yergue, grande y noble, pisando la luna. Amó intensamente al Redentor, hijo suyo, esposo también de su alma; lo amó no solo de palabra, no sólo afectivamente, sino con obras. Lo siguió paso a paso en su peregrinar, lo acompañó en todas las estaciones del Vía Crucis hasta el Calvario.

8. En su cabeza lleva una corona de estrellas. Son las estrellas de sus virtudes, de las virtudes teologales y morales… Ella siempre se orientó por las estrellas… Nosotros también debemos hacerlo, tenemos que tener ideales, ideales grandes que iluminen nuestra vida.

Deseo a todos los lectores del Blog una feliz y santa Navidad. Que la Santísima Virgen desde el portal de Belén nos muestre y regale siempre a Cristo y nos haga portadores de su luz.

 

viernes, 9 de diciembre de 2022

CARACTERÍSTICAS DEL HOMBRE PROVIDENCIALISTA

Después de explicar a sus oyentes en la Jornada Pedagógica de Santiago de Chile que la fe práctica en la divina Providencia debe ser un elemento constitutivo de nuestro ser, el Padre Kentenich trae con abundantes ejemplos y una amplia explicación las características de la persona providencialista, o sea, quiere dar a sus hijos en Schoenstatt los caminos prácticos para llegar a ser ese tipo de persona. Hoy traigo al Blog sólo los enunciados de estas formas de ser, la totalidad del texto la pueden encontrar los lectores en el librito “Tiempos Apocalípticos” de la Editorial Schoenstatt, en las conferencias octava y novena de la jornada. El Padre nos dice:  

“Ahora quiero entrar en detalles, darles un par de características del hombre abierto al más allá. Tenemos que aspirar a lograr tres características del hombre abierto al más allá: tener una visión clara, amplia y profunda; ser audaz; y estar alegre por la seguridad en la victoria. Ahora queremos analizar un poco las características.

Primera característica: el hombre con una visión clara, amplia y profunda

¿Por qué el hombre providencialista siempre tiene una visión clara? Porque gracias a su fe en la divina Providencia ve todo constantemente a la luz divina. Él no ve las cosas sólo con los ojos naturales, tiene un nuevo órgano visual: los ojos de Dios. Bajo esta luz, es decir, con los ojos de Dios, ve todas las cosas de la vida diaria, las más pequeñas y las más grandes. Recordemos que el hombre tiene tres órganos visuales, tres órganos perceptivos. El primero lo comparte con el animal y es el ojo sensorial, el segundo lo comporte con los ángeles y ese es el ojo de la inteligencia, el tercer órgano visual lo comparte con Dios y ése es el ojo de la fe. ……..

Segunda característica: el hombre audaz

Aquí hoy tres preguntas que contestar: ¿cómo es un hombre audaz? ¿Por qué es audaz? y ¿Cómo repercute en nosotros mismos? ¿Cómo es un hombre audaz? ¿Qué significa ser audaz? Tener el valor de arriesgar algo, de decidirse y de llevar a cabo lo decidido, a pesar de todas las dificultades. ¿Se dan cuenta de que todo lo que hemos hablado nos sirve para sobreponernos al hombre colectivista y para formar al hombre nuevo?

Tener el valor de arriesgar algo: no sé qué es lo que se nos hace difícil en los años de la juventud, si es el valor de decidirse porque hay mucha oscuridad en nuestra inteligencia, o si se nos hace difícil cumplir lo decidido.

Ambas cosas son difíciles. En Europa también existen hombres —y cada vez más— que son muy cultos y famosos, pero que en las cosas más simples no son capaces de tomar una decisión. Si alguien viniera y les dijera ¡haz esto! entonces lo harían.

En general, tenemos ante nosotros simplemente un pedazo de la historia del hombre colectivista. Debido a que hay millones de hombres que no son capaces de decidir por sí mismos, necesitan ansiosamente un dictador que les quite su capacidad de decisión. Sí, si nos remontáramos a la historia del hombre colectivista tendríamos que decir: donde la máquina entra en acción no sólo junta masas de hombres a su alrededor, sino también a hombres-masa. Estos sencillamente no tienen el valor de tomar su destino en las manos. Alguien lo hace por ellos, dicta en lugar de la masa y la masa lo sigue.

Tener el valor de decidirse: en la educación actual es de gran importancia orientarse a uno mismo y orientar a otros a decidir por sí mismos, a asumir responsabilidades. Esto también es válido cuando la decisión es equivocada y provoca un gran daño. Tenemos que formar a un hombre que decida por sí mismo. Ni siquiera a los niños hay que decirles: ¡haz esto y esto! Hay que orientarlos a que decidan y que asuman la responsabilidad cuando se trata de pequeñas decisiones. ………

Tercera característica: el hombre alegre porque está seguro de la victoria

Para redondear me permitiré añadir algo acerca de la seguridad en la victoria que vive en el hombre apocalíptico. Recordamos que hay tres grandes poderes que rigen la historia universal: Dios, el demonio y la voluntad del hombre. Es obvio decir que, en último término, Dios tiene que triunfar contra el demonio a pesar de todas las situaciones externas adversas. Por eso, también resulta evidente para el hombre providencialista que en último término la victoria debe corresponder a su bandera, es decir la bandera de Cristo. ¡Solamente tiene que mantener viva la conciencia de ser instrumento! ………”

  

viernes, 2 de diciembre de 2022

ESTILO DE VIDA PROVIDENCIALISTA

Hoy me permito transcribir, sin comentarios, parte de la séptima conferencia de la jornada pedagógica que venimos considerando desde hace algunas semanas:

“La fe en la divina Providencia configura, hasta en los más mínimos detalles, nuestra vida práctica. Todos, y más que nadie nuestra juventud, tenemos el fuerte impulso creador de apropiarnos de un estilo de vida, de una forma de vida original. Si queremos ser verdaderos hijos de Schoenstatt entonces una parte esencial de nuestro ser se tiene que formar según la fe práctica en la divina Providencia. Quizá surja por sí misma la pregunta: ¿Cómo es un estilo de vida práctico de ese tipo? ¿Cómo puede la fe práctica en la divina Providencia configurar mi vida? ¿Cómo debe ser mi vida para que yo pueda reflejar la fe práctica en la divina Providencia?

A continuación me permitiré volver a grabar en ustedes una expresión que le da una determinada dirección a nuestro pensamiento. Por eso les digo: el hombre con fe en la divina Providencia es expresamente un hombre del más allá.

El hombre con fe en la divina Providencia está con ambos pies en el mundo del más allá. Pero tengo que añadir: no sólo con ambos pies sobre el suelo del más allá, sino también sobre el suelo del más acá. ¡Ahí está la obra maestra! ¿Por qué? Quedarse solamente con los pies en el mundo terreno, es posible; y sólo con los pies en el mundo del más allá, también se puede, pero ambas cosas juntas… ¡Ahí está la obra maestra! Todos hemos escuchado acerca del principio de Arquímedes (~287-212 a. C.). Él decía: denme un punto de apoyo fuera del mundo, entonces podré sacar al mundo de sus quicios. Este punto de Arquímedes es para nosotros el mundo del más allá. Sólo cuando nos sintamos en casa allá, podremos enfrentar las dificultades de esta vida. ……

Existe una gran constante que debemos tener ante nuestros ojos en nuestra educación. ’Gratia perficit naturam", la gracia perfecciona la naturaleza. No destruye la naturaleza, sino que la eleva. También lo podemos decir así: la gracia es un don que eleva y perfecciona la naturaleza, pero existe también la inmolación múltiple y multiforme de la naturaleza. Tenemos que considerar todo esto si queremos manejar nuestra vida de manera providencialista. A veces se dice en Alemania que los hombres religiosos son a menudo los menos capaces, porque fracasan en la vida práctica y así no sirven. Al parecer solo saben comportarse en la Iglesia. Para nosotros, los schoenstatianos, rige la ley: los hombres más sobrenaturales deben ser los más naturales.

Para nosotros, sobrenatural no significa ’no natural’. ….. Ahora deben poner especial atención para ver si entre nosotros no es muy grande el peligro de que seamos sólo naturales, sin ser sobrenaturales, o también al revés, que seamos sólo sobrenaturales y muy poco naturales. Se dice que la educación de los colegios cristianos es muy religiosa en los primeros años; pero que no ha formado a los hombres desde adentro, entonces más adelante muchos terminan en la masonería.

¿Dónde está la razón de esto? No fue formado el núcleo de la personalidad. El motivo radica normalmente en que la educación no los ha hecho autónomos interiormente. Así se forma el hombre masa-religioso. También existe el hombre masa religioso. Este es religioso mientras el ambiente se mantenga religioso. Cuando el ambiente ya no es religioso, se acaba lo religiosidad para el hombre masa. Por lo tanto, lo religioso no ha penetrado el núcleo de la personalidad, no ha formado el interior del hombre.

Un ejemplo para esto: el agua del bautismo sólo ha mojado la frente, pero no ha transformado el alma. ¿No deberíamos examinarnos nosotros también y ver si el agua del bautismo sólo ha mojado nuestra frente? ¿En qué consiste nuestra tarea? Tenemos que preocuparnos de que lo religioso se desarrolle, se perfeccione y madure como la levadura o como una semilla para que dé fruto.”

 

 

  

viernes, 25 de noviembre de 2022

¿Cuál es la causa del mal en el mundo?


Una de las asiduas lectoras del Blog ha enviado un comentario para la reflexión. Dice así. En estos tiempos de desarraigo, el estar arraigado en esa confianza en el amor de Dios es como un bálsamo. Sin embargo, hay una mirada que debe ser producto de la época: decir que Dios Padre nos manda el sufrimiento y las caídas, sería admitir que Dios es causa del mal en nuestras vidas, aunque sea indirectamente. Ahí podríamos discutir con nuestro Fundador, porque Dios no puede ser ni directa ni indirectamente causa del mal. En todo caso habría una permisividad indirecta, pero nunca una acción voluntaria de Dios contra el hombre.”

Recuerdo haber escuchado decir a uno de mis familiares – era un sacerdote – que el sufrimiento en este mundo era fruto del pecado. Dios creó al mundo en armonía y felicidad, y el demonio consiguió que el hombre pecara. Nosotros hemos pecado también. Y ahora, en esta tierra nos toca sufrir. Pienso que Dios tiene que ser consecuente con sus propias leyes. Ni siquiera liberó a su Hijo del sufrimiento y muerte en la cruz. Me viene a la mente la Carta que escribió Pedro a los que andaban en la diáspora. Allí dice: “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.” (1 Pedro 4,1)

Nuestro Fundador explica también esto en su jornada pedagógica que venimos leyendo en estas semanas. En una de las conferencias dice así:

“Detrás de estas terribles catástrofes está la influencia directa del demonio. Por el Apocalipsis sabemos que detrás de todo este acontecer, está la influencia extraordinaria de los poderes anti-divinos. No sólo está actuando la maldad humana, sino que también la maldad diabólica.

Si aquí hacemos una comparación con la época actual, tenemos que señalar que las barbaridades que vemos hoy en el mundo no se pueden explicar por medios naturales. ¡Detrás de esto tiene que esconderse una influencia tremendamente grande del demonio! En el mundo existen muchas desgracias, muchas deficiencias, mucha propensión al pecado y mucha crueldad, lo que se puede explicar con el daño ocasionado por el pecado original a la naturaleza. Para esto no se necesita suponer que haya existido una influencia directa del demonio. Pero ahora yo estoy hablando intencionadamente de una influencia directa de los poderes anti-divinos. La influencia indirecta siempre existe; mientras el mundo sea malicioso y maligno, siempre estará indirectamente expuesto a la influencia del demonio, desde que el demonio, en el principio, indujo a Eva al pecado en el cual Adán también cayó. Sólo así podemos explicar el tremendo mal, la crueldad que ocurre en el mundo. Todas estas situaciones suponen la influencia indirecta del demonio.”

Siguiendo la lectura de la semana pasada comprobamos que el Padre Kentenich quiere ahondar en el pensamiento de que Dios es amor y actúa por amor; habla de que Dios tiene contados todos nuestros cabellos:

“¡El Padre sabe incluso que ha caído un cabello de tu cabeza! El Señor nos quiere decir con esto que el amor de Dios está detrás de todo. ¡Y cuánto más amor de Dios tenemos que ver detrás de todas las dificultades que Dios deja caer sobre nosotros! El Señor se esfuerza parábola tras parábola para hacernos entrar en la cabeza esta ley fundamental del amor.”

Para explicarlo nos recuerda algunas parábolas, y entre ellas la de la oveja perdida (Lc 15, 4-7):

“Si ustedes se adentran en esta parábola, encontrarán la misma situación. El pastor deja a las noventa y nueve ovejas en el desierto para ir detrás de la oveja perdida. Entiendan por favor: ¿No es paradójico dejar a noventa y nueve ovejas solas y exponerse al peligro de perderlas, sólo por una oveja? Esta parábola también se entiende sólo cuando captamos lo que el Señor nos quiere decir: Dios es tan buen Padre que se preocupa de cada uno, y tanto como si estuviera sólo para esa persona. ¡Él se preocupa de los detalles más pequeños! Por lo tanto, tratándose de una completa y perfecta reforma interior, en la vida católica, encontrarán personas que como Pablo estén compenetradas del pensamiento: ¡Él me ama como a la pupila de sus ojos!

…… Tarde o temprano surgirá también la pregunta: el Padre ama también a su Hijo unigénito ¿y cómo deja que lo maltraten? ¿Y se supone que eso es amor? Quien ha comprendido cabalmente nuestro mundo católico, está convencido de que la sabiduría de Dios tiene como meta para todos nosotros el asemejamiento y la incorporación al Dios hecho hombre. Cada vez tenemos que ser hombres más configurados por Cristo y más configuradores de Cristo conforme al ser, en la actitud y en la vida. ¡Esta es una meta tremendamente grande para nuestra autoeducación!”

  

viernes, 18 de noviembre de 2022

POR SOBRE TODO, EL AMOR DE DIOS


En las últimas semanas venimos considerando algunos aspectos de lo que nuestro Fundador denominaba ‘tiempos apocalípticos’ en su jornada pedagógica del cincuenta y uno. También hoy nosotros vivimos en tiempos difíciles, trátese de las guerras, del encarecimiento de la vida, de los extremismos de los políticos, del cambio climático, en fin, del olvido generalizado de Dios en nuestras sociedades. Ante tantas ‘señales apocalípticas’ podríamos caer en la tentación de desvanecernos interiormente de miedo y de angustia por todo lo terrible que pueda ocurrirnos a nosotros mismos. Según el Padre Kentenich, nosotros, como personas apocalípticas, deberíamos cultivar el espíritu de una profunda y cálida fe en la divina Providencia. Ya dijimos que esa fe considerada como “la ley de la puerta abierta” quiere determinar esencialmente nuestra concepción de la vida, nuestra tarea de vida y nuestra forma de vida. Seguimos meditando en lo que el Fundador nos dice. En una comparación entre lo que él llama el fatalismo, el Deismo y el Teismo, anima a sus interlocutores a ser hombres que sepan decidirse por sí mismos desde dentro y a luchar contra el hombre-masa, a ser seguidores del Teismo. Él nos lo aclara:

“El teísmo es un reconocimiento práctico al amor como ley fundamental del mundo. Asegura que Dios ha elaborado desde toda la eternidad un gran plan mundial y un pequeño plan de mi vida como un plan de amor, de sabiduría y de omnipotencia y que realiza este plan por amor a través del tiempo con todos sus detalles.

Por eso es que la persona católica con fe en la divina Providencia siempre está rodeada de Dios, incluso también cuando en su vida carga una cruz pesada y pesadísima. La persona católica providencialista construye su vida sobre el amor como la gran ley fundamental del mundo. Está convencida de que todo, absolutamente todo lo que Dios hace, manda y dispone, ocurre hasta en sus más íntimos detalles por amor, a través del amor y para el amor, incluso cuando la justicia divina remeza y sacuda al hombre aquí en la tierra.

Detrás de todo está el convencimiento de que el amor es la fuerza fundamental y de que éste mueve también a la justicia. Todo ocurre por amor también cuando la justicia divina hubiere estipulado al final de nuestra vida la posibilidad de la eterna perdición en el infierno, la última razón sería solo el amor. Dios no quiere que los hombres se vayan al infierno, por eso es que no siempre ni en todas partes el demonio tiene poder sobre los hombres. A veces Dios también quiere lograr sus metas mediante grandes caídas en el pecado. Al final, Dios siempre vence al demonio. También en los casos donde el hombre recibe un golpe tras otro, Dios persigue definitivamente sólo una meta: el amor. A través de todo esto el hombre debe llegar a una gran y profunda unión con Dios en el amor. Acuérdense de los contenidos que hemos estado meditando hasta ahora.

¿Cuál es el sentido de las confusiones apocalípticas? ¡Ellas tienen que ser acelerados obstetras, no acelerados cavadores de tumbas! ¡Deben ayudar a dar a luz a Cristo en la humanidad actual de manera acelerada y perfecta! Preocúpense de que la historia universal actual sea una historia de amor de los hombres con Dios. Esto no sólo es válido para las grandes catástrofes mundiales, sino también para las pequeñas dificultades de cada día, ya sea de la vida matrimonial, profesional o familiar. Todo debe llevarnos a una unión más profunda en el amor con Dios.

El amor como ley fundamental de la vida nos exige no sólo que todo lo hagamos por amor, sino para el amor. La vida práctica a menudo tiene la apariencia de que todo está al revés. Por eso, ustedes se preguntarán de dónde sabemos todo esto. Y es muy comprensible que lo hagan. ¡El hombre actual está cada vez más desarraigado, despersonalizado! ¿Y todo eso debe ocurrir por amor? ¿Entienden ahora lo grande que es la tarea que asume la educación? La educación debe preocuparse de volver a anunciar a los hombres el correcto concepto de Dios, la verdadera imagen de Dios, y así volver a despertar el amor recíproco. Debe preocuparse de que el Dios eterno sea reconocido como Dios-Padre, el Dios del amor. Entendamos cómo san Juan reproduce con una palabra la esencia de Dios, ésta es: ¡Dios es amor! No sólo quiere decir: ¡Dios es justicia! La espiritualidad occidental vive como si la esencia primera de Dios estuviera en la justicia, no en el amor. La Sagrada Escritura protesta rotundamente contra eso. También protesta contra eso la esencia de Dios, la esencia del Salvador del mundo, que se hizo hombre por amor y que como tal asumió cosas terribles y que sufrió por amor a nosotros. …..”

viernes, 11 de noviembre de 2022

LA 'LEY DE LA PUERTA ABIERTA', NUESTRA COSMOVISIÓN

Siguiendo las conferencias de la jornada pedagógica que mantuvo el Padre Kentenich en el año 1951 en Santiago de Chile nos hemos dado cuenta de que también nosotros en estos tiempos vivimos en una época marcadamente apocalíptica. Ya sabemos lo que esto significa. Una de las intenciones del Fundador era, y sigue siendo para nosotros, llamarnos la atención de algo que es fundamental en nuestra existencia como Familia, como hijos de Dios: “Nada ocurre por casualidad, todo viene de la bondad de Dios”. En la quinta conferencia se ocupa específicamente de ello:

“¿Qué se desprende de esto para el espíritu apocalíptico? Él nos da la respuesta a las necesidades y dificultades. Es el espíritu de una fe en la divina Providencia, marcada, cálida, fuerte, que abarca a la persona completa. Hoy queremos detenernos en este tema.

Cuando nos encontramos en medio de una confusión apocalíptica, cuando el tiempo se torna cada vez más oscuro y tenemos que enfrentar grandes dificultades y catástrofes extraordinarias, entonces es necesario que nos eduquemos a nosotros mismos y a quienes nos han sido confiados a una fe práctica en la divina Providencia. ………

La fe práctica en la divina Providencia ocupa un lugar preferencial en nuestra Familia. Se ha transformado en nuestra cosmovisión. A la fe práctica en la divina Providencia también la llamamos ’ley de la puerta abierta’. La expresión se la pedimos prestada a san Pablo. En distintas oportunidades, él nos indica que Dios le abría una puertecita por la cual podía pasar para desarrollar una actividad apostólica en tal o cual lugar. ¿Cómo se le abrían estas puertas? ¡Mediante situaciones ordinarias! De repente se daba la oportunidad de anunciar el Evangelio aquí o allá. La fe práctica en la divina Providencia le iba mostrando lo que Dios le pedía. En este punto queremos detenernos un poco para estudiar con mayor profundidad la ’ley de la puerta abierta’ o la fe práctica en la divina Providencia en el ámbito de la historia de nuestra Familia.

Tengo que nombrar y fundamentar tres afirmaciones. La ley de la puerta abierta o de la fe práctica en la divina Providencia, determina claramente nuestra concepción de la vida, nuestra tarea de vida y nuestra forma de vida.

Este es el carisma que Dios nos ha regalado. Esto es un pedacito de la sabiduría de vida moderna, que en el contexto de la ley de la puerta abierta o de la fe práctica en la divina Providencia hemos podido adquirir. Como supongo que ustedes conocen la historia de nuestra Familia en lo esencial, me doy por satisfecho al nombrar unos pocos detalles.

La primera afirmación dice: la fe práctica en la divina Providencia determina de manera sobresaliente nuestra concepción de la vida.

La fe práctica en la divina Providencia es la fuente más grande para reconocer la voluntad de Dios en nuestra vida. ¿Cuáles son las fuentes por las que puedo reconocer la voluntad y el deseo de Dios? Puedo recibir una iluminación interna directa o un ángel del cielo me puede traer una noticia de parte de Dios. También le puedo pedir a un superior que me dé la solución a ciertos problemas. Dios nos anuncia su voluntad y deseos a través de ciertas leyes y determinaciones, también habla a través de los mandamientos. Dios también me puede hablar a través de las situaciones de mi vida, mediante los nudos que se han formado en mi circunstancia concreta, mediante las complicaciones de mi vida. Dios nos habla también mediante las grandes catástrofes, como las que se han desencadenado actualmente en Europa. La expresión de una fe sencilla es: ’Nada viene por casualidad, todo viene de la bondad de Dios’. A través del acontecimiento más pequeño y con mayor razón a través de los grandes acontecimientos, Dios me quiere decir algo personal a mí. Él ha diseñado por amor el gran plan del mundo y también el pequeño plan de mi vida. Sólo por eso podemos afirmar que la fe práctica en la divina Providencia llegó a ser la fuente principal de conocimiento en la historia de nuestra Familia.

Todos los hijos de Schoenstatt tratan de descubrir la voluntad y el deseo de Dios en las circunstancias del tiempo, en las confusiones y dificultades de la vida. ¡Estas no son coincidencias! Mi tarea consiste en preguntarme siempre: Señor ¿qué quieres de mí? ¿Qué debo hacer? El mismo Cristo llama nuestra atención sobre esta verdad, diciendo en forma sencilla: "En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados" (Mt 10,30). Y ni siquiera un pelito caerá de vuestra cabeza o será torcido si no es por la voluntad de Dios. Y eso que los cabellos son algo insignificante, secundario, de lo que ni siquiera nos preocupamos. El Señor quiere grabar en nosotros que nada en nuestra vida pasa sin que esté incluido en el plan de amor de Dios.”

 

viernes, 4 de noviembre de 2022

VIVIR LA FE PRÁCTICA EN LA DIVINA PROVIDENCIA


Deseo continuar compartiendo con los lectores del Blog las reflexiones del Padre Kentenich en esta jornada pedagógica que venimos leyendo en las últimas semanas. Me parecen muy adecuadas para los tiempos que nosotros estamos viviendo en la actualidad. En la quinta conferencia leemos:

“En la última charla ahondábamos acerca de la violencia y la variedad de la confusión apocalíptica y de la cruz apocalíptica cómo nos la muestra la Sagrada Escritura y cómo la constatamos hoy en nuestra vida. Con esto sabemos un poco cómo es un tiempo apocalíptico.

¿Qué se desprende de esto para el espíritu apocalíptico? Él nos da la respuesta a las necesidades y dificultades. Es el espíritu de una fe en la divina Providencia, marcada, cálida, fuerte, que abarca a la persona completa.

Hoy queremos detenernos en este tema. Cuando nos encontramos en medio de una confusión apocalíptica, cuando el tiempo se torna cada vez más oscuro y tenemos que enfrentar grandes dificultades y catástrofes extraordinarias, entonces es necesario que nos eduquemos a nosotros mismos y a quienes nos han sido confiados a una fe práctica en la divina Providencia.

¿Qué significa en detalle fe práctica en la divina Providencia?

Para dar una buena respuesta nos hará bien ojear de nuevo el Apocalipsis. A grandes rasgos recordamos la terrible confusión apocalíptica. Hay dos momentos a los cuales el Apocalipsis hace alusión y muestra el elemento fundamental de la fe en la divina Providencia. El Apocalipsis hace alusión al causante de la confusión y a la meta que persigue este autor.

¿Quién es el causante de esta gran confusión?

¿Se acuerdan de lo que aprendimos ayer a la luz del Apocalipsis? Pensemos en el libro de los siete sellos, en los caballos y sus jinetes, en los ángeles con siete trompetas y en los siete ángeles con las copas de la ira. ¿Quién es entonces el que da la orden de abrir los siete sellos del libro? ¿Quién abre los cuatro primeros sellos, de manera que los caballos y jinetes apocalípticos salgan a cabalgar al mundo y recorran el tiempo? ¿Quién le da la orden al ángel para que derrame las siete copas sobre los hombres e inunde a la humanidad de plagas? Cristo le da al ángel esta orden y lo hace en nombre del eterno Padre Dios, que es el Dios del amor eterno.

¿Cuál es la meta que persigue este autor?

Este Padre divino es el Dios del amor. ¿Qué me dice por eso la fe práctica en la divina Providencia? "Nada sucede por casualidad, todo viene de la bondad de Dios". No es casualidad que actualmente el colectivismo se arraigue por todas partes. No es porque sí que los hombres modernos hablamos del frío cósmico. El mundo se ha enfriado, pero ¿por qué? Porque se ha separado de Dios. Actualmente sentimos muy poco su influencia en el acontecer mundial. Antiguamente se vivía de esta convicción: "Nada sucede por causalidad, todo viene de la bondad de Dios", de la bondad del Padre de los cielos, del Salvador, quien incluso derramó su sangre por nosotros.

Con esto sabemos qué es la fe práctica en la divina Providencia, creemos en un gran plan de amor, de sabiduría y omnipotencia que el buen Dios ha ideado desde la eternidad y que ejecuta por amor a través del tiempo hasta en los más mínimos detalles.

Esto significa que creo que en el mundo no existe la casualidad. Creo que todo lo que Dios permite y hace se debe a un gran plan, incluso todos los acontecimientos de mi pequeña vida. Y la realización del plan de Dios es el objetivo principal de mi vida. ¿No creen ustedes que debiéramos quedarnos un poco más en este tema?”

Invito a meditar sobre las palabras de nuestro Fundador. Quizás sean difíciles de aceptar y comprender, pero la oración nos puede ayudar en la tarea. Yo lo voy a intentar.

  

viernes, 28 de octubre de 2022

SEGUIMOS LEYENDO EL APOCALIPSIS

En las últimas semanas venimos leyendo el Apocalipsis siguiendo algunas indicaciones del Padre Kentenich. Sabemos que este libro contiene el texto de una carta que Juan escribió a los cristianos de las iglesias de Asia, y constatamos que, como toda carta, tiene su saludo y sus palabras de despedida. Leemos también que Juan anima a sus feligreses a que soporten el sufrimiento hasta el final. La carta es una profecía que el Cristo resucitado revela a Juan para que la comparta con sus discípulos y les transmita su aliento.

Mientras leemos el Apocalipsis se nos alienta, también a nosotros, a mirar a Cristo y perseverar fielmente porque Dios está en su trono, y Él le ha entregado toda su autoridad al Hijo. Jesús está reinando desde lo alto, y está dirigiendo toda la historia, incluida nuestra historia. En el capítulo 4 Dios invita a Juan a su sala del trono para mostrarle, primero, que no importa cómo aparezcan las cosas “abajo”, Dios está en su trono y no será sacudido ni retirado del mismo. A continuación, en el capítulo siguiente, Dios entrega la autoridad al Cristo resucitado y exaltado, y que a partir de ahora está sentado con Él y gobernando desde lo alto.

El Padre Kentenich lo expresa así:

“Así, todo el Apocalipsis se transforma en la manifestación visible de la gran frase que nos dejó san Pablo: "Ahora bien, sabemos que Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman" (Rom 8,28). Y si toman el Apocalipsis en sus manos, también leerán ahí que todas las cosas redundarán en beneficio de los elegidos, "hace concurrir todas las cosas para el bien", todo sin excepción, también la cruz y el sufrimiento y todas las catástrofes extraordinarias. Sí, y más aún: todo debe ayudarnos de manera extraordinaria también a acelerar nuestra salvación y santificación (Ap 7,13-17). “

Y continúa explicándonos:

“Con esto estamos preparados para las siguientes ideas. Nos preguntamos ahora cuál es la fuerza y la diversidad de la catastrófica confusión apocalíptica y de la cruz apocalíptica y cuál es el carácter salvífico de la época actual.

Para investigar esto echemos de nuevo una mirada al Apocalipsis y a la época actual. Queremos saber en qué medida la cruz y el sufrimiento redundan en beneficio de los elegidos. Queremos indagar en la fuerza y diversidad de la cruz apocalíptica, en la confusión y el carácter salvífica actuales.

Si queremos responder a esta primera pregunta tenemos que trazar una línea a través del Apocalipsis. Así nos encontramos frente a una gran cadena —para ser más exactos, una triple cadena de siete eslabones— de extraordinarias catástrofes y extraordinarias cruces y sufrimientos. Si ahora miran en el Apocalipsis se darán cuenta de que la primera cadena de siete eslabones, ’El libro sellado y el cordero’ (Ap 5,1), ya nos es conocida. La segunda cadena de siete eslabones corresponde a los siete ángeles con siete trompetas que están delante de Dios y tocan las trompetas. ¿Y cuál fue el resultado? Truenos, relámpagos, terremotos, granizos y fuego (Ap 8,6). Conmovedores trastornos en toda la tierra y muchísimas cruces y sufrimientos. La tercera gran cadena de siete eslabones está formada por los siete ángeles con las copas de la ira. ¿Qué significan los ángeles con las copas? Estos ángeles tienen copas en las manos y derraman su contenido. Eso significa que vendrán grandes plagas para la humanidad, úlceras malignas, grandes dolores (Ap 16,1-21). Ellas derramaron una cantidad extraordinaria de sufrimiento y catástrofes violentas sobre la humanidad.

Si se toman el tiempo para seguir ojeando el Apocalipsis verán una maravillosa articulación de esta triple cadena de siete eslabones. A continuación constatamos una línea transversal entre las cuatro primeras y las tres últimas. Entre el sexto y el séptimo está inserta una visión esperanzadora. Esta visión esperanzadora le quiere decir al lector: todas las cruces y el sufrimiento que he mencionado no te dañarán. Por el contrario, ellas acelerarán tu santificación, tu perfección.

Para mostrarles un poco la forma en que el Apocalipsis ilustra estas gigantescas catástrofes, nos quedaremos un momento en el libro de los siete sellos. Los cuatro primeros sellos (Ap 6,1-8) son para nosotros bastante conocidos. Se trata ahí de los cuatro caballos y sus jinetes apocalípticos. Entonces, se tienen que imaginar un libro con siete sellos. Ya hemos escuchado: "Vi a la derecha del que estaba sentado en el trono un rollo escrito por dentro y por fuera sellado con siete sellos". "Aquel cordero fue y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono" (Ap 5,1.7). Ustedes saben lo que significa esto: ¡Cristo es el Señor del Universo! Cristo tiene las riendas del acontecer mundial en sus manos, en nombre del Padre. Él es quien cada vez da la orden para que se abran los sellos.”

En la próxima semana concluiremos estas explicaciones ‘abriendo’ el resto de los sellos del libro mencionado.

   

viernes, 21 de octubre de 2022

UNA MIRADA A LA MENTE Y AL CORAZÓN DE DIOS

Coincido con la idea expresada en el último comentario de una de las asiduas lectoras del Blog: “Estos tiempos debemos vivirlos con la esperanza y la certeza de que la victoria es de Dios”. El Padre Kentenich en los textos de la jornada que venimos meditando subraya también que “la Apocalipsis, y también los tiempos apocalípticos, nos revelan y descubren la victoria definitiva y perfecta del Eterno Dios sobre su adversario, el demonio”.

En sus charlas a los participantes de la jornada vuelve una y otra vez a hablar sobre este tema: el significado del cambio de época; y lo hace invitando a dirigir la mirada al Apocalipsis:

“Revisemos de nuevo el Apocalipsis. Queremos ver y leer, hoja por hoja, y dejar que el libro entero actúe en nosotros, para que así podamos encontrar una respuesta a nuestras preguntas.

Si preguntamos por el sentido del tiempo apocalíptico a partir de las ideas y revelaciones del Apocalipsis, podemos subir lentamente a la metafísica y desde ahí tratar de resumir todo. Así, el Apocalipsis se convierte en una teología y filosofía de la historia del tiempo actual. No queremos sólo comparar hechos aislados, sino que queremos hacer una filosofía y una teología. Creo que les interesa más esto, que si me detengo en uno u otro momento o escena.

Nos preguntamos entonces acerca del sentido del tiempo apocalíptico. La respuesta es triple:

— Descubrimiento de los misteriosos caminos de salvación del Dios eterno en el acontecer mundial.

— Descubrimiento de los misteriosos planes y caminos calamitosos del adversario de Dios, del demonio.

— Descubrimiento de la victoria perfecta y definitiva del Dios eterno sobre su adversario, el demonio.

Esta respuesta metafísicamente clara deben aplicarla al tiempo actual con su tremendo caos. Las catástrofes violentas hoy tienen los mismos tres significados. ¿Qué se desvelará por medio de ellas? No deben olvidar que la palabra Apocalipsis viene del griego y en nuestro lenguaje significa revelación y descubrimiento. Los extraordinarios golpes del destino, los enormes desórdenes los podemos palpar con las manos. ¡Compréndanlo, por favor! El libro no sería necesario si se tratara de meras descripciones. Por eso queremos preguntar por lo esencial, por la intención que tenía Dios al manifestarnos estas terribles revelaciones. ¿Cuáles son los misteriosos planes y caminos de salvación que Dios persigue con esto?

…….

1. El Apocalipsis nos revela y descubre los planes y caminos de salvación ocultos, secretos, del Dios eterno en el acontecer mundial y también en mi historia personal.

Todas las grandes ideas del Apocalipsis adquieren forma extraordinariamente concreta cuando las aplico a mi pequeña vida personal. De ahí que los poderes que están latentes en los acontecimientos actuales tocan también toda mi vida.

2. El Apocalipsis nos revela y descubre los planes y los caminos calamitosos del adversario de Dios, el demonio.

Esto también debo aplicarlo a mi vida personal. El demonio ronda, se acerca a los hombres y los confunde. Por eso me pregunto: ¿qué pretende el demonio? ¿Qué quiere lograr en mi vida? ¿Por qué caminos me quiere llevar? ¿Qué tipo de planes misteriosos tiene? ¿Entienden por qué les digo que el Apocalipsis es tan tremendamente interesante y atractivo? Solo hay que entenderlo y hay que aprender a leerlo correctamente. Por lo general, eso ya es bastante difícil.

3. Pregunto por última vez: ¿Que nos revela y descubre el Apocalipsis? El Apocalipsis nos revela y descubre la victoria definitiva y perfecta del eterno Dios sobre su adversario, el demonio.

¿Y cuándo ocurrirá esa victoria definitiva y perfecta? ¡Al fin del mundo! Hoy vivimos el poderoso preludio de este gigantesco juego final.

………

Según el plan de Dios, las catástrofes violentas deben impulsar la configuración de mi vida en Cristo y acelerar y, en lo posible, completar la búsqueda y conducción de los elegidos hacia el cielo.

¡Dios Padre nos quiere llevar a su corazón! ¿Qué medios utiliza para alcanzar su meta, para llamar nuestra atención? La respuesta se encuentra en las dificultades extraordinarias, los sacrificios extraordinarios y las catástrofes extraordinariamente fuertes.”

  

viernes, 14 de octubre de 2022

INFLUENCIA DIRECTA DEL DEMONIO


En los años infantiles de catecismo supimos lo de los ‘ángeles caídos’ y lo de ‘Adán y Eva y la serpiente’, aprendimos también que los enemigos del alma eran tres, y que uno de ellos era el demonio. Más tarde, leyendo y meditando textos evangélicos, nos impresionó saber de las tentaciones de Jesús en el desierto y constatar por los textos de Juan que el demonio – “el príncipe de este mundo” (Jn 12,31) - es un “homicida desde el principio, mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8,44) y que “el mundo entero yace en poder del Maligno” (1 Jn 5,19).

Nuestro Padre Fundador, en la jornada que venimos repasando en estas semanas, después de explicar que las características más destacadas de los tiempos apocalípticos (no se refiere al fin del mundo) son catástrofes violentas de orden físico, de orden moral y de orden religioso, asegura que detrás de estas terribles catástrofes está la influencia directa del demonio. Dice así:

“Por el Apocalipsis sabemos que detrás de todo este acontecer, está la influencia extraordinaria de los poderes anti-divinos. No sólo está actuando la maldad humana, sino que también la maldad diabólica.

Si aquí hacemos una comparación con la época actual, tenemos que señalar que las barbaridades que vemos hoy en el mundo no se pueden explicar por medios naturales. ¡Detrás de esto tiene que esconderse una influencia tremendamente grande del demonio! En el mundo existen muchas desgracias, muchas deficiencias, mucha propensión al pecado y mucha crueldad, lo que se puede explicar con el daño ocasionado por el pecado original a la naturaleza. Para esto no se necesita suponer que haya existido una influencia directa del demonio. Pero ahora yo estoy hablando intencionadamente de una influencia directa de los poderes anti-divinos. La influencia indirecta siempre existe; mientras el mundo sea malicioso y maligno, siempre estará indirectamente expuesto a la influencia del demonio, desde que el demonio, en el principio, indujo a Eva al pecado en el cual Adán también cayó. Sólo así podemos explicar el tremendo mal, la crueldad que ocurre en el mundo. Todas estas situaciones suponen la influencia indirecta del demonio. La pregunta clave aquí es: ¿hasta dónde llega la influencia directa del demonio?

Esto quiere decir en la práctica: ¿en qué medida debemos suponer que el demonio gobierna directamente a los hombres con su influencia, o basta la fragilidad de la naturaleza, para explicar tanta maldad y tanto sufrimiento que existe en nuestros días?

Si juntamos todas las citas de la Sagrada Escritura acerca del significado del demonio, debemos admitir que la influencia directa del demonio es tremendamente grande. Los textos de san Pablo hablan especialmente de esto. Él ve al mundo lleno de demonios y habla de una lucha "contra principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires" (Ef 6,12); él también lo llama nuestro adversario, que nos quiere poner "bajo el dominio del príncipe de las potestades aéreas" (Ef 2,2). Pablo se refiere a Satanás. Es algo peculiar. Cuánto nos gusta ir a su escuela, sobre todo cuando nos habla de que somos miembros de Cristo; pero cuando nos muestra la imagen demoníaca, nos olvidamos de que también entonces estaba inspirado. Si estamos de acuerdo con san Pablo, podemos entender la palabra clásica de san Pedro "Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quien devorar" (1Pe 5,8).

Esta influencia del demonio se encuentra en todas las épocas de la historia de la humanidad y de la historia de salvación. Eso sí que hay momentos en que el demonio se retrae un poco y otros momentos en los cuales irrumpe tan fuertemente del infierno que podemos decir: ahora se escapó del infierno y quiere arreglar las cuentas de siglos. ¡Estos son los tiempos apocalípticos! Son tiempos en que el demonio puede ejercer su influencia casi desenfrenadamente. También nos gusta hablar de los tiempos tranquilos, aburguesados y satisfechos. Ahí el demonio se retrae aparentemente, pero en lo escondido sigue actuando; quizás su actuar es más peligroso aún en este tiempo que en los tiempos apocalípticos. Porque no se le presta atención. Por eso tiene rienda suelta, puede hacer y ejercer el mal donde quiera y como quiera. Estos son los tiempos de los cuales Goethe dijo una vez: "Este pueblecito no le cree nunca al demonio, ni cuando lo tiene al cuello".

Y ahora tenemos que decir: hoy vivimos en una época en que realmente el demonio celebra su juego infernal. …… Ahora ustedes deben recordar todo aquello que han escuchado de las crueldades de la guerra moderna y considerar lo que ocurrió en los campos de concentración, entonces se asombrarán de la crueldad extraordinaria de que es capaz la naturaleza humana. La única respuesta para todo esto es: el demonio celebra una impresionante marcha triunfal, porque Dios le dio el poder de salir del infierno para jugar con los hombres como él quiera.”

Me parece que la situación de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado se repite en las primeras décadas del siglo actual. También hoy podemos constatar la influencia directa del demonio en el mundo.

  

viernes, 7 de octubre de 2022

¿MECANICISMO? ¿PERSONA MECANICISTA?


La semana pasada leíamos en los apuntes de una de las conferencias del Padre Kentenich a los educadores en Santiago de Chile en el año 1951 algo sobre las distintas concepciones del hombre en los últimos siglos. Nuestro Padre afirmaba que la última concepción del hombre es “la concepción del hombre mecanicista o colectivista”, y que esta mentalidad “se ha extendido de este a oeste y cada vez gana más popularidad”. “Después que la humanidad sintió que no era capaz de mirar por sí misma hacia Dios, según la imagen de una máquina se constituyó a sí misma en Dios. Al hombre que se ha formado así, se le llama hombre mecanicista.”

Invito a los lectores del Blog a reflexionar sobre lo dicho, sobre todo teniendo en cuenta que, según el Fundador, todos estamos más o menos contaminados de ese bacilo. Él mismo confesó haber sufrido en su juventud las consecuencias del bacilo mencionado (recuérdense las crisis en sus años jóvenes).

Dice la Real Academia de la lengua española que en la filosofía el término ‘mecanicismo’ hace referencia a la ‘doctrina según la cual toda realidad natural tiene una estructura semejante a la de una máquina y puede explicarse mecánicamente’. Al hombre mecanicista lo define como ‘seguidor del mecanicismo’.

Los que llegamos a Schoenstatt en la época ‘post-fundatoris’ tuvimos la oportunidad de aprender de nuestros mayores que para el Fundador ‘la mentalidad o pensamiento mecanicista es la principal patología de la modernidad, y que la misma impediría al hombre contemporáneo alcanzar una correcta comprensión de Dios y del poder mediador de las criaturas’. También supimos que ‘esta mentalidad tiende a analizar y separar lo que en realidad está interrelacionado. No logra ver las partes en el todo. Por eso separa y analiza de modo mecanicista e inorgánico, sin lograr conjugar, por ejemplo, el concepto de individuo y comunidad, de libertad y obediencia, de paternidad y fraternidad, de masculinidad y feminidad, sin visualizar la relación viva y fecunda de Dios y hombre, de Cristo y María, de naturaleza y gracia, etc. Crea así antagonismos infecundos donde debiera darse más bien una rica polaridad. Aísla donde debiera haber mutua complementación.’ Actualmente lo vivimos a diario en todas las discusiones y manifestaciones sobre la mujer y el ‘género’ ……

Muchas personas en las filas de Schoenstatt conocen la así llamada “Epístola perlonga” de nuestro Fundador: se trata de una carta que el Padre Kentenich escribió a la iglesia alemana en el ‘contexto de la Visitación que se hizo a Schoenstatt y de las observaciones a lo que se consideraban “ideas o terminologías particulares” y, especialmente, al rol del fundador de la familia, su autoridad y las vivencias paterno-filiales, así cómo el valor de las causas segundas, como expresión, camino y seguro para nuestro encuentro con Dios.’

La virtud de la esperanza llevó al Padre a vislumbrar en el horizonte de los “novísimos tiempos” una profunda renovación del hombre cristiano, en el que se nos mostrará un nuevo resplandor de la vida y riqueza de Cristo, y en donde la nueva cultura será la de una armonía entre la naturaleza y la gracia, tal como la encarna la santísima Virgen.

Cuando se viven esos ‘antagonismos infecundos’ en la propia vida se sabe lo dañino del mecanicismo, el sufrimiento que puede producir. Un campo de aplicación clarísimo es la vida matrimonial, el lecho conyugal: ‘El mecanicismo no es capaz de unir armónicamente el amor instintivo-sexual con el amor afectivo-sensible, el amor espiritual con el amor sobrenatural, separando y dividiendo en forma mecanicista amor y fecundidad.’

Recordaré siempre el bien que me hizo, como hombre casado, la lectura de las conferencias del Padre Kentenich a los matrimonios de Milwaukee de los primeros meses del año 1961 sobre el tema del amor conyugal. ¡Toda una novedad para mí, un horizonte resplandeciente para mi vida de amor conyugal! En la conferencia del 6 de marzo de 1961 podemos leer:

“El vínculo que une a todos los hijos de Dios entre sí es el mismo que une al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Nos referimos al vínculo del amor. La corriente del amor divino tiene que pasar también a través de los esposos. Más aún, permítanme decirles que el amor matrimonial es el reflejo más perfecto del amor divino intratrinitario. Piensen en la Trinidad: tres personas y un solo Dios, unidos por el vínculo del amor. Y en el caso del matrimonio, dos personas y sin embargo una unidad, una unidad a nivel corporal que es expresión de una comunión espiritual extraordinariamente profunda”.

En la conferencia del 3 de abril del mismo año vuelve a repetir la idea central:

“Se trata de integrar el acto conyugal, la unión conyugal, en la totalidad de nuestra condición de persona. Les repito: el acto conyugal es expresión de la entrega total de una persona a otra. Una persona se brinda a otra persona. Vale decir que formalmente no es la entrega que se le hace al cónyuge de una parte del cuerpo. Si se hace ese don, es porque ello es un símbolo de la entrega y la ofrenda mutua de toda la persona. …. Se podría decir que no existe otro reflejo tan perfecto del amor del Dios Trino como el amor matrimonial y su expresión en el acto conyugal”.

(Ver: Canto al amor – Editorial Schoenstatt, Santiago de Chile – Título original: Am Montagabend ….Band 20 - Eheliche Liebe als Weg zur Heiligkeit)

  

viernes, 30 de septiembre de 2022

EN MEDIO DE UN CAMBIO TOTAL DE ÉPOCA

 En la propuesta pedagógica de nuestro Fundador adquiere un lugar destacado la autoeducación. Me fijo en este aspecto para subrayar la importancia que tienen los contenidos de las charlas para mí, personalmente, aunque no sea educador, profesor de un colegio. Soy el educador de mí mismo, o lo debo ser.

No es de extrañar por ello que en una jornada pedagógica como la que hemos comenzado a leer en la semana pasada, el Padre Kentenich lo recuerde a menudo. Por ejemplo, cuando después de definir el sentido de la educación católica – ‘el serio esfuerzo por despertar la capacidad y la disposición de formar y dominar la vida, en forma autónoma y por propio esfuerzo y transformarla en culto a Dios por amor a Él’ -, explica a sus oyentes el contenido y la meta de la jornada: desarrollar el sistema de educación adecuado.

Así es cómo al iniciar su segunda conferencia dice:

“Por eso, antes de desarrollar el sistema de la educación, es muy importante para el educador, tanto para la autoeducación como para la educación de los demás, compenetrarse de los problemas de la época actual. Entonces hablamos, por un lado, de la situación de la época actual, y por otro, de la situación actual del alma, porque la vida forma el alma y el alma forma la vida. La tesis acerca de la situación de la época actual queremos formularla así: vivimos en un cambio total de época, con las características de una catástrofe mundial.”

Al explicar los elementos de tal cambio nos recuerda que no habla de una crisis cualquiera de la época, ni tampoco del final de los tiempos, - este aspecto no se nos ha dado a conocer jamás -, sino de un cambio importante en el hombre, en toda la humanidad, que llevará a una nueva situación hasta ahora desconocida.

“Hablamos de un cambio de época total. ¿Entendemos bien esta expresión? Lo contrario de un cambio de época total sería un cambio de época parcial, sólo en parte. Si escuchamos a los historiadores acerca del cambio de época de la Edad Media a la Edad Moderna, nos daríamos cuenta de que ese fue sólo un cambio parcial, sólo en parte. Si nos preguntamos dónde está la medida para un cambio de época, el filósofo historiador nos contesta que está en la transformación de la concepción del hombre. La respuesta es entonces: el cambio de época depende del cambio de la concepción del hombre.

Cambio de la concepción del hombre

Rápidamente nombraremos el cambio de la concepción del hombre de la Edad Media a la Edad Moderna. En la Edad Media el hombre era absolutamente teocéntrico. Dios se encontraba en el centro y era el canon de su comportamiento. Todo aquello que hoy sabemos y enseñamos acerca de la vinculación del hombre con Dios, en ese tiempo se vivía en plenitud. Actualmente el hombre tiene una postura antropológica; al comienzo de los tiempos modernos el hombre se puso a sí mismo en el centro y no giró más en torno a Dios. El gran quiebre vino en la época del Renacimiento. La perspectiva de nuestra mirada cambió totalmente: ¡Lejos de Dios, hacia el hombre! Ahí comienza el hombre a ser el centro del mundo y la medida de todas las casas. Sin embargo, éste es sólo un cambio parcial en la concepción del hombre, no un cambio total. Desde la Edad Media han surgido muchas concepciones del hombre, que hoy en su totalidad y en todas sus partes han sufrido una profunda conmoción, de modo que tenemos que admitir que la revolución del ser es una revolución radical, que no transige.

Evolución en la concepción del hombre

Les puedo enumerar rápidamente las concepciones del hombre y del mundo que han surgido desde la Edad media. Ya dijimos que después que el hombre no giró más en torno a Dios, comenzó a girar en torno a sí mismo, en torno a su propia cabeza. Esa fue la concepción del conocido hombre conciencialista o intelectualista. Muy luego la siguió el hombre economicista.

Este tipo de hombre hizo de su estómago un Dios. No pasó mucho tiempo y el hombre economicista fue reemplazado por el vitalista. El hombre transformó en Dios su vida instintiva y la adoró. Estas tres concepciones del hombre llegan hasta nuestro tiempo: el hombre intelectualista o conciencialista, el economicista y el vitalista. Además, existe una cuarta concepción del hombre que se ha extendido de este a oeste y cada vez gana más popularidad. Es la concepción del hombre mecanicista o colectivista. Después que la humanidad sintió que no era capaz de mirar por sí misma hacia Dios, según la imagen de una máquina se constituyó a sí misma en Dios. Al hombre que se ha formado así, se le llama hombre mecanicista.

Desde ahí en adelante, el hombre ya no es imagen y semejanza de Dios, sino la copia de una máquina. Así, el mundo se hizo una sola máquina y cada ser humano una parte de esa máquina. Hasta aquí la evolución de la concepción del hombre desde la Edad Media hasta hoy.”

En la próxima semana seguiremos conociendo el texto de la segunda conferencia y nos preocuparemos, desde la mirada del Padre Kentenich, por descubrir el sentido de este cambio tan profundo y lo que Dios quiere decir con él, al mostrarnos de esta forma su voluntad para nuestra educación y para la educación de los demás.

 

viernes, 23 de septiembre de 2022

TIEMPOS APOCALÍPTICOS

Buscando en mi biblioteca schoenstattiana alguna lectura para las próximas semanas, me encuentro con un librito que lleva el título “Tiempos Apocalípticos – P. José Kentenich”.

Este título me llamó la atención; me es familiar en estos tiempos de guerras en Ucrania y otros países, pandemias globales, climas insoportables, políticos ineptos y a veces también corruptos, incertidumbres por doquier, cambios en lo individual y colectivo, confusión total referida a la identidad de los sexos, tasa de natalidad reducida, ancianos olvidados, pérdida de lo religioso y trascendente, dominio de la ‘inteligencia artificial’ con todas las fake news y las posverdades a las que estamos sometidos en los medios de comunicación actuales, etc.

Como no quiero caer en el pesimismo, sino que deseo vivir en la esperanza, me dije que era providencial tener la oportunidad de saber y meditar lo que nuestro Fundador, el P. Kentenich, pensaba al respecto allá por los años cincuenta del siglo pasado al poner este título a un conjunto de charlas suyas. Se trata de una jornada pedagógica que se realizó en un fin de semana de marzo de 1951 en Bellavista/Chile, dada por el Padre para la juventud schoenstattiana universitaria. Fueron once charlas. La Editorial Schoenstatt de Santiago/Chile lo publicó en una edición de 1000 ejemplares en septiembre del año 1993.

Los motivos de la jornada fueron abordados por el Padre Kentenich en la primera conferencia:

“La Madre de Dios tiene la función de educadora y quiere regalar el carisma de la autoeducación y de la educación de los demás. ……

Nuestra tarea consiste en que abramos nuestros corazones y nuestras manos y pidamos: Ahora demuestra que TU eres la Gran Educadora y que quieres llevar a nuestro pueblo a una gran altura religiosa. …

Quisiera esbozar brevemente los principios según los cuales la Madre de Dios quiere educar y entregar a los educadores católicos, desde aquí, una idea sobre un sistema de educación para este tiempo. …..

Sabemos que el sentido de toda educación consiste en formar personas que autónomamente y por sí mismas formen y dominen su vida diaria.”

En su primera conferencia, después de indicar el motivo principal de la jornada, el Padre aborda las características del ‘hombre-masa’ de hoy, también del ‘hombre-masa en lo religioso:

“En todo el mundo se usa actualmente el término hombre-masa. No lo olvidemos. También existe el hombre-masa en lo religioso. El hombre-masa religioso es religioso porque su ambiente es religioso. Pero cuando el ambiente deja de ser religioso, el hombre-masa también pierde lo religioso. Con esto toco un problema que es agudo y actual. …… El hombre-masa religioso es un hombre que hace aquello que otros hacen y porque los otros lo hacen. …. En Europa del Este actualmente se lamenta mucho el bolchevismo y su concepción del hombre y de la sociedad humana. El bolchevismo es de manera preclara ‘humanidad masificada’, porque su meta es la masificación y la esclavitud del hombre. ….

Les puedo preguntar de nuevo: ¿Cuál es el fin de la educación? ¿Qué sentido tiene la autoeducación? …… El sentido de la educación católica es un serio esfuerzo por despertar la capacidad y disposición, como hijos de Dios y miembros de Cristo de formar y dominar nuestra vida autónomamente y por nosotros mismos, haciendo de ella un culto a Dios por amor a Él. ……. Solamente así lograremos en el futuro, como hombres maduros, nadar contra la corriente, incluso cuando ésta sea muy fuerte. Haremos sólo aquello que ante Dios consideramos correcto. …… ”

Ante de desarrollar el sistema pedagógico el Fundador de Schoenstatt analiza en esta jornada las circunstancias del tiempo moderno y la situación del alma:

“Por eso es que para el educador es sumamente importante saber muy bien dónde se encuentran los problemas y dificultades de la época actual.”

En la próxima semana nos adentraremos en el tema, meditando algunos textos de la segunda conferencia de esta jornada pedagógica. Ardua tarea, que el Padre Kentenich la verbaliza así:

“La tesis acerca de la situación de la época actual queremos formularla así: vivimos en un cambio total de época, con las características de una catástrofe mundial.”

Decía esto en el año 1951. ¡Hoy estamos en el año 2022!

 

Nota: pido disculpas a los lectores del Blog del Padre, por el tiempo transcurrido desde los últimos apuntes (junio de este año). Algunas dificultades técnicas y personales lo han impedido. Animado por las sugerencias de algunos lectores, pongo de nuevo manos a la obra. “¡En tu poder y en tu bondad fundo mi vida …..!  

 

viernes, 3 de junio de 2022

ESPÍRITU SANTO, ERES EL ALMA DE MI ALMA

La oración que se transcribe a continuación la rezó el P Kentenich el día de Pentecostés de 1965 en la Iglesia de San Miguel en Milwaukee/USA, antes de la homilía. Es paráfrasis suya a una plegaria del Cardenal Mercier (1851-1926).

Está incluida en el libro “Hacia el Padre”, conjunto de oraciones escritas, según podemos leer en la edición española del mismo, en los años 1942 a 1945 por el fundador de Schoenstatt en el campo de concentración de Dachau, excepto el “Cántico de gratitud”, compuesto en la prisión de Coblenza.

La forma de verso no deriva de una opción estética. Es una forma de disfrazar un contenido cuya urgencia moral resultaba peligrosa en esa época. Sus estrofas fueron un modo de precaverse cuando las apretadas páginas, dictadas clandestinamente, debían burlar la vigilancia de los guardias del campo de concentración para llegar a sus destinatarios.

El valor histórico de estas oraciones proviene del contexto existencial en que nacieron: un ambiente inhumano, que el Padre Kentenich describió como “una ciudad de muerte, de locos y de esclavos”. Por ello se puede afirmar que es éste un documento de la victoria del Espíritu Santo y de su acción transformadora.

El “Hacia el Padre” es un panorama nítido del espíritu que el Fundador transmitió a los miembros de la Familia de Schoenstatt y que él mismo encarnó preclaramente.

La obra posee además un valor intrínseco. Constituye un manual de oración, meditación y estudio, que contiene la “quintaesencia” de la espiritualidad de Schoenstatt: Con María, por Cristo en el Espíritu Santo hacia el Padre.

En repetidas ocasiones el Padre Kentenich señaló el lugar eminente y único de esta obra dentro del conjunto de todos sus escritos: la llamó su Carta Magna.

 

El texto de la oración al Espíritu Santo es el siguiente:   

Espíritu Santo,
eres el alma de mi alma.
Te adoro humildemente.
Ilumíname, fortifícame,
guíame, consuélame.
Y en cuanto corresponde al plan
del eterno Padre Dios
revélame tus deseos.

 
Dame a conocer
lo que el Amor eterno desea de mí.
Dame a conocer lo que debo realizar.
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que, silencioso,
con modestia y en oración,
debo aceptar, cargar, y soportar.

Sí, Espíritu Santo,
dame a conocer tu voluntad
y la voluntad del Padre.
Pues toda mi vida
no quiere ser otra cosa,
que un continuado y perpetuo Sí
a los deseos y querer
del eterno Padre Dios. Amén