viernes, 31 de diciembre de 2021

Hacia los tiempos más nuevos

Vivimos en este final de año tiempos difíciles. Son muchas las familias que han perdido a seres queridos o que albergan en sus hogares a enfermos del ‘Covid’, otras viven en la inseguridad del mañana. Parece que la angustia nos persigue y atosiga a todos nosotros sin excepción.

En una selección de textos del Padre Kentenich titulada “Desafíos de nuestro tiempo” he encontrado algunos párrafos suyos que nos pueden ayudar en estos días. Sabemos que nuestro fundador vivió siempre intensamente su tiempo con una extraordinaria conciencia y responsabilidad histórica. Él se dejaba guiar por el Dios de la vida.

En cierta ocasión después de mostrar un sombrío panorama de nuestra cultura, que ha perdido su fundamento en Dios y que se encamina aceleradamente hacia el caos; un tiempo caótico, con un hombre desintegrado, vitalista y mecanicista, el Padre Kentenich no cedió al pesimismo ni al desaliento. Él decía y nos dice hoy a nosotros lo siguiente:

 Ha sido un cuadro francamente triste, desconsolador; sí, aplastante y desalentador, el que hemos mostrado. ¿No somos presa, a partir de eso, de cierto pesimismo que podría aminorar nuestra capacidad de acción? ¿No tendríamos que responder, moviendo la cabeza, que todo esto significa el fin de esa humanidad tan ricamente dotada por Dios, que él creó según la imagen natural y sobrenatural de sí mismo? ¿No significa, todo lo anterior, el término de la humanidad, de esa humanidad por la cual el Hijo Unigénito de Dios dio hasta la última gota de su sangre?

El pesimismo quisiera embargar nuestra alma y estremecerla profundamente. Quizás podríamos plantearnos más bien la pregunta así: ¿no estamos ante un aniquilamiento, ante un ocaso de la humanidad, como en el tiempo de Noé? ¿No surgirá de este derrumbe un nuevo tiempo, una nueva generación, una nueva familia humana de la cual va a brotar y crecer un árbol nuevo, una nueva primavera? ¿Quién puede darnos una respuesta precisa? ¿Quién de nosotros ha sido el consejero de la sabiduría eterna? (cf. Rom 11,34). ¿Quién ha podido jamás penetrar sus planes? Una cosa, sin embargo, puedo aseverar con seguridad: en este trasfondo oscuro brilla para nosotros un nuevo e inigualable optimismo. Es la simple y vigorosa fe de que está surgiendo un mundo nuevo, un mundo lleno de la luz y del brillo del sol, un mundo en el cual Cristo, el rey del universo, y María, la gran reina, van a obtener una victoria particularmente singular. Nosotros, que caminamos en las tinieblas, debemos comprendernos como los precursores de esta gloriosa nueva época, aunque también nuestro camino deba pasar por oscuridades y tinieblas o nos espere una muerte cruenta (…).”

Recuerdo, para terminar, que el Padre invitaba siempre a vivir con una enorme esperanza. Su último escrito (mensaje final para el Congreso nacional de los católicos en Essen, 1968) tiene la siguiente consigna:

“Alegres por la esperanza, seguros de la victoria, marchemos con María hacia los tiempos más nuevos.”

A los lectores del Blog y a sus familiares les deseo un feliz y muy bendecido año 2022.

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