En la vieja casa del Movimiento en Schoenstatt, la conocida como ‘Bundesheim’, podemos visitar una sala en la planta baja, en la que el Padre Kentenich se reunía con los asesores, sacerdotes responsables de la pastoral schoenstattiana de Alemania. Corrían los años treinta del siglo pasado, y era conocida como la ‘Sala de la Arturrunde’. Había en ella efectivamente una mesa oval, alrededor de la cual se sentaban los responsables del Movimiento. Mis lectores recordarán aquella otra mítica ‘Mesa redonda’ o ‘Tabla redonda’ de Camelot, alrededor de la cual el rey Arturo y sus caballeros se sentaban para discutir asuntos importantes para su reino.
Al iniciarse el nuevo año 1942 el Padre Fundador escribe desde su prisión de Coblenza una carta a los miembros de la referida ‘Ronda de Arturo’, explicándoles la forma y manera de superar el confinamiento del calabozo en el espíritu del “poder en blanco” y de la “Inscriptio”. Animaba a sus hermanos los sacerdotes de Schoenstatt a no caer en el desánimo y desesperación, como había ocurrido con algunos otros hechos prisioneros por la Gestapo.
“Se me ha dicho que de 85 sacerdotes que pasaron por aquí
(Cárcel de la Gestapo en Coblenza) el año pasado, el 99 % de ellos estaba
amargado, paralizado y quebrado. A la luz de mis experiencias, esta dura
evaluación me parece comprensible, justamente porque un porcentaje no menor de
nuestros sacerdotes no va más allá de una concepción aburguesada de la religión
y de la vida. Quien no intente tempranamente vivir con seriedad una vida
fundada en el poder en blanco y la inscriptio, se verá desbordado por la
situación. En este punto las excepciones confirman la regla. Por eso harán bien
en cultivar efectivamente, de alguna manera, esta actitud en todos los cursos y
grupos. Es una vergüenza (tanto para nuestra vocación como para el
cristianismo) que seamos tan poco capaces de asumir la vida de la cárcel. Hay
sacerdotes que en todos los ejercicios espirituales descienden hasta los
infiernos, que no quieren hacer ejercicios espirituales si en ellos no hay
meditaciones sobre el infierno… Sin embargo, se quiebran ante las cosas más
sencillas y cotidianas en cuanto la vida deja de ser "burguesa".”
El texto de la carta puede también servirnos a nosotros para superar las dificultades y falta de libertad a las que estamos sometidos en estas semanas de obligado confinamiento. Dice así:
“Ayer me preguntó un señor que a pesar de todos sus
buenos propósitos no puede asumir la vida de este lugar, si yo no tengo a veces
horas difíciles. Le contesté con toda sinceridad que no tengo horas difíciles,
ni siquiera segundos difíciles. Tampoco cuando estuve en el calabozo sin luz,
con su extraordinaria máquina trituradora, y encaré el tremendo desgaste que
eso suponía. Este hombre no podía creerlo. Pero estoy convencido de que ustedes
y todos los que fundan su vida en el poder en blanco y la inscriptio, serían
capaces de asumir esa situación con la misma facilidad que yo.”
En una ‘entrada’ a este Blog, la del 28 de febrero de 2020,
comentábamos la diferencia entre el poder en blanco y la Inscriptio. Leemos
allí:
…… la santidad consiste en
amar a Dios y cumplir siempre su voluntad. Al avanzar en esta dirección nos
esforzamos por olvidarnos de nuestro propio yo y damos a Dios el “poder en
blanco”, renovando nuestra alianza en este sentido. Es la actitud de aquel que
‘extiende o firma un cheque en blanco’ para que se haga la voluntad del que lo
recibe. Como María en su “Fiat” – “Hágase” de la Anunciación,
un acto de confianza. Haciendo el “poder en blanco” queremos asemejarnos a Él y
cumplir su voluntad, confiando plenamente en el Padre bueno que nos ama
incondicionalmente. Entregar la propia voluntad para cumplir con la voluntad suya,
la voluntad divina. En esto consiste la santidad.
¿Y qué es la “Inscriptio” entonces? ¿De qué se trata? Al renovar
la alianza en el sentido de la “Inscriptio” pedimos a Dios que nos envíe la
cruz y el sufrimiento si está en sus planes. …. La meta de la santidad – en el
sentido de la Inscriptio - sería pues asemejarnos plenamente a Cristo
crucificado en su entrega confiada a la voluntad del Padre. ….. La actitud de ‘Inscriptio’, si Dios nos la
regala, es la gracia que nos quita los miedos y nos hace plenamente libres. De
todo ello deducimos que la ‘Inscriptio’ es en realidad un don, no un mérito o
aportación nuestros. Con el ‘poder en blanco’ y con la ‘Inscriptio’ se pone de
manifiesto la verdadera libertad de los hijos de Dios.
En la carta antes citada concluye el Padre Kentenich animando a los suyos a asumir las restricciones de la libertad para conseguir así el verdadero espíritu de libertad para todos los hijos de Schoenstatt en todos los tiempos y lugares.
“Sacrifico con gusto y plena conciencia mi libertad a fin
de implorar con mis sacrificios ese espíritu para la Familia. He aquí el nuevo
camino. En toda ocasión propicia, alienten a todas las personas con quienes
compartan un mismo destino, a desarrollar una similar actitud y modo de
proceder, a fin de que recorran y aprovechen este camino. Cuanto más fuerte sea
el amor a la Familia, tanto más fácil será asumir esas restricciones de la
libertad. Quizás de esa manera sirvamos mejor y más eficazmente a la Obra que
recurriendo a otros medios. Basta con no perder jamás de vista el rumbo de
nuestra vida. De lo contrario seremos como un tren exprés rápido que se
descarrila… ¡Todo sólo por la Familia! Así nuestra alma mantendrá su lozanía,
su atención, su continuo desarrollo. Y la Obra florecerá.”
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Para leer o escuchar el texto de la carta,
haz 'clic' en el siguiente "Enlace":
Qué importante que resulta en nuestra vida pensar en desprenderse de todo lo que nos ata a lo material... en las actitudes cotidianas, en los pensamientos... qué magnanimidad necesitamos para el espíritu de la Inscriptio. Cuando se analiza fríamente, entendemos que es el único camino para atarnos a Dios. Cuando lo analizamos desde el sentimiento, nada nos da más miedo. ¿Cómo vamos entrenándonos en ese espíritu? ¿Cuáles son las herramientas pedagógicas que nos orientan hacia ese lado?... porque el camino no es la voluntad. Hay mucho de Gracia y otro tanto de un movimiento del espíritu personal. ¿Cómo se cultiva ese movimiento del espíritu?
ResponderEliminarGracias Paco... tus textos nos sacan de nuestro lugar de confort y nos impulsan a otra cosa más alta, más profunda, más difícil...
Querido Paco,
ResponderEliminarGracias, como siempre, por tu labor tan importante. Es muy bonito saber que estás siempre ahí todos los viernes.
Que tengáis tanto tú como Anneliese un bendecido mes de mayo.
Abrazo para ti con besos para Anneliese,
Ángel Sevillano