Hemos celebrado la Pascua …… ¡solos en casa! …… Con los bancos vacíos de mi parroquia; el párroco solo, celebrando los misterios pascuales en un silencio atronador. Me lo imagino en el amanecer de la Pascua llevando solo el cirio pascual …. Mi esposa y yo, desde el sofá de nuestro saloncito (¡qué anacronismo!) viendo y oyendo al Santo Padre en la Basílica de San Pedro, vacía, sin pueblo de Dios. La escolanía cantaba el ¡Aleluya! Nosotros intentábamos cantar con ellos, aunque la voz no daba para ello. ¡Increíble, pero verdad!
En estos días me viene a la mente el anhelo del Padre Kentenich, de que sus hijos espirituales encarnaran plenamente el tipo de hombre que él definía como “el hombre del más allá”, “el hombre ingenuo”. Nunca mejor ocasión que en estas circunstancias que nos ha tocado vivir. Las autoridades españolas han prolongado el estado de confinamiento hasta el 9 de mayo. Dos semanas más.
Transcribo dos textos del fundador de Schoenstatt. El primero, su primer saludo de pascua a los suyos después de que los nazis lo llevaran al campo de concentración de Dachau. El segundo un extracto de una de sus conferencias, después de la salida de Dachau, explicando el significado del “hombre del más allá” y del “hombre ingenuo”.
Supongo que la mayoría de mis lectores tiene tiempo para leer tanto texto. Disculpen.
CARTA DESDE DACHAU
El padre Kentenich fue trasladado el 13 de marzo de 1942 desde la prisión de Coblenza al campo de concentración de Dachau. Estuvo más de cinco meses en la “barraca de tránsito” y dos en la de “los polacos”; y el 13 de octubre de 1942 pasó a la de los sacerdotes alemanes. Fue liberado el 6 de abril de 1945.
Las cartas debieron ser escritas la mayoría de las veces en clave. Por eso no es fácil descubrir la verdadera información. Hacemos abundantes aclaraciones en forma de notas para facilitar su lectura y comprensión.
Prisionero N.º 29392 - Barraca - Dachau 3 K, 05.04.42
Muchísimas gracias por las buenas y gratas noticias y por los saludos de Pascua. Hoy me ha estado dando vueltas en la cabeza ese verso del Cántico[1], que normalmente a diario me une a los míos: "¿Buscas también con estos requerimientos de amor a herederos de tu santa transfiguración? Mira la grey de los que son tuyos… A través suyo [puedes] prepararte de nuevo las alegrías de la resurrección…"[2] Ese es también el mensaje de mis saludos de Pascua para usted y toda la Familia. ¿Qué implica este deseo? El profundo gustar y degustar de la transfiguración como nos la garantiza la fe para el más allá y el más acá.
La transfiguración del más allá significa lo mismo que la "visio beata", la gozosa y beatificante contemplación de Dios, que también incluye al cuerpo y en forma perfecta nos hace participar en las magníficas cualidades del cuerpo transfigurado de Cristo. Que Jesús, que nos ha hecho merecedores de esta gracia, nos la renueve hoy para todos nosotros, y nos haga comprender más profundamente su trascendencia y su fuerza formadora para la vida. Entonces no nos es difícil decir con Pablo: "Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que nos espera".[3] Esto arroja asimismo clara luz sobre la transfiguración en este mundo. Reflexionen juntos qué aspecto y efecto tiene…[4]
Tal como antes estoy muy bien.
Un cordial saludo de Pascua y bendición para todos. J. Kentenich”
NOTAS
1) ‘Cántico de Gratitud’ compuesto en la Cárcel de
Coblenza (N. del T.).
2) Aquí el
padre Kentenich cita, de manera incompleta, las estrofas 620, 621 y 622 de
dicho Cántico. Actualmente lo encontramos en el libro de oraciones “Hacia el Padre” que, a su vez, es parte del “Espejo
del Pastor” donde se resume toda la espiritualidad de Schoenstatt (N. del T.).
3) cf. Rom 8,18
(N. del T.).
4)
En este párrafo el padre Kentenich se refiere a su concepto del hombre
sobrenatural-ingenuo en contraposición al hombre primitivo y esto, sobre todo,
en las condiciones primitivas de Dachau (N. del T.).
CONFERENCIA A
LAS FAMILIAS EN DACHAU
(Palabras tomadas de la conferencia que el Padre
Kentenich diera en fecha memorable (16.07.1967) a las familias reunidas con él en el Campo de
Concentración para celebrar los 25 años de la fundación de la Obra Familiar de
Schoenstatt.”)
“Si alguna vez tienen la oportunidad, lean el número 2
de le revista Regnum, del año 1967, página 73. Cito especialmente le
revista para llamar la atención sobre ella y estos artículos de Dachau. Están
escritos con un buen criterio y deberían llegar a ser nuestra propiedad
espiritual. Leemos en esta página:
«Mientras remendaban los colchones, el padre Kentenich iba desarrollando
ante sus dos compañeros una línea espiritual marcada por dos conceptos: el
hombre del más allá y el hombre ingenuo».
Dos conceptos centrales, característicos para la
Familia de Schoenstatt en todas las situaciones.
Me permito añadir un tercer pensamiento que no debe
olvidarse; aquí no hace mención de ello, sin embargo, no debe pasar por alto:
el hombre ingenuo y anclado en el más allá como portador y creador de un nuevo
orden social cristiano. Tres expresiones centrales que debemos recordar. Esto
arroja luz sobre toda la historia de la Familia y también sobre las dos
instituciones que fueron fundadas en este lugar.
El hombre del
más allá
Si se fijan de nuevo en el texto, percibirán cómo el
autor enumera las expresiones más diversas para documentar históricamente la
expresión del hombre del más allá. Todos los textos datan del año 1942, es
decir, del período que incidió profundamente en la historia de la Familia.
«Al igual que durante sus seis meses de prisión en Coblenza, en todas sus
consideraciones y decisiones, partió del hecho incontestable y definitivo para
él, de que con su estancia en la cárcel y en el campo de concentración, Dios
quería cultivar e incluso acelerar el crecimiento del hombre del más allá en
ellos, los mismos prisioneros, y en toda la Familia de Schoenstatt. El
hombre del más allá es para el padre Kentenich el hombre que (vive) de y en la
fe en la realidad de lo sobrenatural, según carta al padre Menningen del 20
de Enero de 1942, "que ’está arraigado con todas las fibras de su ser
en el mundo del más allá’, que entiende su vida a partir del bautismo como
una participación en la vida de Jesús transfigurado…, que ’cumple
alegremente los deseos de la Eterna Sabiduría’…, que toma en serio la
exhortación de san Pablo: ’Vuestro caminar sea en el cielo’ y que la interpreta
de tal modo que su hogar debe ser y permanecer en el cielo…»
El hombre
ingenuo
Después explica él la otra expresión: el hombre
ingenuo. Escuchen, por favor, lo que dice en la misma página:
«A partir de entonces, frente a la catástrofe de hambre con su continua
amenaza de muerte, la expresión ’hombre del más allá’ adquirió una especial
actualidad: el hombre del más allá es aquél que puede superar la horrible situación
de la ciudad ’de paganos, de locos y de la muerte’ del campo de concentración
de Dachau, en la forma querida por Dios. Pero al mismo tiempo, si quiere
superar completamente la prueba, debe ser un hombre totalmente ingenuo, ingenuo
comprendido en el sentido teológico cristiano, como filiación divina vivida y
tomada en serio, como confianza incondicional en Dios, una confianza que, aún
detrás de las manos asesinas de la SS sabe descubrir las manos del Padre
celestial».
Las palabras que acabamos de escuchar nos recuerdan
otra expresión que a menudo escuchamos en la Familia: estamos arraigados en el
otro mundo, queremos estar arraigados en él y estarlo cada vez más; en todas
las situaciones de la vida ansiamos descubrir y ver al buen Dios. ¿Qué
queremos? Gustar lo divino, donde quiera y como quiera que se nos presente; de
igual manera, cuando el buen Dios nos toque con guantes de hierros. Las manos
paternales de Dios son siempre manos cálidas; pero estas manos cálidas no pocas
veces tienen guantes de hierro.
¿Cómo son estos guantes de hierro? Con esto nos
podemos referir a la SS con todas sus espantosas crueldades. Fíjense, el hombre
del más allá, sabe de la ley de la transparencia de toda criatura y género. El
hombre del más allá conoce el arte de mirar a través de estos guantes de
hierro, a través de toda injusticia que le suceda y besar la mano paternal del
eterno y bondadoso Padre Dios. ¡De nuevo, el hombre ingenuo! Comprenderán por
qué me ocupo tanto tiempo con este tema. Me parece que éste debería ser el gran
fruto de nuestro encuentro: abrirse al mundo sobrenatural, hacerse hombres del
más allá.
El padre Monnerjahn[1]
continúa relatando (en "Regnum"):
«En el curso de las meditaciones que manteníamos en común (las que prediqué
entonces, aquí, en Dachau), esta línea espiritual-intelectual se expresó con
palabras firmes, que el padre Kentenich formuló así: "Como sacerdotes en
el campo de concentración de Dachau, no queremos reaccionar primitivamente en
esta situación primitiva, sino de forma ingenua; y si Dios así lo quiere, o
morir heroicamente en el campo como fuertes personalidades sacerdotales o
madurar de tal modo que más adelante podamos trabajar celosamente y con
fecundidad como sacerdotes maduros por el Reino de Dios."»
El hombre ingenuo es el hombre filial que en todas las
situaciones se inclina filialmente ante los deseos del Padre Dios eterno e
infinito.
«Conocemos las
palabras ―escuchadas a menudo― de un pedagogo Suizo que dicen lo siguiente:
"La mayor desgracia de la época actual es la pérdida del sentido filial,
porque impide la actuación paterna de Dios."[2]»
NOTAS
1) Colaborador
de nuestro Padre y miembro del Instituto de los Padres de Schoenstatt.
2) cf. Heinrich Pestalozzi, Die
Abendstunde eines Einsiedlers, en: Ders., Werke 1, 321. “Olvidar a Dios, ignorar las relaciones filiales de la
humanidad frente a la divinidad es la fuente que apaga toda la fuerza de
bendición de las costumbres, del esclarecimiento y de la sabiduría en toda
humanidad. De ahí, que este sentido filial que la humanidad ha perdido frente a
Dios sea la mayor desgracia del mundo, imposibilitando toda educación paterna
de Dios, y la restauración de esta pérdida del sentido filial es la redención
de los hijos de Dios perdidos.
Querido Paco, gracias por tu publicación de esta semana. De alguna manera pienso que este hombre ingenuo y del más alla es el que libremente hace vida la inscriptio.
ResponderEliminarUn abrazo,
M.