viernes, 29 de noviembre de 2019

Sentimientos de culpa


Hace unos días, tomando café mi mujer y yo con una amiga, nos comentaba ella que a menudo se sentía culpable por situaciones conflictivas o diferencias en las relaciones con algunos de sus familiares y amigos. Sentimiento de culpa que le costaba dominar u olvidar. Estaba convencida de que a veces cometía errores, pero sabía también que en ocasiones su obsesión por lo perfecto le jugaba una mala partida. Yo le pregunté si también había pensado que los demás podían tener la culpa. Ahí quedó la cosa …….

La conversación fue positiva porque recordamos la necesidad de perdonar y de perdonarnos para no caer en la tentación del autobloqueo, de quedarnos en el pasado o de acercarnos al precipicio de la depresión, aferrándonos a aquello de “siempre lo hago mal” o quedándonos en aquello otro de “yo ya no tengo remedio”. Algunos sicólogos nos aconsejan que debiéramos aprender a querernos a nosotros mismos, huir del victimismo y, fijándonos unos valores estables, facilitar un impulso vital para crecer en lo positivo.

Providencialmente en la serie de charlas del Padre Kentenich que venimos comentando, la de esta semana nos acerca al mismo tema: cómo tratar correctamente nuestro sentimiento de culpa. El Padre lo hace en el contexto del asunto que viene tratando en los últimos encuentros con los matrimonios de Milwaukee. La pregunta de ¿cómo logro caminar con Dios y con la santísima Virgen a través de mi quehacer cotidiano? Y más en concreto en el esfuerzo de asimilar correctamente nuestras impresiones.  

“Tengo que advertirles que, hoy en día, muchas personas, sobre todo también en Estados Unidos, están enfermas: lo están psíquicamente y, por eso, también corporalmente. ¿Y saben por qué? Primero, porque tienen en su interior muchas impresiones no digeridas que ejercen presión sobre el cuerpo. Y, segundo, porque no pueden con su sentimiento de culpa. Y ahora me permito preguntarles: ¿qué se entiende por sentimiento de culpa? Se puede decir que hay dos tipos de sentimiento de culpa. Yo suelo distinguir entre un sentimiento de culpa teológico-moral y un sentimiento de culpa ascético.”

Al hablar de sentimiento de culpa teológico-moral se refiere al caso de producirse como consecuencia de haber cometido algún pecado o falta real, o cuando se ha actuado en contra de un mandamiento. En el segundo caso se trata de aquellos momentos en los cuales surgen en nuestro interior tentaciones o sentimientos perturbadores, que ayudan a que nuestra vida sentimental esté agitada. Aquí nos pueden ayudar otras palabras de su charla:

“Pero ahora quiero agregar otro pensamiento. No deben pensar que, estando en nuestro cuerpo mortal, podemos evitar toda falta y todo pecado: no es posible. Tenemos que luchar con la naturaleza hasta el fin de la vida. Y hasta el fin de la vida tenemos que contar con que, de pronto, nos veamos sorprendidos por algún ataque, sea de fuera o de dentro.
Hasta el fin de la vida tenemos que contar con que tengamos tentaciones, también cuando nos hayamos hecho mayores y las pasiones comiencen ya a acallarse un poco.”

Con la mirada puesta en el Dios de mi vida diaria, en el Dios que me conforta y auxilia, en el Dios que me ama y valora mi libertad, ¿qué hacer y qué no hacer en este caso? Cuatro son las respuestas que da el Padre Kentenich a cada pregunta:

¿Qué es lo que no debo hacer? Primero, no debo extrañarme. Segunda respuesta: no turbarse. Tercera respuesta: no desanimarse. Cuarta respuesta: no rendirse ni habituarse al pecado.

Y a la segunda pregunta, la de ¿qué debemos hacer?, nos dice lo siguiente: llegar a ser un milagro de humildad, llegar a ser un milagro de paciencia, llegar a ser un milagro de confianza, y llegar ser un milagro de amor.

El próximo viernes continuaremos con esta materia, profundizando en el contenido de la charla del 25 de junio de 1956. ¡Feliz y santo adviento!

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Para leer o escuchar la charla del 4 de junio de 1956 haz 'clic' en el siguiente "Enlace":

Trato correcto con nuestro sentimiento de culpa



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