miércoles, 3 de octubre de 2012

Quien encuentra a María, encuentra la vida



No hay que engañarse en el juicio acerca del tiempo y de las grandes potencias que actúan en el presente. Y tampoco hay que engañarse acerca de lo que se puede esperar de esa lucha. ¿Han percibido lo que quiere decir no engañarse en el significado de la devoción mariana, el significado de la Santísima Virgen? En el tiempo apocalíptico, María es la gran señal apocalíptica por antonomasia. En el trasfondo, ella es la potencia que, en unión con Cristo, es atacada por la potencia diabólica. Y ella es la que, como la gran Señal, llama poderosamente la atención sobre sí misma y va en busca de instrumentos. No; no se trata aquí de cosas secundarias, marginales. Lo mariano no es el centro, pero forma parte del centro; no está al margen, a no ser que utilicemos la imagen del círculo: en tal caso, la línea del círculo pertenece al círculo en igual medida que el centro. En estos días queremos desechar también toda reserva; queremos trazar con inexorable claridad lo que la imagen de María tiene que decir al tiempo actual. (…)

Luchamos para llevar la Iglesia a la otra ribera. Y ahora se plantea la pregunta: ¿cuáles son aquellas cosas esenciales que, en cualquier caso, deben rescatarse, que para el tiempo venidero deben acentuarse con mayor fuerza aún que hasta el presente? Entre estas cosas esenciales está la imagen de María. Por esa razón, es traición a la Iglesia, traición al pueblo, traición al mundo entero, si consideramos y tratamos lo mariano y, con ello, la declaración dogmatica de la Asunción, como algo meramente secundario. (…)

La Santísima Virgen se yergue hoy en el ámbito de la Iglesia católica, como signo de contradicción. Este signo despierta o bien una respuesta afirmativa, o bien una negativa. Ante él se dividen los espíritus. La figura de María es, por consiguiente, el signo en el que se dividen los espíritus. Por tanto, ¡acabemos con toda indiferencia! Y si no podemos superar esas indiferencias —superación que, ciertamente, es y debe ser cada vez más nuestra tarea— queremos, entonces, suplicar humildemente: hazme digno de alabarte, de ensalzarte; hazme digno de llevarte al mundo. Hazme digno de tomar nuevamente sobre mis débiles hombros y en mis débiles manos la gran misión que Schoenstatt tuvo desde el comienzo:

Madre tres veces Admirable,
enséñanos a combatir como luchadores tuyos.

¿Perciben el significado? Ésta es sabiduría antigua, espíritu del espíritu de los primeros:

Madre tres veces Admirable,
enséñanos a combatir como luchadores tuyos,
y que, a pesar de la multitud
de poderosos enemigos,
en nuevos confines
los pueblos se pongan a tu servicio

Esta es nuestra gran tarea:

para que el mundo por ti renovado
glorifique a tu Hijo Jesús.

Mientras procuramos realizar esta tarea, se yerguen ante nuestra mirada espiritual las grandes promesas que con tanto gusto escuchamos: "El que me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de Yahveh" (Pr 8,35). Los que me sacan a la luz debidamente, los que son apóstoles míos, los apóstoles de la devoción mariana, de la devoción mariana integral, poseerán la vida eterna.

Permítanme interpretar, de modo diferente, la palabra "vida". Sabemos lo que ella tiene que decirnos; conocemos la antigua tradición. ¿De qué vida se trata? La vida es Cristo. "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). El que halla a María, llega a Cristo. La relación de María con Cristo es lo más central de su vida. El que la halla, poseerá la vida. 

Permítanme interpretar "vida" aún de otra manera, a fin de que no pierda nunca la idea central que quiero sostener firmemente en estos días. La "vida" puede significar también algo diferente. Puede significar un vivir natural y un pensar sano, natural, lo que aquí, en Alemania, sobre todo en los círculos académicos, ha desaparecido. "El que me halla, ha hallado la vida": un vivir sano, natural, y también un pensar sano, natural. Porque hemos perdido este modo de pensar y vivir sanos, no poseemos el correspondiente órgano para captar la imagen de María, la correspondiente facultad para captar la relación de las diferentes verdades entre sí.


(Texto tomado de
: "Jornada de delegados de la Familia de Schoenstatt", 16 al 20 de Octubre de 1950 / «Semana de Octubre 1950» - Publicado en “Mit Maria ins neue Jahrtausend”, Schoenstatt-Verlag  2000 – Ver „La actualidad de María“).

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