viernes, 24 de enero de 2025

EL 20 DE ENERO, un hito en la historia de Schoenstatt

El Padre Kentenich señaló cuatro hitos fundamentales de la historia de Schoenstatt, que se relacionan con determinadas fechas, y que llevan un título. El primer hito – todos los conocemos – es el 18 de octubre de 1914 -, y su título: ‘Estar en la luz divina’ marcando el comienzo de la historia de Schoenstatt, cuando el Padre Kentenich y los primeros jóvenes sellan la Alianza de Amor con María, y la capillita del valle de Schoenstatt se transforma en Santuario.

El segundo hito, lo recordamos y celebramos todos los 20 de enero en cada año. Fue el 20 de enero de 1942 cuando el Padre Kentenich renuncia, voluntariamente y por amor a los suyos, a las posibilidades de liberación que se le ofrecía para no ser llevado al campo de concentración nazi de Dachau. Cree que la voluntad de Dios es que él ofrezca su libertad exterior para conquistar la libertad interior de los hijos de Schoenstatt. Este paso condujo a sus seguidores a una mayor entrega en la Alianza de Amor con la Santísima Virgen y a una vinculación más profunda al Padre Kentenich como Padre espiritual de la Familia de Schoenstatt. El Padre lo tituló ‘Estar en la confianza divina’. Los hijos del Padre saben que se trata de vivir la Alianza a la altura del Poder en blanco. Los miembros de la Familia manifiestan así que se ponen totalmente a disposición de Nuestra Señora de Schoenstatt, de modo que Ella pudiese escribir lo que quisiera en el “Poder en blanco” que le presentaban: persecuciones, enfermedades, fracasos o éxitos.

Esta fecha y todo lo que, a partir de ella se desencadenó para el Padre Kentenich y su Familia, marca profundamente la historia de Schoenstatt.

En marzo del mismo año, el Padre Kentenich fue trasladado de la cárcel de Coblenza al campo de concentración de Dachau, donde permaneció más de tres años. Durante todo ese tiempo, se tomó mayor conciencia de su posición como Fundador y Cabeza de la Familia y del indisoluble entrelazamiento de destinos entre él y los suyos. También profundizó la convicción del carácter marcadamente sobrenatural de Schoenstatt como obra e instrumento de Dios.

(Ver: libro ‘Documentos de Schoenstatt’)

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