viernes, 6 de septiembre de 2024

PEDAGOGÍA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Bautizar la técnica.

Para nosotros como jefes rige la consigna de adherir fervorosamente a Schoenstatt desde el punto de vista de que queremos construir un nuevo orden social. Lo que queremos no es sentarnos en nuestro pequeño cubículo y rezar, ni encarnar el benedictinismo en nuestras filas y llevar una serena vida interior. Sin duda, eso también lo queremos, pero solamente para llegar a ser, en última instancia, conquistadores del mundo, para representar de nuevo a Colón, construir un mundo nuevo y ponerlo a los pies de Dios, participar en la gran misión que tiene la santísima Virgen en el tiempo actual.

¿Cuál es, desde ese punto de vista, nuestra tarea frente a la técnica? Permítanme que se lo diga claramente: no queremos asesinar la técnica nosotros también utilizamos los frutos de la técnica sino que, para retomar una antigua frase, tenemos que bautizar la técnica.

¿Qué significa eso, en la práctica? Significa que todo lo grande que ha concebido la mente humana, lo que ella ha inventado, ha creado, lo que ha hecho surgir creativamente, todo eso queremos incorporarlo en los grandes planes del Dios trino.

¿Qué tenemos que procurar? Que también la técnica y el hombre técnico, la sociedad técnica, vuelva a comprender esta frase: el mundo es siempre una imagen del Dios trino, y la misión del mundo de mañana es exactamente la misma que tenía en el pasado. No queremos ser seguidores de la máquina, sino utilizar todo lo mecánico para llegar a ser seguidores de Dios y seguidores de Cristo. Podrá el ser humano crecer sin límites: nosotros queremos alegrarnos de eso. Verdaderamente, el ser humano ha logrado cosas enormes.

Pienso, incluso, que quien comprenda en cierta medida todas estas cosas se derrumbará, experimentándose como una pequeña nada, aplastado por todo lo grande que hay en la creación y por el hecho de que el hombre lo haya transformado y el modo en que lo ha hecho. Pero, por el otro lado, no olviden esto: Deus semper maior [Dios siempre es más grande]. Nosotros somos pequeños y nos sentiremos cada vez más pequeños.

J. Kentenich, 14 al 18.10.1967, en Oktoberwoche 1967, 136 s.

¿Dominar o dejarse dominar?

Entonces ¿hemos de retroceder a la Edad Media, sacar las líneas férreas, cortar los cables telegráficos, dejar la electricidad a las nubes, devolver el carbón a la tierra, cerrar las universidades?

No ¡nunca! ¡No queremos, no debemos ni podemos hacer eso! Por lo tanto ¡adelante! Sí, avancemos en la exploración y conquista de nuestro mundo interior por medio de una consecuente autoeducación. Cuanto más progreso exterior, tanto mayor profundización interior. Esta es la llamada, ésta es la consigna que se da en todas partes. […]

En adelante ya no debemos permitir que nuestro saber nos esclavice, sino que debemos tener dominio sobre él. […] ¡Por eso: autoeducación!

Adicción.

La adicción […] es una cadena de esclavitud. Es una carencia de libertad personal.

J. Kentenich, 13.01.1958, en Am Montagabend, t. 7, 221

¿Siempre viendo la televisión?

Si nosotros también comenzamos a hacerlo como la mayoría de las familias hoy en día, que están siempre viendo la televisión […], la familia se verá destrozada. [Sus miembros] se volverán extraños unos de otros.

J. Kentenich, 01.10.1956, en Am Montagabend, t. 3, 297

¿Es preciso que vea todo?

Y mis ojos tienen que ver todo. Entonces, naturalmente, tengo mi televisor, que está siempre funcionando cuando estoy en casa. Y precisamente las cosas más atractivas son las más importante para mí. ¿Se dan cuenta? ¡Detrás de eso no hay fuerza alguna! No hay personalidad alguna.

J. Kentenich, 13.08.1956, en Am Montagabend, t. 3, 146

Deshacerse de las imágenes que representan una carga.

¡Cuántos de nosotros estamos muy cansados corporal y psíquicamente por el trabajo! Cuanto mayor es la exigencia y la carga que experimenta en ello el campo consciente, con tanto mayor facilidad puede producirse una irrupción de las imágenes encerradas en el subconsciente tan pronto como cede la sobrecarga del consciente. Es como con un barril lleno. Aunque solo se lo llene de a gotas, finalmente, termina por desbordar en cuanto está lleno. […]

Por de pronto, tenemos que procurar que ciertas cosas no entren en el subconsciente, que no puedan ser absorbidas tan fácilmente en el alma. Pero, una vez que están, debemos procurar que pronto sean expulsadas de nuevo (= procesadas). […]

Contemplar imágenes buenas. Hay que introducir en el subconsciente pensamientos positivos, imágenes buenas. Pero no de forma compulsiva.

J. Kentenich, 1927, en Allgemeine Prinzipienlehre, 63 s. (Ein Durchblick in Texten, t. 1, 239)

  

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