viernes, 13 de septiembre de 2024

LA EDUCACIÓN DE MUCHACHOS Y CHICAS

La educación de los muchachos 

(La próxima semana publicaremos la reflexión sobre la educación de las chicas)

Una fantástica disposición para la crítica.

La reflexión del adolescente sobre sí mismo desemboca muy pronto en una disposición casi fantástica para la crítica. El varón adolescente está predispuesto ante todo a la crítica en cuanto a lo «verdadero». Se convierte en filósofo. Su tanteo en búsqueda de la verdad absorbe todas las cuestiones: su propia vida, el nacimiento, la muerte, la vida sexual, la libertad.

¿Dónde están las causas? Una de ellas, que no raras veces genera ansiedad en jóvenes escépticos, es la sinceridad de los adultos. Si en esa edad el educador no es sincero hasta en los mínimos detalles, puede provocarle muchas luchas al varón adolescente.

Recuerdo en este punto mi propio desarrollo. Yo era un escéptico nato. Lo fui hasta la ordenación sacerdotal. Estudiaba mucho, a menudo hasta entrada la noche. Leía todo tipo de cosas, pero no llegué a ser más maduro por ese camino. Me uní a uno que era mayor. Una vez comprobé que había incurrido en una exageración. El resultado fue el siguiente: si no puedes creerle en ese punto, tampoco puedes hacerlo en otras cosas.

Dar respuesta.

Esto es lo más necesario: que como jóvenes encontremos a una persona ante cuya autoridad nos inclinemos instintivamente. Conozco a un muchacho que no encontró a nadie que pudiese resolver sus dudas. Los mismos profesores mostraron a menudo su lado flaco. La consecuencia fue que el joven tuvo que luchar durante muchos años con la fe. ¿No lo han notado ustedes mismos? Los que menos saben son los que más insisten en su autoridad. Cuanto más lo hacen, tanto más irritan el entendimiento y, de ese modo, empujan al muchacho a una soledad cada vez más profunda. El despertar de la disposición para la crítica es algo edificante, grato. Por eso, no inquietarse cuando el varón adolescente ya no cree, cuando se vuelve crítico. No es un brote salvaje si presenta dificultades. Ante todo, no es más que el sano despertar del alma. Si el alma no hubiese despertado, no podría realizar nada grande en el futuro, no podría imponerse. Este período de la disposición para la crítica es solamente un estadio transitorio en el que el muchacho manifiesta gusto y amor por los juegos del pensamiento, por el ajedrez. Justamente en ese tiempo tengo que dar respuesta a las preguntas del muchacho. Por lo común, esta disposición para la crítica no se expresa en el muchacho en un apasionamiento, pues tiene su correctivo en las muchas exigencias de la vida.

Sin embargo, hay tipos para los cuales el afán de crítica es un peligro permanente. ¿Dónde reside su curación? Solo en que se vean arrojados a la vida y tengan que trabajar y luchar. Solo se curarán cuando hayan podido comprobar la verdad en la vida.

Pero ¿dónde reside el sentido profundo [de todo esto]?

Búsqueda de seguridad.

Primer sentido: no es más que la expresión de un sentimiento de vida sano. Podemos contenerlo, pero no cercenarlo.

Segundo sentido: es la búsqueda de seguridad en sí mismo.

¿Por qué se habla tanto? Para estar seguro de que otros lo comprenden a uno. Por eso [en el muchacho] no hay cesión alguna. Solo comprendo lo que he reconocido. Soy ciego para las razones de los demás. ¿Por qué se confía tan ciegamente en la tesis del profesor? Es la necesidad de seguridad para sí mismo. El muchacho adolescente no puede soportar a la larga la inseguridad constante. Por eso, tanto para el educador como para el educando parece importante estar ante todo muy identificado con una dirección muy determinada antes de procurar conocer las otras.

Tercer sentido: A menudo puede no ser nada más que un bello espectáculo. Pero eso es muy exterior. Mucho más importantes eran los otros dos puntos.

J. Kentenich, septiembre de 1926, en Zur Psychologie der Jugend. Seelenführerkurs, 50 ss.

 

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