viernes, 27 de septiembre de 2024

PARTICIPACIÓN EN LA MISIÓN DEL PADRE KENTENICH

El carisma de una personalidad fundadora: Dios escoge a hombres para una tarea determinada en una época determinada. Estos hombres tienen el encargo de iluminar nuevamente la totalidad del evangelio desde un punto determinado y, así vivir la respuesta del evangelio a los interrogantes o a las necesidades de una época determinada. Esto mismo se realiza a través de la palabra y de la vida, es decir: en la persona del portador de un carisma tal aparece con claridad el acento de su mensaje (por ejemplo, la pobreza y la humildad de Dios en Francisco). En él se encarna el evangelio tal como Dios quiere mostrarlo al mundo a través de él; ese hombre se convierte así en un «transparente» de Dios, en una figura de Cristo para su época.

Prof. Hna. Margareta Gruber OSF

    

Con ocasión de su 73 cumpleaños dice el padre Kentenich.

Si le preguntamos a san Pablo cuál era la misión que tenía, él diría: a mí se me ha entregado la misión de anunciar al mundo el misterio de Cristo: Cristo, el Salvador, el Mediador, la Cabeza del cuerpo místico. Espontáneamente preguntamos ahora: ¿cuál era la misión que se me encargó a mí hace 73 años? Con una mirada de soslayo hacia san Pablo me permito decir que mi misión fue y sigue siendo anunciarle al mundo el misterio de María. Mi tarea es anunciar a la santísima Virgen, desvelarla en nuestro tiempo como la Colaboradora permanente del Salvador en toda la obra de salvación, como la Corredentora y la Mediadora de gracias; a la santísima Virgen, que está profundamente unida al Salvador, una biunidad con la misión específica que ella tiene para el tiempo actual desde su santuario de Schoenstatt. […] Pensemos un momento en el modo en que se le dio en sueños la misión a san José. ¿Qué le dice el ángel en el sueño? «José, levántate, toma al niño y a su madre». No le dijo solamente: «toma al niño», sino: «toma al niño y a su madre» (Mt 2,13.20). Yo creo que esa misma misión me fue dada a mi hoy hace 73 años.

O sea, aquel que fue llamado aun antes de que fuese concebido en el seno de su madre recibió una misión específica: ser el heraldo de la santísima Virgen, el mensajero que debía anunciar sus glorias a nuestro tiempo.

Mi querida Familia de Schoenstatt, Dios los ha llamado también a ustedes a ayudarme en esa gran misión. Cada uno de ustedes recibe hoy del cumpleañero esa misión, la misión de nuestra Madre y Reina de Schoenstatt. Es muy consolador que esa misión no descanse solamente sobre mis hombros, [sino] que todos ustedes quieran ayudarme a realizar esa gigantesca tarea.

J. Kentenich, 16.11.1958, en Mit Maria ins neue Jahrtausend, 153 s.

El 30 de julio de 1952 dice el padre Kentenich en una plática dirigida a los padres palotinos en Estados Unidos:

Pues a mí eso me importa realmente mucho: casi diría que les dejo el manto de profeta. ¿Qué significa eso? Está expresado solamente mediante una imagen: [significa] que, más tarde, ustedes mismos sean capaces de llevar autónomamente toda la Obra.

J. Kentenich, 30.07.1952, en USA-Terziat (manuscrito), 152 s.

  

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