viernes, 6 de octubre de 2023

DECIR SÍ A DIOS Y A SUS DESEOS


Superar la angustia

Si como psicólogo analizo la condición humana y cristiana pienso tener que decir que está llena de tensiones, y estas tensiones se ven constantemente alimentadas por un temor y una angustia muy profundos. Así pues, el psicólogo ve asociados a la condición humana un temor y una angustia implacables. No estará de más que descorramos ahora el misterioso velo de nuestra alma. También nosotros nos vemos mucho más torturados por el temor y el miedo de lo que lo admitimos […].

¿Qué entendemos por angustia? La angustia es un malestar psicofísico enormemente fuerte a causa de la inferioridad frente a algo indeterminado, de la impotencia que sentimos en nosotros frente a una oscura omnipotencia […].

Aprender a decir sí de forma filial

Si me permiten […] decir algo sobre los remedios […], notarán que los remedios contra [la angustia] no son conducentes si no se agrega a ellos el arrojo de la filialidad […].

Hasta el fin de la vida tendríamos que esforzarnos por grabar en los sentimientos, el corazón y la voluntad el arrojo de la filialidad. […] Otra expresión para ello es: el arrojo de decir sí. Cristo también pronunció este sí en una difícil situación de su vida: ¡Sí, Padre! Decir sí con audacia. […]

Observen la vida de grandes hombres, observen su propia vida: ¿acaso no llegamos periódicamente a un cierto límite, a una cierta barrera [ante la cual nos preguntamos] «y ahora qué»? En cualquier caso, sentimos el corte, notamos que saltar por encima de esa barrera es, en cierto sentido, un acto de arrojo; sentimos que las cosas ya no son tan tranquilas, tan confortables y sosegadas: hay que pasar a un plano más alto. Antes habíamos sentido los límites: ahora hay que hacerlos saltar […].

Todos nosotros […], que nos encontramos en la vida moderna, deberíamos movernos constantemente en estas consideraciones. ¿Qué quiere Dios? Si el ser humano necesita arrojo ya en su desarrollo puramente natural, ¡qué arrojo será necesario para entrar en la oscuridad de la fe! […]

¿Sienten ahora la grandeza que anida en nuestra filialidad? No tenemos que pronunciar un sí desesperado, sino un sí audaz y alegre —aunque asociado a una gran opresión—.

J. Kentenich, 1937, en Kindsein vor Gott, 236, 241, 291 s.

Siga siendo siempre el niño despreocupado

¿Qué he de responder a sus afectuosas líneas? Dios lo ha conducido a través de la noche oscura del alma. Fue bueno que así fuese. Ahora volverá a resultarle más fácil regresar a la antigua sencillez, simpleza y derechura de la aspiración a la virtud. Hágalo pronto. Dicho concretamente: no se deje atomizar más por lo que escucha o lee. Y después, siga siendo, como era antes, el niño despreocupado tomado de la mano de nuestra Madre del cielo.

J. Kentenich, 10-06-1920, en Brief an Fritz Esser

  

2 comentarios:

  1. Me viene muy bien en estos momentos....ojalá pudieras estar despreocupados y dejarlo todo en manos de la Virgen. Mil gracias. Bss

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  2. "Un sí audaz y alegre, aunque asociado a una gran opresión". Esa lucidez para no caer en falsos optimismos que no conducen a nada, es impactante. Gracias Paco. Para reflexionar largo rato.

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