“Les digo que hay pocos hombres que dominen el arte de
escuchar. Hay muchos artistas del hablar, pero no del escuchar y comprender.
Hay muchos educadores que enseguida comienzan a hablar de sí mismos, de sus
necesidades, enfermedades, vivencias y experiencias. ….. ¿Saben qué cualidades
debe poseer ese arte de escuchar? Debe ser un escuchar que despierte y libere.
Despierta confianza
En este punto cobra especial importancia la
personalidad de cada uno. Algunos necesitan hablar y hablar para que el
interlocutor se sienta comprendido. Pero hay otros hombres que no precisan
pronunciar palabra alguna: toda su presencia, sus gestos y aún sus ojos,
impactan al que le escucha.
Es necesario que nuestro escuchar sea atento. Está
claro entonces que no tiene que ser algo aburridor ni aburrido, un escuchar con
fastidio que el otro lo nota enseguida diciéndose: "Este no se interesa
por lo que le estoy confiando".
Pero les advierto expresamente que en esta área no
debemos ser calculadores. El profesor Goldbeck dijo en una oportunidad:
"Si actuamos por cálculo la labor de escuchar a los que vienen a
desahogarse es muy distinta: uno sólo los escuchará porque sabe que los otros
tienen necesidad de ello". Pero de este modo escucharemos por pura
obligación, lo que es una actitud falsa y realmente calculadora. No tenemos que
obrar así, sino en virtud de un verdadero interés.
Me gusta repetir este lema: "Interesarse con
interés y no por cálculo". Tener un concepto justo de los que nos fueron
confiados significa interesarse por todas sus cosas. Todo será importante: el
dolor de cabeza o cualquier otra afección del educando o bien sus achaques
psíquicos. Hay que interesarse por cada pequeñez. …. En todo momento nuestro
escuchar debe ser un escuchar que despierte el tú, que suscite confianza. Da lo
mismo que escuchemos interrumpiendo a veces la exposición del otro con nuestros
comentarios o bien que permanezcamos quietos y mudos.
Libera y es bondadoso
También debe ser una escucha liberadora. ¿Qué
entendemos por una escucha liberadora? Quizás deba emplear aquí otra expresión:
un escuchar bondadoso. Debe haber bondad en mi actitud. Muchas veces no se
trata de dar consejos que el que me escucha de alguna manera ya conoce. He aquí
una realidad sutil, casi podría decir asombrosa y maravillosa: la posibilidad
de influir sobre el otro, de que un alma humana pueda entender a otra y ésta
experimente que: "Mi interlocutor se hace cargo de mi necesidad…" Es
frecuente que uno se haga cargo, en el plano espiritual, de la necesidad del
otro. ….. Generalmente debería ocurrir que quien escuche se haga cargo de la
necesidad del otro. Pero cuando sólo se escucha mecánicamente, las cosas no
resultan. Sólo se logrará lo contrario de lo esperado. …..
Captar lo bueno
¿Qué
es el arte de captar lo no expresado con palabras? Lo que voy a exponer ahora
es algo más concreto y puede comprenderse y medirse con mayor facilidad. Hay
que captar lo bueno de todo lo que la persona en cuestión diga o haga. Captemos
siempre el núcleo bueno.”
J. Kentenich Mayo 1931 en Ethos e Ideal en la educación, Págs. 288 - 303
Si desea, puede pulsar en el aviso de abajo, y encontrará un esquema para el diálogo matrimonial, inspirado en la pedagogía y el espíritu del Padre Kentenich.
Muy bueno Paco! Es todo un arte, el de la escucha que eleva y enaltece…
ResponderEliminarUn abrazo,
Begoña
Muito obrigada
ResponderEliminar