Repatriación victoriosa del mundo en Cristo
Impresionados y preocupados por los acontecimientos
actuales en Europa nos preguntamos por el sentido de todo ello a la vez que sentimos
la necesidad de mostrar nuestra solidaridad con las familias que sufren por los
horrores de la guerra. En un rato de meditación me encontré con este texto denuestro
Padre. Está tomado de la Jornada de 1946 y lo propongo a los lectores del Blog
en esta semana.
“El sentido del
acontecer del mundo es el retorno del mundo a Dios. El sentido de un acontecer
mundial de características apocalípticas es acelerar el retorno a Dios.
Detengámonos un poco sobre el término "retorno a Dios". Quizás esta
meditación nos dé algunas claves para solucionar cuestiones urgentes.
Al escuchar las
palabras "retorno a Dios", advertimos la lucha entre la fe y la
incredulidad. La fe en Dios nos impulsa a regresar a Dios. En cambio, la
incredulidad nos empuja a acelerar un proceso de rechazo y alejamiento de Dios.
Entonces, por un lado observamos un acelerado regreso a Dios y, por otro, una
acelerada apostasía.
Pensemos en el
acontecer mundial y preguntémonos sobre el significado que Cristo tiene en él.
¿Qué nos dice el Apocalipsis de Cristo? En primer lugar, nos presenta al Padre
sentado en su trono (cf. Ap 4,2). De él fluye y hacia él refluye toda vida.
Aquel que está sentado en el trono constituye el eje de tranquilidad y reposo
en el más allá. Todavía existe un trono que no vacila jamás: el de Dios Padre,
quien ha puesto en manos de su Hijo las riendas del acontecer mundial (cf. Ap
5).
El Apocalipsis
nos pinta bellamente esta realidad. El apóstol Juan, a quien se le concede
estas visiones, desea saber cuál será el destino de la Iglesia. Ve entonces un
libro sellado con siete sellos y un ángel le advierte que nadie puede abrirlo.
Comprendemos que el apóstol llorara, pues anhelaba que se le revelase el
secreto de la historia universal y vio que sus esperanzas se desvanecían. Pero
uno de los Ancianos le dice que el Cordero que había sido degollado es Cristo,
el Glorioso, pero también el Crucificado. Que él es quien puede abrir el libro
de los siete sellos; él es quien conoce y contempla los planes del Padre y ha
recibido la misión de llevarlos a cabo. Cristo ocupa, entonces, el centro de la
historia.
Hoy se tolera
al cristianismo, pero despojándolo de un Cristo vivo. ¿También nosotros hemos
dejado a Cristo de lado?
¿Cuál es la
actividad de Cristo en el acontecer del mundo, según el Apocalipsis? Él es
quien abre los sellos. Vale decir que, sin la permisión divina, obrada a través
de Cristo, no hay guerras, epidemias ni revoluciones, etc.
Detrás de todo
el acontecer mundial está Cristo que da cumplimiento a todos los planes del
Padre. ¿Cuándo derraman los ángeles sobre el mundo la copa de la ira divina?
¿Quién les da la señal para ello? ¡Cristo! (cf. Ap 16).
¿Cuál es el
sentido del acontecer mundial, considerado desde el punto de vista de Cristo?
¿Qué papel desempeña Cristo en él? Debo ver en todos los acontecimientos y
sucesos una oportunidad más para decidirme nuevamente por Cristo; que, incluso,
los acontecimientos más difíciles sean motivo para volver a decidirme por
Cristo, con toda mi alma, por libre elección, con libre voluntad.
En este punto
distinguimos dos dimensiones de la libertad: por una parte, la capacidad y
disposición para decidirse y, por otra, la capacidad de poner en práctica lo
decidido. Dios tiene en cuenta mi capacidad de decisión. Cuando llega la hora
en que grandes dolores nos quiebran interiormente ¿hacia dónde se dirigen los
anhelos del corazón? ¿Acaso habremos de abandonar la bandera y huir del campo
de batalla?
El sentido del
acontecer mundial, el sentido de mi propia vida y de mis aspiraciones, es que
todas las circunstancias y sucesos de mi existencia me lleven a renovar la
entrega al Señor, a abandonarme en él.
En medio del
acontecer mundial, el Dios vivo ha constituido a Cristo como el gran luchador y
vencedor del demonio. En el final de los tiempos, Cristo obtendrá una victoria
plena. Y nosotros podemos participar de su valor para luchar, de sus
sufrimientos y de su victoria. ¡Qué bienaventuranza saber que, finalmente,
alcanzaremos el triunfo! Quizás yo sucumba, pero la causa a la que sirvo saldrá
victoriosa.
Cristo vencerá.
En el acontecer mundial, Dios aparentemente se deja vencer y doblegar. Se
pueden ganar todas las batallas y, sin embargo, perder la guerra. Cristo es
desterrado de muchos ambientes y lugares. Pero luego de toda la confusión que
genere el demonio, Cristo aparecerá sobre el caballo blanco como Rey y Héroe,
triunfante y vencedor de Satanás. Entonces habrá llegado el fin del mundo (cf.
Ap 19,11-21). "Christus vincit, Christus regnat, Christus imperat!"
¡Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera! Nosotros nos entregamos, nos
abandonamos a Cristo. Que todo acontecimiento sea para nosotros una oportunidad
de decidirse por o contra Cristo. ¡Sí, Señor Jesús! ¡Queremos jurar nuevamente
tu bandera!”
Tomado de:
"Jornada de 1946."
Querido Paco, últimamente mi pensamiento va hacia Cristo: somos cristianos, pero lo conocemos poco, porque muchas veces nos quedamos con formas externas y letanías, y no profundizamos lo que significa Cristo en mi vida personal (por qué me salva, qué humanidad me muestra Cristo, que sin él la humanidad queda truncada, etc.)y en el acontecer mundial. Gracias por tus palabras y por mostrarnos el valor que tiene Cristo en nuestro acontecer personal y mundial. ¡Más de Cristo, por favor!
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