viernes, 22 de octubre de 2021

AMOR ESPIRITUAL (AMOR “NATURAL”)

Seguimos leyendo en el libro ”La santificación de la vida diaria” sobre el amor. El padre H. King en su publicación “El poder del amor” hace algunas observaciones a este apartado sobre el amor espiritual o amor natural. Leemos:

[A continuación del amor “instintivo”, el libro “La santificación de la vida diaria” habla del amor “natural” [natürliche Liebe]. Para J. Kentenich no sólo es importante ver y fortalecer la raíz “instintiva” del amor. También es importante el amor espiritual, racional-volitivo. Él lo denomina amor “natural”. En la triada instintivo-natural-sobrenatural, la palabra “natural” hace referencia a lo racional-volitivo, a lo espiritual. A menudo, y precisamente en el amor a Dios, este nivel de amor puede encontrarse incluso al comienzo. Por una parte, el padre Kentenich quiere complementar y también corregir la tradición de la espiritualidad cristiana. En efecto, al menos en su formulación explícita, esta espiritualidad ha colocado de forma demasiado unilateral en primer plano el amor racional-volitivo. Por la otra, es al mismo tiempo consciente de los peligros de un amor que prolifere de manera irracional cuando no está iluminado y guiado por la inteligencia y la voluntad, y, más específicamente, por la razón iluminada por la fe y la voluntad fortalecida por la gracia. (En virtud de lo dicho, en esta sección traduciremos “naturliche Liebe” como “amor espiritual”. [N. del T.])].

(Concepto de lo espiritual [natural]) 

El amor espiritual puede distinguirse fácilmente tanto del amor instintivo como del sobrenatural. El amor puramente instintivo se expresa como efervescencia o arrebato de un oscuro impulso del corazón. El amor natural es una verdadera virtud. El mismo guía y da forma al oscuro impulso e instinto a partir de un conocimiento claro y de una firme voluntad. En cuanto la base, la motivación y las metas han sido tomadas de la naturaleza, se habla de una virtud natural. El amor sobrenatural se guía en todo por la fe y la gracia.

a. En general denominamos natural a algo que hacemos con fuerzas naturales y por motivaciones naturales. Como y bebo, cuido de tener movimiento y digestión, y una sana alternancia entre descanso y trabajo. … Estudio con esmero para rendir bien un examen… En todos estos casos, aspiro con fuerzas naturales y por motivos naturales hacia un objetivo naturalmente valioso.

Así, también mi amor al prójimo es natural en la medida en que amo al prójimo por motivos que me son sugeridos por la sobria razón, sin que esta iluminada por la fe y sin la ayuda de la gracia: por ejemplo, en virtud de cualidades naturales, de ventajas naturales o de un mal natural.

Las cualidades naturales pueden ser de índole corporal, mental o mixta. Son cualidades corporales, por ejemplo, una apariencia exterior agradable, rasgos armónicos del rostro, una figura atractiva o una bella vestimenta. Entre las cualidades espirituales contamos una inteligencia clara, una firme voluntad y un corazón lleno de riqueza. Las aptitudes artísticas, las dotes de una conversación encantadora y el don de gentes pueden considerarse como cualidades mixtas.

Las ventajas naturales por las cuales se cultiva el amor son de muy diversa índole. Pienso en un mayor reconocimiento en la sociedad, o una posición económica asegurada, o el crecimiento del propio saber, etc.

Acerca del amor natural vale en general la frase del Señor que dice: “Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?” (Mt 5,46-47). El amor natural fue enseñado y practicado por doquier en la antigüedad pagana. Y cuando los pueblos cristianos perdieron el amor sobrenatural, recurrieron al amor natural y procuraron romper con ayuda de ese amor natural las estrechas barreras nacionales. Así, la unidad de los pueblos debía conseguirse unas veces a través de la idea universal de ser humano, o a través de la conciencia de una gran comunidad de destinos, o de tareas como, por ejemplo, la de transformar la tierra en un paraíso sin sufrimientos; otras veces, en cambio, el intento se basaba en los derechos comunes a todos los hombres: libertad, igualdad, fraternidad.

El santo de la vida diaria sabe juzgar correctamente este amor natural por el prójimo y sabe aprovechar su contenido. Por de pronto, no subestima la fuerza y eficacia momentáneas que el mismo posee. …..

De: La santificación de la vida diaria (1937), 233-235


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