Continuamos leyendo el texto que iniciamos la semana pasada. En el texto de hoy podemos encontrar en la primera frase una propuesta de definición interesante de la autoridad paternal. La destaco en negrita.
"O más en concreto: generalmente no lograron reemplazar su propia autoridad de forma oportuna y efectiva mediante la autoridad basada en una conciencia cuidadosamente cultivada, o mediante la autoridad del Dios omnipresente, que a través de la conciencia nos comunica sus deseos, plantea sus demandas, ofrece las gracias de su ayuda, y con ello quiere llevar a cabo su arte divino de la educación.
Pareciera pues, que se muestra aquí evidentemente una tarea que exige una
ejemplaridad paternal heroica, que presupone más esfuerzo, reflexión e
instrucción que el lenguaje lapidario de las reivindicaciones radicales de
poder con su disciplina externa y el uso desenfrenado del bastón. Quien desee
resolverlo debe exigir un máximo de exigencia a su idealismo abnegado. Por
supuesto que a cambio se deba esperar el regalo de que una delicada autoridad
interior de una conciencia cuidadosamente entrenada acompañe a los hijos en
todos los caminos a lo largo de toda su vida. Se sabe qué límites alcanza el
poder punitivo. Por lo general sólo llega a lo que alcanzan los ojos y las
manos del padre, siempre y cuando los hijos no pongan fin radicalmente a su
obediencia.
La última razón del fracaso de los padres: una imagen errónea de Dios y una
falta de filialidad de los padres
Se pueden dar muchas razones para el fracaso de los padres. Las hay de
naturaleza externa y de naturaleza interna. En definitiva, todas tienen sus raíces
y generalmente resultan de una visión descentrada y equivocada del Padre Dios y
en una preocupante y personal falta de actitud filial básica hacia el Padre
Dios. Recordemos una frase que se repite en nuestros círculos: “Los espartanos
serán siempre un fragmento. No llegarán a ser nunca hombres de fuerza y vigor.
Pues quien nunca ha sido niño, nunca será un hombre.” No es difícil darle a
esta frase el significado que aquí corresponde.
Motivación para este juicio: el carácter vicario de la paternidad
La razón más profunda de las interrelaciones mencionadas radica en la
peculiaridad de la paternidad en su ser y en su obrar. Tiene en todo momento
sólo un carácter representativo: participa de la autoridad divina; la hace
presente de forma clara y concreta, y con ella a la absolutamente válida lex
aeterna (el eterno orden divino). Y lo hace no solamente a través de la palabra
hablada, sino también mediante la palabra encarnada, es decir, a través de la
vida práctica. Por este motivo la vida del padre puede, quiere y debe ser un
emular el estilo de vida del Padre Dios, así como ser también un orden divino
vivido en la práctica. Al menos, debería estar presente un esfuerzo serio por
aspirar a ese alto ideal, apareciendo al menos de alguna forma en la práctica.
Esta profunda relación entre el ser y el obrar paternal divino y humano es
indispensable si este ser y obrar desea cumplir su misión para la generación
venidera. A partir del padre terrenal como imagen del padre celestial el
séquito quiere y debe aprender a decir un sí de corazón, un sí voluntario y autónomo
al Padre Eterno y a su lex aeterna.
La situación actual es tal que está totalmente justificado llamar a los
verdaderos padres “los grandes aventureros del mundo moderno”. No solo tienen
que – repito una palabra de Gabriel Marcel – superar “el egoísmo de a dos” en
el matrimonio y renunciar al buscado y esperado “disfrute sin remordimiento” en
el uso desenfrenado de anticonceptivos: se trata en verdad de llegar a ser
santos de la vida diaria, o lo que es lo mismo, luchar con éxito por el heroísmo
de una actitud fundamental sobrenatural respecto al mundo y a la vida, trabajar
sin miramientos en la autoeducación hasta el final de la vida y convertirse en
héroes de un espíritu de sacrificio continuado o llegar a ser mártires
incruentos.
La importancia de la experiencia paternal para el desarrollo del concepto
de padre
Para completar, conviene señalar aquí – aunque sólo sea al margen -, la
importancia de la experiencia individual concreta del padre para ambos sexos en
la actualización del arquetipo basado en la imagen del padre arraigada en el
subconsciente colectivo. El estudio presente tocará de nuevo el tema en otra
ocasión.
Después de lo dicho, cabe señalar lo siguiente: en la rebelión de los hijos
contra los padres, la culpa de ambos se mantiene equilibrada".
Muy interesante. Gracias, Paco.
ResponderEliminarNo se pueden leer estos textos a las apuradas, Paco! Esconden verdades tremendamente fuertes. Nunca más actual que la cultura del "disfrute sin remordimientos", propio de los círculos más católicos también. El concepto de "Padre" es más fuerte de lo que suponemos y por lo menos conocer ese Ideal es un gran paso...
ResponderEliminarEstos textos tienen que ser editados en un libro, querido Paco... porque son material valiosísimo para la educación de los matrimonios. Pero ya lo hablaremos personalmente cuando nos comuniquemos... espero que esta semana o el fin de semana!