viernes, 14 de mayo de 2021

Escuchando a mi hijo

 La profundidad y trascendencia de los textos del Padre Kentenich que vengo publicando en estas semanas pasadas me han planteado algunas preguntas y me han provocado cierta inquietud. Como dice una de mis lectoras, “no se pueden leer estos textos a las apuradas, esconden verdades tremendamente fuertes”. Es por esto que decidí conversar sobre el tema con uno de mis hijos, hombre con experiencia pedagógica pastoral y comunitaria. Trataba de averiguar si el contenido de estos textos es compatible con las formas y estructuras de un Blog.

Una de sus sugerencias fue la de plantear al final de cada texto alguna pregunta que haga reflexionar al lector. Y he pensado hacerle caso, comenzando conmigo mismo. Copié y edité los textos del fundador de las dos últimas semanas, imprimí el documento resultante y me lo llevé a mi lugar de oración y reflexión con la idea de leerlo pausadamente y hacerme algunas preguntas.

Con alegría y satisfacción interior me encontré en los textos mencionados a mi propio padre. Lo recuerdo con toda su humildad viviendo “el ideal de una paternidad creativa y desinteresada, …. Exigiéndose un espíritu de sacrificio desinteresado por el amor y el coraje en la confianza, es decir, la actitud básica que es la fuente de una autoridad espiritual interior ….” Fueron tiempos difíciles los suyos, los años de la postguerra española, maestro de escuela de los de alpargatas, “con más hambre que un maestro de escuela” según reza el dicho español, y con el ‘Catecismo Ripalda’ como libro de inspiración catequética para las horas de religión. Dando todo, hasta la salud, por el amor a su familia y por el bienestar de sus hijos.

¡Su espíritu de sacrificio, su confianza! ¿No podría ser que yo y mis cuatro hermanos aprendiéramos – sin darnos cuenta - lo que es el Padre Dios, viendo y experimentando lo que fue mi padre? No sé si él era consciente de la trascendencia de su ser, no sé si sabía de la ley de gobierno orgánica del mundo, ni si conocía la ley de la transferencia orgánica, pero yo sí le agradezco y le agradeceré siempre la trascendencia de su obrar.

El Padre Kentenich lo escribe así: “La razón más profunda de las interrelaciones mencionadas radica en la peculiaridad de la paternidad en su ser y en su obrar. Tiene en todo momento sólo un carácter representativo: participa de la autoridad divina; ….. Por este motivo la vida del padre puede, quiere y debe ser un emular el estilo de vida del Padre Dios, así como ser también un orden divino vivido en la práctica.” Sólo me queda agradecer al buen Dios por el padre que me regaló.

Tengo alguna otra pregunta para la meditación. Me la sugiere el siguiente texto del Padre Kentenich: “La situación actual es tal que está totalmente justificado llamar a los verdaderos padres “los grandes aventureros del mundo moderno”. …. Se trata en verdad de luchar con éxito por el heroísmo de una actitud fundamental sobrenatural respecto al mundo y a la vida, trabajar sin miramientos en la autoeducación hasta el final de la vida y convertirse en héroes de un espíritu de sacrificio  ….”

Mis preguntas: ¿Vivo yo, como padre, en esa ‘actitud fundamental sobrenatural’, o me consumen los anhelos y preocupaciones de este mundo? ¿Cómo anda mi heroicidad, fruto del espíritu de sacrificio sugerido en el texto?

Le ahorro a mis lectores saber del resultado de mi meditación. Se lo pueden imaginar. Por si alguno desea hacer la misma experiencia que yo, le apunto a continuación el link para descargarse el texto completo de este capítulo. Las preguntas ya las conocen, están en los párrafos anteriores.

Amor y autoridad (1) - La muerte del padre

 

2 comentarios:

  1. Es que el espíritu de sacrificio está devaluado... la generación nuestra y las que vienen, prefieren pasarla bien. Si no se la pasa bien, se corta la relación. Cómo educar entonces en ese espíritu de sacrificio? "El altar familiar es una mesa de sacrificios", decía el PK... y eso hoy suena demasiado masoquista. Deberíamos llenar esas frases con ejemplos concretos, de la vida diaria, tal como hiciste en tu comentario, Paco. En ese sentido, tenemos una gran responsabilidad de poder transmitir la fuerza de esta manera de ver la paternidad y la maternidad.
    Qué buen material nos estás dando, querido Paco... no me canso de repetirlo...

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  2. Querido Paco, muchas gracias por tu trabajo. ¡qué bonita reflexión!
    Un abrazo,
    Ángel

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