miércoles, 26 de junio de 2013

Fruto de una idea de Dios


Cada hombre es fruto de una idea de Dios

Todo lleva a preguntarse e investigar sobre el sentido de la historia mundial. Esto sucede más explícitamente allí donde ella ha impuesto pesadas cargas sobre débiles hombros y donde el pensar natural sólo percibe absurdos. Estamos con ambos pies sobre la tierra de la revelación; representamos y defendemos la visión teísta de la vida y de la historia. Para nosotros, la fe en la providencia se ha hecho nuestra cosmovisión. Por eso, seguimos de preferencia su lógica y la aplicamos prácticamente a la vida y a la historia. ………
La concepción teísta se puede reducir muy simplemente a la fórmula: el sentido de la historia universal es el desarrollo planificado y progresivo de la idea de Dios sobre el hombre. Ella misma y su realización es divina según su origen, según su contenido y según su finalidad.
Esto quiere decir, por lo pronto, que la omnipotencia, la sabiduría y el amor de Dios han ideado todo. Él dispone y dirige todo el acontecer de tal manera que sirva, en todos sus detalles, para su realización. Por consiguiente, con razón se puede llamar a la historia mundial: el comentario más excelente sobre la idea divina del hombre, que tiene en cuenta perfectamente su plenitud y su riqueza.
Dante, delante del portón del infierno, hace ver al espíritu escudriñador la expresiva inscripción: Facime la divina Potestate, la somma Sapienza e il primo Amore. Las mismas palabras están escritas sobre la idea del hombre, sobre cada vida humana concreta y sobre cada destino humano individual, ya se trate de los pormenores más pequeños, ya de su estructura total. Todos los acontecimientos, sin excepción, llevan este triple sello sobre la frente. Dios es el tenista magistral que sabe atajar y dirigir, metódicamente, hacia la meta prevista desde la eternidad, todas las pelotas, sea quien sea el que las haya arrojado y por muy torpemente que lo haya hecho. (…)
La imagen del hombre que describe la historia es comparable a un voluminoso libro de láminas. La mayoría de los hombres ve y entiende solamente la única página que los representa a ellos mismos o a sus contemporáneos. A lo sumo, podría serles accesible aun la hoja precedente. A pocos les es dado hojear y comprender todo el libro de láminas; no sólo la representación contemporánea, sino también las anteriores de todos los siglos; a pocos les es dado precaverse así de la unilateralidad y de la absolutización de imágenes aisladas predilectas e inclinarse humildemente ante la infinita plenitud de vida de Dios y ante la ilimitada diversidad de la posibilidad de imitado.

(Texto tomado de: "Oktoberwoche", 1949. Ver "Dios presente" Recopilación de textos sobre la Divina Providencia, Editorial Nueva Patris, Santiago de Chile, 2007, Pág. 297/298)

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