La ley de "la puerta abierta"
Auscultar la voluntad de Dios
El hombre sobrenatural es audaz en sus
decisiones. Desde el punto de vista paulino, el hombre sobrenatural procede
ciñéndose siempre a la ley de la puerta abierta. Tiene una gran meta que no
pierde de vista. Siempre detecta cada una de las etapas, auscultando la
situación del tiempo. Así percibe enseguida cuál es el designio de Dios para el
momento presente. Y mañana se enterará de lo que tenga que ver con el mañana.
Texto
tomado de: "Kampf um die wahre Freiheit", 1946.
"La sacramentalidad del momento"
Según la ley de la puerta abierta, Dios
nos abrirá una pequeña puerta si es que hemos de pasar. En su tiempo Bismarck dijo algo similar, pero con su estilo mayestático. En cierta oportunidad,
luego de escuchar cómo se ensalzaba todo lo que había realizado en el marco de
la historia de Prusia, como canciller, restó importancia al elogio
respondiendo: "Nosotros, los diplomáticos y políticos, no
podemos hacer otra cosa que esperar a que Dios pase sobre nosotros con todo su
fragor y, luego, esforzarnos por asir rápidamente su manto: es lo único que
podemos hacer".
¿Qué significa eso? Que toda la vida ha de
estar siempre bajo la guía de Dios. Bismarck esperaba una señal estrepitosa de
Dios para conocer, reconocer y cumplir su deseo y voluntad. En nuestro caso,
por el contrario, desde el principio ocurrió algo peculiar: con fe en la divina
Providencia consideramos como señal de Dios hasta las mínimas cosas de nuestra
vida. Creíamos que, aplicando la ley de la puerta abierta, podíamos discernir
nuestras grandes tareas, nuestra misión gigantesca que confiamos haber recibido
de Dios. No era un paso de Dios estrepitoso, sino silencioso. "La
sacramentalidad del momento"… palabras que nos resultan familiares: cada
momento, de alguna manera, nos señalaba y decía algo de Dios; nos abría puertas
para que las pasáramos con valentía. Y es justamente eso lo que debemos
aprender nosotros, hombres de hoy.
Texto tomado de: "Vortrag",
1967.
Quién abre la puerta
Lo esencial es detectar qué es lo que Dios
nos dice a través de las circunstancias. Dicho en nuestro lenguaje: detectar si
es Dios quien abre la puerta o bien somos nosotros mismos quienes la forzamos.
Si forzamos una puerta que Dios quiere mantener cerrada, habremos interpretado
erróneamente la "Sagrada Escritura" (lo que Dios nos quiere decir en
nuestra historia).
Si quiero descubrir lo que Dios quiere de
mí debo dirigir mis preguntas a tres destinatarios: al tiempo, al alma y al ser.
Texto tomado de: "Rom-Vorträge",
1965.
(Ver el libro “Dios presente” –
Recopilación de textos sobre la Divina Providencia, Págs. 283/285, Editorial Nueva Patris,
Santiago – Chile)
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