Integración de la personalidad. ¿Qué significa «novela de la propia vida»? Es una […] expresión [cuyo uso] se ha generalizado. Se ha desarrollado con el tiempo […]. [Se trata de] considerar de nuevo la vida entera. […] [La práctica] partió […] de esta reflexión: el hombre actual, tal como es, lleva en su interior un sinnúmero de impresiones ‒en parte en el consciente, en parte en el subconsciente‒ que no han sido elaboradas. De ahí la idea: tenemos que luchar siempre por una integración de la personalidad. De modo que aquí se trata más fuertemente de la personalidad, de su desarrollo. Integración hacia abajo: tenemos que estar aclarados y purificados hasta en el subconsciente. Integración hacia arriba: poco a poco, atravesando todos los grados, hasta la relación con el Padre, hasta estar poseídos por el Padre. Ahí tienen de nuevo todo el universalismo de una educación que cale hasta lo más hondo. Así pues, aquí se trataba más de la integración hacia abajo. El presupuesto era [la presencia de] un sinnúmero de impresiones que no han sido elaboradas. Y, en general, hemos de decir ‒sobre la base de lo que nos ha elaborado la psicología moderna, si es que de todos modos no lo conocemos ya a partir de la vía práctica‒: [tenemos un sinnúmero de impresiones que no han sido elaboradas]. Y eso es así también en nuestro caso. […]
Regustar de nuevo la vida entera. ¿Y
cómo se realiza esta «novela de la propia vida», esta historia de la propia
vida? […] [Traer] nuevamente para arriba la vida entera desde la infancia. […]
No debe ser ‒como
es según el consejo de san Ignacio, siempre y
solamente como se le dio forma más
tarde‒ una confesión de la propia vida. Yo siempre he dicho
que no se trata de una confesión de
la propia vida. Si se tratara de una confesión de
la propia vida, entonces toda la vida del alma está ya sesgada y se introduce en ella un
cierto agobio. Se trata simplemente de regustar de nuevo la vida entera.
Nadar en el mar de la misericordia de Dios.
Así surgieron más tarde las formulaciones. «Nadar». ¿Nadar dónde? En el mar de
la misericordia ‒pero
también en el mar de la [propia] miseria‒ en el mar de la misericordia de Dios
partiendo desde la infancia. Ante todo y primariamente, tengo que orientar el
trabajo a examinar cómo
Dios se ha mostrado frente a nosotros como Padre: o sea, lo bueno que nos ha
regalado, las buenas disposiciones que estaban vivas en nosotros. Por supuesto,
después viene por sí solo el que también los errores de nuestra vida, nuestras
miserias, suban de nuevo hacia arriba. Después, en la mayoría de los casos leí
[la novela de la vida] en presencia de cada uno ‒lo
que, naturalmente, llevó
muchísimo tiempo‒ y le di respuesta. Después de haberla leído estaba el camino despejado para un
desarrollo más
profundo, más
tranquilo. Y si ustedes mismos tienen un poco de sentido para las cuestiones
psicológicas, podrán imaginarse qué enorme distensión daba ese hecho por lo común. En efecto, cuántas cosas […] están
alojadas en alguna parte [y] trabajan; no se sabe de dónde viene esta o aquella
inquietud. No quiero hablar más al respecto. Tampoco quiero decir, por
supuesto, que ustedes debieran imitarlo. Solamente quiero señalar en qué
dirección podríamos perseguir, profundizar y realizar la integración de nuestra
personalidad.
J. Kentenich,
04.02.1963, a Padres de Schoenstatt, fuente privada
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