El carisma de una
personalidad fundadora: Dios escoge a hombres para una tarea determinada en una
época determinada. Estos hombres tienen el encargo de iluminar nuevamente la
totalidad del evangelio desde un punto determinado y, así vivir la respuesta del
evangelio a los interrogantes o a las necesidades de una época determinada.
Esto mismo se realiza a través de la palabra y de la vida, es decir: en la
persona del portador de un carisma tal aparece con claridad el acento de su
mensaje (por ejemplo, la pobreza y la humildad de Dios en Francisco). En él se
encarna el evangelio tal como Dios quiere mostrarlo al mundo a través de él;
ese hombre se convierte así en un «transparente» de Dios, en una figura de
Cristo para su época.
Prof. Hna. Margareta
Gruber OSF
Con ocasión de su 73 cumpleaños dice el padre
Kentenich.
Si le preguntamos a san Pablo cuál era la misión que
tenía, él diría: a mí se me ha entregado la misión de anunciar al mundo el
misterio de Cristo: Cristo, el Salvador, el Mediador, la Cabeza del cuerpo
místico. Espontáneamente preguntamos ahora: ¿cuál era la misión que se me
encargó a mí hace 73 años? Con una mirada de soslayo hacia san Pablo me permito
decir que mi misión fue y sigue siendo anunciarle al mundo el misterio de
María. Mi tarea es anunciar a la santísima Virgen, desvelarla en nuestro tiempo
como la Colaboradora permanente del Salvador en toda la obra de salvación, como
la Corredentora y la Mediadora de gracias; a la santísima Virgen, que está
profundamente unida al Salvador, una biunidad con la misión específica que ella
tiene para el tiempo actual desde su santuario de Schoenstatt. […] Pensemos un
momento en el modo en que se le dio en sueños la misión a san José. ¿Qué le
dice el ángel en el sueño? «José, levántate, toma al niño y a su madre». No le
dijo solamente: «toma al niño», sino: «toma al niño y a su madre» (Mt 2,13.20).
Yo creo que esa misma misión me fue dada a mi hoy hace 73 años.
O sea, aquel que fue llamado aun antes de que fuese
concebido en el seno de su madre recibió una misión específica: ser el heraldo
de la santísima Virgen, el mensajero que debía anunciar sus glorias a nuestro
tiempo.
Mi querida Familia de Schoenstatt, Dios los ha llamado
también a ustedes a ayudarme en esa gran misión. Cada uno de ustedes recibe hoy
del cumpleañero esa misión, la misión de nuestra Madre y Reina de Schoenstatt.
Es muy consolador que esa misión no descanse solamente sobre mis hombros,
[sino] que todos ustedes quieran ayudarme a realizar esa gigantesca tarea.
J. Kentenich, 16.11.1958, en Mit Maria ins neue
Jahrtausend, 153 s.
El 30 de julio de 1952 dice el padre Kentenich en una
plática dirigida a los padres palotinos en Estados Unidos:
Pues a mí eso me importa realmente mucho: casi diría que
les dejo el manto de profeta. ¿Qué significa eso? Está expresado solamente
mediante una imagen: [significa] que, más tarde, ustedes mismos sean capaces de
llevar autónomamente toda la Obra.
J. Kentenich,
30.07.1952, en USA-Terziat (manuscrito), 152 s.