¿Para qué existo?
Descubrir los talentos que ha recibido el hijo ¿Para qué
existes? ¿quién eres? ¿qué podrías ser? ¿qué plan tiene Dios sobre ti?
Hay distintos temperamentos. Cada hijo tiene su propia
personalidad. Ayuden a sus hijos a desplegar sus propios talentos. Solamente
desarrollar lo que está en ellos. Piensen que de un peral no se pueden obtener
ciruelas. Hay que ser un artista, descubrir el proyecto de Dios.
Dios revela su proyecto a través de los
talentos del niño.
Alguien con un gran amor tiene un deseo ilimitado de
servir al modo en que Dios lo quiere de nosotros. Cooperar para que el hijo sea
formado según el plan de Dios, ver lo que Dios quiere y realizar las grandes
ideas que él ha depositado en nosotros. Una buena formación es solamente una
parte de la educación. El niño tiene que realizar lo que Dios ha planeado.
J. Kentenich,
primavera de 1955, en Am Montagabend, t., 1, 43
Proteger y desarrollar la originalidad del
niño.
Si estoy bien orientado, ustedes tienen la costumbre de,
a la noche ‒no sé qué tan
a menudo‒ sentarse juntos y reflexionar qué características
tienen los hijos, qué
puede hacerse [en la educación].
Tienen que mantener esto siempre con firmeza: no concebir la unidad como
uniformidad. Dejar que cada hijo sea como es. Y da también mucha alegría […]
ver al hijo, a sus hijos con esas predisposiciones a menudo fundamentalmente
distintas. Y cuánta
alegría da si pueden decirse: quiero proteger,
desarrollar esa originalidad y hacer también que el hijo sea consciente de
ella. No decir, como se hacía antes en la ascética: ¡a este ya lo pondré yo en
su lugar! Sí, eso también se puede hacer, pero lo más importante es que cada
hijo tiene que aprender a aceptarse. Y si yo como padre o madre apoyo eso…
puede ser que cometa errores, lo más probable es que los cometamos; siempre es
difícil distinguir qué es peculiaridad propia y qué es una mala costumbre. El
principio tiene que ser que yo deje que el hijo sea lo que es. Dios lo ha
creado de ese modo, el hijo no tiene que ser como yo. Cada cual tiene el
derecho a su ser original. ¡Y yo quiero protegerlo! Y cuando se reúnen en torno
a la mesa y filosofan sobre este o aquel hijo, ¡ya verán qué alegría les da!
J. Kentenich, 04.06.1966, en Briefe und Ansprachen
an seinen Familienbund, 100
Retener siempre esto: cuanto más sobrenatural [se es],
tanto más natural y original [hay que ser]. También en la educación de los
hijos. Si no dejan que los hijos sean originales ‒por
supuesto, siempre es difícil
preguntar qué es
peculiaridad propia y qué es
una mala costumbre. Pero esto no es tan trágico.
Si viven en la atmósfera
correcta, no deben perder nunca de vista esto […]:
la Providencia tiene también a
sus hijos en sus manos. La Providencia me tiene a mí también
en sus manos y nos forma a través de
las circunstancias.
J. Kentenich, 04.06.1966, en Briefe und Ansprachen
an seinen Familienbund, 97 s.
Gracias Paco!! Textos para comentar con los directivos...
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