viernes, 18 de agosto de 2023

SOBRE LA ÉTICA DEL INSTINTO SEXUAL

Durante el mes de febrero de 1964 el Padre Kentenich habló ampliamente a los matrimonios de Milwaukee sobre la ética del instinto sexual. Sus explicaciones y consejos son de una enorme riqueza también para el mundo de hoy. Dado la extensión de este texto iniciaremos hoy la trascripción del mismo y la concluiremos en la semana que viene.  

 "Decir sí al instinto sexual

 [Quisiera] indicarles una serie de tres frases:

 El instinto sexual es un don de la creación y del Creador

A través del instinto sexual, el Creador nos da participación en su fuerza creadora desde dos puntos de vista: nos da participación en la fuerza generadora y en la fuerza del amor. […] Por el hecho de que como padres se nos concede engendrar y amarnos mutuamente de una manera especial y de que detrás de ello anida un cierto instinto, Dios nos ha dado participación en su poder de Creador.

 El instinto sexual es un don del Salvador

El instinto sexual como instinto de la naturaleza es un don del Salvador. ¿Qué significa eso? Significa que el Salvador convierte ahora el despliegue del instinto sexual en una suerte de sacramental. De modo que cuando nos unimos sexualmente se trata de una suerte de sacramental. ¿Qué quiere decir esto en la práctica? Quiere decir que, en sí, todo lo que Dios nos ha regalado y nos ha ofrecido en ello es santo.

 El instinto sexual es un don del cielo

El instinto sexual es un don del cielo. Cuando en el marco del matrimonio cristiano querido por Dios satisfacemos el instinto sexual ¿qué estamos haciendo? Estamos ganándonos el cielo. ¿Por qué nos estamos ganando el cielo? Porque estamos ayudando a Dios a conservar y educar al género humano. […]

Lo resumo nuevamente: tenemos que decir sí al instinto sexual mientras permanezca dentro de sus límites, mientras, por lo menos en principio, realice su doble función.

 Tratar correctamente el instinto sexual

Después, en segundo lugar: no basta con decir sí al instinto sexual. También tenemos que procurar tratarlo correctamente. ¿Qué significa tratar correctamente el instinto sexual? Al igual que todo instinto, también el instinto sexual es de por sí salvaje y ciego. Y, por ser el instinto más fuerte, es el que más hace salvaje al ser humano.

 Aprender a dominar el instinto sexual

Si comparan eso con el instinto sexual en el animal, verán que, en este último, la naturaleza ha regulado el instinto sexual. En el animal, el instinto sexual solamente está activo en determinados tiempos —activo

con la fuerza de los elementos—. Pero, en el caso del ser humano, ese instinto está siempre activo. En general son muy pocos los intervalos en los que el instinto sexual calla. ¿Qué se quiere decir con esto? Lo que en el animal es realizado por el instinto, el hombre tiene que alcanzarlo con el tiempo en su propia libertad a través de la educación.

Eso vale para nosotros mismos mientras existamos. Naturalmente, en el caso de nuestros hijos tenemos que hacernos cargo de procurar que aprendan a tratar correctamente su instinto sexual. […]

 Hablar del instinto sexual es lícito y no hay que avergonzarse

Naturalmente, esto no significa, primero, que no debamos saber nada acerca del instinto sexual y que no nos sea lícito hablar sobre él. Desde luego, y lo dice Pablo, no hay que hablar sabe Dios cuánto sobre el tema. Esto vale en especial cuando se trata de nuestros hijos. Pero, en sí, es lícito hablar sobre el tema, pues todo viene de Dios.

De nuevo: [dominar] el instinto sexual no significa [, en segundo lugar,] que debamos avergonzarnos de él. ¿Por qué no debemos avergonzarnos de él? Porque es un instinto natural, o sea, algo bueno en sí mismo. Es más, incluso podemos agregar que quien tiene un instinto sexual débil tiene hasta que temer que su toda su personalidad no se desarrolle con suficiente fuerza. En efecto, es así: donde hay instintos fuertes hay también una vitalidad fuerte.

 Dominar el instinto sexual: luchar contra su despliegue desenfrenado

Naturalmente, esto no quiere decir que debiéramos […] dejar que [el instinto sexual] se despliegue de manera desenfrenada, sobre todo cuando está presente en mí de manera fuerte, extraordinariamente fuerte. […] Tendríamos que aprender a controlarlo y dominarlo. Desde luego, dominarlo y controlarlo no significa aplastarlo. Se trata de darle la dirección correcta, reconocerle aquello a lo que tiene un derecho plasmado por Dios. Pero cuando [el instinto sexual] quiere traspasar los límites, tenemos que adquirir la fuerza para también contenerlo.

[…]

 Dominar el instinto sexual significa que crezca la fuerza moral

Si logro dominar mi instinto sexual crece en mí la fuerza moral. Entonces, con el tiempo también podré dominar mucho más fácilmente todos los [demás] instintos, por ejemplo, la envidia, el odio, el desenfreno en el comer y el beber.

En general, si mi alma posee fuerza en algún ámbito, la fuerza se transfiere a toda el alma. Y eso vale doblemente cuando se trata del instinto más fuerte. Seguramente lo entendemos: si llego a dominar ese instinto, entonces dominaré también en general tantos y tantos otros instintos de mi naturaleza.

Si consideran esto detalladamente —piensen, por ejemplo, en su hija, en su hijo — y realmente han logrado, si la Santísima Virgen ha logrado educarlos a ambos como nos gustaría, como le gustaría a la Santísima Virgen, [entonces ellos estarán preparados para otros sacrificios].

Verán, de una chica que haya logrado dominar el instinto [sexual] antes del matrimonio puedo esperar con certeza que, más adelante, cuando esté casada, sabrá hacer los sacrificios nada desdeñables del matrimonio.

Lo mismo vale acerca del muchacho que lo haya logrado. También él ofrecerá los difíciles sacrificios que le exigirá más tarde la fidelidad a su esposa.

Y así podría continuar. Desde luego, ahora estoy esbozando el ideal. Esto no quiere decir que, si he tenido un evento desdichado e intento repararlo, no pueda esperarse después también mucho fruto. Solamente tenemos que orientarnos siempre por el ideal a fin de tener presente todo el conjunto. ¿Qué es lo que debemos hacer, entonces? Dominar el instinto sexual, o sea, cuidar de que no se despliegue de forma desenfrenada.

 Educar el instinto sexual en orden a un fin

En segundo lugar, educar el instinto sexual en orden a un fin. ¿De qué fin se trata? Ya lo sabemos: solo nos es lícito desplegar el instinto sexual de acuerdo a su sentido en el marco de un auténtico matrimonio cristiano. ¿Qué quiere decir desplegarlo de acuerdo a su sentido? Ustedes mismos pueden explicárselo: quiere decir desplegarlo en el marco de las funciones que Dios ha querido, o sea en el sentido de la correcta educación y del correcto amor. Dicho de otro modo, no nos es lícito satisfacer el instinto sexual por el solo instinto, o sea, buscar el placer sexual solamente por el placer. Sí me es lícito querer el placer, pero no sin la doble función. Me es lícito querer la doble función, pero siempre en relación con el placer.

¿Qué significa esto, en la práctica? Por ejemplo, si en la satisfacción sexual busco solamente el placer sin que ese placer sea expresión del amor real, ¿comprenden lo que significa? En ese caso no se está cumpliendo el sentido del instinto. Y eso es muy importante. Pero tan pronto como la satisfacción sexual es expresión del amor mutuo real es un acto de elevado valor moral. Ahora bien, me es lícito satisfacer estos instintos sexuales, con esa limitación, solamente en el seno de un matrimonio cristiano. Fuera del matrimonio la satisfacción del instinto sexual está, en sí, contra la naturaleza, y, por eso, es pecado. Pienso que con eso les he resumido brevemente lo que puede decirse sobre la ética del instinto sexual."

J. Kentenich, 10.02.1964, Lunes por la tarde, Tomo 29


  

2 comentarios:

  1. Paco, estos textos hay que trabajarlos a fondo... iluminan de una manera tremenda la sexualidad en el matrimonio. Por mi parte, ya te estoy citando en un libro que Patris me esta por publicar sobre la mujer y los feminismos... Estos textos me sirven para los cursos de la Universidad... gracias! Es enorme el aporte que estás haciendo!!!!!

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    1. ¡Que el Espíritu Santo te ilumine! Nos encomendamos a tus oraciones.

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