viernes, 4 de diciembre de 2020

Sabiduría celeste y sabiduría mundana

 El Padre Kentenich es lo suficientemente realista cuando nos habla de la vinculación a lo creado. Su postura es crítica pero no ingenua. Después de leer los textos de las últimas semanas, el texto de hoy nos parecerá extraño, pero son palabras que surgen también de lo más íntimo de su alma. Existe una gran tensión en el pensar del fundador. También en lo que dice. Y aunque el texto escogido es parte de unos ejercicios espirituales para sacerdotes (Niños ante Dios, Págs. 365 - 367), lo expresado es válido también para todos aquellos que aspiran a la perfección cristiana, para todos nosotros.

“¿Cuál es la fuente de la filialidad? La sabiduría santa. …. Lean por favor la epístola de Santiago. ¿Cómo caracteriza Santiago la sabiduría? Nos habla de una sapientia coelestis y de una mundana (Ver Sant 3,15; 1Cor 1,24; 2,7; 2Cor 1,12). Pasemos ahora a interpretar lo que nos dice Tagore sobre la sabiduría santa.

Sapientia coelestis

En sentido bíblico, la sabiduría santa es la sapientia coelestis. ¿Cómo tenemos que representárnosla? Es la sabiduría que Dios nos muestra como el sumo bien y que nos da fuerza para aspirar a ese sumo bien con todos los medios y alejar de nosotros todo lo que ofenda o procure una menor alegría a ese sumo bien. …. Jesús nos enseña la sapientia coelestis cuando nos exhorta a buscarla como si fuese un gran tesoro escondido en el campo (Mt 13, 44). San Pablo a su vez nos instruye en esa sapientia coelestis cuando describe su propio pensar y querer: "Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo… y lo tengo como basura para ganar a Cristo" (Flp 3,7ss.). He aquí el sentido amplio y profundo de la simplicidad de la cual mana la fuente de la sabiduría. La entrega total de sí a Dios y a Cristo es una donación total de la persona. Entrego todo. Observen el planteo de san Pablo, cómo él considera a todo lo terrenal como basura; y todo lo que es basura es evidentemente un no valor destinado a ser arrojado. ¿Para qué? Para ganar a Cristo… sapientia coelestis.

Meditemos el caso de san Francisco: despreció las riquezas terrenales para ganar al Padre del cielo y a Cristo. ….

Sapientia mundana

Santiago llama sapientia mundana a la sabiduría no santa. Repasemos lo que nos dice la exégesis sobre el concepto "mundo". … Creo que desde el punto de vista bíblico podemos considerar e interpretar el concepto "mundo" en dos sentidos.

Por "mundo" entendemos en primer lugar los hombres malos y sus principios malos. De ahí que esté escrito: "Nolite conformare huic mundo" (Ver: Rom 12,2: “No os acomodéis al mundo”). No debemos acomodarnos al mundo, ni a los principios malos y ofensivos de Dios que sostienen ese mundo y los hombres de mentalidad mundana.

En segundo lugar, mundo puede significar todo lo creado, lo terrenal, lo creatural, pero sólo en la medida en que ejerzan una influencia negativa sobre nosotros, o bien pretendan esclavizarnos. Por eso mundo significa también todo lo que me quiere y puede ligar a sí de manera desordenada. Y con este sentido lo emplea san Juan: "No améis al mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo —la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas— no viene del Padre, sino del mundo."(1Jn 2,15). En este pasaje mundo se refiere entonces a las cosas terrenas, creadas, en tanto que pueden suscitar y fomentar en nosotros tres apetitos: avaricia, lujuria y ambición de poder.

Ese afán de las cosas mundanas se puede proyectar de tres maneras. Santiago (Ver: Sant 3,15) nos ofrece los siguientes términos: sapientia terrena, sapientia animalis y sapientia diabólica, o bien sabiduría terrena, sensual y diabólica.

Sapientia terrena

¿Qué significa sapientia terrena? Es la dependencia desordenada de bienes materiales económicos. Apegarse a las cosas terrenas, dejarse seducir y atraer por el mundo; es dejarse guiar y conducir por una sabiduría que no es la sapientia coelestis, fundada en la filialidad, sino la sapientia terrena, expresión de puerilidad.

Sapientia animalis

En la Sagrada Escritura aparecen a menudo estas palabras, también en los escritos de san Pablo: el hombre terrenal, carnal, el homo animalis, el que no entiende lo que es el Espíritu de Dios. El homo spiritualis es quien comprende todo (Ver: 1Cor 2,14). La sapientia animalis es una sabiduría que busca ansiosamente los placeres de los sentidos. Vale decir que es un apego desordenado a los placeres sensibles y mundanos y no tanto a las posesiones.

Sapientia diabólica

Es el anhelo desordenado de valer, de dar rienda suelta a la ambición de poder. Repasen personalmente estas ideas y sopesen palabra por palabra; así comprenderán rápidamente los contextos psicológicos. ¿Cuál es el punto de intersección, la encrucijada donde confluyen las distintas ramificaciones de la sapientia mundana? Todas coinciden en considerar como sumo bien no a Dios sino a algo no divino o anti divino, a algo creado; y esto supone una completa inversión de la verdad.”

 

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