El Padre Kentenich es lo suficientemente realista cuando nos habla de la vinculación a lo creado. Su postura es crítica pero no ingenua. Después de leer los textos de las últimas semanas, el texto de hoy nos parecerá extraño, pero son palabras que surgen también de lo más íntimo de su alma. Existe una gran tensión en el pensar del fundador. También en lo que dice. Y aunque el texto escogido es parte de unos ejercicios espirituales para sacerdotes (Niños ante Dios, Págs. 365 - 367), lo expresado es válido también para todos aquellos que aspiran a la perfección cristiana, para todos nosotros.
“¿Cuál
es la fuente de la filialidad? La sabiduría santa. …. Lean por favor la
epístola de Santiago. ¿Cómo caracteriza Santiago la sabiduría? Nos habla de una
sapientia coelestis y de una mundana (Ver Sant 3,15; 1Cor 1,24; 2,7;
2Cor 1,12). Pasemos ahora a interpretar lo que nos dice Tagore sobre la
sabiduría santa.
Sapientia coelestis
En
sentido bíblico, la sabiduría santa es la sapientia coelestis. ¿Cómo
tenemos que representárnosla? Es la sabiduría que Dios nos muestra como el sumo
bien y que nos da fuerza para aspirar a ese sumo bien con todos los medios y
alejar de nosotros todo lo que ofenda o procure una menor alegría a ese sumo
bien. …. Jesús nos enseña la sapientia coelestis cuando nos exhorta a
buscarla como si fuese un gran tesoro escondido en el campo (Mt 13, 44). San
Pablo a su vez nos instruye en esa sapientia coelestis cuando describe
su propio pensar y querer: "Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado
una pérdida a causa de Cristo… y lo tengo como basura para ganar a Cristo"
(Flp 3,7ss.). He aquí el sentido amplio y profundo de la simplicidad de la cual
mana la fuente de la sabiduría. La entrega total de sí a Dios y a Cristo es una
donación total de la persona. Entrego todo. Observen el planteo de san Pablo,
cómo él considera a todo lo terrenal como basura; y todo lo que es basura es
evidentemente un no valor destinado a ser arrojado. ¿Para qué? Para ganar a
Cristo… sapientia coelestis.
Meditemos
el caso de san Francisco: despreció las riquezas terrenales para ganar al Padre
del cielo y a Cristo. ….
Sapientia mundana
Santiago
llama sapientia mundana a la sabiduría no santa. Repasemos lo que nos
dice la exégesis sobre el concepto "mundo". … Creo que desde el punto
de vista bíblico podemos considerar e interpretar el concepto "mundo"
en dos sentidos.
Por
"mundo" entendemos en primer lugar los hombres malos y sus principios
malos. De ahí que esté escrito: "Nolite conformare huic mundo"
(Ver: Rom 12,2: “No os acomodéis al mundo”). No debemos acomodarnos al
mundo, ni a los principios malos y ofensivos de Dios que sostienen ese mundo y
los hombres de mentalidad mundana.
En
segundo lugar, mundo puede significar todo lo creado, lo terrenal, lo
creatural, pero sólo en la medida en que ejerzan una influencia negativa sobre
nosotros, o bien pretendan esclavizarnos. Por eso mundo significa también todo
lo que me quiere y puede ligar a sí de manera desordenada. Y con este sentido
lo emplea san Juan: "No améis al mundo. Si alguien ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. Puesto que todo lo que hay en el mundo —la
concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas— no viene del Padre,
sino del mundo."(1Jn 2,15). En este pasaje mundo se refiere entonces a
las cosas terrenas, creadas, en tanto que pueden suscitar y fomentar en
nosotros tres apetitos: avaricia, lujuria y ambición de poder.
Ese
afán de las cosas mundanas se puede proyectar de tres maneras. Santiago (Ver: Sant
3,15) nos ofrece los siguientes términos: sapientia terrena, sapientia
animalis y sapientia diabólica, o bien sabiduría terrena, sensual y
diabólica.
Sapientia terrena
¿Qué
significa sapientia terrena? Es la dependencia desordenada de bienes
materiales económicos. Apegarse a las cosas terrenas, dejarse seducir y atraer
por el mundo; es dejarse guiar y conducir por una sabiduría que no es la sapientia
coelestis, fundada en la filialidad, sino la sapientia terrena,
expresión de puerilidad.
Sapientia animalis
En
la Sagrada Escritura aparecen a menudo estas palabras, también en los escritos
de san Pablo: el hombre terrenal, carnal, el homo animalis, el que no
entiende lo que es el Espíritu de Dios. El homo spiritualis es quien
comprende todo (Ver: 1Cor 2,14). La sapientia animalis es una sabiduría
que busca ansiosamente los placeres de los sentidos. Vale decir que es un apego
desordenado a los placeres sensibles y mundanos y no tanto a las posesiones.
Sapientia diabólica
Es
el anhelo desordenado de valer, de dar rienda suelta a la ambición de poder.
Repasen personalmente estas ideas y sopesen palabra por palabra; así
comprenderán rápidamente los contextos psicológicos. ¿Cuál es el punto de
intersección, la encrucijada donde confluyen las distintas ramificaciones de la
sapientia mundana? Todas coinciden en considerar como sumo bien no a Dios
sino a algo no divino o anti divino, a algo creado; y esto supone una completa
inversión de la verdad.”
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