viernes, 20 de marzo de 2020

Creer en el amor misericordioso del Padre Dios


Desde nuestro obligado aislamiento por las circunstancias actuales, y pidiendo al Señor nos proteja a todos en todo momento, traigo hoy al Blog un extracto de la plática que el Padre Kentenich sostuvo el 18 de febrero de 1957 en el acto de la celebración del día de la Alianza. Desea ser una ayuda para superar las dificultades actuales en nuestro mundo globalizado. Es lo que deseamos a todos los lectores.

“….. Así, san Juan nos explica, directamente: «Dios es amor».  Las relaciones fundamentales (las tres personas divinas) se regulan entre ellas por el amor. Pero si consideramos ese amor en su relación con la creación, sobre todo en su relación con el hombre, lo llamamos amor misericordioso. De modo que Dios es amor, Dios es amor misericordioso.

¿Qué significa amor misericordioso? Si quisiéramos expresar la esencia de Dios en una palabra tendríamos que decir: Dios es amor, Dios es amor misericordioso. Esa es su esencia. La Santificación de la vida diaria —conocen el libro— dice en lugar de ello, de forma muy sencilla: La ley fundamental del mundo es el amor. Es decir: el fundamento último de todos los fundamentos que hay en Dios, donde él entra en relación con el mundo, con los hombres, el ultimísimo fundamento es el amor misericordioso.

En la práctica, eso quiere decir que todo lo que Dios hace en relación con el mundo, sobre todo en relación con los hombres, acontece por amor, a través del amor, para el amor, es decir, por amor misericordioso, a través del amor misericordioso y para el amor misericordioso. ¿Cuál es el motivo que impulsa a Dios a crearnos, a conducirnos, a gobernarnos? El amor misericordioso. ¿Y cómo gobierna él el mundo, cómo gobierna mi pequeña vida? A través de un movimiento de misericordia. ¿Qué exige él de mí? Una unión de amor aquí en la tierra que se eterniza después en la eternidad. Este amor, este amor misericordioso lo denominamos ley fundamental del mundo. Esto debe y quiere significar que si, por ejemplo, Dios es justo, esa justicia está regida por el amor misericordioso. Si Dios es omnipotente, la omnipotencia está regida por el amor misericordioso.

Un alma agraciada se hizo mostrar y decir una vez por el Salvador en una visión qué quiere decir que la misericordia es la ley fundamental del mundo. En la práctica solo entran en consideración para nosotros dos cualidades de la ley fundamental del mundo: amor misericordioso o justicia punitiva. El Salvador le respondió: puedes considerar mi justicia como una puerta cerrada con cadenas de hierro, y mi misericordia como una puerta apenas arrimada. ¿Qué querrá decir eso? Cualquiera, también el más anciano, es capaz de abrir esa puerta: la puerta espera ser abierta. El Salvador quiere decir con eso: ¡Qué fácil me resulta y cuánto urge en mi esencia el ser bondadoso y misericordioso para con los hombres! Pero desplegar la justicia me resulta inmensamente difícil. Hay que «obligarme» a hacerlo; de otro modo, no dejo quitar la cadena.

Como ven, esa es la esencia de Dios, la imagen de Dios: la imagen del Dios misericordioso. ¿Qué presupone esa misericordia? Nuestra miseria, nuestro desvalimiento. Con amor eterno te amé y lleno de misericordia te atraje hacia mí. La misericordia se encuentra ya en mi creación: en efecto, he sido hecho de la nada. La misericordia se expresa en la conducción de toda mi vida, no soy merecedor ni digno de que el Dios infinito me mire con amor misericordioso.

¿Comprenden ahora lo que significa que la santísima Virgen pone representativamente a nuestra disposición la infinita misericordia de Dios? Pero esa es también al mismo tiempo su misericordia. Allí estamos ante un milagro de la conducción divina. Una vez escuchamos ya que Dios despliega su misericordia en el mundo a través de la santísima Virgen. De modo que es como si Dios hiciera que toda la misericordia que hay en él y que él comunica a los hombres pasara por el corazón y la mano de la santísima Virgen. La justicia se la ha reservado para sí y para su Hijo unigénito. Si abrimos la Sagrada Escritura y leemos cómo será un día en el juicio, veremos que donde se habla de juez no se menciona nunca a la santísima Virgen.

Por eso «Ecce mater tua». Junto con el derecho materno Dios ha regalado a la santísima Virgen también un corazón materno, es decir, un corazón tan lleno de amor misericordioso cuanto una criatura es capaz de contener. Y este corazón misericordioso late ahora en el cielo en estado glorificado.”
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Para leer o escuchar el texto de la plática, haz 'clic' en el siguiente "Enlace":

Se puede experimentar el amor misericordioso a través de la Santísima Virgen - Plática del 18 de febrero de 1957

3 comentarios:

  1. Qué inmensidad a los otros nos abre ese amor misericordioso de Dios...
    Gracias Paco...y cuídense mucho.
    En estos tiempos estamos uno en, con y para el otro......

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  2. Querido Paco, muchas gracias por esta reflexión.Sin duda el amor misericordioso de Dios se nos regala de manera predilecta en nuestra dulce Madre y Reina del Cielo.
    Muy interesante evidenciar que la"justicia" se reserva a la mano de Dios y su Hijo, Jesús.
    Recibe mi abrazo y mi cariño!

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  3. Muchas gracias querido Paco por recordarnos permanentemente el amor misericordioso del Padre Dios, y como Él ha querido regalarnos ese amor en María. Un fuerte abrazo

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