viernes, 6 de septiembre de 2019

Alabanzas de las criaturas (San Francisco de Asís)


Las pláticas del Padre Kentenich sobre la rosa y su valor simbólico en relación a María nos llevaron la semana pasada a reflexionar sobre el carácter sacerdotal y profético de los símbolos y de las criaturas. Pudimos leer en las páginas de “La santificación de la vida diaria” alguna referencia al respecto: “El santo de la vida diaria sabe que las cosas de este mundo no sólo tienen un valor propio, sino además una significación simbólica. Todas ellas son como pequeños profetas de Dios, que por encargo de Él nos traen la buena nueva de Dios, de sus atributos y de sus propósitos para inflamarnos en un amor grande de Dios.”

En la colección de estas charlas que A. Defrancesco elaboró para los más cercanos y que cité hace siete días, se incluye un apéndice con el célebre ‘Cántico del hermano sol’ de San Francisco de Asís, con aquellas bellas palabras que nos hablan de la hermana madre tierra, que nos sustenta y gobierna, y que produce coloridas flores y verde hierba…..
Cruzando los pensamientos y considerando a la rosa como la reina de todas las flores, me atrevo a proponer hoy a mis lectores alaben a Dios con las criaturas utilizando los inspirados versos de San Francisco. (La semana que viene continuaré comentando las pláticas del día de alianza). Éste es el texto:

CÁNTICO DEL HERMANO SOL
o
ALABANZAS DE LAS CRIATURAS

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.

Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.

Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.

Loado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.

Loado seas, mi Señor, por la hermana agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.

Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual alumbras la noche,
y él es bello y alegre y robusto y fuerte.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra,
la cual nos sustenta y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.

Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y soportan enfermedad y tribulación.

Bienaventurados aquellos que las soporten en paz,
porque por ti, Altísimo, coronados serán.

Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.

¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!:
bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal.

Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.



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