viernes, 19 de julio de 2019

El capullo de la rosa: pureza por pureza

En este nuevo día de alianza, 18 de abril de 1956, encontramos una vez más el ramo de rosas sobre el atril del Santuario. Regalo de los matrimonios a la santísima Virgen, que quiere ser también el regalo que Ella les hace en la alianza. En esta ocasión el Padre Kentenich se fija en el capullo de la rosa, e interpreta así su simbología:

“¿Qué queremos que nos muestre hoy la santísima Virgen, qué queremos que nos explique acerca de la rosa? Pienso que hoy deberíamos dejar que nos explique el capullo de rosa. ¿Qué significa el capullo de rosa? Según la sensibilidad general del pueblo, significa la pureza. Así que, si hoy intercambiamos capullo de rosa con capullo de rosa, ¿qué significa esa acción?
Significa intercambio de pureza. La santísima Virgen nos regala su bien. ¿De qué bien se trata? De su pureza. ¿Y qué bien le regalamos nosotros? Nuestra pureza. Por eso: pureza por pureza.
Y si pensamos nuevamente en la comunidad de intereses, ¿qué interés tiene entonces la santísima Virgen? Ella tiene interés en nuestra pureza. Ella está interesada en que salvemos nuestra pureza matrimonial a través de toda la suciedad del tiempo actual”.

A continuación hace referencia a algunos detalles más: el capullo suele estar oculto entre las hojas, protegido por las mismas y mirando siempre hacia lo alto, hacia el cielo. En su interpretación pedagógica anima a sus oyentes a protegerse de aquellas diversiones mundanas que puedan dañar la pureza de la entrega mutua de los esposos, animándolos también a practicar la mortificación, que supone una vigilancia de los ojos, una vigilancia de los demás sentidos, y una vigilancia de la imaginación. Por último, les pide que miren al cielo, como lo hace el capullo de la rosa, y recuerden aquella bienaventuranza que nos dice: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8). Nuestro esfuerzo por una íntima vinculación a Dios hará que nos mantengamos limpios y puros de corazón.

El lector interesado encontrará en el texto de esta plática una síntesis acertada sobre la persona y la misión de María, nuestra madre y aliada, así como también los detalles sobre la misión que nosotros hemos asumido al sellar nuestra alianza de amor con ella. En esta alianza, que supone un intercambio mutuo de corazones, de bienes y de intereses, nos hemos entregado una vez más a Dios a través de la santísima Virgen, estando dispuestos a dejarnos educar por Ella, y poniéndonos a su disposición como instrumentos.

Una relación de amor que es consciente de que ambos nos necesitamos: Ella no nos puede educar sin nuestro sí libre y decidido, y tampoco puede educar a otras personas de nuestro entorno sin nuestra cooperación, según explicaba Pio XII en su encíclica Mystice Corporis Christi. Según el Padre Kentenich, “un misterio tremendo que los hombres no puedan ser redimidos sin la cooperación de otros hombres”.

Como ven, la santísima Virgen depende de nosotros, de nuestro sí voluntario.
Pero también nosotros dependemos de ella. Sabemos que no recibimos gracia alguna sin su sí. Sabemos que no podemos educarnos para el renio de Dios sin que ella nos ayude.

Para terminar la plática de este día 18 recuerda a sus oyentes que en la familia de Schoenstatt se acostumbra a rezar por la mañana y por la noche la pequeña consagración (“Oh Señora mía, oh Madre mía …..”) y también una segunda y corta oración que dice así: “Dios te salve, María; por tu pureza conserva puros mi cuerpo y mi alma; ábreme ampliamente tu corazón y el corazón de tu Hijo; dame almas, confíame a las personas y todo lo demás tómalo para ti. Amén”.
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Para leer o escuchar la plática mencionada haz 'clic' en el siguiente "Enlace":

Plática del 18 de abril de 1956 - Capullo de rosa por capullo de rosa, pureza por pureza


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