miércoles, 13 de febrero de 2013

Dinamismo eclesial (1)


(Ante el anuncio de la renuncia del Papa Benedicto XVI, el autor de este Blog quiere traer a la consideración de los lectores del mismo algunas reflexiones del Padre Kentenich (de los años 1965-1968) sobre la Iglesia después del último Concilio. Salvando la admiración, el respeto y el agradecimiento que el Santo Padre merece por su vida y por su decisión, estos textos desean ayudar ante la perplejidad y preocupación que tal hecho ha causado también a muchos de nosotros. 
"La Iglesia", afirmaba el Padre Kentenich, "necesita conductores proféticos que, sin fáciles concesiones, mantengan en la doctrina y la vida aquello que posee valor esencial más allá del tiempo, y que, a su vez, sean flexibles y receptivos como para revestir creadoramente de nuevas formas el espíritu originario del catolicismo; formas que anticipen la Iglesia del futuro y le confieran solidez".

Los textos serán publicados en esta y en las próximas semanas, y están tomados de diversas charlas del Fundador de Schoenstatt. Los mismos fueron publicados por la Editorial Patris de Chile en el año 1985 en un libro titulado “Desafíos de nuestro tiempo”.)

Amar a la iglesia

El hecho de que estamos ante una nueva etapa de la historia de nuestra familia, es algo que está fuera de dudas. ¿Qué queremos poner exactamente al inicio de esta nueva etapa? O mejor dicho ¿qué es lo que pretendemos realizar en esta próxima etapa? Mi más profundo deseo sería colocar en el portal de los próximos años y siglos aquella frase que en su tiempo escribí para el Santo Oficio: "Dilexit Ecclesiam". Desearía que esa expresión se inscribiese, algún día, en mi tumba; quisiera verla allí grabada para todos los tiempos: "Dilexit Ecclesiam": "Amó a la Iglesia", a esa Iglesia que clavó en la cruz a la Familia —Dilexit Ecclesiam.

¿Cómo es este amor a la Iglesia?

De diversas maneras les he transmitido, durante estos días, aquello que dije y prometí al Santo Padre con ocasión de la inesperada audiencia que me concedió. Como Familia que ha sido desclavada de la cruz, en el futuro, quisiéramos esforzarnos, con todos los medios a nuestro alcance, para colaborar con el Santo Padre en la realización de la misión posconciliar de la Iglesia. De este modo, la expresión "Dilexit Ecclesiam" recibe un marcado y profundo significado: Schoenstatt dilexit Ecclesiam. El amor a la Iglesia nos impulsa a apoyarla en su misión posconciliar en todos los ámbitos y en la forma más perfecta posible.

Cambios de acentuación

¿En qué consiste esta misión? (…) ¿Cómo se caracteriza a sí misma la Iglesia en el concilio?
En primer lugar, quizás sería conveniente preguntarse: ¿puede existir un cambio en la comprensión que tiene la Iglesia de sí misma? Si respondemos que efectivamente se da este cambio, inmediatamente puede suscitarse una segunda pregunta: ¿no ha sido víctima la Iglesia de las modernas teorías evolucionistas? ¿Por qué no mantiene con firmeza lo que afirmó antaño? ¿Se puede en verdad dar un cambio? Sería mejor decir que es posible un cambio de acentuaciones.

¿Cómo se ve la Iglesia a sí misma en este último tiempo?

Es algo extraordinariamente positivo que se hayan congregado los representantes de la Iglesia, los cardenales y obispos de todo el mundo. Tuvieron así la oportunidad de colaborar en esta autodefinición de la nueva imagen de la Iglesia y de hacer aportes esenciales a su configuración. Más allá de todas las reflexiones, en último término, reinaba el convencimiento de que la Iglesia es regida por el Espíritu Santo, particularmente, después de que Juan XXIII había destacado ampliamente este hecho, poniéndolo en primer plano. ¡Cómo se hizo notar el efecto de la presencia del Espíritu Santo en el ámbito eclesial! Si ha habido, por lo tanto, una transformación en la auto-comprensión y en la conciencia de la Iglesia, este cambio no es un hecho fortuito, es obra del Espíritu Santo.

Una iglesia dinámica

Nuevamente la pregunta: ¿cómo se describe la Iglesia a sí misma en la constitución Lumen Gentium ? La Iglesia quiere ser vista en el futuro en toda la amplitud de su poderoso dinamismo. En el futuro, la Iglesia quiere orientarse, más decididamente que hasta ahora, hacia la nueva orilla, usando una expresión que es común entre nosotros. No quiere estar mirando constantemente sólo hacia la antigua orilla. No: quiere ambas cosas: recogiendo el pasado, mirar hacia el futuro.

Mirando al pasado se reafirman los fundamentos profundos de la Iglesia y su misión esencial para todos los tiempos, tal como han sido vistos desde el inicio, tal como fueron dados por el Espíritu Santo. Estos fundamentos se mantienen inconmovibles. Pero, a la vez, se da una orientación que conscientemente toma en cuenta los grandes acontecimientos y transformaciones del tiempo; y, de este modo, se orienta hacia las más nuevas playas. La consecuencia de todo esto es —podríamos quizás decirlo así— una suerte de revolución, una violenta conmoción. Queda atrás una exagerada concepción tradicionalista y se camina hacia una concepción progresiva. …………
(continuará la próxima semana)

1 comentario:

  1. Agradecemos por nos partilhar estes textos que são tão apropriados para o momento... ouvir do Pai a luz da Divina Providência, nos ajuda também a entender e meditar melhoro nosso tempo...

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