miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cristo debe nacer nuevamente



Parto de la suposición, en primer lugar, de que es verdad que Occidente, en su raíz, no es tan cristiano como creíamos; y, en segundo lugar, de que Occidente —piensen en los distintos pueblos occidentales— en la medida en que estaba auténticamente arraigado en el cristianismo, se ha ido debilitando en ese arraigo a través del tiempo actual. ¿Quién de nosotros tiene dudas al respecto? ¿Quién?
¿Qué significa todo esto? Podría tomar ahora puntos de partida muy diferentes. Podría partir de la idea de los "tiempos más nuevos" —piensen en Guardini— distinguiendo así entre la Antigüedad, el Medioevo, los Tiempos Modernos y los "tiempos más nuevos". De acuerdo a esta distinción, nos encontramos en una incisión histórica de tal magnitud, que se supone hay razones para hablar, sin más, de un "tiempo más nuevo".
¿Qué significa esto? Que vivimos en un tiempo, si así puedo decirlo, en que, habiendo tomado el Demonio su iniciativa diabólica, debemos esperar una nueva iniciativa divina. Esto que acabo de decir, por ahora quiero presuponerlo. Dios debe tomar una nueva iniciativa. En realidad, con ello les confío una de mis ideas personales y predilectas. Verán: la historia de salvación se reitera. La historia de salvación comenzó con el nacimiento de Cristo y con el sí de María. Si el mundo actual quiere encontrar de nuevo el camino hacia Cristo, María debe dar nuevamente a luz a Cristo. También aquí presupongo que ustedes aceptan esto en su interior. Pero, cuando reflexionen o hablen al respecto, deben fundamentar todo y estudiarlo nuevamente, pues, de lo contrario, nunca entenderán toda la profundidad de Schoenstatt con su alianza de amor. ¡La santísima Virgen quiere crear desde aquí un mundo totalmente nuevo: Cristo debe nacer de nuevo! Pienso que en esto también a ustedes les sucederá como a alguien que me hacía hoy el siguiente comentario: cuanto más se profundiza en el estudio del Hacia el Padre, tanto más variadas son las respuestas que allí se encuentran. A menudo se trata sólo de un par de palabras que se nos abren como visiones a la distancia. Sólo se necesita tiempo para captarlas.
Gracias por todos tus regalos,
por la abundancia que hemos recibido;
gracias porque elegiste a Schoenstatt
y porque allí Cristo nace de nuevo.

¿Comprenden lo que significan? No se trata solamente de que Cristo nace de nuevo como en todas partes. ¡No, no! Deben verlo con toda su fuerza, en esta gran perspectiva: Cristo debe nacer nuevamente. Por esta razón es tan importante que mantengamos con firmeza lo que hemos querido desde el comienzo. ¿De qué se trata? Del amor a María. Pero María no solamente como camino hacia la intimidad con Dios Padre, sino también como camino hacia el nacimiento de Cristo para el tiempo actual, para la nueva época.



(Texto tomado de: "Plática para estudiantes de teología", Milwaukee, Estados Unidos, 31 de Mayo de 1963 - Publicado en “Mit Maria ins neue Jahrtausend”, Schoenstatt-Verlag  2000 – Ver „La actualidad de María“)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

La misión de María desde el Santuario




Así se presenta ante nosotros la gran meta de nuestra Familia. ¿Qué es, en realidad, lo que nos impulsa siempre de nuevo a visitar nuestros santuarios? ¿Qué es, en realidad, lo que nos atrae una y otra vez como un imán? Es la gran misión que María quiere realizar para el tiempo actual desde sus santuarios. Ustedes, por cierto, sospechan, saben cuánto desorden reina en el mundo actual. Percibimos, en efecto, cómo todo aquello que en nuestros años de juventud tenía vigencia como algo absolutamente seguro ha sido cuestionado. Ya no sabemos lo que es verdad y lo que no es. Y en este tiempo de conmoción de todas las circunstancias, en este tiempo de revolución total, el Padre eterno planeó, desde la eternidad, otorgar a María el encargo de establecerse, de manera especial, en nuestros santuarios de Schoenstatt para formar desde allí al hombre nuevo, al hombre que, según el plan de Dios, exige el tiempo que vendrá.

No deben perder de vista que vivimos en un tiempo de cambio radical, del cual se afirma que es el "tiempo más nuevo".…..

Si preguntamos ahora cuál es, entonces, la misión de la Santísima Virgen para este tiempo más nuevo, creo poder afirmar lo siguiente: ella tiene, para esta más nueva iglesia, la misma tarea que tuvo para la antigua Iglesia. La antigua Iglesia no surgió sin que María pronunciara su fiat. Lo mismo vale para el tiempo actual. Ella debe pronunciar su fiat para que surja esta Iglesia más nueva que está en desarrollo y cuyos miembros somos nosotros. ¿Qué significa esto? Si echamos un vistazo a la situación actual, si prestamos atención a lo que se predica, si escuchamos las discusiones que se producen en los lugares de trabajo, percibiremos los esfuerzos que se realizan para eliminar, de alguna manera, en el tiempo más nuevo, en la Iglesia más nueva, a la Santísima Virgen. Y nosotros, así me parece, con razón podemos decir que la Santísima Virgen se ha establecido en nuestros santuarios. ¿Qué quiere ella en estos santuarios? Quiere pronunciar allí su fiat para que surja la Iglesia más nueva en la ribera de los tiempos más nuevos.

¿Qué es lo que ella quiere? Doy una segunda respuesta. Ella no quiere realizar allí milagros físicos, como lo hace en otros lugares de gracia. Ella ve su tarea en dar nuevamente a luz a Cristo, tal como dio a luz a Cristo al comienzo de la Iglesia. Dar nuevamente a luz a Cristo, pero ¿cómo? Ella quiere darlo nuevamente a luz en nosotros, es decir, en los miembros de la Iglesia; y de la forma en que deben presentarse el nuevo cristiano y la nueva comunidad cristiana del mañana y del pasado mañana.

¿Qué tarea tiene, entonces, la Santísima Virgen? Pienso que podría abordar este proceso vital desde otro ángulo y decir lo siguiente: ella tiene la tarea de glorificarse a sí misma en la Iglesia de los tiempos más nuevos, regalando gracias de transformación en todas partes donde los hombres se le entreguen con confianza. Ella quiere crear este hombre nuevo, capaz de dominar el tiempo nuevo.

Como ven, la Santísima Virgen quiere actuar también para ese tiempo desde sus santuarios. Repito: es igual si se trata del santuario original o de los santuarios filiales. Por eso, acertamos bien con acceder a las inquietudes de la Santísima Virgen. No se trata naturalmente sólo de establecer en nuestra casa un rincón de oración o un rincón de Schoenstatt. No debemos darnos por satisfechos con haber ofrecido a la Santísima Virgen un lugarcito. Antes bien, debemos dejar que, desde ese Santuario del hogar, la santísima Virgen se preocupe de que la casa entera esté envuelta por el hálito de una atmósfera religiosa; que esa atmósfera religiosa mantenga unidos al padre y a la madre; que esa atmósfera religiosa penetre el corazón de hijos y nietos. Pero la tarea más grande que quiere realizar María en el Santuario del hogar consiste en que lentamente crezca en nosotros el santuario del corazón y que, partiendo del santuario del corazón, se capte y se impregne cada vez más toda la vida.


(Texto tomado de: "Plática después de la consagración de una familia" del día 2 de Octubre de 1966 - Publicado en “Mit Maria ins neue Jahrtausend” , Schoenstatt-Verlag  2000 – Ver „La actualidad de María“)

Año de la corriente misionera (10/2012 - 10/2013)

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Año de la corriente misionera (10/2012 - 10/2013)

(NOTA PREVIA: Estamos concluyendo en la Familia de Schoenstatt el tiempo dedicado a la corriente del Santuario. En breve comenzaremos el Año de la corriente misionera (18/10/2012 - 18/10/2013). Desde este Blog nos queremos unir a esta corriente reproduciendo textos del Padre Fundador que tienen que ver directamente con el anhelo que nos une a todos los schoenstattianos en este tiempo de gracias. La figura de nuestra Madre y Reina, la Santísima Virgen María, será la que ocupará las próximas páginas de esta publicación. El Padre Kentenich quiso destacar la misión que María tenía para la configuración cristiana de los nuevos tiempos. En fidelidad al origen mariano del Movimiento de Schoenstatt, estamos convencidos de que la misión de Schoenstatt para la Iglesia de todos los tiempos es hacer presente a María. ¡Con María hacia la Santísima Trinidad!)


La alianza de amor con María como mensaje de Schoenstatt

El espíritu de las actas de fundación es siempre el mismo: una alianza de amor perfecta de la Madre y Reina tres veces admirable de Schoenstatt con la Familia de Schoenstatt, una alianza de amor perfecta, que recibe su impronta original, por la perfecta fe en la Providencia divina y se expresa en una perfecta conciencia de misión. ¡Tres expresiones importantes!

Una alianza de amor perfecta. Tengan la bondad de constatar ustedes mismos qué clásica es la expresión que se da a esto mismo en la última parte de la primera Acta de Fundación: "No os preocupéis por la realización de vuestro deseo. Ego diligentes me diligo." Ámenme, y yo haré lo que ustedes me exigen. Lean los textos y deténganse a meditarlos. ¡Háganlo, por favor! ¡Una alianza de amor perfecta! Y si observan con más exactitud, la tercera Acta de Fundación lo dice en forma explícita: "Ego (perfecte) diligentes (me) perfecte (diligo)". Todo esto ya está contenido, en cuanto a su sentido, en la primera Acta de Fundación. Pues, donde se ha de dar prueba del amor, se trata de luchar por alcanzar un amor perfecto. De acuerdo a ello, queremos y debemos intensificar al máximo nuestro amor. Y, entonces, es evidente que la santísima Virgen nos retribuirá con amor perfecto.

Una alianza de amor perfecta en cuanto a la profundidad: éste es el espíritu de las actas de fundación.
Pero se trata también de una alianza de amor perfecta en cuanto a la altura, a la amplitud y a la longitud. Lo que se fundó aquí se hizo realidad con el correr de los años. La alianza de amor con la santísima Virgen se tomó más y más en una alianza con el Señor, con Dios Padre, con el Espíritu Santo, con la Trinidad. Estoy mostrando aquí perspectivas de conjunto misteriosas y de maravillosa profundidad, que sólo son visibles para aquel que penetre con su mirada en el gran organismo del orden de la gracia. También a través del acto que ustedes realizaron en octubre —la colocación del símbolo del Espíritu Santo— la santísima Virgen selló su alianza de amor perfecta. Ella introdujo a la Familia en la correspondiente alianza de amor esponsal con el Señor, (en la alianza de amor) con el Padre y con el Espíritu Santo. (…)

¡Con cuánto gusto se habla actualmente del mensaje de Fátima! ¿No tiene acaso también Schoenstatt un mensaje? ¿En qué consiste ese mensaje? En introducir nuevamente el mundo en esa profunda alianza con la santísima Virgen, a fin de que la alianza con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo llegue a ser inamisible, profunda, indestructible, y lo sea en forma permanente. He aquí ese gran mundo ante nosotros. En efecto, no solamente luchamos por una nueva imagen de sociedad, sino también por una nueva imagen del mundo. La falta de alma y de sentido que hay en el mundo se supera en la medida en que nosotros estemos traspasados de la convicción de que Dios ha sellado una alianza con sus criaturas.

¡Es tan hermoso todo lo que se sabe por la teología dogmática acerca de los atributos de Dios! Pero eso sólo seduce cuando se ve detrás de ello al Dios del amor, al Dios de la sabiduría. Sería atrayente, pero ahora debemos renunciar a adentrarnos en una profundización de estos pensamientos a partir del pulso del tiempo actual. ¡Alianza de amor de Dios! Nuestra tarea consiste ahora en despertar en el mundo la conciencia de esa alianza de amor.

Y lo hacemos poniendo al mundo nuevamente en relación con la alianza de amor con la santísima Virgen. Éste es el gran mensaje de Schoenstatt.


(Texto tomado de: "Jornada de Delegados de la Familia de Schoenstatt" 14 al 18 de octubre de 1946.- Publicado en “Mit Maria ins neue Jahrtausend” , Schoenstatt-Verlag  2000 – Ver „La actualidad de María“)
 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

"¡Brille vuestra luz .......!"


Se ha hablado mucho, y se continúa hablando en la Familia de Schoenstatt, de  “construir el Santuario”. Ahora continuamos avanzando desde la cadena de santuarios hasta el Santuario principal. Conocemos nuestro Santuario original (desde 1914 Santuario de gracias de Schoenstatt), los Santuarios filiales (construidos de la manera más semejante posible al Santuario original) y los Santuarios en los hogares. Ahora, lo más importante, ¿qué será? ¡El Santuario del corazón! Se trata de lo que el Concilio Vaticano II considera tarea principal para todos los católicos y su actividad apostólica: que hagamos presente a Cristo en todas partes y en todo momento…. Reflexionen ustedes qué sabio es el Señor, habiéndonos conducido por este camino.

Santuario del corazón. Esto quiere decir que el corazón es morada de la Santísima Trinidad… Cuan hondamente tendremos que asimilar estas verdades, poco a poco, si queremos permanecer firmes en el tiempo actuando concretamente.

Si los hombres modernos descubriéramos de nuevo a Dios dentro de nosotros, entonces siempre nos sentiríamos tranquilos, serenos y seguros. Si descubrimos de nuevo al Señor en nuestro interior y la acción del Espíritu Santo, será profundamente importante para nuestra vida espiritual y también para nuestra salud física y mental.

El Príncipe de la Paz quiere construir su reino de paz en nuestros corazones, inquietos y faltos de paz. ¡Corazón humano deja entrar al Salvador que gira siempre y únicamente en torno al Padre y que aleja de sí todo aquello que pueda perturbar esta unión! Déjale entrar en tu corazón recibiendo con frecuencia los sacramentos y ofreciéndole tus oraciones y sacrificios diarios.

Somos Santuarios vivos, habitados por la Santísima Trinidad, consagrados y entregados a Él. Hemos de procurar vivir durante todo el día en una atmósfera sagrada, que se derrame y extienda desde nuestros corazones sobre el mundo profano y secularizado de hoy.

¡De Santuario del corazón a Santuario del corazón! ¡Qué idea tan sublime! ¡Un plan amplio y profundo! En la práctica significa, que en medio de un mundo secularizado, tenemos una comunidad completamente sacralizada.

Hoy, en una época de creciente irracionalismo, se define “Santo” al hombre que irradia una atmósfera divina. La mayor influencia sobre el mundo la ejercen, en nuestro tiempo, aquellos que irradian la vida divina que albergan en sí mismos.

Yo veo a todos los que están a las puertas de la Iglesia; yo veo a todos los que en nuestro tiempo se desahogan maldiciendo y renegando en su amargura; no es otra cosa que sollozo y llanto para que existan personas llenas de Dios; desean ver lo divino personificado en los hombres. ¡Procuren ustedes no decepcionarlos!

 (Tomado de “Mi corazón tu santuario”, Editorial Schoenstatt, Santiago de Chile)