¿Qué es la ciudad santa, la Nueva Sión? Somos nosotros
mismos, como miembros de la Iglesia, que tenemos que representar la Nueva Sión.
¿Qué anhelamos? ¡Ser una ciudad del Señor! ¿Qué quiere decir
una ciudad del Señor? Una ciudad construida por Dios, en la cual reina Dios,
una ciudad que permanentemente irradia lo divino. ¡Esa ciudad es nuestro
Santuario del corazón! Algo muy bello: quiero y puedo ser una ciudad santa, una
Nueva Sión.
“¡Mi corazón es tu Sión!”. Tal como en Sión gobernaba al
pueblo de Israel el Dios del Antiguo Testamento; tal como allí tenía su morada
el Dios de la antigua Ley, así el Salvador tiene su morada en mí.
Y si digo: te doy, oh Dios, lo más íntimo de mi corazón,
¿qué estoy diciendo? Declaro entonces voluntariamente y lleno de alegría: ¡toma
posesión Señor de lo más íntimo de mí, pero preocúpate de que nada en absoluto
pueda separarme de Ti! Te doy lo más íntimo de mi alma en propiedad: “¡sea tu
Sión, tu Betania!”.
¿A quién le da Dios la gracia de presentir este secreto
poderoso? Aún nuestros ojos son demasiado ciegos, nuestros corazones demasiado
obtusos para comprender todo esto y reconocerlo. Sí, toda la abundancia de la
eternidad consiste en comprender y reconocer correctamente todo esto y
disfrutarlo.
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