b. Desde un
punto de vista filosófico
El filósofo
se esfuerza ahora por registrar estas observaciones de la vida. Lo que acabo de
decirles es un resumen de consideraciones de carácter popular. Ahora viene el
filósofo, lo analiza y busca una definición del amor. ¿Qué nos dice el
filósofo y, después, el teólogo? ¿Qué es el amor? Ahora sólo puedo traer a
colación expresiones más bellas de las que ya he traído antes.
• El amor es
una fuerza unitiva y asemejadora
La filosofía
no puede hacer más que eso. ¿Qué quiere la filosofía cuando se trata del
proceso psicológico? Sólo puede describir lo que tengo también frente a mí como
proceso de vida: el amor es una fuerza unitiva y asemejadora.
Aquí deben
detenerse por más tiempo. Aquel de nosotros que quiera trabajar para elevarse
hacia un verdadero amor de Dios debe observar la vida por más tiempo. Hay una
fuerza en mi alma. ¿Qué efectos tiene? ¡Es una fuerza asemejadora! ¿No acabo de
hablar de ella? En esto reside el amor: une para estar uno en el otro; es una
fuerza que impulsa a estar uno junto al otro. ¿Y qué produce? Un asemejamiento.
Es realmente así. Cuando quiero a un ser humano, es una evidencia
banal que me torne semejante a él en el pensar, en el actuar, en el sentir y,
muchas veces, también en los gestos exteriores. No es algo artificial sino
expresión del estar uno en el otro. No es una burda imitación. Puede ser así
pero es algo obvio que se sepa de qué escuela proviene quien ama. Es una unidad
del espíritu, del alma. Podrán tener un trato recio en lo exterior pero se
siente que un alma está dentro de la otra. Ésta es la fuerza unitiva y
asemejadora del amor.
(Texto tomado de Las Fuentes de la Alegría, Pág. 350, P. José Kentenich, Editorial Patris, Chile)
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