sábado, 11 de octubre de 2025

Nuestra relación con Dios: FILIALIDAD Y AMISTAD

 La divina Providencia y la santidad de la vida diaria

Nuestra relación con Dios: filialidad y amistad

Toda la creación descansa sobre la estructura de la alianza. Dios creó todo para vincularse, más allá de sí mismo, con seres dotados de espíritu. En virtud de esa relación de alianza invita al hombre a colaborar responsablemente. Lo invita a administrar la creación para el bienestar del género humano, desarrollándola de tal modo que la creación alcance la meta que se le ha fijado.

En el último capítulo hemos expuesto esa estructura fundamental de la alianza. Lo hicimos recurriendo a una adecuada selección de textos en los que se enfoca los principios de la alianza y su realización concreta en la espiritualidad de Schoenstatt, vale decir, una realización mariana.

Dicha estructura fundamental plantea al hombre la cuestión de cómo vivir en la presencia de Dios y trabajar junto con él; cómo reconocer la voluntad de Dios (fe en la divina Providencia) y cómo responder a esa voluntad (santidad de la vida diaria).

Esa disposición a reparar en la divina Providencia y responder a ella está fundada en la misma naturaleza humana y por eso se expresa no sólo en las diferentes religiones sino incluso en la magia y la superstición. Con esta observación se advierte ya que la actitud del hombre a la oferta de alianza de parte de Dios no es automática y siempre positiva. El Dios que quiere actuar junto con el hombre en el marco de una alianza de amor, puede aparecer al hombre como un Dios que castiga, que (sólo) controla, que persigue y condena.

Para acoger cabalmente el ofrecimiento de Dios, el hombre ha de desarrollar primero una relación positiva con Dios. No se puede tratar aquí cómo se lo hace y debería hacérselo; pero sí ofrecer un texto que nos ilustre cómo debería ser esa relación: podemos y debemos ser hijos y amigos de Dios.

Dios es nuestro padre, Dios es nuestro amigo. (Continuará)

El texto proviene de "Werktagsheiligkeit" (La santidad de la vida diaria) n. 18-20.

 

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