Mencionar mi nombre implica mencionar el de ustedes, y viceversa.
Cuando ustedes mencionan mi nombre están siendo
mencionados siempre junto con él; cuando yo menciono o escucho su nombre estoy
siendo mencionado y escuchado siempre junto con él. Pienso que esto es así:
todo lo que ha surgido en Schoenstatt ha surgido en común: en parte por el
hecho de que lo que yo consideré o creí correcto poder reconocer como deseo de
Dios lo leí en sus corazones.
Por lo tanto, también ustedes han intervenido
creadoramente como fuente de conocimiento. Nunca se ha hecho o creado algo sin
su cooperación buscada y obtenida de forma totalmente consciente.
J. Kentenich, 16.11.1965, en Feier des 80. Geburtstages
in Rom, 36
Cooperación creadora.
Como una suerte de dogma debe mantenerse invariablemente
que en toda la historia de la Familia yo nunca aparezco solo. Solamente
aparezco, por un lado, en el más vivo contacto con la santísima Virgen; y, por
el otro, nunca lo hago sin la misma estrecha e íntima unión con mis seguidores.
Por eso puedo decir, con todo derecho, que, para mí, el
«nada sin ti» se refiere no solamente a la santísima Virgen, sino también a los
seguidores. Por lo tanto, todo lo que ha surgido es una obra en común en el
sentido indicado. Tampoco es que yo hubiese utilizado de forma más bien casual
y sin intención o por razones tácticas la vida espiritual de mis seguidores
como fuente de conocimiento y como semillero. No: fue siempre con la plena
consciencia de un determinado plan de Dios. Tampoco se trata aquí simple o
principalmente de una comunidad de trabajo o de acción. El fundamento fue
siempre una comunión de almas profunda y global, un estar de forma
singularísima uno en el otro, con el otro y por el otro.
Se trata, pues, de un proceso de vida de una
extraordinaria fuerza creadora. Así ha
sido desde el comienzo.
J. Kentenich, 14.09.1955, en «Zur Studie Gründer
und Gründung», Brief an A. Menningen, en
Zum Goldenen
Priesterjubiläum (1960), 162 s.
La gracia de la cofundación y de la corresponsabilidad.
Todos ustedes, sin excepción han vivido, luchado, rezado,
sacrificado y sufrido junto conmigo; todos sin excepción son confundatores
[cofundadores]. Y a mí me parece que, desde entonces, la santísima Virgen
regala desde el santuario la gracia de ser y seguir siendo siempre
confundatores en el pleno sentido o, por lo menos, en el verdadero sentido de
la palabra.
¡Confundatores, cofundadores! Pero tienen que tomarlo en
serio. Y yo los honro y reverencio a todos ustedes como cofundadores. Por eso,
[hemos de ser] un solo corazón y una sola alma. ¡Así ha sido, así es y así
tiene que seguir siendo! […]
¡Gracia de la cofundación! responsabilidad por toda la
Obra, por la Obra en su conjunto, por su misión. ¡No solamente ahora, sino
también en el futuro, cuando Dios deje que sobre la Familia se desate una
tempestad tras otra!
¿Qué significa esto? ¿Cómo hemos intentado interpretarlo
siempre? Cada uno en su lugar [debe ser] responsable ‒y enteramente responsable‒ de su lugar, pero también cada uno en su lugar [debe ser]
responsable del conjunto, de la totalidad de la Obra.
No solamente cofundadores, sino también colaboradores.
Quienes son confundatores [cofundadores] se tornan en
collaboratores [colaboradores] y deben seguir siéndolo siempre. Ustedes
comprenden lo que significa «colaboradores». No solamente [cofundadores, sino
también] colaboradores. Pero ¡colaboradores! Y el trabajo al que aquí se hace
referencia incluye también la oración, incluye todo lo que, en general,
llamamos contribuciones al capital de gracias. […]
Y también «compadecientes», «concrucificados» y
«consurgentes»
¿Qué somos nosotros? Somos también compatientes,
«compadecientes», «concrucifixi» [concrucificados]: pendemos todos
solidariamente de la cruz; consurgentes [«consurgentes», «corresucitados»]. Son
expresiones tomadas simplemente por imitación de la forma de pensar y hablar de
san Pablo.
Desde luego, allí [aparecen] en un plano distinto y están
pensadas más en cuanto al ser; aquí [están pensadas] más en cuanto al sentir.
¿Comprenden ahora en alguna medida cómo reza y qué cosas implica la ley, la ley
de la solidaridad indisoluble?
J. Kentenich, 15.10.1966, en Oktoberwoche 1966, 92
s.
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