viernes, 26 de mayo de 2023

UNIDOS EN EL AMOR, FAMILIA DE NAZARET

Cuando el Padre Kentenich habla de la familia, en muchas ocasiones se refiere a la sagrada Familia de Nazaret como el modelo a seguir por los esposos. Lo hizo con los matrimonios, pero también quiso formar a las componentes de la juventud femenina de Schoenstatt según este ideal. Aquí algunos textos referidos al ideal de familia, dirigidos a esas jóvenes durante un retiro.

 

“¿En qué ideal de familia desea la Madre de Dios, como Madre Tres Veces Admirable, educar a sus instrumentos? La respuesta es esta: Ideal de Nazaret.

Por eso se nos plantea la pregunta: ¿qué entendemos nosotros bajo una familia de Nazaret? ¿Nazaret? Quizá piensen ustedes: válgame Dios, ya hace más de 2000 años. Nosotros los americanos somos modernos y hemos progresado mucho. Por eso nosotros añadimos: Familia de Nazaret de forma más adecuada al tiempo ….”

J. Kentenich 18.01.1953 – en ‘Familia – servicio a la vida’.

 

“La Sagrada Familia es ideal en sus protagonistas, en sus personalidades. ¿Quiénes son los protagonistas en la Sagrada Familia? Es el Redentor, es la querida Madre de Dios, y ahí está también el sencillo, simple y fiel san José ….. Eran todos personalidades autónomas y personalidades reservadas.

Ustedes ya han permitido que les cuenten, que ninguna comunidad puede ser auténtica, si no está formada por personalidades originales, fuertes y autónomas ….

Si ustedes algún día se casan, no deben olvidar lo siguiente: Puede que mi capacidad de entrega sea fuerte y vigorosa, pero yo debo cuidar siempre, también en los años jóvenes, que mi voluntad de resguardarme frente al otro permanezca fuerte y vigorosa. ¡No solamente entregarse, sino también cuidarse! ¡Ser fuerte, independiente, ser una personalidad!

Eran personas reservadas. Los tres tenían sus secretos …..

¿No habían crecido interiormente juntos y unidos en una misma y muy profunda comunidad de vida, de tareas y de sacrificios? ….

Repasemos juntos y de forma breve todo lo grande y hermoso que yo veo en una familia ideal. Por eso también el siguiente pensamiento: la Sagrada Familia, la imagen más perfecta de la comunidad de vida divina en el seno del Dios trinitario …

¿Quién es la imagen del Padre? Es san José …. San José es la encarnación visible del Padre celestial. No nos vendría mal dejar que nos mostraran las características particulares de san José. ¿Aquel con el que yo sellaré una alianza para toda la vida será capaz de representar a san José? … Así pues, tengo que comprobar si el hombre, el padre de mis hijos, es capaz de representar la posición de padre como lo hizo san José.

Después tenemos al hijo. Se trata del mismo Hijo, el Hijo de Dios encarnado y hecho carne, imagen perfecta en todo lugar. Si yo pienso en el hijo, no olviden ustedes lo siguiente: el centro en nuestra familia schoenstattiana es el hijo. A él le regalamos ya desde ahora todo nuestro amor y cuidado. Con una pura preocupación y un puro, verdadero y amoroso sacrificio me educo ya desde ahora corporal y espiritualmente, para que después pueda llegar a ser siempre el todo para este hijo ….

En la Sagrada Familia la santísima Virgen representa el órgano del Espíritu Santo. La Madre de Dios como la encarnación del amor de Dios, como el corazón de la pequeña familia. ¿Estoy yo en camino de capacitarme para llegar a representar un día el Espíritu Santo en la familia? ¿Soy capaz de alimentar a toda la familia con la sobreabundante riqueza de un corazón maternal, no solo a un hijo sino a varios?

Debo educarme para esa tarea ….. Ahora debo aprender a:

1. juzgar y pensar bondadosamente,

2. servir desinteresadamente allí adonde se me brinde la oportunidad,

3. estar respetuosamente delante de cada vida.

Quizá sea el ideal de una familia schoenstattiana demasiado alto; pero así debería llegar a ser en algún momento. Sabemos sin embargo por nosotros mismos que la realidad y el ideal son muy distintos, y por eso deberíamos de orientarnos una vez y otra, y de forma seria, en el ideal. Si ya tenemos delante de nuestros ojos la gran meta, y nos autoeducamos y formamos, sabemos por experiencia que la persona crece con sus metas. Contemplar con claridad el ideal y fortalecer nuestras fuerzas; no jugar ahora, y después cuando llegue el momento no estar preparados …..

Que la Santísima Virgen nos bendiga y conduzca, de forma que todos los que estamos ahora juntos, pueda cada uno en su sitio ser protagonista de grandes obras.”

J. Kentenich, 11.o8.1936 A la juventud femenina (manuscrito)

  

viernes, 19 de mayo de 2023

EL ACTO CONYUGAL Y LA DIGNIDAD PERSONAL

El acto conyugal, expresión de la dignidad personal

Imágenes del Dios Trino

Según la Sagrada Escritura, todos somos imágenes de Dios y justamente de un Dios Trino. He aquí el gran misterio: tres personas y un solo Dios. Y la característica de estas tres personas consiste en la mutua apertura, en estar abiertos los unos a los otros. El Padre se conoce a sí mismo. Y en este conocimiento tenemos al Hijo. Padre e Hijo se funden en un tierno beso de amor. Y en este beso tenemos al Espíritu Santo. El Dios Trino se nos revela, en su esencia, como una comunidad.

Personalidades firmes y abiertas al tú

Ser imágenes del Dios Trino no sólo nos exige ser personalidades firmes, sino también estar abiertos al tú. El sentido de lo comunitario, la apertura a la comunidad, es asimismo parte de la esencia del ser humano. La imagen más perfecta del Dios Trino son en realidad los esposos y concretamente los esposos en el momento del acto conyugal. En él continúan siendo dos personas distintas, pero tan estrecha y fuertemente unidas que la Sagrada Escritura dice que son una sola carne. Pero son dos personas; por lo tanto en la vivencia de todo lo que está permitido en el matrimonio no debemos descuidar la dignidad personal.

El niño, fruto de la mutua donación

Avancemos un poco más. Somos imágenes del Dios Trino. Si consumamos el matrimonio en armonía con su auténtico sentido, es esperable entonces la llegada de un hijo como fruto de esa mutua donación. Por eso subrayábamos arriba la palabra trino. El hombre y la mujer que en calidad de padre y madre traen al hijo al mundo conforman una «triunidad».

J. Kentenich, 30.01.1961, Lunes por la tarde, Tomo 20 

viernes, 12 de mayo de 2023

MATRIMONIO, CAMINO DE SANTIDAD

 La vida matrimonial, camino hacia la santidad.

En las últimas semanas venimos ofreciendo para la reflexión y el diálogo algunos pensamientos de nuestro Padre Fundador sobre los esposos y el matrimonio. Hoy traemos un texto muy conocido y “apreciado” por los miembros de la Rama familiar de Schoenstatt sobre la vida matrimonial como camino de y hacia la santidad. El P. Kentenich dice así:

“Resulta fácil tender un puente desde esta área temática a aquella otra que nos venía ocupando: la búsqueda de una espiritualidad para laicos en medio del mundo. Repasemos algunos pensamientos sobre los cuales ya reflexionamos para que se nos graben más hondamente aún.

Que las cosas del mundo sean para nosotros un camino hacia lo alto. Este es el sentido en que podemos y debemos usar de ellas. Y esto vale para todo lo que nos está permitido a los esposos en razón del matrimonio. Así podremos decir que queremos ser santos no a pesar de estar casados y de las cosas de la vida conyugal, sino precisamente porque estamos casados. Usemos todo lo que está permitido en el matrimonio como un sursum corda (arriba los corazones).

Recordando un término al que ya hicimos referencia, les pido que el matrimonio no sea una "trampa" o "lazo" para nuestra aspiración religiosa sino un medio para la santidad. La pregunta clave es cómo usar de esas cosas para que sean camino de santidad. Cuando pensamos en todo lo que se nos permite a los casados y, más aún, lo que es un deber como cónyuges, pensamos ante todo en el acto conyugal. Y entonces surge la pregunta: ¿cómo realizar el acto conyugal, para que sea expresión y medio de santidad?

Dos son las respuestas que les ofrezco: el acto conyugal debe realizarse como expresión de la dignidad personal de ambos cónyuges y como medio para la mutua complementación psíquica y espiritual.

El acto conyugal, expresión de la dignidad personal

Imágenes del Dios Trino

Según la Sagrada Escritura, todos somos imágenes de Dios y justamente de un Dios Trino. He aquí el gran misterio: tres personas y un solo Dios. Y la característica de estas tres personas consiste en la mutua apertura, en estar abiertos los unos a los otros. El Padre se conoce a sí mismo. Y en este conocimiento tenemos al Hijo. Padre e Hijo se funden en un tierno beso de amor. Y en este beso tenemos al Espíritu Santo. El Dios Trino se nos revela, en su esencia, como una comunidad.

Personalidades firmes y abiertas al tú

Ser imágenes del Dios Trino no sólo nos exige ser personalidades firmes, sino también estar abiertos al tú. El sentido de lo comunitario, la apertura a la comunidad, es asimismo parte de la esencia del ser humano. La imagen más perfecta del Dios Trino son en realidad los esposos y concretamente los esposos en el momento del acto conyugal. En él continúan siendo dos personas distintas, pero tan estrecha y fuertemente unidas que la Sagrada Escritura dice que son una sola carne. Pero son dos personas; por lo tanto en la vivencia de todo lo que está permitido en el matrimonio no debemos descuidar la dignidad personal.

El niño, fruto de la mutua donación

Avancemos un poco más. Somos imágenes del Dios Trino. Si consumamos el matrimonio en armonía con su auténtico sentido, es esperable entonces la llegada de un hijo como fruto de esa mutua donación. Por eso subrayábamos arriba la palabra trino. El hombre y la mujer que en calidad de padre y madre traen al hijo al mundo conforman una «trinidad».”

J. Kentenich, Lunes por la tarde, Tomo 20

 

viernes, 5 de mayo de 2023

SUPERAR LOS CONFLICTOS MATRIMONIALES

Solo tenemos que ver cómo revisamos el tema con cuidado. Por ejemplo, si tenemos dificultades, un conflicto de pareja, y se vuelve a calmar la cosa, se vuelven a calmar las olas del mar; entonces deberíamos comprobar a continuación: Ya ves, a ti te pasa esto y aquello y a mí me pasa también igual. Eso no está mal entonces. Ya saben, los conflictos matrimoniales hacen que el matrimonio sea después aún más benévolo, saludable y feliz.

Por supuesto que no debería darse el caso de que alguien se suba al caballo y diga: yo soy solo el que tiene la razón y tú tienes que cambiar. No, quédate con la imagen del viejo Platón que puse al principio: el hombre y la mujer eran originalmente un solo ser, físicamente un solo ser. Fueron cortados, por así decirlo, y ahora se están juntando de nuevo en un solo ser.

Mediten sobre ello; eso debe ser también con nosotros: marido y mujer, moralmente somos una unidad, pertenecemos juntos. Mi cabeza y tu cabeza, se hacen una cabeza. Mi corazón y tu corazón, se hacen un solo corazón. Mi mano y tu mano, se hacen una sola mano. Mi pie y tu pie, son un solo un pie.

¿Entienden lo que se supone que eso significa? Siempre tengo que preguntar eso porque las cosas se han vuelto hoy tan extrañas para nosotros….  Así son las cosas, superamos a duras penas todos los conflictos matrimoniales. Si nos entendiéramos un poco mejor, nuestro amor se volvería más íntimo, más cálido y más fructífero a medida que envejecemos. Por supuesto, el enamoramiento se oscurece con el tiempo, la vida es demasiado dura. Pero el amor verdadero se queda y se vuelve más y más profundo.

J. Kentenich 03.02.1958 en: Am Montagabend, Tomo 7, Pág. 297 y ss.