domingo, 26 de marzo de 2023

CULTIVAR EL AMOR

Una nueva mirada a los textos del Padre Kentenich que la Hermana Gertrud Maria Erhard nos propone como lectura a los matrimonios en su libro “KENTENICH-LESEBUCH FÜR FAMILIEN” nos invita a quedarnos hoy con las siguientes frases del Fundador para nuestra consideración personal:

 

“El primer amor surgió sin que nosotros hiciéramos nada al respecto. Es un misterio cómo el amor surge de repente. Y aun cuando hubiéramos jurado no casarnos.... de repente un poder se apoderó de nosotros. Es un misterio cómo surge el amor. A la vez significa también: Cuando el amor se despierta, hay que nutrirlo. Incluso si surge por sí mismo, no crece por sí mismo. También tenemos que cultivar el vínculo espiritual. Debemos cultivar la fuerza unificadora del amor.”

J. Kentenich 4.8.1950 – Ejercicios espirituales para madres

 

“¿Cómo debe ser la alianza matrimonial? Una alianza perfecta de amor, una alianza perfecta de sacrificio, una alianza perfecta de gozo y una alianza perfecta de victoriosidad...

Cuando nos arrodillamos ante el altar como marido y mujer, también dijimos: No quiero reconocer a nadie más que a este hombre, a nadie más que a esta mujer. Esa fue una decisión clara. Olvidamos a todos los demás hombres, a todas las demás mujeres. Solo conozco a una mujer que me posee por completo; solo un hombre al que me entrego por completo...

Nos elegimos de nuevo. Otros hombres que pueden ser más poderosos, más ricos, más ágiles: solo conozco a UN hombre. Otras mujeres pueden ser más bellas, más atractivas, más adorables: solo conozco a UNA mujer. Los dos nos pertenecemos hasta el final de la vida. Eso suena tan simple y es (aún más) algo extraordinariamente grande....”

J. Kentenich, 20.02.1961, Lunes por la tarde, tomo 9

 

“En nuestra condición de esposos no necesitamos buscar medios especiales de mortificación. ¡Por favor! Desde la mañana temprano hasta tarde en la noche disponemos de incontables oportunidades de realizar sacrificios el uno por el otro. Por ejemplo, en la manera en cómo sobrellevo los defectos de mi cónyuge; o cómo le llamo la atención sobre sus faltas de objetividad o bien debilidades personales; o la lucha por mantener el respeto mutuo a pesar de que a menudo experimentemos terriblemente nuestras propias falencias y las del cónyuge. Sólo un grado de amor muy alto, de amor perfecto, es capaz de asumir en conjunto las debilidades propias y ajenas.”

J. Kentenich 20.02.1961, Lunes por la tarde, tomo 20

 

 

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