Una nueva mirada a los textos del Padre Kentenich que la Hermana Gertrud Maria Erhard nos propone como lectura a los matrimonios en su libro “KENTENICH-LESEBUCH FÜR FAMILIEN” nos invita a quedarnos hoy con las siguientes frases del Fundador para nuestra consideración personal:
“El
primer amor surgió sin que nosotros hiciéramos nada al respecto. Es un misterio
cómo el amor surge de repente. Y aun cuando hubiéramos jurado no casarnos....
de repente un poder se apoderó de nosotros. Es un misterio cómo surge el amor.
A la vez significa también: Cuando el amor se despierta, hay que nutrirlo.
Incluso si surge por sí mismo, no crece por sí mismo. También tenemos que
cultivar el vínculo espiritual. Debemos cultivar la fuerza unificadora del amor.”
J.
Kentenich 4.8.1950 – Ejercicios espirituales para madres
“¿Cómo
debe ser la alianza matrimonial? Una alianza perfecta de amor, una alianza
perfecta de sacrificio, una alianza perfecta de gozo y una alianza perfecta de
victoriosidad...
Cuando
nos arrodillamos ante el altar como marido y mujer, también dijimos: No quiero
reconocer a nadie más que a este hombre, a nadie más que a esta mujer. Esa fue
una decisión clara. Olvidamos a todos los demás hombres, a todas las demás
mujeres. Solo conozco a una mujer que me posee por completo; solo un hombre al
que me entrego por completo...
Nos
elegimos de nuevo. Otros hombres que pueden ser más poderosos, más ricos, más
ágiles: solo conozco a UN hombre. Otras mujeres pueden ser más bellas, más
atractivas, más adorables: solo conozco a UNA mujer. Los dos nos pertenecemos
hasta el final de la vida. Eso suena tan simple y es (aún más) algo
extraordinariamente grande....”
J.
Kentenich, 20.02.1961, Lunes por la tarde, tomo 9
“En
nuestra condición de esposos no necesitamos buscar medios especiales de
mortificación. ¡Por favor! Desde la mañana temprano hasta tarde en la noche
disponemos de incontables oportunidades de realizar sacrificios el uno por el
otro. Por ejemplo, en la manera en cómo sobrellevo los defectos de mi cónyuge;
o cómo le llamo la atención sobre sus faltas de objetividad o bien debilidades
personales; o la lucha por mantener el respeto mutuo a pesar de que a menudo
experimentemos terriblemente nuestras propias falencias y las del cónyuge. Sólo
un grado de amor muy alto, de amor perfecto, es capaz de asumir en conjunto las
debilidades propias y ajenas.”
J.
Kentenich 20.02.1961, Lunes por la tarde, tomo 20