Hoy queremos detenernos en la imagen de Cristo de nuestra Familia de Schoenstatt: Cristo en sus relaciones. También meditamos sobre nuestras relaciones con el Cuerpo místico de Cristo, con nuestros hermanos. El P. Kentenich nos anima a que nos convirtamos en ‘héroes y heroínas del verdadero amor al prójimo’ como expresión concreta de nuestra entrega a Cristo. Los textos los encontramos en las páginas 85 y 112 del libro “Cristo es mi vida”.
"Comunión espiritual" con el cuerpo místico:
el amor al prójimo
Tomado de: "Retiro sobre el
Espíritu Santo y el Reino de la Paz", 1930, p. 100.
Naturalmente es hermoso sentir anhelos de Jesús eucarístico. Pero, en
nuestros días, también es hermoso, y quizás más bello aún, experimentar ansias
de comunión con el Cristo místico. ¿A qué nos referimos? Al hecho de conformar
una familia y estar en comunión espiritual con los demás: ser acogidos por
ellos y, al mismo tiempo, brindarles acogida en nosotros. Dicho en otras
palabras, la consigna es manifestar un mayor amor a todos los que nos rodean.
Estemos en comunión espiritual no sólo con el Cristo eucarístico sino
también con el Cristo místico. ¿De qué nos sirve recibir la eucaristía si,
después, salimos a la calle e ignoramos al Cristo místico? Cuanto más íntima
sea nuestra amistad con el Señor, tanto mayor debería ser la benevolencia con
que tratemos a los miembros de Cristo. Que la carta de triunfo sea hoy la
entrega al Cristo místico, vale decir, el servicio al prójimo. Con su estilo
tan erudito, san Buenaventura nos hace dos aportes sobre el tema. Por una
parte, nos habla de una "vis unitiva", vale decir, de la
fuerza que en la comunión se nos infunde para unirnos a Cristo. Pero este santo
franciscano nos recuerda también que existe una "vis coiunctiva",
aquella que nos permite establecer un hondo vínculo con nuestro prójimo.
Nos hallamos así frente a la realidad del amor al prójimo en su totalidad
orgánica. Un amor que nuestro tiempo busca revalorizar. La Iglesia, en su faz
humana, no ha logrado todavía un pleno cultivo de este amor. Brindémosle
nuestra ayuda para lograr este objetivo. ¿Cómo hacerlo? Convirtiéndonos en
héroes y heroínas del verdadero amor al prójimo en todos los ambientes donde
vivamos y trabajemos.
La imagen
schoenstatiana de Cristo: Cristo en sus relaciones
Tomado
de: "Notas para una crónica", 1955.
Nuestra imagen de Cristo enfoca tres
dimensiones especiales; brilla ante nosotros irradiando tres haces de luz: la
relación fundamental de Jesús con su Padre, con su Madre y con los hombres. He
aquí pues las dimensiones que tanto amamos en nuestra imagen de Cristo y en las
cuales nos sumergirnos gozosos. También podemos expresar estos mismos
contenidos diciendo que nuestra imagen de Cristo tiene un tono mariano y
apostólico y una orientación patrocéntrica. O bien que aquello que nos ha
enamorado en ella es la vinculación de Jesús al Padre del Cielo, a María
santísima y a los hombres.
Estos rasgos de nuestra imagen de Cristo nos
marcan con mayor exactitud el rumbo de nuestra vida y nuestros esfuerzos en el
campo de la ascética. No descansaremos hasta que no estemos incorporados, hasta
que no estemos en plena sintonía con estas tres actitudes fundamentales del
Señor:
a. En su relación con el Padre, Jesús
es, por excelencia, el Hijo unigénito de Dios y encarnado.
b. Él considera y trata a su Madre
santísima como su permanente Compañera y Colaboradora ministerial en toda la
obra redentora.
c. Para los hombres, Cristo es, en todas
las etapas de su vida terrenal y gloriosa, el Redentor y Santificador.
Por eso, al releer las palabras de san Pablo:
«No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20), comprenderemos
mejor el mensaje particular que entrañan para nuestra vida.
En razón de la íntima biunidad existente entre Cristo y su Madre santísima, nuestra imagen del Señor determinará a su vez la imagen que tengamos de María. La santísima Virgen se nos presenta así como la gran mujer formada por Cristo y formadora de Cristo. Y, en ambos aspectos, orientada siempre, en Cristo y con él, hacia el Padre del cielo.
Gracias por compartir tanta devoción. Les envío un fuerte abrazo lleno de amor cristianó y deseando que el Espíritu Santo siga iluminando os con sus dones. Disfruten de PENTECOSTES! ANA QUERAL
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