En mi lectura de los textos del Padre en esta mañana me encontré con un pasaje que me recordó la primera vez que yo, como estudiante y emigrante, llegué a Alemania. Mis nociones del idioma alemán eran mínimas, apenas las conseguidas pocas semanas antes con el método autodidacta Assimil. Los dueños de casa a los que alquilé una habitación me invitaron, llegado el domingo, a ir con ellos a la iglesia – eran también católicos – para asistir a la santa Misa. El sacerdote estaba aún en el confesonario, y se me ocurrió ir a confesar. Incauto de mí: le pedí poder confesarme en español, a lo que el buen hombre se negó. La divina Providencia quiso que se encontrara una solución: pude confesarme en latín, idioma que tenía presente por mis recientes estudios y que el párroco citado dominaba a la perfección.
Y ahora el texto de nuestro Padre Kentenich. Diez años
antes de mi llegada a Alemania, en la Jornada pedagógica de 1951 (Que surja
el hombre nuevo, Editorial Schoenstatt), parece que nuestro fundador me
estuviera ya observando y oyendo. Así les dice a sus oyentes:
“Permítanme añadir un par de
ideas sobre la falta de hogar, como filósofo y sicólogo. Falta de hogar es
carencia de alma, de carácter, de religión. ¿No quisieran comprobar hasta qué
punto esto es cierto? Tal vez así puedan entender de alguna manera lo que les
sucede a los emigrantes. Yo mismo realicé muchos viajes al extranjero y pude
conocer a muchísimos emigrantes alemanes. ….. Es demasiado difícil, hoy en día,
encontrar en el extranjero un hogar, un terruño, un estar anímico del uno, con,
en y por el otro. Por eso les es difícil la existencia a los emigrantes. ……. .
¡Y cuántos elementos resuenan en la lengua materna! Sus alegrías y sus penas. ….
Por ejemplo, cuando los emigrantes se confiesan en el extranjero, quisieran
hacerlo en la lengua materna. Por lo demás, si quieren ocultar algo, prefieren
hablar en el idioma extranjero.”
Estas palabras las podemos leer en una de las dieciséis charlas
que componen la jornada pedagógica citada, en la que el Padre habla del hombre
nuevo en la nueva comunidad cristiana y en la que nos muestra toda la riqueza
de su pensar y experiencia práctica en la conducción de sus hijos espirituales,
esta vez, a través de sus pensamientos sobre el hogar, el terruño (Heimat en
alemán). Cuando el Padre habla de ‘Heimat’ (hogar) se está refiriendo a
aquellos lugares, círculos de personas y ámbitos del mundo interior en los que
la persona se siente acogida, y a través de los cuales puede experimentar el
acogimiento y la seguridad de Dios. Hogar es en definitiva el término fundamental
y básico para expresar el vínculo personal, local y espiritual de la persona.
Es el hábitat del hombre nuevo.
Para introducirnos en el tema, me limito a transcribir
hoy dos de las tres definiciones que nuestro Padre nos da sobre el hogar, sobre
la esencia del hogar. La semana próxima traeré la tercera y abundaremos en la
cuestión.
“¿En qué consiste la esencia del hogar, del terruño?
Consideraremos tres definiciones: una definición popular, una filosófica y una psicológica.
Primero. La definición popular afirma: ¡Donde hay
amor, hay hogar! O bien, donde están el padre, la madre, los hermanos, allí
hay hogar. Donde encontramos y damos acogimiento, allí hay hogar.
Distinguimos un hogar
espiritual, un hogar anímico, un hogar local.
¿En qué sentido se dirige la sensibilidad popular? El pueblo quiere
tener siempre algo animado. Por esto, la definición popular, la descripción del
hogar anímico es un estar afectivamente uno en el otro. Esto es hogar,
no un estar anímicamente uno al lado del otro, o uno contra el otro. Con este
concepto de hogar, se destaca simultáneamente el efecto del hogar. El hogar
regala acogimiento y seguridad.”
……….
“Ahora algunas palabras sobre la definición filosófica.
Pensamientos que ayer abordamos, los cogeremos ahora y los ampliaremos en todos
los sentidos. Hay tres ideas primeras: esencia, devenir, y valor de hogar, del
pensamiento y sentido de hogar, de patria, del amor al hogar.
Primera pregunta: ¿Cuál
es la esencia de hogar? Para llegar más rápidamente a la meta, doy la
definición al comienzo y trataré de explicarla. Linus Bopp (autor de un libro especializado) da la siguiente
definición: hogar es aquella porción de nuestro ámbito vital físico, anímico
y espiritual en la cual recibimos y damos cobijamiento y que es, a la vez,
símbolo del cobijamiento en Dios.”
Para el Padre Kentenich el elemento sobrenatural del hogar es este cobijamiento en el Dios Trinitario. Él lo llama “hogar/patria original” y también “hogar perfecto”. Los lugares y las personas permiten experimentar la presencia y el amor de Dios, haciendo palpable una y otra vez a través de ellos el cobijamiento en Dios.
Gracias Paco... Me gustó mucho volver a esos textos en tiempos donde el hogar de transformó en el entorno laboral también...
ResponderEliminarMuito obrigado Sr. Nuno. Vou aproveitar este texto no congresso de outubro de Londrina.
ResponderEliminarEu gostei do seu relato que confessou em latim....aqui eu estou aprendendo latim. Um grande abraço. Rafael Melquiades
Muy interesante. Me encanta la anécdota de la confesión en latín.
ResponderEliminar