En las reuniones con familias de los lunes por la tarde,
en este mes de abril de 1956, que comentamos hoy, y que comentaremos en las
próximas semanas en este Blog, el Padre Kentenich abordará un tema interesante
que puede ser también de utilidad para nosotros en este mundo que nos toca
vivir en la segunda década del nuevo siglo: la existencia del demonio, su
historia de vida y, lo más importante, su estrategia con los hombres.
El motivo para hablar de este tema está en el acento que
el Padre Kentenich sugiere a los matrimonios para su vida espiritual en este
mes de abril, el cultivo de la virtud de la confianza. Un enemigo importante de
esta virtud es una cierta sicosis de angustia que observa a su alrededor.
Angustia motivada por el sinsentido que para el hombre de hoy tiene el dolor,
motivada también por la poca capacidad del hombre moderno para digerir sus
impresiones (la prisa se impone), y por último, por la influencia del demonio.
Es verdad que la gente no cree ya en el demonio, pero
precisamente detrás de esa actitud se encuentra su mayor muestra de habilidad:
él mismo hace creer al mundo que no existe más, y consecuentemente puede, hasta
cierto punto, campar a sus anchas. Sabemos que en Jesucristo el demonio ha sido
vencido definitivamente, aunque como escribían los santos padres de la Iglesia,
está atado a una larga cadena y sigue teniendo su influencia. El Padre
Kentenich lo considera una verdadera “causa segunda” con un propio y relativo
valor, y con una mayor o menor eficacia en las diversas situaciones históricas,
según nos apunta el Padre Herbert King en un artículo sobre el demonio, publicado
en el “Schoenstatt Lexikon” del Patris Verlag de Alemania (Pág. 388 y ss).
Rechaza, eso sí, que se use al demonio y al infierno como
un instrumento persuasivo pedagógico y pastoral, pero cuenta con los poderes
demoníacos; sabe que hay que contar con la influencia del demonio. Es algo que
pertenece al realismo cristiano. Sintoniza, como explica a los matrimonios en
esta charla, con la tradición del Nuevo Testamento y con la tradición de la Iglesia,
y subraya la realidad del demonio como persona.
Acentúa que hay tres potencias en el mundo que hacen
historia: la voluntad libre del hombre, Dios y el demonio. Estos dos últimos
luchan entre sí por conquistar el corazón del hombre. Pero Dios con su poder salvífico
lo abarca todo, y está sobre todo, también por encima de la eficacia del demonio.
Muchas cosas malas en el mundo se pueden explicar por el
pecado original del hombre, pero hay situaciones de una maldad extraordinaria en
las que, necesariamente, está detrás el demonio (el Padre Kentenich recuerda a
los campos de concentración y las aberraciones que allí se produjeron y de las
que él también fue testigo como prisionero). En nuestra vida diaria debemos
tener conciencia de la acción del demonio y saber que, como dice Mateo en el capítulo
17 de su Evangelio, hay espíritus que sólo se ahuyentan “con la oración y el
ayuno”.
Por eso aconseja a sus oyentes aplicar ciertos medios
para vencer al demonio. Por propia experiencia habla de practicar la ‘bendición’
y el ‘exorcismo’, como aconseja la tradición de la Iglesia. Cuenta de algún
padre de familia que al terminar la oración de la mañana bendice a todos sus
hijos ausentes con la señal de la cruz y las palabras correspondientes
dirigiéndose a los cuatro puntos cardinales. Él mismo reza - nos cuenta -
diariamente un exorcismo corto, pidiendo a Dios mantenga al demonio bien
alejado de los suyos.
Y por último les hablará de la importancia de María y de
nuestro amor a Ella. Nuestra madre del cielo tiene un papel excepcional que
Dios lo ha regalado en la lucha contra los poderes del demonio. En María se
hace visible y palpable la eficacia de su Hijo Jesús. Nuestra alianza de amor
con Ella nos asegura su protección y auxilio, también ante las argucias y el poder
del demonio.
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Para leer o escuchar la sinopsis y el
texto completo de la charla haz 'clic' en el siguiente "Enlace":