miércoles, 25 de enero de 2012

Superación de la crisis de los sexos: El ideal de la mujer (1)



 (Nota previa: “La crisis de los sexos se supera gracias a la ayuda que nos brinda la Santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer”. (P.K.) Con este pensamiento clave ante nosotros, continuamos ofreciendo algunos textos de la Jornada Pedagógica dirigida por el Padre José Kentenich a sacerdotes y educadores en el año 1934. El título alemán de la Jornada es: “Marianische Erziehung”. El ideal de la mujer y su rol en la construcción de una sociedad y familia cristianas fueron para el Fundador de Schoenstatt de suma importancia. Tal como la primera Eva y la Santísima Virgen tuvieron un papel determinante en la historia de salvación, así la mujer tiene hoy y tendrá siempre una aportación muy importante que hacer en la conformación del nuevo orden social. El Padre Kentenich animaba a sus interlocutores a prestar atención a la formación de la mujer, y para ello mostró en muchas ocasiones a sus oyentes el ideal de la mujer en la perspectiva de la voluntad de Dios para ella. Es el contenido de los textos que publicaremos durante las próximas tres semanas en el BLOG.
Hemos tomado la traducción al español del libro “Educación mariana para el hombre de hoy” – Colección Grandes Jornadas, publicado por la Editorial Patris de Buenos Aires, Argentina en el año 1990.)


DISPOSICIÓN

La Santísima Virgen vence también la herejía antropológica de la época actual.

El ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura
a. Elaboración de una base
- Primera base errónea: el varón como medida
- Actitud de Cristo

Principios del catolicismo en relación con la mujer:
Principios de personalidad, santidad y virginidad

-          Segunda base errónea: Sexualización

La base correcta: La teoría de la complementación

Descripción externa:

Predisposición a lo personal, espiritual y maternal
-  Predisposición a lo personal
-  Predisposición a las cosas del alma
-  Predisposición a lo maternal

b. Descripción de la particularidad femenina: Descripción más profunda
- Más intuición
- Más elemento "alma" en el amor
- Más tendencia a lo maternal
- Más relación con la vida
Esencia de la mujer: Fórmula sintética


TEXTO DEL PADRE KENTENICH

Primera parte

Superación de la crisis de los sexos

…………….. "Omnes haereses interemisti in universo mundo." Las venció y las vencerá (las herejías) en virtud de su ser y su plenitud de gracias, en virtud de su omnipotencia suplicante. Pero ¿cómo vence la Santísima Virgen ambas crisis mediante su ser? Ella vence la crisis de los sexos mediante su ser femenino realmente perfecto y la crisis bolchevique mediante su ser auténticamente humano. Noten por favor que en este punto permanezco siempre en el terreno de la psicología de la naturaleza, y que sólo en uno u otro caso tocaré la psicología de la gracia.

Tendremos que ocuparnos primeramente de la crisis de los sexos y de su superación. La Santísima Virgen vence o contribuye a proteger y a salvar el auténtico ideal femenino, presentándose ante nuestros ojos como el ideal mariano resplandeciente y dador de gracias. La crisis de los sexos se supera gracias a la ayuda que nos brinda la santísima Virgen para salvar el ideal de la mujer.
Aclararemos y explicaremos gradualmente cómo Ella presta esta ayuda. He aquí las reflexiones:

El ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura

Estudiemos ahora el ideal de la mujer a la luz de la filosofía de la cultura. Debemos hacerlo para tener una base firme y no vacilar en nuestro juicio sobre el verdadero ideal de la mujer. Ya les dije cuán extraordinariamente fuertes son los contrastes: de la suprema glorificación hasta la más baja maldición. Así fue siempre. El ideal de la mujer se está tambaleando seriamente en la conciencia de la humanidad y de la historia. Fíjense en cómo los valores femeninos dieron un vuelco de la noche a la mañana y el ideal de la mujer volvió a decaer drásticamente. Y cuando se lo ensalza sufre luego una nueva degradación crasa e hiriente y se considera entonces a la mujer como una mera máquina natural de dar a luz. Creo que deben ver las cosas con claridad.

Nos resultará más fácil aclarar estas cosas porque existe una bibliografía sobre el tema que crece constantemente. Piensen por ejemplo en Karrer, "El alma de la mujer", o en Mina Weber, "Ascenso por la mujer". Está bien que nos fijemos en los libros. Pero más valioso aún es ver claramente la realidad y, apoyados en ella, fijarse en los libros.

Es importante que realicemos dos razonamientos. En primer lugar, determinar una base firme y segura desde la cual podamos destacar la esencia de la mujer, la esencia que Dios quiere. En segundo lugar, y afirmándonos en esta base, elaborar de la manera más clara posible la particularidad femenina. Vale decir entonces: elaboración de una base y elaboración de la particularidad femenina.

a. Elaboración de una base

Ocupémonos primeramente de la base. Ustedes advierten de dónde proviene ese contraste en la valoración del ideal de la mujer. Se origina en una base totalmente contrapuesta. En primer lugar queremos rechazar la base errónea y luego destacar la única correcta.

Primera base errónea: el varón como medida

Equivocada es por de pronto la concepción de que la mujer debe ser medida y valorada en su esencia según la manera de ser del hombre. Es erróneo concebir a la masculinidad como norma para juzgar la femineidad y la originalidad de la mujer. He aquí una concepción falsa que fue sostenida con frecuencia a lo largo de siglos. Pienso por ejemplo en el clásico Aristóteles, quien definió paradigmáticamte a la mujer como "mas deficiens occasionale", un hombre mutilado por pura casualidad. ¿Advierten cuán errónea es esta base? En ella se mide la manera de ser femenina según el parámetro de la masculina.

Actitud de Cristo

Desde esta base tendríamos también que preguntarnos qué actitud asumieron el Señor y la Iglesia ante la naturaleza femenina. Aquí sólo podemos destacar principios últimos. Jesús mismo no formuló uno por uno los principios. Pero dio ejemplo de un muy hondo respeto por la mujer. Cuando tengan que hablar a la gente deben agregar un capítulo sobre la relación del Señor con la mujer, sobre cómo respetó y ennobleció a su madre. Si no hubiese hecho otra cosa que elegirse una madre tal de entre los hombres, ya habría expresado con ello una profunda estima por la mujer. Alegrémonos de esto y procuremos tener ante la mujer una sensibilidad similar a la del Señor.

Desde este punto de vista mediten en la Sagrada Escritura sobre el profundo respeto con que el Señor enfrentaba a las mujeres, especialmente a las pecadoras. Piensen en cómo aceptaba los servicios de las mujeres. Pero también cuán errónea es la interpretación tradicional que se hizo en ciertos textos para dar pábulo a una equivocada actitud ascética frente a la mujer. Interpretación equivocada que aún hoy se encuentra a menudo: "El Señor estaba junto al pozo de Jacob hablando con la Samaritana" (Jn 4,6ss). Entonces llegan los discípulos y se sorprenden. Seguramente era algo fuera de lo común. La conclusión entonces es: "Porque Jesús en todas partes evitaba el trato con mujeres".

Pero si profundizamos el estudio de las costumbres de entonces tendremos que hacer una interpretación contraria. En aquella época, que un Rabbi hablase en la calle con una mujer era algo que iba en contra de las costumbres. Pero el Señor rompe con esta norma y tiene un trato natural con las mujeres.

También se interpreta erróneamente otro pasaje. Luego de la resurrección, María Magdalena quiere tocar al Señor. "¡María!" (Jn 20,16) le dice Jesús con único e incomparable acento, y ella quiere abrazarlo. El Señor no se lo permite: "No te acerques, no lo hagas". Pero, por otra parte, dejó que Juan se recostase sobre su pecho. Ustedes dirán: "¡Ajá!, ¡Lo tenemos! ¡Evita el contacto con las mujeres!". Pero deben ver los contextos. El Señor consintió en que María Magdalena le bañase los pies con sus lágrimas y los secase con sus cabellos (Jn 12,3ss). ¿Qué significa entonces: "No te acerques"? Se dice que el texto original quería expresar: "No te aferres a mí, yo me quedaré aquí, tendrás otras oportunidades de estar conmigo".
También ustedes deben tener, en el trato con la mujer, esa naturalidad del Señor. Él tuvo asimismo un rincón favorito en Betania. No para que nosotros busquemos también algo así. Pero debemos ver las cosas tal como realmente fueron: así percibirán cómo el Señor tuvo un trato totalmente natural, respetuoso y noble con la mujer.

Principios del catolicismo en relación con la mujer:
Principios de personalidad, santidad y virginidad

Sobre esta conducta del Señor se basan los principios de la mujer que elaborase el catolicismo a lo largo de los siglos, comenzando ya desde sus orígenes. Ellos son los principios de la personalidad, la santidad y la virginidad.
Escuchen lo que les voy a decir. La mujer fue considerada como una mercancía, como un ente sin alma. Esto es algo monstruoso. Pero el Señor y la Iglesia se mantienen firmes sobre la base de que el alma es lo más importante. El principio de la personalidad es decir, que tanto el varón como la mujer son realmente personas, es un fuerte muro protector en el trato con la mujer. "¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" (Mt 16,26).

La Iglesia mantuvo siempre el principio de la santidad. También la mujer puede ser santa. Ella fue elevada al honor de los altares. ¡Con qué reverencia se inclina la Iglesia ante la grandeza femenina, ante la originalidad femenina!

Y finalmente el principio de la virginidad. Es algo grande. La Iglesia reconoce que la mujer no está orientada de manera absoluta al matrimonio, que no es solo un ser sexual, sino que tiene la capacidad de estar anclada en Dios sin que necesariamente deba tener vida sexual y engendrar hijos.
Así se comprueba entonces que la mujer debe ser valorada en un alto grado. Tan alto que puede ser elevada al rango de la nobleza de la Iglesia.

La Iglesia como tal no sostuvo una concepción errónea de la mujer. Pero esto no impidió que en una u otra oportunidad algunos representantes de la Iglesia obrasen de otro modo. A veces se dice que el mismo santo Tomás se mantuvo en la base equivocada. Pero a nosotros nos basta saber que esa opinión con toda seguridad es equivocada. Sea quien sea el que sostenga que hay que medir a la mujer según la norma del varón, este parecer es erróneo. También se intenta probar que en un concilio provincial algunos obispos pretendieron negar que la mujer tuviese alma. Pero esto no importa tanto si consideramos que no era la opinión de la Iglesia universal. Tengan en cuenta todas estas cosas cuando observen cómo se valora a la mujer en otras culturas. La Iglesia como tal aprecia a la mujer siempre en su justa medida.

Segunda base errónea: Sexualización

Examinemos a continuación una segunda base errónea. Es la concepción de la mujer como medio de que dispone el varón para procurarse y aumentar el placer sexual. Si considero que la esencia de la mujer se agota en esto, entonces mi base es errónea. Pero también el varón es culpable de tal situación porque manifiesta en toda su manera de pensar el valor supremo de su escala de valores: el sexo. Lo que aparece en las películas y en los diarios ¿no demuestra que el hombre busca estos valores por todas partes? ¿Y no es natural entonces que la mujer crea que el sentido último de su vida es acentuar dichos valores? Por eso no sólo la mujer debe participar en el renacimiento de los sexos, sino también el varón.

Ya que hablamos de la crisis de la familia y en la actualidad se realizan (y con razón) tantas "semanas de la familia", escuchen esta frase de un ruso: "la cuestión de la mujer se soluciona esencialmente en la vida conyugal de los esposos". Si en ella el hombre aprende a tratar a la mujer con respeto, la cuestión de la mujer estará entonces solucionada. Pero no queremos pasar por alto que la mujer misma debe realizar un grande e importante aporte en la empresa de cambiar esa valoración errónea. Por otro lado, ella no debe mostrarse tan fácilmente como un objeto sexual. Para ello la mujer debe procurar (ya veremos a partir de qué fuentes) que su espíritu sea más valorado tanto en el matrimonio como en la vida cultural pública y privada.

La base correcta: La teoría de la complementación

De este modo hemos presentado las dos bases erróneas. ¿Cuál es entonces la correcta? La teoría de la complementación. Ambos sexos no poseen la misma particularidad pero tienen, sin embargo, igual valor. Fueron creados por Dios, cada uno con su particularidad, para que se complementasen mutuamente en el ser. Pero precisamente por eso tienen un mismo valor, vale decir, son distintos en su particularidad pero de igual valor. 

(Continuará la próxima semana)

miércoles, 18 de enero de 2012

La crisis de los sexos (2)


(Ver Nota previa del miércoles 11 de enero de 2012)

Conferencia del Padre Kentenich a sacerdotes y educadores en la Jornada Pedagógica del año 1934

TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

Segunda parte

Teorías de la filosofía de la cultura

Teoría de la sucesión

Y ahora viene la filosofía de la cultura y da su interpretación sobre lo que se seguirá gestando en el futuro. Existen corrientes que afirman: "Este proceso cultural seguirá así. La mujer se apropiará de la manera de ser del varón más de lo que lo ha hecho hasta ahora. Cuando se arribe a un cierto grado, y en la lucha contra el varón la mujer se haya apoderado de sus armas, entonces ella las dirigirá contra el varón y la cultura".
Se parte de la idea de que la naturaleza de la mujer es muy vital. En medio de esa mescolanza de sexos la mujer podrá hacer valer entonces muchos elementos sanos y así resistir. Cuando llegue la hora, la mujer se acordará de su naturaleza verdadera, volverá las armas contra el varón y erigirá un matriarcado. Permítanme ponerle un denominador común: se dice que al patriarcado le sucede el matriarcado. Nosotros consideramos que esta concepción es errónea, no sólo porque somos católicos, sino porque conocemos la naturaleza humana.

Teoría de la complementación

¿Qué es entonces lo deseable? No la teoría de la sucesión sino la de la complementación. Debemos estudiarla. Si no lo hacemos no tendremos conceptos claros. No deberíamos oscilar entre una y otra posición. ¿Qué es la teoría de la complementación? No quiero hablar de los efectos de una cultura masculina y femenina sino más bien permanecer sobre la base del orden de ser. Dios creó ambos sexos en su esencia de tal manera que necesiten cierta complementación, para que formen una biunidad. Pueden representárselo como una elipse, no como un círculo, en cuyo centro no hay un sólo punto sino dos: el ser femenino y el masculino. No hablo de una actividad polar sino de una estructura del ser.

El ser masculino y el femenino han sido orientados, con toda intención, hacia una biunidad en el ser mediante una mutua complementación. ¿Me permiten demostrarlo? Fíjense en el relato de la creación: "Y Dios dijo: no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada..." (Gen 2,18). También el varón es en sí mismo capaz de ser complementado, en razón de su esencia necesita de complementación. Lo mismo vale para la mujer. Fíjense en la encíclica sobre el matrimonio. En ella se delimita la estructura de los sexos según su ser. Ambos deben estar en el centro de la familia. Al varón le corresponde la conducción a través del gobierno, a la mujer a través del amor. El varón, la cabeza; la mujer, el corazón. De ahí la biunidad. Si observan la vida cotidiana, lo constatarán. Estamos hablando de la estructura del ser, no hacemos la descripción de la convivencia de los sexos.

Piensen en lo que dice un español. Si en la historia universal hallamos que un hombre cambia no sólo en sus actividades exteriores sino que se renueva en sus raíces, es porque comenzó a contemplar la vida en la perspectiva de una mujer y con esa visión se lanzó al océano de la vida. Es la pura verdad. Pues bien, pasemos a un plano general: no tomen a la mujer como individuo, sino como principio femenino y al hombre no como individuo sino como principio masculino. Por lo tanto, donde se renueve el principio masculino, ello acontecerá en virtud del femenino.

Aspecto pedagógico

Quien haya asistido al "Curso General de Pedagogía" lo recordará. En él explicamos que la estructura del ser de la mujer es el ser sierva sencillo, fuerte e inmerso en Dios. Allí vimos también a la flecha como símbolo de la manera de ser del varón y a la línea que vuelve sobre sí misma como símbolo de la manera de ser femenina, de la vinculación a la naturaleza propia de la mujer. Una marcada manera de ser masculina es como una flecha que busca lo infinito. Si se quiere perfeccionar de raíz la manera de ser del varón, ello sólo puede lograrse formándola interiormente mediante un principio femenino.

En esta área también debemos reflexionar sobre la importancia única que reviste lo mariano especialmente para los movimientos de hombres y de jóvenes. Luchamos reciamente por conjurar los peligros de la educación de los sexos por separado y hoy se intentan las escuelas hogares. Pero la influencia femenina sobre la naturaleza masculina estará asegurada si permitimos que la devoción mariana ejerza su influencia sobre ella. Aquí, en Schoenstatt, la influencia mariana es grande. Hago este comentario desde el punto de vista de una filosofía de la cultura.

Lo mismo vale para nosotros los célibes. Si como sacerdotes queremos tener una complementación en nuestra estructura del ser no hay que buscar entonces una amistad con una mujer sino procurar una mayor perfección en la estructura del ser. No se debe buscar la influencia femenina en una persona sino que debemos hallar una profunda complementación en el ámbito del ser. Y esto lo tenemos en la entrega a la persona de la santísima Virgen. Quizás la formulación de estas cosas les resulte algo extraña. Pero medítenlo en profundidad.

Así se nos presenta la crisis de los sexos, contemplada desde el punto de vista de la filosofía de la cultura.

Aspecto psicológico-cultural

¿Qué dice la psicología de la cultura? Se nos dice que esta mescolanza de sexos ha sido para la cultura occidental más peligrosa que la guerra que perdimos. ¿Será cierto? ¿Que toda la guerra perdida? ¡Cuántas consecuencias acarreó toda esa guerra perdida! ¡Y sin embargo a esta mescolanza de sexos se le atribuyen secuelas más graves!

Tendríamos un incomparable factor de saneamiento para la cultura de occidente si lográsemos nuevamente eliminar esa mescolanza de sexos y si consiguiésemos que la naturaleza masculina y femenina en su madurez conformen una auténtica biunidad en la vida práctica y de acuerdo a su orden de ser.

De esta manera les he expuesto la crisis bolchevique y la crisis de los sexos de nuestro tiempo. A partir de la próxima conferencia trataré de presentarles a la santísima Virgen como la gran salvadora y redentora en medio de esta fuerte crisis de vida.


(En las próximas semanas se publicarán textos que se ocupan de la “superación de la crisis de los sexos”, y en concreto sobre el “ideal de la mujer”)

miércoles, 11 de enero de 2012

La crisis de los sexos (1)



(Nota previa: El texto que se reproduce en esta y en las próximas semanas en el BLOG es parte de una Jornada Pedagógica dirigida por el Padre Kentenich a sacerdotes y educadores en el año 1934. En el manuscrito “Das katholische Eheideal” = ‘El ideal católico del matrimonio’ publicado por el Padre Heinrich M. Hug en el año 1989, se incluye este texto para llamar la atención sobre el papel de la mujer y la importancia de su formación para la cultura de los tiempos más nuevos. El texto es parte de varias conferencias de esta Jornada Pedagógica.  El título alemán de la Jornada Pedagógica es: “Marianische Erziehung”. Hemos tomado la traducción al español del libro “Educación mariana para el hombre de hoy” – Colección Grandes Jornadas, publicado por la Editorial Patris de Buenos Aires, Argentina en el año 1990.

Observaciones:

1. La cita al “Partido” se refiere al partido nazi NSDAP, que fue el partido único en Alemania desde Julio de 1933.


2. La mención al Santo Padre se refiere a Pio XI y a su Encíclica “Casti connubi” del 31.12.1930


3. Aclaración sobre el término “bolchevismo” en este y en otros textos del Padre Kentenich: En sus predicciones sobre los tiempos venideros el Padre Kentenich muestra al colectivismo (= bolchevismo) con su visión de futuro: el colectivismo promociona y procura un nuevo orden social del mundo y de la humanidad, en donde se despersonaliza a Dios, al hombre y a la propia persona, creando un “impersonalismo” generalizado, o lo que es lo mismo, formando al “hombre masa” que vive sin vinculación alguna y que fomenta una forma de pensar mecanicista, “atomizada”, que impregna todo su estilo de vida.)
 

Conferencia del Padre Kentenich a sacerdotes y educadores en la Jornada Pedagógica del año 1934

DISPOSICION

v  Herejía antropológica moderna 
    Descripción de la vida actual
·         Crisis de vida manifestada en
a)      la crisis del matrimonio y la familia,
b)      la crisis bolchevique (ver “Observación” en Nota previa),
c)      la crisis de los sexos

v  Crisis del matrimonio y de la familia
(no se explica en esta conferencia por no estar incluido en la Jornada)

v  Crisis bolchevique
·         El bolchevismo persigue quitarle al hombre su libertad
·         Su ideal y meta: el hombre masa desligado en forma absoluta de todas las vinculaciones queridas por Dios
·         Herejía antropológica del bolchevismo: vaciar al hombre de su propio ser

v  Crisis de los sexos

Ø  Definición: confusión generalizada en la relación de los sexos entre sí

Ø  Reflexión histórica
§  ¿Ocaso de la era masculina?
§  Predominio del varón
§  La mujer se ha dejado arrastrar por el varón, ha hecho suya la manera de ser del varón
§  La cultura actual es una cultura masculina
§  “Mescolanza de los sexos” – Sus características:
-          Cada sexo se aleja de su esencia
-          Parcialización excesiva
-          Mezcla de ambos sexos

v  Teorías de la filosofía de la cultura

Ø  Teoría de la sucesión
-          La mujer se apropiará de la manera de ser del hombre con más fuerza que hasta ahora
-          La mujer volverá las armas contra el varón
-          El matriarcado sucederá al patriarcado
Aseguramos que esta teoría es errónea porque conocemos a la naturaleza humana

Ø  Teoría de la complementación
Decimos no a la teoría de la sucesión y afirmamos la teoría de la complementación
-          ¿Qué es la teoría de la complementación?
-          Dios creó ambos sexos para que formen una biunidad
-          El varón necesita complementación, y la mujer también

Ø  Aspecto psicológico-cultural
-          Superar la “mescolanza de los sexos”
-          Trabajar para conseguir que la naturaleza masculina y femenina maduren hacia una auténtica biunidad en la vida práctica y de acuerdo a su orden de ser

Ø  La Santísima Virgen la gran salvadora y redentora de la fuerte crisis de la vida



TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

Primera parte


………..  La herejía antropológica incumbe directamente a la naturaleza humana. Intenta negar, afectar y atacar su esencia. Ni siquiera habría que decir que se cierne sobre el horizonte del futuro. ¡No! en gran medida ya estamos viviendo en medio de ella. Se ataca al ser del hombre. Se busca arruinar más y más la libertad del hombre, toda la estructura de la naturaleza humana, tal como la creó Dios, para que nosotros en el mundo civilizado desarrollemos con el tiempo una mentalidad de masa. …………………..

De esta manera nos hallamos ante una gran tarea. Ahora debo exponer en dos grandes lineamientos la herejía moderna en detalle y la acción que la santísima Virgen puede, quiere y debe desplegar en este sentido. O dicho con otras palabras: tengo que presentarles en primer lugar el ambiente moderno de la vida y luego la imagen de María que debe proyectarse en ese ambiente. Así tendremos una respuesta para todas las ideas que ya tratamos. La época actual tiene necesidad de una nueva imagen de María. Debemos procurar tentativamente la inserción de esta imagen de María moderna, y sin embargo tan antigua, en el ambiente de la vida de hoy.

1) Descripción del ambiente de la vida actual

¿Cómo es el ambiente de la vida de nuestra época? Se caracteriza por una muy profunda crisis de vida. En lugar de una crisis antropológica podemos hablar de una crisis de vida que se manifiesta en tres vertientes: crisis del matrimonio y de la familia, crisis bolchevique y, por último, la crisis de los sexos que actualmente se evidencia con creciente intensidad.

2) Crisis del matrimonio y la familia

Todos la conocemos. Todos sufrimos por ella. Pero no quiero incluirla en el estudio que realizamos en esta oportunidad. Los que siempre vienen aquí saben que en realidad la jornada de este año debería haber tenido como tema la crisis del matrimonio y de la familia. Además ya dicté en varias oportunidades el curso de pedagogía matrimonial. Pero si a pesar de todo volvemos una vez más al curso de pedagogía mariana, lo hacemos solamente porque desde aquí hemos proclamado a este año como año popular mariano y el curso mariano forma parte de ese año. Más tarde retomaremos la cuestión de cómo contribuir a paliar interiormente la crisis del matrimonio y de la familia que se nos presenta como la gran crisis de la época actual.

Deben integrar todos estos temas en el contexto orgánico. Es muy importante que nosotros, los jefes, tengamos siempre claras las ideas últimas, que actuemos en todo a partir de un único principio, que no nos dispersemos en acciones aisladas y que superemos así la crisis de vida. Valdría la pena mostrar como el Santo Padre apunta en todos y en cada uno de sus escritos a esta crisis de vida. Estos escritos quieren superar de raíz la crisis de hoy. De ahí su preocupación por que la religión se convierta cada vez más en vida. Otra razón por la cual la religión debe convertirse en vida: no es tanto el partido quien nos amedrenta, sino más bien la violencia, la brutalidad. Y a ésta sólo una vida vigorosa puede resistirla. La vida profunda en Dios y a partir de Dios debe ser entonces el objetivo de nuestra enseñanza, nuestra fuerte lucha y aspiración.

No quisiera hablar en esta jornada sobre la crisis de la familia. Por lo tanto no escucharán nada sobre el tema. De tal modo que sólo resta el estudio de la crisis bolchevique y de la crisis de los sexos.

3) La crisis bolchevique

Muy a menudo se malinterpreta al bolchevismo. Es erróneo pensar que el bolchevismo quiere crear sólo un nuevo orden económico. Va más lejos. Quiere crear un nuevo tipo de hombre. El bolchevismo no ha manifestado aún su fuerza creadora en toda su magnitud.
Su argumentación es la siguiente: "Hasta ahora la sociedad humana se construyó sobre la base de la libertad humana. ¿Y qué se logró con ello? Lo que se ve en la primera Guerra Mundial y sus secuelas. Si queremos remediar las penurias de la humanidad tenemos entonces que quitarle al hombre su libertad personal".

¿Qué ideal de educación podemos oponerle al hombre bolchevique? ¿Cuál es su ideal? El hombre masa, desligado, desde lo hondo y en forma absoluta, de todas las vinculaciones queridas por Dios. ¡Este es el nuevo tipo de hombre! Verán que ese nuevo tipo de hombre anda rondando por el mundo. El peligro de nuestra época es el bolchevismo y mientras vivamos no nos libraremos de este peligro.

En cierta ocasión se le recordó al Santo Padre todo lo que ya se había hecho para derrotar al bolchevismo. Y él opinó que no es cierto, que si bien se lo expulsó por ahora del ámbito público, sigue conspirando encubiertamente. Esto lo dijo hace seis meses.

El bolchevismo es el peligro del mundo actual, no sólo en los países de cultura europea sino también más allá de los mismos. ¡Escuchen lo que cuentan los misioneros! Tenemos que ver el gran peligro de la época para integrar así nuestras pequeñas reflexiones en estos grandes horizontes. Por eso hay que contemplar las cosas con claridad y actuar con valor y firmeza. El ideal del hombre bolchevique es el hombre masa, desligado, desde lo hondo y de manera radical, de todas las vinculaciones queridas por Dios. Por eso el hombre bolchevique es ateo, porque Dios es el protector de la libertad personal. El hombre bolchevique no debe reconocer a ningún Dios para evitar así que la personalidad del hombre sea protegida. El año pasado hablé detalladamente sobre el tema. Ténganlo presente, sólo basta con llevarse esta idea central a casa. Ya ven qué características ofrece el hombre bolchevique. La herejía antropológica consiste entonces en vaciar absolutamente, y hasta lo último, el ser del hombre. Porque al hombre se le quita lo esencial, la libertad personal, la libertad fundamentada por Dios. He aquí pues uno de los grandes peligros de la época actual.

4) Crisis de los sexos

Descripción más exacta de esta crisis: definición

El segundo peligro es la crisis de los sexos. No queremos hablar de la crisis del matrimonio y de la familia sino sólo de la crisis de los sexos. No deben confundirla con la crisis sexual. La crisis de los sexos es la confusión que se ha originado en la relación de los sexos entre sí. La confusión que ha surgido a causa de la inseguridad sobre la esencia de los sexos.

Cuando la crisis de los sexos alcanza un determinado grado, desemboca en una crisis sexual. Pero desde el punto de vista formal existe una diferencia entre ambas.

Es mi intención presentarles en corto tiempo muchas ideas. En la medida en que el tiempo nos alcance, permítanme presentarles rápidamente esta crisis de los sexos. Lo haré desde el punto de vista de la historia, de la filosofía de la cultura y de la psicología. De esa manera les pintaré el ambiente de la vida actual para que a partir de la próxima conferencia podamos intentar el trazado de una nueva imagen de María dentro de ese ambiente.

Reflexión histórica

Ustedes saben que en amplísimos círculos y ambientes de nuestra cultura actual existe una fuerte atmósfera apocalíptica. Se teme, se presiente y se intuye continuamente aquello de la "Decadencia de Occidente". No son pocos los círculos que atribuyen tal fenómeno a lo que nosotros llamamos "crisis de los sexos". Hay también un libro de Eberz titulado "Aurora y ocaso de la era masculina". ¿En qué ideas se basan este libro y otras corrientes similares? Se parte de la idea: "Es cierto, las edades que se pueden fijar históricamente se caracterizan por un predominio del varón". Pero luego se cree estar facultado para afirmar que habría existido una edad prehistórica, la del matriarcado. Una edad cuya existencia no está aún fehacientemente demostrada por la historia pero en la cual la mujer tenía la batuta y el hombre debía obedecer. 
¿Qué hay de cierto en ello? No lo sé. Pero hay algo que puede ser cierto, tal como se puede comprobar: también hoy existen entre los pueblos aquellos que se dedican más a la agricultura o a la ganadería y en los que puede darse tales tipos de predominio. Entre los pueblos nómadas el derecho del varón es extremadamente fuerte. Es comprensible que en este último caso el varón ocupe más el primer plano, mientras que allí donde se cultiva la tierra sea la mujer quien cobre importancia. Pero esta influencia de las mujeres sin embargo constituye un desplazamiento no esencial, sino más bien accidental de su rol.

Hoy se procura demostrar entonces que la época actual se caracteriza por el predominio del hombre. El varón ha hecho valer en demasía su manera de ser, ha exagerado todo hasta el extremo. De ahí que lo racional y lo egoísta en el hombre se hayan desarrollado de tal modo que en él lo racional se ha convertido en un intelecto que corrompe todo, y lo egoísta en egolatría. (Algunos sonríen, creen que esto sólo vale para los casados).

Esta situación se hace tanto más peligrosa debido a que esa intelectualización y egolatría del varón y de la cultura de hoy se han concentrado en el campo de la ciencia y en un estado que hasta ahora no ha sido orgánico sino mecanicista. Más peligroso aún para la cultura actual es que también la mujer se haya dejado arrastrar por el varón. En lugar de hacer valer en la cultura los rasgos inherentes de su ser, la mujer hizo suya esa manera de ser exagerada del varón y lucha por ella como por un ideal. ¿Cuál será el resultado? La cultura actual —lo afirmo en oposición a aquellos que dicen que es una cultura femenina— es efectivamente una cultura masculina.

A causa de esa exageración de la manera de ser del varón y del hecho de que las mujeres imitan a los varones en su manera de ser, la relación de los sexos entre sí puede caracterizarse en la situación de hoy con el término "mescolanza de sexos". ¿Qué significa esto? Tres realidades. En primer lugar: cada sexo se aleja de su esencia. En segundo lugar, la parcialización: por un lado se le quitó a la mujer su naturaleza erótica, y por otro, el varón cultivó con tanta exclusividad el rasgo individualista de su ser que acabó en una exageración total. En tercer y último lugar, la mezcla de ambos sexos.

Tienen que ver estas cosas con claridad, precisamente porque esta mescolanza de sexos constituye un caldo de cultivo para muchas cosas. Si queremos crear el hombre del futuro debemos contribuir a solucionar la crisis de los sexos. No es correcto que hoy la mujer aspire a tenerla misma manera de ser que el varón. Puede haber igualdad en la valoración pero no en la manera de ser. De este modo hemos examinado la crisis de los sexos desde el punto de vista histórico.


(Continuará la próxima semana con las "Teorías de la filosofía de la cultura")
   

miércoles, 4 de enero de 2012

El ideal católico del matrimonio (6)


(Ver Nota previa del miércoles 21 de diciembre de 2011)

LA FAMILIA DE NAZARET - LA FAMILIA SCHOENSTATTIANA


Conferencia del Padre Kentenich a la juventud femenina de Schoenstatt en la tarde del día 11 de agosto de 1936 en Schoenstatt


Capítulo 3º



DISPOSICIÓN

II.  La Sagrada Familia – la imagen más excelsa de la comunidad de vida divina 
     - Imagen del Padre – San José 
     - el niño – el Hijo 
     -  el exponente del Espíritu Santo – la Madre de Dios 
                                        *  bondadosa en el pensar y en el juzgar
                                       *  sirviendo abnegadamente
                                       *  respetuosa ante cada vida ajena

III. La Sagrada Familia – la imagen más excelsa de una comunidad de vida eclesial
                   -  Cristo en el centro
                   -  principio paternal en el hombre
                   -  principio maternal en la mujer

Epílogo

- Consagración a María, en el sentido del ideal de generación
- Realización del ideal de generación – a través de santas familias schoenstattianas, islas de familias
- A partir de pequeñas semillas llegar a ser un jardín paradisíaco; portadores santos del reino de Schoenstatt:
        - en el estado de vida virginal
        - en el matrimonio


TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

II.

Por segunda vez miro a la Sagrada Familia, y la comparo esta vez con la unión de vida que existe en el seno de la Santísima Trinidad. La Sagrada Familia es la imagen más perfecta de la unión de vida existente en el seno de la Trinidad. ¿Por qué digo esto? Ustedes saben con qué calidez suelo hablar de la virginidad. Pero ahora saben también de mi entusiasmo por el ideal de una familia schoenstattiana. Ni a mí ni a ustedes les corresponde definir el llamado para uno u otro ideal, la forma cómo quieren vivir y anunciar a Schoenstat. Eso lo ha decidido Dios. Hay que ser consecuentes. Si Dios nos llama a fundar una familia debemos aplicar el mismo idealismo que tenemos ahora, cuando rezamos, nos sacrificamos y aspiramos a lo más alto. Por eso hablamos de lo grande y hermoso que hay en el ideal de familia. Y en este contexto afirmamos que la Sagrada familia es la imagen más perfecta de la unión vital que reina en la Santísima Trinidad.

Los que por su edad estén en disposición de meditar verdades más profundas, pueden reflexionar cómo será la vida que hay en el seno de la Santísima Trinidad. Y ¿no es la Sagrada Familia una imagen fiel de esta vida de la Trinidad?

1. ¿Quién es el reflejo del  P a d r e? San José. En realidad sería muy enriquecedor detenerse en San José y verlo como transparente vivo del Padre Celestial. No nos vendría mal conocer mejor sus cualidades. ¿No es cierto que aquel que desea sellar una alianza matrimonial, deberá ser capaz de imitar a San José? Si la Sagrada Familia es imagen de la Santísima Trinidad, mi familia schoenstattiana deberá tornarse también imagen de la Santísima Trinidad. Por lo tanto debo analizar bien, si el varón, el futuro padre de mis hijos, será capaz de cumplir su papel de padre como lo hizo San José.

2. Encontramos también al  H i j o. Es el Unigénito, el Verbo Encarnado, imagen perfecta para todos y para todo. Hablando del Hijo, recordamos que el centro de nuestra familia schoenstattiana debe ser el niño, el hijo. A ese hijo se dirige ya desde ahora todo mi amor y mi preocupación. Desde ahora me educo corporal y espiritualmente, a través de un cultivo sano y de un amor dispuesto para el sacrificio, para ser mañana para mi hijo todo lo que él necesita de mí. También mi hijo debe ser una imagen del Niño Dios. Yo debo ser una “otra María”, mi esposo, el padre de mis hijos, un “otro San José”, y mi hijo, un “otro Cristo”. Estos son, pues, ideales muy altos.

3. En el seno de la Santísima Trinidad también se encuentra el   E s p í r i t u       S a n t o. ¿Quién es en la Sagrada Familia la imagen del Espíritu Santo? ¿Quién lo será en la familia schoenstattiana? En la Sagrada Familia es María el exponente del Espíritu Santo. Ella es la encarnación del amor divino, es el corazón de la pequeña familia. ¿Me estoy capacitando para ser un día reflejo del Espíritu Santo en mi familia? ¿Me preparo para poder “alimentar” a toda la familia, no solamente a un hijo sino a más de uno, con la riqueza de mi amor maternal? Debo educarme para esta tarea, preocuparme de aprender a pensar y a juzgar con gran bondad. Debo preparar mi corazón para que se haga un corazón de madre. Para esto preciso cultivar la riqueza de mis sentimientos. Debo aprender a servir desinteresadamente. Si no lo hago, no podré reflejar al Espíritu Santo como lo hizo la Virgen. Debo prepararme para asumir los sacrificios más grandes con gran abnegación, teniendo al mismo tiempo el mayor respeto posible ante la vida que va surgiendo y desarrollándose. ¿Qué puedo hacer entre tanto para ser reflejo de María, y así, reflejo del Espíritu Santo? Ahora tengo que aprender:
- primero, a pensar y juzgar bondadosamente
- segundo, a servir abnegadamente allí adonde se brinde la oportunidad,
- tercero, a practicar el respeto ante cada vida ajena.

Quizá sea este ideal de familia schoenstattiana algo demasiado alto. Pero todos nosotros sabemos que si el ideal y la realidad se separan, debemos justamente orientar todo y en todo momento hacia el ideal. Si ahora tenemos ya el ideal ante nuestros ojos y nos formamos para acercarnos a él, sabemos que el hombre crece asumiendo su ideal. Hay que tener claro el ideal y empeñar en él todas las fuerzas. No se debería jugar porque en ese caso no estaremos preparados suficientemente, cuando llegue el momento previsto.


III.


En Nazaret tenemos la imagen original más radiante de la comunidad eclesial. Vemos a la familia como la imagen ejemplar y original de la comunidad eclesial. La pequeña Sagrada Familia forma parte de la Iglesia. En la Iglesia se encuentra en el centro el Salvador, tal como en la familia de Nazaret. Al igual que en aquella, encontramos también aquí el elemento masculino y el femenino. El elemento femenino en la Iglesia, como en la Sagrada Familia, es la Madre de Dios. Es el misterio de la maternidad de la Iglesia. El elemento varonil en la Iglesia es el sacerdocio. El sacerdocio lo ejercen el Santo Padre, los sacerdotes, pero también los laicos, que participan del sacerdocio general de los fieles. La Madre de Dios es mi imagen original de cómo debo ser en el matrimonio.

¿Qué puedo hacer ahora para ser más adelante esa madre – física o espiritual – capaz de gestar y educar maternalmente a los hijos? Lo dejo a la reflexión personal de cada una. Esta noche se consagrarán algunas de ustedes a la Virgen. Háganlo con la calidez e intimidad con que muchas otras personas lo hicieron ya anteriormente, convencidas de que se trata de una decisión muy importante en toda vida. ¿No queremos acaso consagrarnos todas a María, unas más, otras menos, bajo el prisma que acabamos de señalar? Me refiero a todas, hayamos elegido la virginidad o el matrimonio para nuestro futuro. Nuestro gran ideal de generación, “Todo, hasta lo último, para Schoenstatt …”, debe tener también este contenido que toque no solo nuestra mente sino nuestra vida y nuestro corazón. “Todo, hasta la último, por Schoenstatt …”, mi pensar y querer, mi oración y sacrificios son un vivo capital de gracias. Schoenstatt será fuente de vida para la Iglesia joven, si forma y prepara familias schoenstattianas y construye “islas de hogares” católicos.

En la historia de la Familia de Schoenstatt siempre fue así: se sembraron las pequeñas semillas que fructificaron y forjaron un gran espacio, una parcela del jardín paradisíaco. En nuestro Reino de Schoenstatt no debe haber solamente personas virginales; también queremos que haya paraísos de familias santas, donde los hijos y las hijas de Schoenstatt que están llamados por Dios al matrimonio, aspiren en la alianza de amor matrimonial a ascender así en común hacia las alturas, hacia Dios.

Que la Santísima Virgen las bendiga y conduzca para que todas lleguen a ser grandes personas, cada una según su vocación: si es su vocación la virginal, entonces vírgenes santas, si es la de esposas y madres, entonces madres y esposas santas.