(Ver Nota previa del
miércoles 11 de enero de 2012)
Conferencia del Padre
Kentenich a sacerdotes y educadores en la Jornada Pedagógica del año 1934
TEXTO DEL PADRE FUNDADOR
Segunda parte
Teorías de la filosofía de la cultura
Teoría de la
sucesión
Y ahora
viene la filosofía de la cultura y da su interpretación sobre lo que se seguirá
gestando en el futuro. Existen corrientes que afirman: "Este proceso
cultural seguirá así. La mujer se apropiará de la manera de ser del varón más
de lo que lo ha hecho hasta ahora. Cuando se arribe a un cierto grado, y en la
lucha contra el varón la mujer se haya apoderado de sus armas, entonces ella
las dirigirá contra el varón y la cultura".
Se parte de
la idea de que la naturaleza de la mujer es muy vital. En medio de esa
mescolanza de sexos la mujer podrá hacer valer entonces muchos elementos sanos
y así resistir. Cuando llegue la hora, la mujer se acordará de su naturaleza
verdadera, volverá las armas contra el varón y erigirá un matriarcado.
Permítanme ponerle un denominador común: se dice que al patriarcado le sucede
el matriarcado. Nosotros consideramos que esta concepción es errónea, no sólo
porque somos católicos, sino porque conocemos la naturaleza humana.
Teoría de la
complementación
¿Qué es
entonces lo deseable? No la teoría de la sucesión sino la de la
complementación. Debemos estudiarla. Si no lo hacemos no tendremos conceptos
claros. No deberíamos oscilar entre una y otra posición. ¿Qué es la teoría de
la complementación? No quiero hablar de los efectos de una cultura masculina y
femenina sino más bien permanecer sobre la base del orden de ser. Dios creó
ambos sexos en su esencia de tal manera que necesiten cierta complementación,
para que formen una biunidad. Pueden representárselo como una elipse, no como
un círculo, en cuyo centro no hay un sólo punto sino dos: el ser femenino y el
masculino. No hablo de una actividad polar sino de una estructura del ser.
El ser
masculino y el femenino han sido orientados, con toda intención, hacia una
biunidad en el ser mediante una mutua complementación. ¿Me permiten
demostrarlo? Fíjense en el relato de la creación: "Y Dios dijo: no es
bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada..." (Gen
2,18). También el varón es en sí mismo capaz de ser complementado, en razón de
su esencia necesita de complementación. Lo mismo vale para la mujer. Fíjense en
la encíclica sobre el matrimonio. En ella se delimita la estructura de los
sexos según su ser. Ambos deben estar en el centro de la familia. Al varón le
corresponde la conducción a través del gobierno, a la mujer a través del amor.
El varón, la cabeza; la mujer, el corazón. De ahí la biunidad. Si observan la
vida cotidiana, lo constatarán. Estamos hablando de la estructura del ser, no
hacemos la descripción de la convivencia de los sexos.
Piensen en
lo que dice un español. Si en la historia universal hallamos que un hombre
cambia no sólo en sus actividades exteriores sino que se renueva en sus raíces,
es porque comenzó a contemplar la vida en la perspectiva de una mujer y con esa
visión se lanzó al océano de la vida. Es la pura verdad. Pues bien, pasemos a
un plano general: no tomen a la mujer como individuo, sino como principio
femenino y al hombre no como individuo sino como principio masculino. Por lo
tanto, donde se renueve el principio masculino, ello acontecerá en virtud del
femenino.
Aspecto pedagógico
Quien haya
asistido al "Curso General de Pedagogía" lo recordará. En él
explicamos que la estructura del ser de la mujer es el ser sierva sencillo,
fuerte e inmerso en Dios. Allí vimos también a la flecha como símbolo de la
manera de ser del varón y a la línea que vuelve sobre sí misma como símbolo de
la manera de ser femenina, de la vinculación a la naturaleza propia de la
mujer. Una marcada manera de ser masculina es como una flecha que busca lo
infinito. Si se quiere perfeccionar de raíz la manera de ser del varón, ello
sólo puede lograrse formándola interiormente mediante un principio femenino.
En esta área
también debemos reflexionar sobre la importancia única que reviste lo mariano
especialmente para los movimientos de hombres y de jóvenes. Luchamos reciamente
por conjurar los peligros de la educación de los sexos por separado y hoy se
intentan las escuelas hogares. Pero la influencia femenina sobre la naturaleza
masculina estará asegurada si permitimos que la devoción mariana ejerza su
influencia sobre ella. Aquí, en Schoenstatt, la influencia mariana es grande.
Hago este comentario desde el punto de vista de una filosofía de la cultura.
Lo mismo
vale para nosotros los célibes. Si como sacerdotes queremos tener una
complementación en nuestra estructura del ser no hay que buscar entonces una
amistad con una mujer sino procurar una mayor perfección en la estructura del
ser. No se debe buscar la influencia femenina en una persona sino que debemos
hallar una profunda complementación en el ámbito del ser. Y esto lo tenemos en
la entrega a la persona de la santísima Virgen. Quizás la formulación de estas
cosas les resulte algo extraña. Pero medítenlo en profundidad.
Así se nos
presenta la crisis de los sexos, contemplada desde el punto de vista de la
filosofía de la cultura.
Aspecto psicológico-cultural
¿Qué dice la
psicología de la cultura? Se nos dice que esta mescolanza de sexos ha sido para
la cultura occidental más peligrosa que la guerra que perdimos. ¿Será cierto?
¿Que toda la guerra perdida? ¡Cuántas consecuencias acarreó toda esa guerra
perdida! ¡Y sin embargo a esta mescolanza de sexos se le atribuyen secuelas más
graves!
Tendríamos
un incomparable factor de saneamiento para la cultura de occidente si
lográsemos nuevamente eliminar esa mescolanza de sexos y si consiguiésemos que
la naturaleza masculina y femenina en su madurez conformen una auténtica
biunidad en la vida práctica y de acuerdo a su orden de ser.
De esta
manera les he expuesto la crisis bolchevique y la crisis de los sexos de
nuestro tiempo. A partir de la próxima conferencia trataré de presentarles a la
santísima Virgen como la gran salvadora y redentora en medio de esta fuerte
crisis de vida.
(En las próximas semanas
se publicarán textos que se ocupan de la “superación de la crisis de los sexos”,
y en concreto sobre el “ideal de la mujer”)
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